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viernes, 8 de febrero de 2019

SI ME COPIAS, CÍTAME...



Si me copias, cítame…

Debido a algunos acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días, me veo en la tesitura de escribir estas líneas para haceros partícipes de una importante decisión que he tomado.

Cualquier persona capaz de crear algo y compartirlo, sabe desde el momento que lo hace público, que puede ser plagiada. Pero apropiarse indebidamente de la creación de otro es un delito, no ya a efectos éticos y morales, sino sobre el que puede recaer todo el peso de la ley.

Cuando alguien te copia, en mi caso lo que escribo, y no te menciona, está incurriendo en un delito.

Desde que empecé a escribir y publicar en este blog a finales del año 2010, supe que me arriesgaba a ser plagiada, pero pensaba que las personas que llegaran aquí y quisieran compartir la información que yo publicaba en sus blogs y páginas de Facebook, serían respetuosos y tendrían la conciencia suficiente como para copiar también mi nombre debajo de los artículos y poner la fuente de donde obtenían la información que querían compartir con sus seguidores y/o amigos.

Eso es lo que yo hago. En muchas ocasiones he compartido escritos y artículos de otras personas y de otros blogs, pero siempre he respetado las fuentes y las autorías. Y cuando no había autores o me llegaba la información de autores diferentes, investigaba y contrastaba la información antes de publicar, si no encontraba nada publicaba como “Desconozco el autor”, a los que leéis y seguís el blog os suena, ¿verdad?

Hace unos meses Google me pidió retirar un artículo publicado porque alguien lo había denunciado y tuve que hacerlo. Un absurdo a mi entender porque era una oración de los indios nativos americanos que estaba por todos lados en la que no figuraba el nombre del autor y que yo tampoco había publicado como propia, obviamente. Pero un rastreador indicó a Google que me avisara para retirar (imágenes o texto como era en alemán nunca lo tuve claro porque tampoco respondieron al escrito que les envié) y al final tuve que retirar la publicación con más de 600 visitas para no ser denunciada.

Sin embargo, yo estoy hablando de mis escritos, de las cosas que yo escribo y firmo, lo que yo escribo y publico en mi blog o en mi página de Facebook (tanto en la fanpage, como en mi perfil personal). Estoy hablando de algo que yo creo y comparto sin ningún ánimo de lucro, simplemente con humildad y generosidad por si a alguien le sirve. Estoy hablando de las cosas que escribo y llevan mi nombre o el nombre de “Mágico Despertar” y que me voy encontrando por ahí recibiendo méritos y elogios, pero sin mi nombre puesto.

Estoy hablando de respeto, estoy diciendo que las autorías han de ser reconocidas, que pienses en ello cuando compartas algo de alguien, que pienses en el daño que le puedas estar haciendo al escritor si obvias su nombre sin darte cuenta o simplemente por el hecho de que no le has dado importancia al nombre, solo al mensaje.

Desde mi interior grito en silencio: “SÍ LA TIENE”. 


Es mi obra, es mi creación, lleva mi tiempo, lleva mi trabajo, mis horas y horas de escribir, borrar, reescribir, retocar... Hasta que me parece que está “perfecta” para ser entregada al mundo. Es mi obra y a veces lleva impresa mis lágrimas, mi dolor, mis heridas sangrantes, mis respiraciones profundas, mis emociones, mis risas, mis alegrías… Y siempre, siempre el pálpito de mi corazón en cada palabra que sale de mis manos y vuela hacia tus ojos. Quizá por eso me decís muchos que os llega al alma lo que escribo. Porque desde el alma escribo.

Durante estos 9 años que llevo por aquí, he pasado un proceso de aprendizaje con el tema de los plagios. Tengo que deciros que los primeros plagios que recuerdo se remontan a mi época de estudiante, a cuando estaba en la universidad y descubrimos que algunos de nuestros trabajos de campo estaban siendo utilizados por un profesor para “escribir” un libro que después publicó la Universidad. Como os decía, al principio, cuando me daba cuenta de que alguien me había copiado, me enfadaba mucho. Después empecé a aceptar, convenciéndome a mí misma que no pasaba nada, que yo debía estar por encima de todo eso, que debía ser humilde, que yo era capaz de seguir creando… Aprendí a respirar para no explotar, aunque a veces me seguían rechinando los dientes y a mirar hacia otro lado porque además me resultaba extremadamente violento confrontar al plagiador para pedirle explicaciones, más bien acababa dándolas yo.

Pero hace una par de días ocurría algo en el muro de una amiga de Facebook con una oración que alguien estaba utilizando como propia cuando ella era la autora. A las pocas horas me aparece una publicación de uno de mis contactos con algo que yo había publicado unos días antes, pero sin mi nombre. Todo esto me hizo pensar. Me hizo pensar que cada vez que he girado la cabeza para no querer ver que me copiaban por no saber enfrentarme a las consecuencias, yo he sido la primera que he perdido el respeto por mí misma y por mi trabajo. Me hizo pensar que no se trata de “estar por encima de…”, que no se trata de “no pasa nada, yo puedo seguir escribiendo y creando…”, no se trata de “si te copian será porque lo estás haciendo muy bien, siéntete orgullosa de ello”… No, de lo que se trata es de hacer respetar mi trabajo. Tan solo de eso.

Se trata de hacer ver a quien no puede verlo por sí mismo que si me copias y no me citas estás delinquiendo y que de ahora en adelante, si me entero, si lo veo, si te pillo…, voy a ejercer el derecho que la ley me otorga y te voy a denunciar.

Parece que los humanos nos estamos acostumbrando muy fácilmente a que “todo vale” y no es así. “Ancha es Castilla” dice el refrán, pero no nos equivoquemos, que no “todo vale”, y por muy “ancha que sea Castilla”, también tiene sus límites marcados. A veces necesitamos “leyes y normas” para no perdernos, para no confundirnos, para clarificarnos y saber dónde están los límites y el respeto por nosotros mismos y por el otro. Necesitamos que nos recuerden que si quieres que te respeten, has de respetar y si no respetas por el motivo que sea, hay unas consecuencias que deberás asumir. La ley de Causa-Efecto, como principio fundamental del Universo nos lo enseña constantemente.  No se trata de culpas, ni de buscar culpables, sino de asumir responsabilidades y actuar en consecuencia.


Por tanto, os digo que no volveré a dejar un plagio impune. Que de ahora en adelante, cuando vea un plagio dejaré un mensaje y si el mensaje no se atiende, tendrá consecuencias. Será la causa de que me hayas copiado sin citarme y no rectifiques tu delito.

Todo lo que escribo y publico es para compartir, para expandirlo, para que llegue a quien tenga que llegar, a quien lo necesite y le sirva. Pero por favor, si copias y pegas en vez de compartir, cítame.

Si me respetas te lo agradeceré eternamente, si no me respetas, seré yo quien deberá respetarse y la forma de hacerlo será denunciándote.

Nuevo slogan: “Si me copias, cítame… Si no me mencionas, habrá consecuencias”.

No puedo dejar de ser quien soy por miedo, no puedo dejar de escribir y compartir con vosotros mis escritos por miedo a ser plagiada y no lo voy a hacer. Simplemente voy a quererme un poquito más demostrándome que me respeto y me amo al defender mi trabajo de quien no sabe valorarlo, ni apreciarlo y por eso cree que puede “robarlo” sin asumir consecuencias.

Gracias por vuestra infinita comprensión y paciencia.

AlmAbrazo de Paz y cálida Luz para todos vosotros y vosotras.

©Paqui Sánchez

©Paqui Sánchez