Mōdramiht o
La Noche de las Madres
La
Mōdramiht, también conocida como La Noche de las
Madres, es una festividad que pertenece a la mitología y las tradiciones
del antiguo pueblo germánico, particularmente asociada con las comunidades
anglosajonas. Se celebraba la noche antes del solsticio de invierno y era una
fiesta dedicada a las Diosas, a las madres del hogar y a las Isis que eran
espíritus femeninos asociados a la familia y el hogar. Era una veneración a las
antiguas madres fundadoras del clan o de la tribu ya desaparecidas. Las Disen eran
las encargadas de proteger el campo y el clan y hacer que su fertilidad y
bienestar perduraran. Como guardianas del campo, ayudaban a las mujeres a dar a
luz y protegían a los hombres durante las batallas y en los arduos trabajos del
campo.
El
solsticio
de invierno era una época significativa en las culturas
germánicas y anglosajonas, pues representaba no solo el fin de la oscuridad del
invierno, sino también el regreso de la luz y la esperanza de nuevas cosechas y
vida. El homenaje a las madres en esta noche especial podría estar relacionado
con la renovación del ciclo de la vida, así como la fertilidad y
la protección de la familia, simbolizando el papel de las mujeres como
portadoras de vida y protectoras de la familia en momentos de transición.
Los
rituales de la Mōdramiht
probablemente involucraban ofrendas a las madres
o a figuras maternas asociadas con las deidades de la fertilidad. También se
creía que rendir homenaje a las madres podía garantizar prosperidad
y salud para el próximo ciclo agrícola.
Hoy
en día se puede convertir en un reconocimiento que sirve no solo para honrar a
nuestras ancestras, sino como ejercicio para ayudar a sanar la
herida del Sagrado Femenino, sanando además nuestro propio linaje ancestral
femenino.
Si
resuena contigo y no has hecho nunca este ritual, te recomiendo que busques
tu momento para hacerlo. Hace ya varios años que lo hice por primera vez en un
taller donde aprendí sobre los ciclos femeninos y cómo respetarlos y honrarlos
y fue increíblemente revelador y sanador en mi vida personal y para mi linaje
tanto ancestral como para aquellas que ya están aquí o llegarán en un futuro,
pues se dice que todo aquello que sanes en ti, sana en ambas líneas del tiempo.
Para
realizar el ritual, prepara un pequeño espacio de tu casa, puede ser
en un altar o en un lugar que sea especial para ti. Limpia primero el espacio
tanto energética como físicamente para armonizarlo y prepararlo. Decóralo a tu
gusto con motivos de la estación, con algunas fotos de tus ancestras o algún
recuerdo físico que todavía conserves de ellas, puedes incluir alguna ofrenda
de comida, alguna velita para dar luz y un incienso que te guste, incluso
alguna melodía que te haga sentir bien o que fuera la canción favorita de
alguna de tus ancestras.
Vas
a necesitar una piedra más grande para dibujar una espiral en ella y otras más
pequeñas para ponerlas alrededor, formando una espiral. Mientras trazas el
dibujo de la espiral en la piedra más grande, piensa en todas aquellas mujeres
de tu linaje femenino que te precedieron y de las cuales desconoces el nombre y
hónralas y agradéceles por su existencia porque gracias a ellas hoy tú estás
aquí. Pon esta piedra en el centro de tu altar. Alrededor de ella ve poniendo
piedrecitas, cada una de ellas representará a las ancestras que sí conociste o
de las que sabes los nombres y agradéceles igualmente porque gracias a cada una
de ellas, tú estás aquí. La última piedrecita que pongas te representará a ti.
Haz
una especie de meditación u oración en la que puedas abrazar y agradecer a cada
una de tus antecesoras, desde la más cercana, a la más lejana en el tiempo.
Susúrrales que gracias a ellas y sus sacrificios y sufrimiento, tú has
disfrutado de muchos más privilegios y de una vida mejor. Recuérdales que ellas
viven en ti y a través de ti. Hazlas partícipes de tus logros, de tu felicidad,
de tu alegría y tus ilusiones. Cuando así lo sientas, despídelas con
agradecimiento y mucho amor. Diles que pueden descansar en paz, que tú estás
aquí para aligerar esa mochila de cargas que pasaron de unas a otras, que
la vida es bella y que el amor sana el dolor y cura todas las memorias y
heridas del alma.
Se me ocurre que, una vez terminada esa oración de
reconocimiento y agradecimiento hacia tus ancestras, puedas coger otra
piedrecita que tengas preparada a un lado. Antes de poner esta última
piedrecita que representaría a tus descendientes femeninas, cógela entre tus
manos e intenciónala haciendo una especie de oración verbal o interna, en la
que le digas que harás todo lo posible por limpiar todas las cargas y vaciar
las mochilas que han ido pasando de mano en mano por tus ancestras hasta llegar a ti para
limpiar las memorias de la carga, la responsabilidad, el dolor, la culpa y el sufrimiento que
han ido pasado de unas generaciones a otras a lo largo de vuestra historia
familiar, y que tú recoges esa última mochila para transformarla en bendiciones y amor para las siguientes generaciones. Puedes hacerlo igualmente aunque no tengas
hijas o todavía no tengas descendencia. No creo que pase nada por ello.
Si no tienes piedras, puedes sustituirlas por aquello que sientas, no hay problema.
Espero
que esta tradición te resulte interesante y te animes a realizar tu propio
ritual. Si lo haces cuéntame qué tal te has sentido. Yo este año lo haré de nuevo para renovar acuerdos. Voy a ir preparando mi espacio para convertirlo en sagrado y
dedicar unos minutos a la memoria de mis ancestras, a mi hija y mis futuras descendientes
femeninas (si las llego a tener en alguna ocasión) y, por supuesto, a mí misma.
Este año el solsticio de invierno es el sábado 21 de diciembre, por tanto el
viernes 20 sería el día indicado si te animas a hacerlo. A la hora que tú
puedas, quieras o resuene contigo.
Las
dos primeras imágenes que te comparto son de mi Feed de Instagram, de cuando
realicé este ritual en 2020. Preparé este pequeño altar para honrar y agradecer
a mis ancestras, todas las Diosas de mi linaje familiar materno. La piedra del
centro, como he explicado representa a todas las mujeres que me precedieron de
las cuales no tengo genealogía y desconozco sus nombres. Las otras piedrecitas
de Odín y druidas representan a las mujeres que me precedieron de las que sí
conozco nombres, yo soy la penúltima y mi hija, la última.
Creo
que las piedras bruja y druidas representan muy bien a mi familia, por eso las
elegí. Asimismo, he incluido las llaves abrecaminos, para que nos hagan más
fácil el día a día. Como he comentando, si decides hacerlo puedes elegir las
piedras que quieras o cualquier otra cosa que te represente o tengas a mano,
piñas, nueces, algo que sea especial en tu hogar o en las tradiciones
familiares…
Te
abrazo deseándote una feliz renovación de energías y una inmejorable sanación
de tu linaje femenino.
©Paqui
Sánchez
Arte de Claudia Tremblay |
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