Si me copias,
cítame…
Debido a algunos acontecimientos que
han tenido lugar en los últimos días, me veo en la tesitura de escribir estas líneas
para haceros partícipes de una importante decisión que he tomado.
Cualquier persona capaz de crear algo
y compartirlo, sabe desde el momento que lo hace público, que puede ser
plagiada. Pero apropiarse indebidamente de la creación de otro es un delito, no
ya a efectos éticos y morales, sino sobre el que puede recaer todo el peso de
la ley.
Cuando alguien te copia, en mi caso
lo que escribo, y no te menciona, está incurriendo en un delito.
Desde que empecé a escribir y
publicar en este blog a finales del año 2010, supe que me arriesgaba a ser
plagiada, pero pensaba que las personas que llegaran aquí y quisieran compartir
la información que yo publicaba en sus blogs y páginas de Facebook, serían respetuosos
y tendrían la conciencia suficiente como para copiar también mi nombre debajo
de los artículos y poner la fuente de donde obtenían la información que querían
compartir con sus seguidores y/o amigos.
Eso es lo que yo hago. En muchas
ocasiones he compartido escritos y artículos de otras personas y de otros
blogs, pero siempre he respetado las fuentes y las autorías. Y cuando no había
autores o me llegaba la información de autores diferentes, investigaba y
contrastaba la información antes de publicar, si no encontraba nada publicaba
como “Desconozco el autor”, a los que leéis y seguís el blog os suena, ¿verdad?
Hace unos meses Google me pidió
retirar un artículo publicado porque alguien lo había denunciado y tuve que
hacerlo. Un absurdo a mi entender porque era una oración de los indios nativos
americanos que estaba por todos lados en la que no figuraba el nombre del autor
y que yo tampoco había publicado como propia, obviamente. Pero un rastreador
indicó a Google que me avisara para retirar (imágenes o texto como era en
alemán nunca lo tuve claro porque tampoco respondieron al escrito que les envié)
y al final tuve que retirar la publicación con más de 600 visitas para no ser
denunciada.
Sin embargo, yo estoy hablando de mis
escritos, de las cosas que yo escribo y firmo, lo que yo escribo y publico en
mi blog o en mi página de Facebook (tanto en la fanpage, como en mi perfil
personal). Estoy hablando de algo que yo creo y comparto sin ningún ánimo de
lucro, simplemente con humildad y generosidad por si a alguien le sirve. Estoy
hablando de las cosas que escribo y llevan mi nombre o el nombre de “Mágico
Despertar” y que me voy encontrando por ahí recibiendo méritos y elogios, pero
sin mi nombre puesto.
Estoy hablando de respeto, estoy
diciendo que las autorías han de ser reconocidas, que pienses en ello cuando
compartas algo de alguien, que pienses en el daño que le puedas estar haciendo
al escritor si obvias su nombre sin darte cuenta o simplemente por el hecho de
que no le has dado importancia al nombre, solo al mensaje.
Desde mi interior grito en silencio: “SÍ
LA TIENE”.
Es mi obra, es mi creación, lleva mi
tiempo, lleva mi trabajo, mis horas y horas de escribir, borrar, reescribir,
retocar... Hasta que me parece que está “perfecta” para ser entregada al mundo.
Es mi obra y a veces lleva impresa mis lágrimas, mi dolor, mis heridas
sangrantes, mis respiraciones profundas, mis emociones, mis risas, mis alegrías…
Y siempre, siempre el pálpito de mi corazón en cada palabra que sale de mis
manos y vuela hacia tus ojos. Quizá por eso me decís muchos que os llega al
alma lo que escribo. Porque desde el alma escribo.
Durante estos 9 años que llevo por
aquí, he pasado un proceso de aprendizaje con el tema de los plagios. Tengo que
deciros que los primeros plagios que recuerdo se remontan a mi época de
estudiante, a cuando estaba en la universidad y descubrimos que algunos de
nuestros trabajos de campo estaban siendo utilizados por un profesor para “escribir”
un libro que después publicó la Universidad. Como os decía, al principio,
cuando me daba cuenta de que alguien me había copiado, me enfadaba mucho. Después
empecé a aceptar, convenciéndome a mí misma que no pasaba nada, que yo debía
estar por encima de todo eso, que debía ser humilde, que yo era capaz de seguir
creando… Aprendí a respirar para no explotar, aunque a veces me seguían
rechinando los dientes y a mirar hacia otro lado porque además me resultaba
extremadamente violento confrontar al plagiador para pedirle explicaciones, más
bien acababa dándolas yo.
Pero hace una par de días ocurría
algo en el muro de una amiga de Facebook con una oración que alguien estaba
utilizando como propia cuando ella era la autora. A las pocas horas me aparece
una publicación de uno de mis contactos con algo que yo había publicado unos
días antes, pero sin mi nombre. Todo esto me hizo pensar. Me hizo pensar que
cada vez que he girado la cabeza para no querer ver que me copiaban por no
saber enfrentarme a las consecuencias, yo he sido la primera que he perdido el
respeto por mí misma y por mi trabajo. Me hizo pensar que no se trata de “estar
por encima de…”, que no se trata de “no pasa nada, yo puedo seguir escribiendo
y creando…”, no se trata de “si te copian será porque lo estás haciendo muy
bien, siéntete orgullosa de ello”… No, de lo que se trata es de hacer respetar mi
trabajo. Tan solo de eso.
Se trata de hacer ver a quien no
puede verlo por sí mismo que si me copias y no me citas estás delinquiendo y
que de ahora en adelante, si me entero, si lo veo, si te pillo…, voy a ejercer
el derecho que la ley me otorga y te voy a denunciar.
Parece que los humanos nos estamos acostumbrando
muy fácilmente a que “todo vale” y no es así. “Ancha es Castilla” dice el
refrán, pero no nos equivoquemos, que no “todo vale”, y por muy “ancha que sea
Castilla”, también tiene sus límites marcados. A veces necesitamos “leyes y
normas” para no perdernos, para no confundirnos, para clarificarnos y saber
dónde están los límites y el respeto por nosotros mismos y por el otro. Necesitamos
que nos recuerden que si quieres que te respeten, has de respetar y si no
respetas por el motivo que sea, hay unas consecuencias que deberás asumir. La
ley de Causa-Efecto, como principio fundamental del Universo nos lo enseña
constantemente. No se trata de culpas,
ni de buscar culpables, sino de asumir responsabilidades y actuar en
consecuencia.
Por tanto, os digo que no volveré a
dejar un plagio impune. Que de ahora en adelante, cuando vea un plagio dejaré
un mensaje y si el mensaje no se atiende, tendrá consecuencias. Será la causa
de que me hayas copiado sin citarme y no rectifiques tu delito.
Todo lo que escribo y publico es para
compartir, para expandirlo, para que llegue a quien tenga que llegar, a quien
lo necesite y le sirva. Pero por favor, si copias y pegas en vez de compartir,
cítame.
Si me respetas te lo agradeceré
eternamente, si no me respetas, seré yo quien deberá respetarse y la forma de
hacerlo será denunciándote.
Nuevo slogan: “Si me copias, cítame… Si
no me mencionas, habrá consecuencias”.
No puedo dejar de ser quien soy por
miedo, no puedo dejar de escribir y compartir con vosotros mis escritos por
miedo a ser plagiada y no lo voy a hacer. Simplemente voy a quererme un poquito
más demostrándome que me respeto y me amo al defender mi trabajo de quien no
sabe valorarlo, ni apreciarlo y por eso cree que puede “robarlo” sin asumir
consecuencias.
Gracias por vuestra infinita comprensión
y paciencia.
AlmAbrazo de Paz y cálida Luz para
todos vosotros y vosotras.
©Paqui Sánchez
©Paqui Sánchez