¿Sabes…?
¿Sabes lo que necesitas para estar bien?
¿Sabes lo que necesita tu vecino para estar bien?
¿Sabes lo que necesitan esas personas que viste discutiendo por la calle cuando volvías a tu casa para estar bien?
¿Sabes lo que necesita esa pareja que se mira con ira y se grita?
¿Sabes lo que necesita tu madre, tu padre, tu abuelo, tu abuela o el resto de tus seres queridos?
¿Sabes lo que necesita tu pareja, tu hijo, tu hija, tu hermano, tu hermana?
¿Sabes lo que necesita ese niño que llora?
¿Sabes lo que necesita ese anciano sentado junto a su soledad en un banco olvidado acumulando el peso del mundo sobre sus hombros hundidos y cuyo rostro, surcado por arrugas profundas, está lleno de tristeza y con muecas de dolor?
¿Sabes lo que necesitan los adolescentes, esos que se sienten incomprendidos e intentan llamar tu atención de mil formas distintas que no ves, porque estás en “otras cosas” mientras ellos están “en la edad del pavo”?
¿Sabes lo que necesita ese señor que alza la mano y esa señora que ahoga su enojo y su frustración encerrándolos en su garganta y recibe el golpe que asesta la díscola mano que ha perdido el norte y su razón de ser? O al contrario, porque las mujeres también maltratan, quizá de otra manera, no sé…
¿Sabes lo que necesita el asesino, el estafador, el ladrón, el que abusa de otro de cualquier forma y/o manera por duro que nos parezca?
¿Sabes lo que necesita esa persona enferma que se retuerce de dolor o que se ha olvidado de sí mismo y de sus seres queridos?
¿Sabes lo que este mundo roto y patas arriba necesita?
¿Sabes qué hace falta para cerrar las heridas, para calmar el dolor, para perdonar y seguir adelante como si fuera un día nuevo que inicia sin recuerdos, sin reproches, sin rencores?
La respuesta es sencilla tanto a estas como a muchas otras preguntas, de hecho su respuesta, ES la respuesta a todos los males de este mundo.
AMOR, tan solo amor. El amor todo lo puede, todo lo cura, todo lo es.
Lo que necesitamos desesperadamente es amar. Amar-te, amar-nos, amar sin razas, sin colores, sin distinciones de ninguna clase, sin razones.
Es por ello, que cuando te pierdas, cuando pierdas el sentido de tu existencia, cuando no sepas qué haces aquí o a qué has venido, cuando te preguntes por tu misión de vida, cuando no sepas ni cómo, ni dónde, ni por qué, ni para qué, ni con quién… Recuerda: has venido a recordar el amor incondicional que ya eres. Estás aquí para amar, tan solo eso. Amar. Ama, ama y todo cobrará sentido. Ama como un niño, con inocencia, con espontaneidad, sin medida, sin vergüenza, sin razones, sin nombre y sin apellidos. Tan solo ama. Ama tu entorno, ama a las personas que encuentras en él, ama a la Madre Naturaleza y a sus habitantes, a los animales… Ama con todo tu corazón.
Envía amor a las situaciones difíciles, a las personas difíciles, a los animales, a la naturaleza.
Cuando tú recuerdes y ames, cuando todos recordemos y amemos, las heridas curarán, el dolor se diluirá, la humanidad se iluminará de nuevo y recobrará el sentido de su existencia, el mundo reunirá sus piezas rotas, volverá la alegría a los corazones entristecidos, cesarán los gritos, los golpes, los reproches y todo aquello que utilizamos como barreras para separarnos, para diferenciarnos, para hacernos exclusivos y diferentes unos de otros. Recordaremos lo que es ser Uno, ser un Todo.
Dicen que miedo es la falta o ausencia de amor, que el odio es la falta o ausencia de amor, que la ira es la falta o ausencia de amor, el enfado es falta de amor. Dicen que donde hay amor hay equilibrio, hay alegría, hay esperanza porque el que se ama y ama de verdad no ve carencias, sino abundancia en todo cuanto le rodea, ya sean personas, animales o cosas. Dicen que el amor es la energía más elevada que existe y que el que consigue vivir con y en amor descubre que lo tiene todo y que ya no necesita nada más, tan solo seguir amando y recibiendo amor.
Dicen que el amor mantiene a raya a los fantasmas, que te ayuda a hacer las paces con tu pasado para centrarte solo en vivir tu presente, en tu propia vida. Que te ayuda a clarificar tus pensamientos, tus ideas y a eliminar la culpa y a los culpables de tu vida, pues al amar tu conciencia cambia y la culpa se convierte en responsabilidad. También dicen que al amarte y amar, eres muy consciente de tus responsabilidades y por ello te resulta sencillo dejar de culpar a los demás de aquello que te corresponde asumir a ti. Además el amor te da la fuerza, la energía y el coraje que necesitas para conocerte, asumirte, perdonarte y seguir construyendo y caminando por el sendero de tu vida.
Hay una pregunta más que me gustaría que te hicieras y respondieras con la mayor sinceridad posible. Quizá sea la pregunta más importante de todas las que te he planteado hoy porque realmente, si nos prestamos realmente atención a nosotros mismos, nos daremos cuenta de que todo empieza y termina con y en nosotros. ¿Sabes por qué no te aceptas al 100%? ¿Por qué hay alguna parte de ti que rechazas, que odias, que no te gusta, que cambiarías si pudieras o que ya has cambiado?
¿No te has dado cuenta? Es posible que no, que no te hayas parado a analizarte todavía, pero quizá sí lo has hecho con tus progenitores. ¿Qué te gusta de tu padre? ¿Y de tu madre? ¿Qué te molesta de tu padre? ¿Qué no soportas de tu madre? Observa un poco y mira a ver si aquello que te molesta de ellos es porque tú también lo haces consciente o inconscientemente. Pregúntate por qué te disgusta y qué puedes cambiar en ti para amar esa parte tuya que ves reflejada en ellos. Muchas veces son esos reflejos los que nos hablan, porque de otra manera no conseguimos vernos.
La respuesta es la misma, la falta de amor que se compensa con el amor que nos falta y que por alguna razón no nos sabemos dar.
Por eso insisto tanto en mis mensajes en la importancia de conocernos a nosotros mismos y aprender a darnos aquello que muchas veces exigimos y reprochamos a los demás que no nos dan. Pues te voy a desvelar una gran verdad, aunque te moleste, aunque te duela, aunque lo niegues. La responsabilidad de darte, de cuidarte, de amarte, no es del otro, sino que es tuya. Porque cuando tú estás completo en ti mismo, lo demás que llega a ti es un gran regalo que agradecer, no una mitad que te complemente. Eres el único responsable de tu vida y de tu felicidad, porque al fin y al cabo tú decides la actitud con la que vives todo aquello que acontece en tu vida.
Y recuerda, el amor lleva implícito en sí mismo el agradecimiento.
Si quieres un cambio en tu vida y no sabes por dónde empezar, comienza por ti mismo. Empieza por amarte a ti mismo. Quizá en el proceso de amarte aprendas a conocerte, a perdonarte, a aceptarte y descubras al ser extraordinario que llevas dentro.
Eso es lo que deseo para ti, que te redescubras y te maravilles de tu luz y de los dones y talentos que atesoras en tu interior. Es más, deseo que puedas compartir esos tesoros con el mundo para que ellos también puedan sentir el extraordinario ser que eres y enriquezcan sus vidas con tus aportes.
Deseo que amar en libertad y sin dependencias sea tu máxima y consigas alcanzarla con entusiasmo y alegría.
Otra cosa, nunca dejes de soñar, porque este mundo en el que hemos elegido vivir necesita en estos momentos muchos soñadores dispuestos a amar y con agallas y ganas de conseguir sus sueños y convertirlos en su realidad.
¡Feliz vida!
©Paqui Sánchez
Imágenes de Pinterest.
©Paqui Sánchez