Mabon, el último Sabbat.
Equinoccio de otoño
Estos
días no estoy muy inspirada, por eso no he escrito nada antes, pero como en
estos últimos sabbats he hecho alguna publicación para explicaros algo de la celebración
celta y cosas que poder hacer, vamos a ver si consigo que la musa de la
inspiración me visite y se quede un rato conmigo. Tal vez la invitaré a un té
de jengibre, que mi garganta comienza a presentar los primeros síntomas del
cambio estacional y también necesita renovarse sacando fuera todo lo que se le
quedó atorado para poder seguir avanzando.
Para
mí Mabon es uno de los sabbats celtas más especiales, es en el que se celebra
la segunda cosecha y coincide con el equinoccio de otoño, momento en el que el
día y la noche tienen la misma duración, aunque la luz sabe que ha sido vencida
por la oscuridad y a partir de ese momento la noche irá siendo cada vez más duradera
en detrimento del día, en el que las horas de sol irán disminuyendo invitándonos
a la meditación, el recogimiento y el descanso. Astrológicamente el sol entra
en el signo de Libra, equilibrando la duración entre el día y la noche, pero
como hemos dicho, la balanza se inclinará inexorablemente hacia la parte oscura
del año, que triunfará sobre la luz.
Con
el tiempo he apreciado que también se produce un cambio en el color de la luz
del día, ya no es tan brillante y vibrante como en verano, se hace más sutil,
más opaca, quizá más apagada, dulce y acaramelada. Es como cuando regulamos la
luz de la lamparita para que no nos moleste tanto y sentimos mayor intimidad y
calidez. Esa luz que se va menguando en intensidad nos da la oportunidad de ir
quitándonos capas, nos invita a desnudarnos y a desprendernos no solo de la
ropa para ponernos frente al espejo y observarnos intensamente, sino también de
todo aquello que nos sobra y nos está molestando. Todo aquello que en cierto
sentido nos pesa y no nos está permitiendo avanzar al ritmo que queremos, o
entorpece de algún modo nuestro caminar por esta vida.
Mabon,
es además el sabbat de cierre de ciclo, con él la Rueda del Año termina, puesto
que como hemos comentado en otras ocasiones, el año celta daba comienzo a
principios de noviembre, en Samhain y terminaba a finales de octubre. Por tanto,
el ciclo natural de la vida termina con el último giro de la rueda del año
ofreciéndonos la oportunidad de hacer un repaso de nuestra vida para ser
conscientes, agradecer y alegrarnos de nuestros progresos y aciertos a la vez
que nos brinda la oportunidad de introducir todos los cambios que creamos
convenientes y necesarios para seguir teniendo una vida de calidad en la que podamos
sentirnos cómodos, alegres y entusiasmados por cada nuevo paso que damos y el
inicio de cada nuevo día.
El
otoño invita al descanso, al recogimiento y a esa vuelta a nosotros mismos. Nos
brinda la posibilidad de renovarnos por completo, de agradecer por lo recibido
y de crear nuevas metas que queramos alcanzar, sin olvidar que solo es
importante alcanzar la meta si aprendemos a disfrutar del camino que esta nos
ofrece.
En
Mabon, los celtas celebraban la recogida de la segunda cosecha, se terminaba de
recoger el cereal y el maíz para almacenarlo y las frutas de invierno, se
recolectan manzanas, peras, uva, la oliva, frutos de cáscara como las castañas,
las almendras, nueces y avellanas, etc. Se agradecía a la Madre Tierra y al
Dios y a la Diosa porque la cosecha hubiera sido abundante, ya que solo una
buena cosecha permitía la supervivencia del pueblo durante el largo y duro
invierno. La festividad debe su nombre al dios galés que encarna el principio
de fertilización masculino. Los Druidas la llamaban Mea’n
Fo’mhair (la segunda cosecha) y honraban al Dios del Bosque representado
como un hombre verde, ofreciendo libaciones de sidra y vino a los árboles. Esta
festividad es también conocida como “Cosecha del Vino” y “Festival de Ávalon”.
El Cornucopia o “cuerno de la abundancia” es el símbolo de Mabon por excelencia.
Algunas
de las tradiciones incluían la vendimia, cosechar y pisar la uva para hacer el
vino y el mosto, también la sidra con las manzanas. Se recolectaban hierbas para
el botiquín casero, se hacían coronas de hiedra y avellano para el dios
anciano. Se hacían muñecos y se cubrían con mazorcas de maíz que representan la
fertilidad de la diosa, su protección y su generosidad y auguraban que la
siguiente cosecha fuera buena. Adornos en forma de Cornucopias como símbolo de
la abundancia de las cosechas. Los colores de esta festividad son los colores
otoñales, los rojos, anaranjados, dorados, marrones y violetas, que permiten
sintonizar con las energías de la celebración.
Se
veneraba a Mabon y su madre Modron, a Thor, Hermes,
Deméter, Perséfora, Hades, Baco, Cernunnus… Además de todas las figuras de la
Diosa Madre, que en este momento tomará forma de Anciana, pero ya lleva en su
vientre la semilla que germinará dando a luz al nuevo Dios en Yule.
La celebración de Mabon tiene lugar entre el 21 y
el 29 de septiembre.
Las hojas maduran y cambian de color
ofreciéndonos uno de los espectáculos más fascinantes, coloridos y mágicos de
la naturaleza. Cuando están preparadas, se desprenden de su pecíolo y se
precipitan hacia el suelo en una prefecta y armónica danza, para algunas, su
último viaje, otras serán arrastradas por el viento para abonar y fertilizar otros
suelos, otras tierras. A los pies de los árboles, un mullido colchón de variopintos
tonos amarillos, rojizos, ocres, marrones y verdes, reposa para seguir su
transformación hasta convertirse en alimento, mientras tanto, pone música a los
paseos y pisadas con su bendito crujir anunciando que el ciclo se acaba, que la
muerte está cerca, porque solo a través de la muerte seremos capaces de volver
a renacer.
Y si estamos atentos a este ciclo, y observamos
el comportamiento de los árboles, fijándonos en su paciente y pacífica transformación
y lo extrapolamos a nuestras vidas, nos daremos cuenta que soltar es mucho más fácil
de lo que pensamos, que transformarnos no tiene el porqué doler y que a veces
duele mucho más seguir sosteniendo lo insostenible que soltando, liberando y
dejando ir situaciones, pensamientos, tradiciones o personas tóxicas de nuestra
vida que lo único que hacen es impedirnos ser nosotros mismos, liberarnos,
avanzar y ser felices. Soltar es un arte que está relacionado con el desapego. Cuando
suelto algo lo libero, pero principalmente también me libero a mí misma porque
aquello que sostenía deja de hacerme daño y de obstaculizar mi camino, ofreciéndome
la posibilidad de un cambio, una posibilidad de transformación y sanación. Y si
descubro que todavía duele es porque realmente aún no he soltado aquella
situación, pensamiento, creencia o persona que me estaba produciendo el dolor. Es
porque me quedo apegada a ella, quizá porque temo lo que pueda ocurrir si
libero. Sin embargo, el riesgo forma parte de nuestra vida, tenemos que
atrevernos a hacer cambios, de lo contrario seguiremos viviendo siempre las
mismas situaciones sin posibilidad de que algo nuevo y diferente entre en
nuestras vidas para ofrecernos un cambio.
¿Qué
podemos hacer para celebrar Mabon o el equinoccio de otoño?
*
Los sabbats son fiestas de la naturaleza, por tanto lo primero que recomendaré
será dar un paseo por ella, lo ideal sería un bosque, pero si no hay
posibilidad, pues un parque, un lugar con árboles o plantas. Pasear sin prisas,
dándote tiempo para respirar, sentir y contemplar desde el silencio. Observa los
árboles, los colores y tonos de sus hojas, observa cuando estas se desprenden y
su danza al caer. Fíjate en las raíces, las raíces siempre nos cuentan la
historia del principio de los tiempos. Recoge hojas, palos, piñas, plumas, etc.
Pueden servirte cuando tu creatividad se
active y qué mejor que crear con parte de la naturaleza. Quizá puedas hacer una
rueda o corona de otoño, algunos adornos, una guirnalda de hojas o un móvil con palitos de canela, piñas, rodajas de naranja y hojas. Una muñeca de otoño o un
espantapájaros o tal vez te sirvan para añadir a tu altar algunos elementos que
representen a los cuatro elementos. Y por supuesto, abrázate a los árboles para
agradecerles y para pedirles que te obsequien con su energía y te ayuden a recargarte.
*
Durante ese mismo paseo, si es posible, toma asiento en algún lugar tranquilo
que llame especialmente tu atención, haz unas cuantas respiraciones conscientes
y profundas y toma conciencia de ti misma, de tu cuerpo. Conviértete en una
observadora de ti misma, sin juicio, simplemente observa y siente. Así se hace
el camino interior. Haz este ejercicio con frecuencia durante todo el
equinoccio, aprende a verte, a escucharte y a sentirte y en base a cómo
sientas y las conclusiones que vayas
sacando, haz tus peticiones en los esbats para ir centrándote y sabiendo lo que
quieres conseguir en la vida o más concretamente en el momento actual que estás viviendo.
*
Encuentra un momento para agradecer por tus logros y para escribir una lista de
deseos de otoño. Parecerá una tontería pero tiene una gran finalidad, muchas
veces ya no sabes lo que quieres en la vida o de la vida y simplemente vas “pasando
el tiempo”, pero sin vivir realmente. Un modo de volver a conectarte con la Fuente es conocerte a ti misma, de hecho conocerte a ti misma es la verdadera
tarea o el fin verdadero de tu vida. Si has estado huyendo de ti, cuando te “obligas” a hacer esta lista de
deseos, tienes que entrar en contacto contigo misma, eso te ayuda a conocerte y
a volver a integrarte en ti, a alinearte con tu propósito de vida y a cumplirlo
con mayor ilusión. Muchas veces este reconectar de nuevo te activa y te pone otra vez en el camino, del que probablemente te fuiste saliendo sin darte cuenta y al que agradecerás volver.
*
Como actividades te propongo hacer alguna vela de miel, de soja o parafina,
como más te guste, de utilizar aceites esenciales para perfumarlas de canela,
naranja, mandarina, bergamota, incienso, nerolí… aquel que más te llame o sea
de tu gusto, para bendecirla y utilizarla cuando lo necesites. Puedes también
decorarlas con canela, anís estrellado, piel de mandarina o naranja y alguna
gema, para elegirla piensa antes para qué vas a programarla, si es para la
prosperidad un cuarzo citrino te iría muy bien, si es para el amor (tanto para
atraerlo como para trabajar con el amor propio) un cuarzo rosa, si es para
mejorar la salud algún cuarzo verde, por ejemplo la venturina, si es para
enraizar el jaspe rojo sería ideal, para ayudarte a expresarte y perder el
miedo a hablar en público o utilizar las palabras correctas sin que se queden
atoradas en la garganta podrías poner una piedrecita de lapislázuli o de
sodalita, etc. Quizá también es momento de hacer tus jabones personales, bombas
de baño para este tiempo más fresco, tus bordados o iniciar proyectos para tus jerséis,
ponchos, etc. Prepárate tus labores y permite que nuevas ideas de creación
lleguen a ti. Yo en este momento voy a hacer por primera vez unos inciensos
caseros y naturales con hierbas. Cuando tenga todos los ingredientes y sienta que ha llegado el momento
los elaboraré. Cualquier manualidad será una maravillosa creación.
*
También puedes hornear algún pan o algún dulce con manzana, calabaza o boniato. Una simple
tarta de manzana sería exquisita. Hacer alguna comida especial más elaborada. Pero
si no tienes tiempo y quieres hacer algo que sea otoñal, pela una manzana,
córtala a dados, añádele unas gotitas de limón para que no se oxide al estar en
contacto con el aire, añádele una cucharadita de miel, unas pasas, algún piñón y
espolvorea con canela. Y si quieres hacerlo más completo, pon en un bol un
yogurt natural y después añades el resto de ingredientes sobre él. Podría servirte
de desayuno o merienda y tan solo necesitas un par de minutos para elaborarlo.
*
Limpia tus herramientas mágicas con sahúmos naturales y agua florida si dispones de ella. Reordena tu espacio. Crea el altar de otoño
con elementos de la estación que representen a los cuatro elementos y donde
puedan estar tus cositas preferidas y tus imprescindibles.
*
Importantísima la limpieza de tu hogar, de sus energías, de tus armarios. Puedes
usar sahumerios para eliminar las malas energías que suelen gustar sobre todo de
las esquinas de las estancias, purifica cada habitación y friega el suelo con
un chorrito de agua florida o en su defecto con infusión de romero. Si no tienes
romero, ruda o salvia, echa en el agua un chorro de vinagre para desinfectar y
arrastrar las malas energías. Haz la limpieza de tu hogar desde dentro hacia fuera
hasta llegar a la puerta de entrada y mientras pasas la fregona piensa que tu
casa está quedando limpia y las malas energías están siendo eliminadas. Dedica un
rato a ordenar tu armario, tu ropa y a retirar todo aquello que ya no utilizas.
Haz lo mismo en el baño y en los armarios de la cocina, la galería y resto de
espacios. Ordena los papeles, ponlos e su lugar y quítalos de encima de
bancadas, mesas, estanterías de libros, etc. Quita los adornos que estén rotos
o ya no te gusten. Quita todo aquello que no te haga sentir cómoda, que cree desarmonía
en tu hogar. Aligera el ambiente, dale un agua a las cortinas, al sofá y a los
cojines. Ordena tus espacios sagrados, dedica un tiempo a tus cuarzos y a
revisar tus cosas personales por si hay algo que ya no vibre contigo. Todo lo
que retires de tu hogar que esté en condiciones, puedes regalarlo o donarlo, lo
que no lo esté tíralo directamente a la basura. Si recibes algo de otro casa,
hazle una limpieza energética para que armonice con tu hogar y con sus energías limpias y equilibradas. Da la bienvenida
a las plantas nuevas, diles que están en un nuevo hogar y que ahora serás tú
quien las cuide, así les será más fácil adaptarse a las nuevas energías.
*
Dedícate siempre un rato del día, para escribir tus cosas, para leer, para
sentirte y estar contigo, para tomarte un té, para tus labores, para tu altar,
para danzar, para reír, para soñar. No es necesario en absoluto que todo lo que
hagas tenga que ser productivo, el ocio es necesario y lo importante es que
aquello en lo que decidas invertir tu tiempo te haga feliz y sentir bien. Y date
también unos minutos al día para no hacer “nada”, a veces lo que parece una
pérdida de tiempo, es la mayor riqueza que podemos disfrutar. Porque en ese “no
hacer” está justo el motor de la vida.
*
Y todo aquello que se te ocurra que te haga feliz y respete la vida de todos
los seres, la tuya incluida.
En
definitiva y para concluir haz todo aquello que te haga sentir bien, en paz y
en armonía contigo misma y no solo hoy por ser el equinoccio o durante la celebración de Mabon, que te sirva para toda la estación. Y no olvides dedicarte muchos momentos de silencio y
escucha, pues en otoño se emprende ese viaje interior hacia uno mismo que es tan
necesario para equilibrarnos y ayudarnos a conocernos para saber qué queremos y
poder conseguirlo. Es un viaje de recogimiento, solitario y personal en el que meditar, soltar y a la vez sostener aquello que merece la alegría seguir conservando.
Hagas
lo que hagas, sé feliz.
No
olvidemos que en el hemisferio sur comienza la primavera y la celebración de
Ostara en la Rueda del Año.
©Paqui Sánchez
Si compartes, copias o reproduces el artículo, por favor respeta los
créditos.
¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡Bendiciones!!!
©Paqui Sánchez
Precioso como siempre !!
ResponderEliminarMillones de gracias corazón.
EliminarEres un amor.
Un abrazo colmado de otoño, aunque por aquí aún no ha llegado hace un calor tremendo. Más soportable que en verano, pero sigo con esa sensación pegajosa en la piel que no se quita!!!
Un abrazo cielo.