DAR
PARA RECIBIR
Hubo
una vez un limosnero que estaba tendido al borde del camino cuando vio a lo
lejos venir al rey con su corona, su capa y sus seguidores.
En eso
pensó:
- Le
voy a pedir, porque los reyes son generosos y de seguro me dará siquiera lo necesario
para vivir el día de hoy.
Y cuando
el rey pasó cerca, le dijo:
- Su
majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda? – Aunque en su interior
pensaba que el rey le iba a dar mucho más.
Pero
con gran sorpresa suya el rey le miró y le dijo:
- ¿Por
qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?
El
mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo:
- Pero
su majestad, ¡yo no tengo nada, soy pobre!
El rey
respondió:
- Algo
debes de tener. ¡Busca!
En su
asombro, el mendigo buscó entre las cosas de su pobre morral, y se dio cuenta
que solo tenía 5 granos de arroz para comer ese día. Pero se los dio complacido
al rey, imaginándose que sus familiares nunca le creerían cuando les dijera que
él había socorrido nada menos que al rey.
Complacido
el rey dijo:
-
¡¿Ves como sí tenías?! – Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de
arroz.
El
mendigo dijo entonces:
- Su
majestad, creo que acá tengo otras cosas".
Pero
el rey le dijo:
- Solamente
de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar.
Desconozco
el autor
© Fran S
Paqui cielo, conocía un relato parecido pero no igual.
ResponderEliminarCreo que tiene una gran enseñanza este cuento. Siempre que demos tenemos que dar de corazón, pues si tan sólo damos esperando recibir, no estamos dando desde él. Dar sin esperar, ese es el verdadero valor, para dar del otro modo, en mi opinión mejor no dar nada.
Un fortísimo abrazo y gracias por el post cielo.
Hola guapa,
ResponderEliminarPues eso mismo pienso yo, si uno da algo debe hacerlo de forma desinteresada y sin esperar recibir nada a cambio.
Ese es el verdadero sentido del dar.
Gracias por venir y un gran abrazo.