Chat gratis

Gracias por estar aquí

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

miércoles, 31 de octubre de 2018

HOY ES 31 DE OCTUBRE



Hoy es 31 de Octubre

Hoy un post cortito, no tengo mucho tiempo para poder compartir con vosotros, pues mis quehaceres diarios y el trabajo no me dejan mucho tiempo libre. Había pensado publicar unas cuantas líneas en mi muro de Facebook, pero como se han extendido un poco más de la cuenta, lo comparto aquí.

Y lo que escribía hace tan solo unos minutos decía así:

En ocasiones, nos dejamos arrastrar por modas detrás de las cuales solo existe la malsana costumbre de consumir. Útimamente todo se disfraza y se manipula perdiendo su verdadera esencia para convertirse en la ganancia de unos cuantos.

Hemos perdido en el camino la costumbre de preguntarnos realmente el porqué o el para qué de las cosas. Aceptamos aquello que nos ponen delante sin cuestionarnos, sin investigar y sin saber qué es lo que realmente estamos haciendo, a qué le estamos rindiendo culto o en qué estamos poniendo nuestra energía.

Hemos perdido la costumbre de creer en nosotros y en la gran sabiduría interior que hay dentro de cada ser. Nos hemos olvidado de quienes somos y vivimos anestesiados, dentro de una sociedad que pierde cada día más su conocimiento intuitivo y su esencia convirtiendo a la humanidad en una caja de títeres olvidada en un rincón del teatro de la vida. Una humanidad que ha olvidado cómo moverse y actuar por sí misma y que necesita cada día que alguien alce la mano y la manipule moviendo sus hilos a su antojo porque piensa que por sí sola no es capaz.

Halloween, “All Hallows' Eve”, cultura que Europa, a través del pueblo celta irlandés exportó al llamado Nuevo Mundo a mitad del siglo XIX con la gran inmigración que se produjo debido a la hambruna de la patata, sobre todo a Estados Unidos.

Halloween, “fiesta” que desde hace unos años Estados Unidos exporta al Viejo Mundo, habiendo pedido su origen cultural, y dejándonos tan solo una “¿fiesta de disfraces?” que no entendemos, pero de la que la gran mayoría participa. Cientos de miles de dólares se gastan en EE.UU. estos días solo en la decoración de los vecindarios, en opulencia y en mostrar que sigue siendo mejor el que más tiene (o el que más gasta), no importa si hay que trabajar 24 horas al día sacrificando así el tiempo que se pueda pasar con la familia, o si no se llega al fin de mes porque hay 10.000 hipotecas que pagar.

Desde aquí, hoy me gustaría hacer un llamamiento al sentido común y a la inquietud por interesarnos e investigar aquello que nos llega, que sea esa investigación la que nos devuelva la cultura y el conocimiento que perdemos en el afán de unos cuantos de convertir todo lo que toca en una mina de ingresos y de inducción al consumismo exacerbado, que nunca ha sido positivo.

Hoy quiero instarte a que seas esa oveja negra del rebaño que se niega a seguir la moda impuesta desde el consumo sin saber por qué sigue a la gran masa que no sabe dónde va, pero se deja guiar por la inercia del grupo y el movimiento. No para ir contracorriente, sino para que te informes de dónde vienen las cosas y por qué son como son.

Hoy quiero proponerte que llames a tu sabiduría interior y te deleites en el placer de buscar información sobre aquello que llega a tu vida para conocer sus orígenes, sus raíces y verificar si esa “fiesta” o “tradición” o lo que sea que llegue a ti, está en equilibrio contigo o no. Despierta en ti la inquietud de investigar antes de creerte todo lo que te dicen y de sentirte en resonancia o no con aquello que vas encontrando.


Yo hoy celebro Samhain (pronunciado sow-in, nada que ver con la palabra escrita), la fiesta de la cosecha de otoño, la recolección de frutos, cereales y semillas que se acumulan en sagrada abundancia para alimentarnos durante el duro y frío invierno. ¿Por qué? Pues porque me siento parte de la tierra, de los bosques, de los árboles, de la propia cosecha y de los ciclos de la naturaleza.

Hoy es el último día del año celta, hoy acaba el verano y mañana dará comienzo el invierno, iniciarán los meses de descanso y oscuridad en los cuales, las nuevas semillas reposarán en el vientre de la Madre Tierra hasta germinar y eclosionar de nuevo y volver a llenar de vida una nueva tierra. El 1 de noviembre será el primer día del año nuevo para la cultura Celta.

Hoy es también ese día en el que se dice que el velo entre el mundo de los muertos y los vivos es más fino. Por ello los Druidas encendían hogueras sagradas, para ayudar a la comunicación que se podía establecer entre ellos y esos muertos que regresaban a la tierra y poder hacer predicciones futuras. También para preparar la comida que ofrecían a sus Dioses (cereales y animales) y alumbrar y honrar a sus muertos. Durante esta celebración los Celtas solían vestir disfraces con cabezas y pieles de animales (de ahí la tradicción actual desvirtuada de los disfraces de Halloween). Es por esa razón que entre hoy y mañana, muchas personas celebramos y honramos a nuestros antepasados y ancestros, a nuestros “muertos”. Yo decido poner un poco de luz extra, por si la necesitamos en el transitar de nuestro camino (del suyo o del mío). Ahora entiendo el porqué de esas velitas que mi abuela prendía en un tazón con agua y aceite y que ella llamaba “palomas”. También recuerdo que estos días había “miedo” impregnado en el ambiente y el aire que respirábamos. Se encendían “por si acaso”.

- Por si acaso, ¿qué? abuela. – Preguntaba esa alma inquieta y curiosa que me ha habitado siempre a través de los tiempos.

- Pues porque siempre se han encendido, para alumbrar a los que no se ven. No te acerques, no te vayas a quemar.  – Respondía mi abuela mientras se marchaba dejando aquellas “velitas” encendidas en el patio de luces de su casa.

Con el tiempo, esas “palomas” se convirtieron en velones rojos (a mi abuela, que los conoció, no le gustaban). Hoy tenemos meros plásticos que imitan esas velitas y que al ponerlos en marcha encienden una pequeña llama que dura hasta que las pilas se acaban… Y dentro de mí algo grita: “No puede ser lo mismo, es el calor, es el fuego, son los colores y el palpitar de la llama…”. Y que no me digan que la intención es lo que cuenta porque yo siento que no, que en este caso, no.

Celebro que hoy es un día lleno de magia en el que esos velos se estrechan y la luz se hace inmensa. Celebro que ya no hay miedo en el ambiente ni en el aire que respiro. He sido muy afortunada, excepto por una de mis abuelas que falleció muy joven, mis abuelos han sido longevos, y hasta hace muy poco tiempo la familia se conservaba intacta. Hoy que sí me faltan personas muy cercanas, ya no tengo ni respiro miedo, es más me alegra sentirlos, olerlos y recordarlos con pequeñas cosas, cada día. Escuchar sus risas, sus chistes, recordar lo que les gustaba comer, lo que les inquietaba, lo que les hacía felices. Me alegra el alma recordar cuando mi abuelo venía con su motocicleta cargado de fruta del campo que traía en un cubo que había adosado a su moto como si fuera una maleta. Traía fruta de su propia cosecha, lo que tocaba en cada estación y venía a mi casa. Desde allí llamaba a mis tías para que bajaran y repartía lo que había traído en tres partes iguales, una para cada casa. Y el otro día, casualmente me comí una mandarina con un trozo de pan y recordé que él siempre que comía naranjas de postre las comía con pan.

¡Gracias a todos por habernos dejado tantas semillas buenas que van germinando en los recuerdos e impregnándolo todo del amor que sois y somos! Somos afortunados de recordar y sentir nuestras raíces palpitando en el alma, llena de versos y fuerza.

Hoy hay una magia especial que puede sentirse al inhalar el aire que respiramos, nos lo cuenta en susurros el viento que nos trae el cambio de estación y el otoño envuelto en hojas de renovación y cambios, incitándonos siempre a soltar para dar paso a lo nuevo.

Sin embargo quiero recordarte que hay magia en cada día, porque tú eres el mago y la maga que haces magia en tu vida cuando te das cuenta que eres esa misma magia, porque la magia está en tu propia esencia, porque estás hecho de ella y magia es lo que eres.

Celebra aquello que quieras celebrar y procura mantener siempre una coherencia en ti, sustentada en tu sabiduría interior y en el susurro de tu alma y la pureza de tu corazón. Los mensajes siempre están ahí, siempre llegan si prestamos un poco de atención y tenemos la voluntad de querer escucharlos, no como nos gustaría que fueran, sino del modo en el que ellos se manifiestan.

Yo deseo, que cualquier acción que decidas llevar a cabo quede impregnada de Amor y del Inmenso Amor que eres.

Y una recomendación, desde mi más profundo sentido de la sencillez y la humildad en las que me reconozco, no juegues con aquello que desconoces y que te pueda causar daño a ti o a otros. Hagas lo que hagas, hazlo siempre por tu mayor bien y el mayor bien de todos aquellos que están conectados contigo, los que puedes ver y los que no ves.

¡Feliz Día y Feliz Noche!

Paqui Sánchez

P.D. Hace tiempo que quiero escribir un post bonito sobre Samhain y el resto de sabbats y esbats celtas. Espero poder hacerlo pronto.

Gracias por el placer de vuestra compañía y la bendición de poder compartir aquello que somos y seguir creciendo juntos.

©Paqui Sánchez


domingo, 14 de octubre de 2018

CAMINANDO EN LA BELLEZA




Caminando en la belleza



Vengo caminando en la belleza del bosque.

Las hadas y los duendes me mostraron su interior.

Me enseñaron a pintar las estaciones con los colores de la alegría.

Me enseñaron a mirar con los ojos del corazón para contemplar la belleza en todo cuanto me rodea.

Me enseñaron que la ciudad no es ningún límite, que en cualquier momento puedo cerrar los ojos, respirar profundo, suave y pausado y convertirme en bosque porque todo está en mi interior, no hay separación.

Me enseñaron a disfrutar de cada momento, a maravillarme ante todo y a ser agradecida.

Me contaron historias hiladas en prosas y versos. Tejidas con hilos de colores y rociadas de polvo de hada. Llenas de abrazos, sonrisas y besos.

Me mostraron de dónde viene la magia y aún estoy ahí, extasiada, contemplándola, tocándola, acariciándola. Jugando con ella, volviendo a ser lo que ya fui, lo que soy, lo que seré.

Envuelta en colores, abrazada por la magia, tejida entre las raíces del roble, acunada entre sus ramas...

Preparada para volar.

©Paqui Sánchez


©Paqui Sánchez