Cómo cumplir los propósitos de Año Nuevo
¡Feliz Año Nuevo!
El
final y el comienzo de algo nuevo, como puede ser un año, nos lleva a repasar
las vivencias que hemos tenido en ese espacio de tiempo en concreto. Hacemos balance
entre lo positivo y lo que menos nos ha gustado, agradecemos por lo acontecido,
y al darnos cuenta que hay cosas que podemos y debemos mejorar por nuestro bien
y el de todas las personas que están relacionadas de algún modo con nosotros,
comenzamos a enumerar un elenco de nuevos propósitos para ese nuevo comienzo, que
después de un pequeño período de tiempo, solemos abandonar.
Pensando
estos días las causas o el porqué vamos abandonando esos propósitos con los que
comenzamos cada año nuevo, llegué a la conclusión que quizá uno de los motivos
es porque no los ponemos por escrito, los dejamos solo en el pensamiento y
conforme van pasando los días del nuevo año, nos distraemos y olvidamos de
ellos.
Tal
vez otro motivo sea que pensamos en demasiadas cosas a la vez y los propósitos
son tantos que no logramos centrarnos en ninguno de ellos y al final nos damos
por vencidos y los abandonamos.
¿Qué
es un propósito?
Los
propósitos son la intención o el ánimo de hacer o dejar de hacer algo. Siempre
están relacionados con algún hábito o costumbre que queremos cambiar en nuestra
vida, es decir, con algo que queremos dejar de hacer porque consideramos que ya
no nos hace bien, o con algo que queremos incorporar a ella porque pensamos que
será positivo para nosotros.
Los
propósitos nos ayudan a mantenernos centrados en nuestros objetivos, a
priorizar aquello que consideramos más relevante para nuestra vida y a
mantenernos motivados para alcanzar esas metas que nos vamos marcando.
¿Cómo
conseguir que los propósitos sucedan y no caigan en el olvido?
Yo
te diría que definirlos, concretarlos y ponerlos por escrito sería de gran
ayuda para conseguir llevarlos a cabo. Cuando ponemos algo por escrito parece que le damos forma y vida, es como si al escribirlo aceleráramos esa fase de materialización.
Los
propósitos son objetivos o metas. Por tanto, han de ser razonablemente
alcanzables o será imposible materializarlos y acabaremos abandonándolos.
Decide
cuáles son los propósitos más relevantes para ti, aquellos que al conseguirlos darán
realmente un cambio positivo a tu vida y harán que tú te sientas mejor y seas más
feliz.
Pueden
ser propósitos a corto, medio o largo plazo. Procura programarlos centrándote en
aquello que más te urja alcanzar primero.
Que
tu elenco no sea demasiado largo, o acabarás dispersando tu atención.
Que
sean claros, breves y concisos. Recuerdo con mucho cariño a un profesor de
literatura que tuve en 2º de Bachiller que siempre decía: “Breve y bueno, dos
veces bueno”.
Es
importante que sean propósitos reales para no desmotivarte.
Que
sean tuyos, es más fácil conseguir materializar los propósitos cuando nacen de
tu propio autoconocimiento y se ajustan a tus metas y objetivos y no a lo que
los demás quieren, esperan o desean de ti.
No
te esfuerces para conseguirlos, cambia la palabra “esfuerzo” por pasión, ganas,
ánimo,... para lograr aquello que te propones. Cuando pienso en “esfuerzo”, tengo
la sensación de que nos va a costar muchísimo lograr aquello que nos proponemos
y nos va a desgastar sobremanera tan solo intentarlo, con lo cual es más fácil
darnos por vencidos y abandonar nuestro propósito que seguir con él.
Recuerda
que simplificar ayuda muchísimo a conseguir metas. Si te cuesta alcanzar alguno
de tus propósitos, céntrate en encontrar un modo de simplificarlo, por ejemplo subdividiéndolo en pequeñas metas. Seguro que al simplificarlo es más fácil conseguirlo.
Te
deseo un año lleno de propósitos acertados que te ayuden a redirigir tu vida
dándole el ritmo y el rumbo que sean mejores para ti, para tu crecimiento y
para tu bienestar y felicidad.
Hoy
comienzan 365 días para ti, únicamente de ti depende lo que hagas con ellos. Escribe
tu propia historia, haz que cuente.
¡Sé
inmensamente feliz!