Chat gratis

Gracias por estar aquí

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

domingo, 21 de marzo de 2021

OSTARA, EL DESPERTAR A LA VIDA


Ostara, el despertar a la vida

El renacer de la vida, que comenzó a despertar en Imbolc (entre el 31 de enero y el 2 de febrero) ya está aquí.

Esas semillas alojadas en el útero de la Madre Tierra han sentido el llamado del despertar a una nueva vida. Semillas que fueron parte de un fruto, ahora tienen la oportunidad de convertirse en el propio árbol, de prolongar de algún modo la vida de sus antepasados y a la vez crear una nueva existencia. Esas semillas que comenzaron a moverse en mitad del invierno, cuando la tierra dejó de estar helada para vivir también su proceso de transformación, han conseguido eclosionar. Sus tallos crecen con sabiduría ancestral en busca de la luz del Sol, a la vez que sus raíces profundizan aún más la tierra en búsqueda de la oscuridad, donde todo se gesta. Todo esto ocurrió sin que nos diéramos a penas cuenta, hasta que de repente, el gélido ambiente invernal, el fuerte viento, la nieve y el hielo, la escasez de alimentos fueron transformándose gracias al calor del sol.

Con el equinoccio de primavera, los campos se llenan de flores de todos los colores, y los árboles de hojas caducas se cubren de nuevos brotes que los visten de colores verdes de distintos tonos y matices llenándolos de hojas nuevas, recién nacidas.

A la vez que tiene lugar el maravilloso espectáculo del despertar a la vida de la Naturaleza, los animales también despiertan de su letargo y dejan atrás el sueño del invierno para llenarse de actividad y redescubrir la nueva vida. Los bosques y campos se llenan de nuevas camadas, pequeñas patitas preparadas para recorrerlos asombradas y maravilladas por la riqueza y el encanto de su nuevo hogar. Vuelven las aves que habían emigrado hacia el sur, en busca de climas más cálidos, y con ellas también vuelve algo que desde tiempos inmemoriales ha sido considerado mágico, amén del principio de la vida, los huevos. En los árboles, poblados de nuevas hojas, se entretienen los pajarillos construyendo sus nidos para depositar allí los huevitos donde los polluelos esperan para terminar de gestarse.

Y el cielo se llena de trinos y cantos que se asemejan a los celestiales.

¿Y qué ocurre con nosotros, los humanos? Pues que también nos renovamos, la primavera nos da la oportunidad de comenzar de nuevo, de materializar proyectos y de crear una vida nueva. Es una buena oportunidad para cambiar el rumbo si así lo sentimos.

La luz nos da vida, los días comenzaron a crecer el 13 de diciembre, el día de Santa Lucía, que como reza el refranero popular español: “Acorta las noches y alarga los días”. Sin embargo, no es solo que aumenten las horas de luz, es el sutil cambio que se produce en la tonalidad de la luz, es el color que adquiere esa luz, es ese Sol que empieza a calentar la Tierra, a derretir la nieve para volverla a su estado líquido, esa agua que comienza a circular formando cantarinos riachuelos que tanta falta hacen para humedecer la tierra y que el ciclo de la vida siga su curso.

En los equinoccios las horas de sol y de oscuridad se equilibran. Son los dos únicos momentos del año en el que el día tiene la misma duración que la noche.

Los equinoccios son fechas señaladas en las que es conveniente hacer limpiezas. Como hemos dicho tantas veces, cuando organizamos y limpiamos nuestro hogar, todo se acomoda también dentro de nosotros como por arte de magia. Es un buen momento para hacer limpiezas, no solo físicas, sino también energéticas. Invertir un tiempo en echar un vistazo a los armarios, a la ropa, a los objetos que guardamos, a los armarios del baño, la cocina, las estanterías cargadas de libros… ponerlo todo en orden, limpiar y deshacernos de todo aquello con lo que ya no vibramos, que ya no está en condiciones de ser usado o que ya no nos gusta como queda en casa, nos ayudará a crear espacios vacíos, a liberar energías estancadas y hacer hueco para que pueda entrar lo nuevo.

Cuando descartamos algo que ya no queremos seguir teniendo con nosotros, debemos hacer un ritual de despedida y agradecimiento por el tiempo que nos acompañó. No es necesario tirarlo, si está en buen estado, podemos donarlo a otra persona, que al recibirlo deberá hacerle una limpieza energética y darle la bienvenida a su nuevo hogar. Al igual que cuando adquirimos algo nuevo o nos lo regalan, deberíamos limpiar su energía y darle la bienvenida a nuestro hogar. Así, permitimos que la vida fluya, que las energías fluyan y se equilibren a la perfección. Cuando adquirimos plantas nuevas, tenemos que darles la bienvenida a casa, decirles que van a estar bien cuidadas y darles un tiempo para que se acostumbren a la nueva energía que encontrarán junto a nosotros.

Cuando todo esté en orden y sintamos que cada cosa queda perfecta donde la hemos dejado, podemos hacer una limpieza energética. Para hacer las limpiezas energéticas de nuestro hogar, es bueno abrir las ventanas primero. Elegimos un sahumerio que sea de nuestro agrado, preferiblemente de salvia, romero, laurel, que podemos haber hecho nosotros mismos haciendo un atadillo de hierbas. Comenzaremos desde la puerta de entrada de la casa, prendemos el sahumerio y empezando por nuestra derecha, vamos pasando el sahumo por toda la casa, prestando especial atención a los rincones, pues allí suele acumularse la energía que queremos limpiar, vamos entrando en cada estancia y, desde nuestra derecha, vamos pasando el sahumo hasta recorrer la habitación y volver a salir por la puerta hacia la siguiente. Cuando hayamos hecho el recorrido de toda la casa, nos encontraremos de nuevo en la puerta de casa, pero en el lado contrario al que comenzamos. Durante el recorrido podéis recitar algún mantra o frase que ya uséis. Una muy típica, sobre todo si sahumáis con romero es:”romero, romero, que salga lo malo y entre lo bueno”.

Cuando ordenamos y hacemos estas limpiezas, ayudamos inconscientemente a que también nuestros pensamientos se ordenen, descartamos ideas y proyectos antiguos para dar la bienvenida a los nuevos. Y si queremos recuperar algún viejo sueño o proyecto, seguramente sabremos ver otras nuevas maneras de hacerlos florecer.

Para los celtas y otros pueblos antiguos del Norte de Europa, la rueda del año vuelve a girar para celebrar Ostara, uno de los sabbats menores, que conmemora el equinoccio de primavera, era una celebración diurna, en la que se daba la bienvenida a la luz que volvía para reinar de nuevo sobre la parte oscura del año dando lugar al final del invierno. La Diosa despierta de su sueño invernal y cubre la Tierra con su fertilidad recuperando su aspecto de doncella.

El término Ostara es relativamente nuevo, pero no lo es la festividad de la primavera a la que da nombre. Alban Eilir es el nombre druídico que daban a esta festividad. Ostara o Eostre era también el nombre que recibía la Diosa que era venerada en primavera como diosa del amanecer, es la diosa del despertar del ciclo germinativo y de la floración de las plantas, de la fertilidad, del renacer, del retorno de la luz. Se dice que la diosa Eostre iba acompañada de una liebre, animal conocido por su gran capacidad reproductiva, por eso se asocia a este momento del año donde prima la fertilidad y el inicio de la vida. Esta diosa daba nombre al mes anglosajón de Eostremonath, que correspondía al mes de abril.

Símbolos de Ostara:


Los huevos de Pascua

Para muchas civilizaciones antiguas, el huevo era utilizado como símbolo del Sol y del renacimiento de la vida, además de ser un alimento altamente nutritivo e ideal para recuperarse del duro invierno y reponer energías para volver a emprender las labores en el campo. El huevo es una célula llena de vida asociada a la primavera, al renacer e incluso a la resurrección, ya los antiguos egipcios tenían por costumbre ponerlos en sus tumbas.

 La vuelta de las aves al norte de Europa tras el duro invierno, traía también estos huevos, a la vez que las gallinas recuperaban su ciclo y aumentaban su producción, por tanto, los huevos para los antiguos pueblos europeos se convirtieron en el alimento estrella que les ayudaba a recuperar las fuerzas mientras esperaban a que las primeras cosechas dieran su fruto.

Se dice que los celtas tenían la costumbre de teñir los huevos de rojo para simbolizar el ciclo menstrual, también se dice que solían enterrar huevos junto a algunas plantas para que estas crecieran antes y que probablemente este es el motivo por el que en la actualidad muchos países de Europa e incluso en América y Canadá se ha seguido con esta tradición y es habitual en Pascua que los niños decoren huevos y éstos se escondan por los jardines para después buscarlos y recolectarlos en una cesta de mimbre.

Los huevos tenían también para estos pueblos antiguos una simbología mágica, quizá porque paliaban los efectos de la escasez del invierno y eran un gran regalo que se hacían sus gentes.

 

La liebre y el conejo

Como hemos comentado, la diosa Eoste iba acompañada de una liebre, que eran numerosas y conocidas en el Norte de Europa. Tanto la liebre como el conejo son conocidos por ser muy prolíficos, por tanto, no es de extrañar que simbolicen la fertilidad y la prolongación de la vida. Es por ello que se les reconoce como símbolos de la fertilidad y el renacer de la primavera. A demás se las consideraba mágicas.

           El Fuego Nuevo.

Al parecer existía la costumbre en las culturas antiguas de encender una hoguera que simbolizaba el “fuego nuevo” como símbolo de renovación, de vida y de luz. Esta, al contrario que otros fuegos de otras festividades era una hoguera diurna, en honor a esa vuelta a la vida ya  la luz. Esa regeneración del ciclo vegetativo que mostraba una vez más lo que para ellos formaba parte de su cultura y creencias, que la muerte y la vida eran parte del mismo ciclo y que había que morir para poder renacer de nuevo a la vida.

 


La leyenda del huevo y la liebre

Investigando un poquito para escribir este artículo me he encontrado con una leyenda muy bonita sobre el origen del huevo y la liebre que quiero compartir con vosotros. Es del blog de acovadameiga.com.


 “Huevos de los Deseos de Ostara”

 Cuenta la leyenda que la Diosa Madre convocó a todos los animales del bosque para celebrar el final del invierno. Todos quisieron obsequiarla con los mejores regalos, pero la liebre era muy pobre. Buscó y buscó en su madriguera pero lo único que tenía era un huevo. Lo cogió con cuidado, lo vació para preparar un postre que ofrecer a su Diosa. Luego, con todo su cariño lo decoró con los colores de la primavera, llenó su interior de tierra fértil y sembró unas semillas de amaranto.

El día de la fiesta, todos los animales le ofrecieron a la Diosa Madre piedras preciosas, nidos confeccionados con hilos de plata de los telares de las hadas. Sin embargo Hade, que así se llamaba la liebre, se acercó con humildad sujetando en sus patitas su presente de colores brillantes con una flor en su interior.

La Diosa cogió el huevo entre sus manos y sonrió. Su sonrisa iluminó el cielo y cubrió el bosque de colores vivos.

¡La primavera había llegado!

Desde entonces la liebre es su animal favorito y está bendecida con el don de la fertilidad y el huevo de Ostara se convirtió en el símbolo de la prosperidad y el renacimiento. 

 

 

Cómo celebrar Ostara

Ostara nos ofrece un tiempo muy íntimo para conectar con la Tierra y a la vez con nosotros mismos. Es un buen momento para meditar en contacto directo con la Tierra y agradecer por este despertar a la vida y a los nuevos proyectos. También es momento de centrarnos en nosotros mismos y en nuestro propio crecimiento. Saber qué queremos y elaborar nuestras propias estrategias para conseguirlo. Pasar tiempo con nosotros mismos, nos ayuda a centrarnos y si esos momentos pueden ser en la naturaleza, mucho mejor.

Como siempre recomiendo en cada sabbat, porque así lo siento, es pasear por la naturaleza, observar los cambios que se van produciendo a nuestro alrededor. Es muy enriquecedor visitar el mismo lugar en las distintas estaciones para comprender mejor los ciclos de la naturaleza y sus cambios, para poder sincronizarnos con ellos y aceptar de manera más natural esos cambios que se produce con el paso de las estaciones y que también nos afectan a los humanos. Cuanto mejor sepamos aceptar estos cambios e incluirlos en nuestras vidas, antes sentiremos esa comunión con la naturaleza y sus ciclos y viviremos más conectados con ella y ligados a la Madre Tierra.

En este momento en el que la vitalidad vuelve a nosotros, también lo hace a nuestras plantas y es tiempo de dar nueva vida también a nuestras plantas, revisar nuestro jardín, nuestra macetitas, limpiarlas, cuidarlas y nutrirlas e incluso plantar nuevas semillas y que podamos ser testigos directos de ese renacer a la vida, de ese crecimiento, en primera persona.

Para aquellas personas que tengan un altar en casa, la llegada de la primavera nos anuncia que también ha llegado el momento de renovar el altar, de limpiarlo y darle nueva vida con una decoración distinta que esté más acorde con ese cambio de en los matices de la luz, con más color y quizá con símbolos primaverales que nos hagan sentir bien, a mí particularmente me gusta poner flores frescas recogidas del campo. Sin olvidarnos de bendecirlo y agradecer por las infinitas posibilidades que nos ofrece la vida y seguir vivos.

Podemos hacer algún ritual de protección, algún hechizo brujil para celebrar este tiempo que simboliza el final del invierno y la vuelta a la luz, a la calidez del Sol, al renacer, a la resurrección, a la explosión de color de esa nuevas flores que tapizan los campos con sus variopintos colores y sus almizcleños aromas. Nuestros cuerpos se renuevan, se llenan de vitalidad y energía indicándonos que es momento de celebrar la vida.

Para mí todas las celebraciones de las de la Rueda del Año Celta van acompañadas de velas, son un símbolo imprescindible, tal vez porque me gustan las velas, me aportan paz, serenidad, luz, claridad mental,… En los últimos años las fabrico yo misma. Hago mis velas con cera de soja, que personalizo con flores, cristales, aceites esenciales… y ritualizo poniéndoles una energía determinada dependiendo de para qué sean y también hago velas de miel con cera de abeja, que suelo utilizar los 11 y 22 de cada mes a modo de agradecimiento por todas las bendiciones que hay en mi vida y que llegan a ella continuamente.

 


Hay muchas actividades que podemos hacer con huevos, sobre todo si tenemos niños en casa.

* Se pueden hervir y decorar de forma personalizada al estilo tradicional.

* Se puede vaciar haciendo pequeños agujeros en la parte superior e inferior y rellenarlo con plantas mágicas y papelitos donde hayamos escrito nuestras intenciones o peticiones. Después podemos decorar el huevo con runas, símbolos mágicos y colores que sean relevantes para nosotros. Ponemos en el huevo todas intenciones y visualizamos que todas ellas están en camino de convertirse en realidad llegado su momento. Entonces, tras el ritual, enterramos el huevo para dejar que esas intenciones se nutran y crezcan.

* Se puede hacer un semillero con las cáscaras de los huevos, para ello, vaciamos los huevos con cuidado, podemos escribir una petición en la cáscara o bien en un papelito que pondremos en su interior. Se llena de tierra fértil y se siembra amaranto o cualquier otra semillita que sintamos y deseemos ver crecer. Después se cuida de esa semilla, del mismo modo que se cuidan los sueños, con amor, con cariño, con dedicación, con palabras y gestos bonitos, con buenos sentimientos, con unas gotitas de magia cada día. Y veremos como esas semillitas crecerán día a día.

* Otra idea es hacer huevos de chocolate para compartir en familia. Mucho mejor que comprarlos, pues el tiempo que compartimos haciendo actividades juntos es lo más valioso que existe.

* Se pueden vaciar abriéndolos por arriba y hacer velas, bien utilizando la cáscara de molde para quitarla después, o utilizando la cáscara como recipiente para la vela. Podemos colorear la cera y también decorar la cáscara si decidimos dejar la cera en ella.

La fecha de la celebración suele coincidir con el equinoccio de primavera, entre el 20 y el 23 de abril en el hemisferio norte y el 20 y 23 de septiembre en el hemisferio sur.

Celebréis lo que decidáis celebrar, divertíos mucho y disfrutar de ello.

¡Feliz Renacer!

©Paqui Sánchez

 

 ©Paqui Sánchez