Gracias por estar aquí

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo
Mostrando entradas con la etiqueta Despertando Conciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Despertando Conciencia. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de septiembre de 2022

SEPTIEMBRE

 

Septiembre

Llega septiembre y como es un mes que me inspira, no puedo dejarlo pasar sin dedicarle unos pensamientos que llevan macerando en mí unas semanas.

Me gustan esos meses en los que se produce un cambio de estación porque observar a la Madre Tierra hacer sus transiciones con sencillez, humildad y sutileza siempre es un gran aprendizaje y una infinita delectación.

Si además se me permite elegir entre esos meses en particular, sin ninguna duda, me quedo con aquellos en los que tienen lugar los equinoccios, especialmente con septiembre.

Todo comienza con el cambio de color y posición de la luz y del Sol como su transmisor. La luz va perdiendo potencia y ese brillo intenso que lució durante el verano para tornarse más cálida, adquiere tonalidades ocres, doradas, tierra, siena, más dulces y acarameladas. La luz va menguando cediendo paso a la oscuridad que se cierne tintando los cielos con pinceladas añiles y violetas a media tarde. Este cambio que se produce en la luz del sol es una invitación que nos hace la propia vida a iniciar ese camino hacia dentro, para volvernos más contemplativos y observadores de todo cuanto nos rodea y, principalmente, de nosotros mismos. Es como si la luz externa se diluyera para que centremos nuestra atención en esa llama interna prendida en nuestro corazón y la alimentemos y avivemos para que su fulgor titilante no decaiga, sino que se active hasta alcanzar la consciencia y poder acariciarla con las yemas de su llama.

Si hay algo que no me gusta de este equinoccio en particular es que la luz disminuye drásticamente, la energía excelsa del verano se calma dando paso a un estado de sosiego, paz y quietud, tan necesario para iniciar el proceso de integración de todo lo aprendido. Es una etapa de “pre-muerte” en la que tanto la luz como la energía eximia del estío comienzan a decaer acercándonos a ese invierno oscuro y lúgubre en el que todo parece haber perdido la vida hasta que vuelve a despertar con la llegada de la luz y la nueva primavera. Concluyen los excesos y comienza un período de cambio que nos ayuda a hacer el camino más liviano. Soltamos no solo cosas físicas, sino también ideas, pensamientos, proyectos, personas… dejando así espacio suficiente para el vacío, para el silencio, para que lo nuevo nos sorprenda.



Las hojas tornasoladas de variopintos tonos ocres, dorados, naranjas y rojos, cuando están preparadas, se sueltan de su peciolo y caen de las ramas de los árboles en una perfecta coreografía llena de magia y elegancia dejándolas desnudas para su regeneración. Sin embargo, no terminan ahí su ciclo, al caer, alfombran el suelo dejándolo aterciopelado y crujiente y continúan su transformación para convertirse en abono orgánico que contribuirá a dar nutrientes al árbol del que cayeron para que prosiga el ciclo de la naturaleza y en primavera verán brotar nuevas hojas que poblarán de nuevo al árbol con generosa abundancia. Y todo lo hacen sin ningún esfuerzo, sin sentirse aisladas, solas u hojas, sino siendo parte del mismo proceso. No necesitan identificarse, no necesitan competir, no necesitan ser más que lo que son, parte de un proceso que sigue siendo UNO. La hoja sigue siendo árbol, el árbol sigue siendo bosque, el bosque sigue siendo Tierra, la Tierra sigue siendo universo, el universo sigue siendo consciencia expandida y así, la hoja es consciencia.

Me embelesa la paleta de colores que nos regala el otoño, observar el cambio de coloración de las hojas es fascinante.

A propósito, ¿sabes por qué las hojas cambian de color? Las hojas son verdes debido a la clorofila, pigmento que participa en la fotosíntesis, al reducirse las horas de sol la savia que llega a las hojas disminuye y se produce menos clorofila y una menor transpiración. Por otro lado los carotenoides, que también son un pigmento que forman parte de la fotosíntesis, son más estables que la clorofila y es por ello que ganan protagonismo durante el otoño tiñendo las hojas de tonos amarillos. Los tonos ocres, rojos y marrones provienen de las antocianinas que son unos pigmentos que se producen en otoño, para ello necesitan algo de luz y de los depósitos de azúcar que las hojas fabrican y se acumulan en este momento del año.

Llegados a este punto, tal vez es momento de integrar que las cosas no necesitan de tanto esfuerzo y sacrificio, con el dolor y sufrimiento que conlleva de por sí el esfuerzo, sino más bien de pasión, dedicación y aceptación. De vernos más como un todo que como individuos separados además en diversos “yoes” desconectados entre sí. Tal vez es momento de unión y no de seguir dividiendo, compitiendo e individualizando. Es momento de apoyarnos, de cuidarnos y de trabajar juntos, en equipo, aportando cada uno lo mejor de sí para alcanzar objetivos comunes. Mientras sigamos sintiéndonos separados, seguiremos dificultando el camino de regreso.

Septiembre es el mes donde muchas etapas terminan para dar paso a nuevos comienzos en los que establecer rutinas nuevas, volver a mirar hacia adentro y acompañarnos en la fascinante tarea de mirarnos con honestidad y humildad, de observarnos con respeto, amor y aceptación, de confiar en que todo lo que necesitamos está ya en nosotros y sentir a ese alquimista que llevamos dentro ejercer su magia para nuestra propia autotransformación.

Cuando te permites transformarte, sucede algo maravilloso en ti, se produce un cambio a niveles tan profundos, que ya no vuelves a ser más quien eras, no volverás a pensar más con los límites mentales que pensabas. Tu mente se conectará a nuevos pensamientos, a nuevas energías y te sentirás vibrar de manera diferente, más consciente, más atenta, más amorosa, más sensible, más viva.

Estamos más muertos que vivos porque tenemos miedo a sentir. Probablemente pensamos que si nos permitiéramos sentir nos volveríamos más vulnerables y estaríamos expuestos a tener que experimentar las emociones y todo lo que éstas nos provocarían. Sería como desnudar el alma, sincerarse con uno mismo, quedarse expuesto a nuestro propio pensamiento y eso no todo el mundo está dispuesto a afrontarlo. ¿Sincerarme conmigo misma? ¿Dejar de engañarme con excusas banales para “sentir” y poder elegir dejar de sufrir? ¿Ser capaz de elegir apasionarme por aquello que hago en lugar de esforzarme por conseguir metas porque nos han dicho que “todo esfuerzo tiene su recompensa”? No, no todo el mundo está dispuesto a querer transformarse y seguramente nos digamos a nosotros mismos que es que no queremos “sufrir”, ni “pasarlo mal”. Esas son algunas de las excusas que nos damos, sin apercibirnos que justo es lo que estamos haciendo, “sufrir” y “pasarlo mal” por no querer sentir y vivir la experiencia de ese sentir aceptándola como venga. Si trae lágrimas, lloramos y abrazamos el dolor o la tristeza que nos traiga, si nos despierta alegría, vivimos esa alegría… Eso es vivir, eso sería estar vivo, sentir sin etiquetas y abrazar cualquier estado emocional que ese “sentir” nos aporte.

Vestimos ropa muerta, comemos comida muerta, tenemos trabajos muertos… ¿Y decimos que tenemos miedo a la muerte? Yo creo que a  lo que realmente tememos es a la vida. A vivir de verdad, con emoción, con entusiasmo, con pasión. Todo aquello a lo que no le imprimamos una buena dosis de pasión, entusiasmo y alegría, está muerto a nuestro alrededor.

Seguramente, la mayoría, estamos aún enganchados a ese pensamiento de que si evitamos sentir, todo lo que no nos gusta se va a alejar de nosotros, como si al no querer verlo y rechazarlo pudiera desaparecer, como si pudiéramos huir de aquello que nos asusta, que no nos gusta o que no queremos aceptar. No somos conscientes de que hasta que no aceptemos sentir lo que nos provoca todo ese miedo a sentir, hasta que no nos enfrentemos a ello, y al decir “enfrentar”, me refiero a poner frente a nosotros todo aquello de lo que huimos o de lo que queremos escapar; aquello que queremos evitar irá con nosotros donde quiera que vayamos.

Vamos a poner un ejemplo, por si no llegamos a entender bien lo que quiero expresar.

Imagina que en tu infancia sufriste algún maltrato por parte de las personas encargadas de cuidarte. Para no ir más allá, vamos a suponer que te agredían verbalmente, “no vales para nada”, “eso así no se hace”, “todo lo haces mal”, “eres una inútil”, “nunca vas a conseguir nada en la vida”… y otras perlas del estilo. Imagino que este tipo de comentarios repetidos a lo largo de los años consiguen hacer mella en la persona, seguramente su autoestima y confianza estén gravemente afectadas y mermadas. Bueno, no lo imagino, lo sé.

¿En qué tipo de persona te puedes haber convertido?

Puede que en una persona pasiva, derrotista, deprimida, sin ilusión. Te creíste todo lo que te dijeron, creciste sintiéndote inferior a los demás, sin un ápice de autoestima y en ese camino de insatisfacciones, en algún momento decidiste que nada valía la pena, te rendiste desde el principio, tal vez ni siquiera te rindieras, simplemente ni lo intentaste. Podrías pasarte tu vida culpando a tus padres de tu falta de autoestima y confianza en ti misma y en la vida, ejercitando continuamente el rol de víctima y alimentándolo día a día sin hacer nada para cambiar tu situación. Si lo que duele se sigue escondiendo por temor a lo que nos pueda hacer sentir, si se siegue aplazando el momento de hacerlo presente, nunca conseguirás superarlo. Realmente no has conseguido nada en la vida (o eso crees) porque decidiste “vivir” sin pasión, ni dedicación: “total para qué si soy una inútil y una negada, si ya lo decía mi padre o mi madre…”. Y en apariencia todo te da igual, no sientes ilusión por nada, nada te apasiona ni te entusiasma, ¿o no? ¿Me estás diciendo que hay una vena rebelde en ti, que sí hay algo que te apasiona pero que te da miedo intentarlo por si no lo consigues y verificas así que eres una fracasada, tal como decía tu padre o tu madre? Si es así, todavía hay esperanza, quizá decidas transformarte en algún momento.

 Puede que seas una persona reactiva, que ese dolor que sentías cuando te maltrataban verbalmente se haya transformado en rabia y esa rabia te haya hecho excesivamente reactiva, excesivamente exigente y perfeccionista contigo misma y por ende, con los demás y que igualmente no consigues disfrutar de nada y no sientes ningún tipo de satisfacción cuando consigues aquello que te propones, porque hay una especie de vacío dentro que no se llena con los éxitos que consigues. Tienes lo mejor de lo mejor, porque has puesto en tu vida mucho esfuerzo y sacrificio y en apariencia todo te va genial y todo lo tuyo es lo mejor del mundo mundial, pero si eres sincera contigo misma, hay un vació ahí dentro… y por mucho que quieras llenarlo, taparlo, obviarlo o no mirar para no verlo, sigue estando ahí. Y de vez en cuando, cuando oyes a un progenitor decir a su hijo: “eres un inútil, no sirves para nada, todo lo haces mal, déjame a mí que sí que sé cómo se hacen las cosas”, algo se remueve en tu interior y vuelve esa rabia contenida que muerde y te desgarra por dentro. Sin embargo, cuando llega, respiras profundamente y te dices a ti misma: “Esto no va conmigo, yo lo he conseguido todo en la vida, tengo lo mejor y lo demuestro cada día. Estoy bien, todo está bien en mi vida, esto no ha pasado, pobre niño…, Ommm”. ¿Por qué no?, es una manera tan bonita y respetable como otra de seguir engañándote a ti misma. No pasa nada, es tu vida, tú decides.

Pero puede ser que seas ambas personas y que hayas sido tan inteligente que, en algún momento de tu vida, con tu baja autoestima, tu pasividad y tu carácter rebelde, tu dolor, tus lágrimas y tu sufrimiento, decidieras dejar de esforzarte para empezar a apasionarte y consiguieras transformarte. Cuando escuchaste a ese padre decir a su hijo que era un inútil, que no servía para nada, que todo lo hacía mal, en lugar de decir: “Esto no va conmigo”, te permitiste sentir. Dejaste que todo el dolor, el sufrimiento, la rabia, el rencor y las lágrimas brotaran de tu interior, que sí te reconocieras en ese niño, que ese padre y ese niño te hicieron el regalo de recordarte que tienes una herida abierta sangrante y dolorosa dentro de ti y que seguir engañándote a ti misma no era la solución. Cogiste a esa niña temblorosa y llena de miedo, te reconociste en ella, la abrazaste y la tranquilizaste haciéndole saber que ya no estaba sola, que tú, como adulta, ya estabas en disposición de hacerte cargo de la situación, que esos padres que te desprestigiaban y mataban tu alegría, tu entusiasmo y tu pasión con sus comentarios desafortunados, lo hicieron lo mejor que pudieron, que no sabían hacerlo mejor porque seguramente ellos escucharon todavía cosas peores de quienes les criaron. Era su estado consciencial en ese momento, era lo que sabían hacer, no sabían del daño ni el dolor que sus comentarios provocaban en ti, incluso puede ser que te hablaran así para motivarte, sí quizá no era la mejor manera de conseguirlo, pero era la que ellos tenían.

Que emocionante saberte dueña de ti misma por primera vez en tu vida, de aceptar tus sentimientos, tus miedos, de poder abrazar a esa niña y calmarla, pero con la verdad, con honestidad, no con más mentiras o acciones encubiertas para seguir eludiendo la vida. Que maravilloso perdonar y perdonarte, sentirte libre, permitirte sentir y darte cuenta de que ese vacío, aunque sigue ahí, ya no está tan vacío.

Cada día nos brinda situaciones, personas o momentos en los que hacernos conscientes de nuestro dolor y tenemos dos opciones, empujarlo al fondo de nuestra mente y obviarlo como si no hubiera pasado. O coger el regalo que nos trae el presente y darnos la oportunidad de sanar. ¿Cómo? Sintiendo, simplemente sintiendo sin juzgar las emociones que nos provoque, sentir el dolor y el sufrimiento, acompañarse en ese dolor, abrazarse en el dolor y aceptar el sufrimiento. Dejarlo fluir, dejarlo salir todo en el presente, desde el presente. Se tiene que vivir ese dolor una vez más para poder comprenderlo, asimilarlo, aceptarlo, perdonarlo y dejarlo ir. Y entonces ¿qué va a pasar?, ¿qué va a ser lo siguiente? No lo sé. Solo sé que es ahora, que la vida me está ofreciendo una oportunidad para vivirla de verdad, para ser honesta conmigo misma, para dejar de mentirme, de compadecerme… para conocerme, asumirme, transformarme y amarme. Y elijo decir sí, quiero vivir de verdad.

Quiero vivir mi propia vida, no la del vecino, del amigo, del hermano, del hijo… porque ellos sí son felices, tienen esto y lo otro… No me interesa seguir estando presente en la vida de los demás para vivir a través de ellos o de lo que yo imagino de ellos, no quiero seguir viviendo en el afuera, o seguir muerta en vida. Es momento de dedicarme tiempo de calidad a mí misma para descubrirme, para conocerme, para aceptarme, para amarme. Es momento de ser honesta conmigo misma, de dejar de mentirme, de vivir como si fuera una víctima… Quiero darme la oportunidad de hacerme consciente que soy humana y tengo una vida propia por delante para vivirla conectada con todo cuanto existe.

Entiendo que aquello de lo que huyo es justo la experiencia que necesito integrar en mi vida para completarme, al menos mi mente o mis pensamientos limitantes lo creen, porque yo ya sé que estoy completa en mí misma, es más, que no soy yo como individuo, sino que formo parte de un todo. Soy como esa hoja que se desprendía de su peciolo unas cuantas líneas hacia arriba sabiéndose no hoja, ni árbol, ni bosque, ni Tierra, ni universo, sino consciencia expandida. O esa gota de agua que se sabe océano sin identidad que la defina, ni separación que la haga especial o diferente.

Quizá no siempre sepa vivir mi vida como mi consciencia sabe que debe ser vivida, pero tampoco estaría viviendo aquí si no generara experiencias que me hicieran crecer y atisbar estadios de esa consciencia que todos somos y que me ayudan a recordar. A veces soy capaz de traspasar el velo de la inconsciencia y entonces me doy cuenta de que no existe un “yo” y por un segundo, desaparece el vacío.

Y me pregunto ¿cuántas mentiras nos han contado y cuántas seguirán intentando hacernos creer? ¿Hasta dónde va a ser capaz de llegar esta humanidad deshumanizada?

Y cuando pierdo la identidad, soy consciencia expandida y me río, sí, me regocijo en la alegría porque me doy cuenta de que todo esto es un cuento que nos hemos inventado y que algunos capítulos están muy mal contados, otros causan espanto y temor, pero también hay algunos que son absolutamente maravillosos.

No te creas nada de lo que te estoy contando, no dejan de ser mis ideas conectadas a mis pensamientos. O tal vez consigas descubrir alguna frase que no sea producto de mis pensamientos, sino de la verdad universal, de la consciencia que se ha filtrado por aquí… Eso sí, conéctate con tu ser y despierta. Permítete momentos de pérdida de identidad y disfruta de lo que verdaderamente eres, tráelo a la consciencia y acompáñate en tu propia transformación.

¡Deja que suceda!

Despréndete del miedo que te provoca la incertidumbre de no saber responder a la pregunta: “¿Qué va a pasar ahora?”, confía y ríndete a vivir cada experiencia como llega, sin oponer resistencia, siendo honesta contigo misma, sintiendo y abrazando tu sentir sea cual sea.

No permitas que te venza el miedo, ni que otros intenten controlarte, dominarte o coartar tu libertad con miedo.

Sé inmensamente feliz en cada uno de tus estados de ánimo, todos son perfectos, solo tienes que respetarlos y aceptarlos.

Con Amor,

©Paqui Sánchez

©Paqui Sánchez

domingo, 31 de julio de 2022

GRATITUD

 

Gratitud

Hoy me doy las gracias por todas las veces que me caí y conseguí volver a ponerme en pie.

Por esas veces que no sabía hacia dónde ir y simplemente comencé a caminar sin dirección, sin rumbo, solo poniendo un pie delante del otro, hacia donde el destino quisiera llevarme.

Me doy las gracias por todas las veces que me rendí, porque rendirme a la experiencia me llevó justo donde tenía que estar y me ayudó a integrar el aprendizaje.

Siento gratitud por todos los errores que cometí, porque ellos fueron los que me brindaron mayor instrucción.

Estoy profundamente agradecida a todos los miedos que me han ido visitando a lo largo de mi vida, por todas las veces que los senté junto a mi y nos dije: “¡Vaaamos!”

Agradezco por todos los obstáculos del camino, porque ellos me han hecho fuerte y han permitido que aflorara mi valentía y pudiera reconocerme en conciencia y valores.

Doy las gracias por todas las veces que hesité, la indecisión me ha hecho caminar por diversos senderos y todos ellos, sin ninguna duda, me han enriquecido.

Gracias por toda la ira y la rabia que he ido sintiendo en determinados momentos de mi vida porque me han enseñado a comprender mis procesos, a entender el porqué de mis enfadados y a respetar mi proceso evolutivo y el proceso evolutivo de los demás.

Gracias por todas esas partes de mí que he odiado, que he repudiado, que no he aceptado porque me han enseñado a reunir todos mis trozos rotos, a perdonarme y a amarme. Hoy, cada cicatriz desprende gratitud y amor.

Agradezco mis múltiples explosiones y mi carácter peleón porque me han enseñado a respirar y a reencontrarme conmigo misma a otro nivel. Ya no deseo ser lo que me gusta de los otros, ahora solo quiero ser yo y experimentarme en ese trocito de conciencia en el que me reconozco.

Gracias a los momentos de frustración, ellos me hicieron descubrir otros caminos, otras maneras, otros modos de auto transformación.

Me agradezco por la inconsciencia que a veces me abruma, porque me permite ver un atisbo de conciencia que me cuenta quién soy, quién eres tú y quienes somos cada uno de nosotros.

Siento gratitud por mi alto grado de exigencia y perfección, ellos me ayudan a pulirme y a tener siempre a punto mi mejor versión.

Gracias por ser capaz de ir a lo simple y lo sencillo y nutrirme de todas las cosas pequeñas que me rodean, porque son grandiosas.

Agradezco a la naturaleza por enseñarme a mirar y a ver, a oír y escuchar, a respirar, olfatear y oler, a degustar y saborear y a acariciar y sentir a través de la piel, desarrollando así y despertando todos mis sentidos. Gracias por ponerme en común unión con ella y aprender de su sencillez y sabiduría.

Doy las gracias por ser consciente de que en mí habita todo cuanto existe y que puedo transformarme en aquello que necesito en cada momento porque todo está dentro de mí y en mí.

También agradezco mis tiempos de espera, mis pausas, la necesidad de soledad, la de silencio, la de mirar hacia dentro para poder verme desde esos ojos que solo sienten, sin juicio, sin crítica, sin etiquetas.

Siento gratitud infinita por empujar los límites de mis pensamientos para ensancharlos. Por haber aprendido a no creerme todo lo que ellos piensan, a ir más allá de lo evidente y lo lógico, por crear pensamientos que me ayudan a encontrar soluciones, pensamientos transformadores.

Doy las gracias a mi rebeldía, ella ha hecho que no me crea todo lo que me cuentan y me ayuda a descubrir lo que hay más allá de las apariencias y “verdades”.

Gracias por hacerme consciente de que no soy lo que pienso, de que mis creencias son solo mías, al igual que mis pensamientos y solo sirven para mí, no pueden ayudar a nadie más y, a su vez,  no son nada si coartan mi propia libertad.

Gracias por hacerme consciente de que me puedo liberar de mis pensamientos y salir de la jaula en la que me encierran y limitan.

Gracias por descubrir el reglo del presente y ser esa conciencia expandida de la que todos formamos parte.

Gracias por ser capaz de ir de la individualidad a la unicidad a través del autoconocimiento.

Me doy las gracias por todo lo que me ha acontecido en la vida porque todas mis vivencias me han enseñado a ser amor, a ser gratitud y a estar viva.

Con Gratitud y Amor,


©
Paqui Sánchez

Esta fue la publicación que aporté este mes de julio para la revista digital de divulgación gratuita "Abrazos para tu Alma", en la que colaboro con una aportación mensual. Desde el momento en el que empecé a escribir, sentí que lo que estaba escribiendo era para el blog y que tenía que ser publicado aquí, sin embargo, no venía nada más para compartir allí y pensé que estaba bien así, que podía estar en ambos sitios.

Os entrego toda mi gratitud por acompañarme hasta aquí.


©Paqui Sánchez

domingo, 17 de julio de 2022

CUÉNTAME

 Una joven sentada en la rama de un árbol desde donde tiene una bella perspectiva del bosque. Meditación consciente


Cuéntame

-       Hoy vamos a jugar a un juego de preguntas y respuestas. ¿Te apetece?

-       Bueno, pero ¿van a ser preguntas muy difíciles?

-       No, ¡qué va! Súper sencillas, créeme. Lo único es que para empezar a jugar vas a tener que fijarte un poquito en alguien.

-       ¿Sí? Parece divertido. Y dime, ¿a quién voy a tener que mirar? ¿Se dará cuenta? ¿No será de mala educación quedarme mirando fijamente a alguien? ¿Y cómo voy a saber contestar a unas preguntas solo mirando a alguien?

-       ¡Oh! No te preocupes, será más fácil de lo que piensas y no, no será de mala educación que mires a esa persona a la que te voy a pedir que observes. Además, si te da vergüenza, no tienes ni que mirarla fijamente, puedes mirar así, como de lado, como si la cosa no fuera con ella.

-       ¿Seguro?

-       Claro, ya verás, te voy a explicar cómo. Puedes mirar de dos maneras diferentes, puedes buscar un espejo y ponerte delante de él, entonces haces un recorrido con la mirada, partes desde abajo y vas subiendo la mirada disimuladamente, moviendo un poco la cabeza, así, como quien no quiere la cosa. Y cuando tu mirada esté a la altura de la cabeza de la persona, levantas la vista y la posas unos segundos sobre ella. Y empiezas así un juego de miradas. Que si ahora miro, que si retiro la mirada, que si miro de nuevo…

Un corazón de bosque en lo más profundo de un bosque, somos ese amor que buscamos fuera.


-       ¿Y  cuál es la otra forma de mirar? Esta parece un poco… ¿invasiva?

-       No sabría qué decirte, aparentemente quizá sea más invasiva aunque tal vez también sea la menos intimidante.

-       Venga, pues cuéntamela, ¿a qué estás esperando? Que se nos va a pasar el tiempo y no vamos a poder jugar.

-       La otra forma de mirar es girar los ojos físicos hacia dentro.

-       ¿Quééé?

-       Pues eso, tus ojos pueden mirar hacia donde quieran, pero a la vez tienes que mirar dentro, con esos otros ojos que cuando ven, sienten.

-       ¿Y cómo voy a mirar a alguien así?

-       Emmm, bueno es que se me ha olvidado decirte que a quien tienes que mirar es a ti mismo.

-       ¿Mirarme a mí? ¿Me estás diciendo que el juego consiste en mirarme a mí mismo, bien delante de un espejo o mirando dentro de mí, ¡qué no llego a entender cómo se hace eso!… y contestarte a unas preguntas?

-       ¡Eso mismo! ¡Qué bien lo has captado!

-       ¿Y tú piensas que me voy a divertir haciendo eso?

-       ¡Mucho! ¡Ya verás!

-       ¿Y qué gano yo jugando contigo a este juego?

-       Todo, porque vas a aprender a conocerte a ti mismo. Así dejarás de estar perdido y de ir preguntando por ahí a todo el mundo qué has venido a hacer en esta vida o cuál es tu propósito de vida o para qué estás aquí. Dime, ¿te atreves a jugar?

-       No estoy muy seguro… Bueno, venga, vale ¿para qué estamos aquí, si no para jugar? ¿Quién dijo esa frase de “Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo”?

-       Según creo recordar esa frase estaba inscrita en el famoso oráculo de Delfos y fue utilizada por muchos filósofos de la época tales como Sócrates o Platón…

¿Sabes? Me alegra mucho que, pese a tus dudas, hayas decidido jugar conmigo. Estoy seguro que este juego te va a aportar muchas cosas positivas. Vamos, cuéntame:

¿Qué te hace vibrar?

¿Qué hace que algo dentro de ti se conmueva y sientas?

¿Qué hace que se te olvide comer o que no te des cuenta que se  te han pasado las horas volando?

¿Qué es aquello que cuando lo estás haciendo, no eres capaz de prestar atención a nada más?

¿Qué hace que en tu cara se dibuje una sonrisa de la que no eres consciente?

¿Qué haces cuando estás disfrutando tanto que eres capaz de crear aquello que tu mente te decía que no conseguirías alcanzar nunca?


Porque cuando estás haciendo “eso”, estás conectado a la conciencia más excelsa, eres esa conciencia que se expande y se expande y se expande.

Gotitas de lluvia en un bosque que nos inducen a la calma, clave para el autoconocimiento.

-       ¿Has terminado ya?

-       Bueno, podría seguir haciéndote preguntas de este tipo. ¿Qué es lo que va mal?

-       No es divertido.

-       ¿Por qué? A mí me parece fascinante.

-       Porque, porque, porque… ¡no sé contestar a ninguna de esas estúpidas preguntas! ¡No, no es divertido!

-       No sabes responder a ninguna de las preguntas que te he hecho porque no te estás mirando, no te estás observando. Tu mente está pensando lo que tiene que contestar, pero ella tampoco te mira y como no te mira, no te ve y no te conoce. Solo tienes que mirarte a ti mismo con los ojos de sentir, verás cómo llegan las respuestas sin que intervenga tu mente. Recuerda, no eres tu mente, tu mente solo está llena de pensamientos limitantes que te dan individualidad, son pensamientos personales y esos no nos sirven para este juego. Tienes que conectar con aquello que llamamos conciencia expandida. Y puedes hacerlo porque tú eres esa conciencia expandida.

-       No sé cómo hacerlo.

-       Busca tu mirada en el espejo, mírate fijamente a los ojos, no permitas ningún pensamiento, no emitas ningún juicio ni sobre tu mirada, ni sobre tus ojos, ni si deberías o no deberías…, nada. Solo mírate. Ahora estás preparado para cerrar los ojos y sentir. Siente y transfórmate, tienes la capacidad de transformarte en aquella energía con la que conectas. Siente y conéctate con el agradecimiento, eres agradecimiento. Obsérvate y, cuando no estés pensando en nada, las respuestas llegarán a ti. Yo no tengo realmente que conocer esas respuestas, bastará con que las conozcas tú.

Para eso estás aquí, para hacer justo eso que, cuando lo estás haciendo, no existe nada más que tú y lo que haces. Esa conexión que parece que no sea de este mundo, esa creación que se convierte en lo más sublime antes de que la califiques y la limites. Eso eres, para eso estás aquí. Ya tienes tus respuestas, las únicas válidas, las que llegan a ti y a través de ti, las que son para ti y no sirven para nadie más que para ti mismo.

Uno de los errores más grandes que comete el ser humano, además de buscar fuera de sí mismo lo que solo puede encontrar dentro, es pensar que los demás, tiene el poder de saber más sobre él que él mismo. Pensar que los demás le van a dar respuestas que le ayuden a saber quién es o a solucionarle la vida o los “problemas” que cree tener. Humano, nadie puede hacer por ti lo que tú no hagas por ti mismo, nadie te puede ayudar, nadie puede solucionarte nada, nadie puede darte respuestas, nadie tiene una varita mágica que te dé respuestas. Y como “nadie” parece ser que es quien tiene la solución a todo, aprende de una vez por todas que tú eres ese “nadie” para ti mismo. Solo tú puedes brindarte aquello que necesitas a través de la observación y el autoconocimiento.

Querido compañero de juego, gracias por haber empujado tus límites mentales y tus miedos para jugar conmigo a este juego en el que al mirarte puedes conocerte a ti mismo y liberarte así de la jaula mental en la que vives, liberarte de dependencias emocionales, de pensamientos y sistemas de creencias limitantes y del hecho de que otra persona pueda ayudarte a descubrir quién eres o para qué estás aquí.

Dedícate un rato todos los días y verás como las respuestas llegan sin parar, aunque siempre habrá alguna que otra pregunta porque en este juego se aprende todo el tiempo. Si se deja de aprender, el jugo pierde toda su razón de ser y su sentido.

Ahora que te conoces un poquito más, que ya sabes qué es lo que te hace vibrar, lo que te conecta con esa conciencia expandida que eres,  ya puedes brillar por ti mismo, porque lo que hagas de ahora en adelante estará vivo y resplandecerá con la energía más sublime, la del amor que pones en todo lo que haces porque, sin darte cuenta, has conectado con la fuente del agradecimiento y todo lo que nace del agradecimiento lo hace de manera eximia.

Sé inmensamente feliz.

©Paqui Sánchez

Imágenes tomadas de la web, gracias a los autores por la generosidad de compartirlas.

Hola de helecho con gotitas de agua que nos dan paz

lunes, 7 de marzo de 2022

EL SECRETO PARA ALCANZAR LA FELICIDAD

 Mujer vestida en mitad de un lago reflectante que transmite paz y calma, dos de los ingredientes mágicos de la felicidad

El secreto para alcanzar la felicidad

¿Y dónde está el secreto para sentirte feliz? Te preguntarás, y con razón, pues parece que la felicidad nunca está completa y son pequeños momentos o instantes de disfrute donde todo parece perfecto según nuestro propio criterio o código de perfección.

Me gustaría mucho acompañarte durante este ratito para que seas capaz de hacer tus propios descubrimientos, porque quizá es diferente para cada uno de nosotros, pero lo que sí tengo muy claro es que para llegar a ti, tienes que poner un poquito de tu parte ya que ese secreto te será desvelado cuando emprendas ese maravilloso viaje hacia ti mismo y empieces a conocerte de verdad.

Este artículo está enfocado para que puedas emprender ese maravilloso viaje hacia tu interior y que aprendas a conocerte y a brindarte todo aquello que necesitas en cada momento de tu vida para sentirte completo, amado y feliz por ti mismo, desde dentro, sin necesidad de que intervengan factores externos que contribuyan a ello, porque si tu bienestar se construye desde el afuera y no viene de dentro, no será real y podrá desvanecerse en cualquier momento como si fuera un castillo de naipes que se viene abajo por el leve soplido del susurro del viento.

Y sí, se puede ser feliz siempre, porque la felicidad es un estado que se alcanza cuando estás en paz contigo mismo y vibras en gratitud. Llegados a este punto entendemos que, dentro de ese estado de felicidad, puedes sentir tristeza un día, puedes sentir irritación o ira otro, puedes llorar, gritar y frustrarte, tienes derecho a sentirte mal y con ganas de querer que el mundo se pare para bajarte de él durante un buen rato, tienes derecho a romperte y no pasa nada. Puedes y debes permitirte sentir, emocionarte y vivir tus emociones canalizándolas de la manera más beneficiosa posible para ti y para aquellos que están conectados contigo.

Sentirte y emocionarte, es maravilloso, porque es lo que te hace humano, lo que te hace estar vivo y establecer contacto activo con el entorno en el que vives e interactuar de manera positiva con el círculo de personas con las que has venido a relacionarte. Recuerda que todo está conectado y que todos tienen algo que ofrecerte y tú algo que ofrecer a cambio para mantener la energía y el principio de reciprocidad del dar y recibir en equilibrio.

Una joven vestida camina adentrándose en un lago lleno de reflejos con montañas al fondo

Tu vida está llena de bendiciones, pero no siempre eres consciente de ellas, no siempre eres capaz de reconocerlas porque quizá estás centrado en otras cosas, en aquello que piensas que te falta, que esperas desde hace tiempo y no llega, o que quisieras que se manifestase en tu vida y no lo hace del modo en el que tú tienes programado que debe ser. Sin embargo, si te sales de esa programación y oteas el horizonte, quizá seas capaz de vislumbrar lo bendecido que eres y que tienes mucho más de lo que tú creías para agradecer cada día. Es más, si te centras en lo que tienes y agradeces por ello estarás proyectando desde la abundancia, no desde la carencia, cuando eres consciente de tu abundancia y agradeces desde ella, atraes más abundancia a tu vida. Si te centras en lo tú crees que te falta, estarás proyectando desde la carencia y eso será lo que estés atrayendo hacia ti, más carencia.

Reconocer las bendiciones que te abrazan y agradecer por ellas es extremadamente importante para que seas cada vez más consciente de ti mismo y de toda la magia que habita en ti, de ese modo podrás extrapolarla conscientemente hacia fuera y ponerla a trabajar a tu favor. Eso que yo llamo magia, otros lo llamarían potencial y ese potencial, dirigido de forma correcta, es tu varita mágica para alcanzar aquello que sea que te propongas en esta vida. Activar tu magia, poner en funcionamiento tu potencial debería de ser una de las prioridades de tu vida. Además, trabajar en ello te pondrá en contacto con tu verdadero Ser, te ayudará a conocerte (que es de lo que se trata) y a conseguir el máximo de ti mismo cada día. Cuando te entregas a ti mismo con sinceridad y humildad, estás regalando al mundo lo mejor de ti en cada momento y eso es felicidad en estado puro, sin etiquetas, sin dobleces, sin dobles tintas.

Pero a veces, para llegar a ti, para descubrir ese potencial que hay en ti, para que seas capaz de reconocer tus dones, esas herramientas internas que tienes y forman parte de ti de forma natural, para alcanzar tus propósitos, incluso para conocer cuáles son verdaderamente tus propósitos y hacia dónde debes dirigir tu energía para experimentar ese crecimiento interno y brillar… necesitas irrevocablemente conocerte a ti mismo, mejorar tu autoestima y tu relación contigo mismo. A veces quizá también aceptarte con toda tu perfecta imperfección, para poder perdonarte por todas las veces que no te perdonaste por cosas que pasaron y que, para más inri, te hicieron despreciarte y hundirte un poquito más.

Y para poder echarte una mano en esta labor tan importante y que tantas satisfacciones va a brindarte, se me ocurren unas cuantas preguntas que no sé si te habrás formulado alguna vez y para las que quizá ya tengas respuestas o no. Seguramente, si lees las cosas que escribo te habrás dado cuenta de que no es la primera vez que las formulo, estas o algunas similares que pretenden conducirte al mismo punto, a la auto observación y el autodescubrimiento.

Y no siento que esté repitiéndome, hace tiempo que me dejo guiar por mi instinto, por mi intuición o tal vez por alguna que otra corazonada (todo es lo mismo) y si insisto sobre algo que ya te he contado es porque siento en lo más profundo de mi Ser, que debo seguir ahondando sobre ello porque seguro que en algún lugar de este planeta (el blog tiene mucho más alcance de lo que nunca imaginé), hay alguien que necesita de algún modo leerlo de nuevo para iniciar el camino hacia sí mismo.

La imagen muestra una mano escribiendo sobre papel, con unas gafitas, tal vez aquello que queremos materializar para sanar.

Comencemos con esas preguntas, antes te recomiendo que cojas una hoja de papel, o unas cuantas y un bolígrafo para anotar las respuestas o aquello que vayas sintiendo.

¿Serás capaz de responderte con sinceridad? Puede ser que para algunas de ellas ni siquiera tengas respuesta. Si eso te ocurre, no pasa nada, simplemente te estará indicando que pasas poco tiempo a solas contigo mismo, que necesitas dedicarte más tiempo, para conocerte mejor, saber quién eres, qué es lo que quieres y darte aquello que necesitas. Quizá alguna de estas preguntas humedezca tus ojos o te haga sentir “cosas”, si es así, deja que tus emociones fluyan y quédate ahí, sintiendo y averiguando a qué puede deberse esa emoción. Ponle nombre si lo encuentras, nuestro cerebro sigue funcionando con etiquetas y para trabajar contigo mismo quizá, al principio, necesites mantenerlas. Intenta que tus respuestas sean sencillas, no demasiado elaboradas y si te salen elaboradas y largas, relee las respuestas y subraya las palabras clave.

Y ahora sí, cuéntate a ti mismo:

¿Cómo te percibes?

Cuando tienes que definirte o decir algo sobre ti ¿cómo lo haces? ¿Hablas en positivo de ti o te defines con palabras peyorativas? Y cuando hablas en positivo, ¿desde dónde te expresas, lo haces desde el ego o desde el autoconocimiento?

¿Te gustas lo suficiente? ¿Qué crees que deberías cambiar en ti para gustarte más? Hablo, evidentemente de gustarte a ti, no a los demás.

¿Te sientes bien contigo mismo?

¿Estás bien cuando estás solo o necesitas estar siempre rodeado de gente para sentirte bien?

¿Dónde necesitas mirar para verte realmente, dentro o fuera de ti? ¿Te ves por ti mismo o a través de lo que los demás dicen de ti?

¿Eres consciente de tu potencial, de tu magia, de aquello que bulle dentro de ti y que busca el modo de emerger hacia fuera, de expresarse?

¿Te amas lo suficiente? ¿Qué necesitarías cambiar en ti para amarte más?

¿Te miras? ¿Te ves realmente? ¿Eres capaz de verte de verdad, de reconocerte? ¿De mirarte a los ojos y poder decirte eso de “Te veo”?

¿Sabes quién eres?

¿Sabes qué quieres?

Y te vuelvo a hacer esta pregunta que te hice al principio, puede ser que ahora su respuesta haya cambiado o tal vez no. No te pre-ocupes mucho por ello.

¿Cómo te percibes?

Independientemente de las preguntas que seas capaz de responder hoy, debes saber que si te dedicas tiempo, si te prestas atención, si aprendes a observarte, a verte y a estar contigo sin necesidad de más, podrás ir respondiendo cada vez a más de ellas y las respuestas que obtengas te acercarán cada vez más a ti mismo. En el afán de vivir en el afuera, nos hemos olvidado de nosotros mismos, nos hemos olvidado de estar con nosotros, de conocernos, de explorarnos y experimentarnos. Sin embargo la vida pasa a través de nosotros, nos relacionamos con las personas que nos rodean cuando las percibimos a través de nuestros sentidos y no solo con las personas, sino con todo lo que está a nuestro alrededor.

Quiero que sepas que todo tu potencial está ahí, dentro de ti, esperando a ser descubierto y valorado por ti, por no por tu jefe, o por tu pareja, o por tu mejor amigo, o por tu vecino. No, espera solo y únicamente por ti y para ti para que aprendas de forma profunda y sutil cuál es tu camino a seguir para que ese potencial se ponga en marcha y desde lo mejor de ti puedas guiar tu vida hacia ese crecimiento y evolución que has venido a experimentar transformándote en tu mejor versión, tanto para ti como para el resto de mundo y puedas aportar conscientemente a este mundo aquello que viniste a compartir.

Por tanto, el camino hacia la felicidad, el secreto de la felicidad, el secreto para sentirte completo, amado y feliz no está fuera de ti, no depende de nada externo que te pase, no depende de nadie que esté a tu lado o lejos de ti, no depende de las cosas que tienes, ni de las que te faltan… todo depende de ti, de cómo tú decidas vivir tu vida, de la actitud que le pones a la vida cada día. Y todo aquello que decidas va a estar estrecha e íntimamente relacionado con el autoconocimiento que desarrolles hacia ti mismo, porque solo cuando te conoces a ti mismo eres capaz de fundamentar tu vida en aquello que es mejor para ti y cuando recibes diariamente lo mejor que eres capaz de crear para ti todo se ajusta en tu mundo, desaparece lo “bueno” y lo “malo” y todo se convierte en un equilibrio y un ejercicio de crecimiento personal.

Y sí, seguirá habiendo días en los que te toque experimentar con las sombras, y la gran diferencia es que sabrás que estás en uno de “esos días” y no serás demasiado duro contigo mismo, te permitirás pasar el día de la mejor forma posible y serás consciente de todo lo que te está sucediendo. De esa forma, siendo consciente, arrojarás luz a tus sombras y conseguirás transformarte y transformar todas esas situaciones que aún tienen el poder de desequilibrarte.

Hay muchas herramientas que pueden ayudarte en la a veces difícil tarea de conocerte a ti mismo. Te recomiendo ver algo sobre los eneatipos de la personalidad, hay varios autores que hablan del eneagrama, Borja Vilaseca es uno de ellos. Si este tema te interesa, dímelo y puedo preparar algún artículo hablando sobre el eneagrama y dejaros unas pinceladas sobre los eneatipos y de qué manera nos puede ayudar conocerlos.

Cualquier impresión, duda o consulta que me quieras hacer, puedes dejarla en los comentarios, yo los leeré, los aprobaré y te dejaré una respuesta que podrás leer en el blog cuando vuelvas por aquí.

Gracias por tu pre-esencia.

Ámate mucho. Cuanto más tiempo pases contigo mismo, cuanto más te conozcas, mejor entenderás cómo funcionas y cuál será la mejor manera de relacionarte con el mundo que te rodea.

Con Amor,

©Paqui Sánchez

Reflejos de espejos que nos ayudan a conocernos mejor, la joven de la imagen se ve reflejada en varios espejos que la ayudan en el autoconocimiento

©Paqui Sánchez

🌿 También puede interesarte: