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| Arte: Claudia Tremblay |
Sanación del linaje ancestral femenino.
Yo soy la voz de todas mis ancestras silenciadas.
Hace varias semanas publicamos un artículo en el blog en el que
hablábamos de la importancia de sanar el árbol genealógico para liberarnos de creencias
y patrones familiares ancestrales heredados, de decretos que están impidiendo
nuestra evolución y de lealtades mal entendidas por las cuales seguimos
repitiendo patrones y creencias limitantes por miedo a ser rechazados por
nuestro propio clan si obramos de modo diferente a como nos han inculcado que
debemos hacer desde pequeños.
Si no has leído el artículo, te animo a hacerlo para adquirir una
visión más amplia sobre el tema y comprender así, por qué es tan relevante este
trabajo de sanación ancestral de tu linaje.
Aunque ilustramos el artículo con diversos ejercicios genéricos para
realizar con la finalidad de ayudarnos a
sanar nuestro linaje, en esta ocasión vamos a enfocarnos mucho más en la parte
femenina de ese linaje y ofrecer ejercicios concretos para ello que no
incluimos en el artículo anterior.
Acompáñame y te enseño cómo profundizar un poquito más en tu
historia familiar para conocerla, honrarla y sanarla desde la raíz.
¿Qué es el linaje femenino?
Podríamos definirlo como la herencia
emocional, energética, espiritual y cultural que recibimos a través de nuestras
ancestras: madres, abuelas, bisabuelas, tatarabuelas y mujeres anteriores a
ellas hasta llegar a la primera mujer que dio origen a nuestro linaje. Podríamos
incluir no solo a las mujeres de nuestro linaje de sangre, sino a aquellas que
aun no perteneciendo al mismo, sí han influido de manera categorica en él.
¿Qué heredamos de nuestro linaje?
* ADN propiamente dicho por
el que se recibe una herencia biológica por la que se transmiten rasgos físico,
tendencia o resistencia a determinadas enfermedades…, funcionamiento
metabólico, hormonal e inmunológico.
* ADN mitocondrial, es la memoria energética, se recibe
exclusivamente de la madre y que esta a su vez recibió de la suya y así
sucesivamente. Por tanto en tu cuerpo hay, no solo células de tu abuela que
pasaron a tu madre mientras ella la gestó, sino también de tu bisabuela, tatarabuela…
y así hasta llegar a la primera mujer que dio origen a tu linaje.
* Epigenética: engloba tanto las emociones como los traumas.
Patrones de comportamiento y pensamiento, creencias, traumas, formas de amar,
de criar y maternar, de relacionarnos y vivir… Son las experiencias de vida de
tus antepasadas que pueden dejar “marcas” en la expresión de tus genes, sin
alterar tu ADN y que pueden estar influyendo en cómo respondes antes el estrés,
tus miedos o bloqueos, en patrones emocionales que estés repitiendo, incluso en
aspectos de tu salud física como digestiones, fertilidad, inmunidad…
Se ha comprobado, por ejemplo, que un trauma vivido por una abuela, puede reflejarse en los niveles de cortisol (hormona del estrés) de su nieta, aunque la nieta no haya vivido el trauma directamente.
* Códigos de supervivencia y lealtades mal entendidas. Serían como
“programas” inconscientes de silencio, sumisión, invisibilidad o sacrificio,
miedos, dificultad para poner límites…
* Cualidades resistentes tales como la fortaleza, intuición,
capacidad de amar, creatividad, sabiduría, dones y talentos…
¿Por qué es importante conocer a tus ancestras?
Porque las elecciones que tomaron bien por voluntad propia o
porque les fueron impuestas, te afectan directamente en cómo tu percibes y
vives tu realidad. Esas decisiones crearon una herencia emocional y energética
que influye en ti y cuando entiendes de dónde vienen esas determinaciones, de
dónde provienen los miedos que te acechan o porqué repites patrones o sigues siendo fiel a ciertas
creencias aunque ya no te representen…, dejas de percibirlos como propios. Es
entonces cuando puedes tomar las riendas de tu vida y decides empoderarte para
cambiar el curso de la misma, sin miedo y sin culpa, sin olvidar el respeto y
el agradecimiento por todo lo que fue. Ya que, precisamente por lo que fue,
estás tú hoy aquí, pero decidiendo elegirte y priorizarte por encima de todo lo
demás.
Cuando tú eliges conscientemente de forma diferente, es decir,
decides amarte, decides priorizarte, decides poner límites, decides hablar para
ser escuchada y decides vivir como deseas hacerlo, no solo te liberas tú, sino
que liberas a tus ancestras, a todas las voces que fueron silenciadas, desvalorizadas,
abusadas, sometidas y/o maltratadas y liberas a quienes vendrán después de ti,
porque esas herencias se disolverán en ti, sanarán en ti y no serán entregadas
a las generaciones futuras. Ya que, conscientemente, tú decides cambiar el
curso de vuestra historia y romper con los ciclos del clan que ya no se han de
seguir reproduciendo.
Durante siglos, las mujeres han sido socialmente consideradas
inferiores y condenadas al silencio, la obediencia, la represión y la sumisión.
Muchas vivieron con violencia, exclusión y abandono y fueron obligadas a
renunciar a su verdad, a sus creencias, a sus anhelos o deseos y a ignorar la
voz de sus almas que dictaban caminos que no pudieron ser experienciados. Todo
esto generó heridas que al no ser expresadas o sanadas, se transmitieron como
“memoria emocional inconsciente” a través del sistema familiar y estas van
creando ciclos repetitivos que se transfieren de generación en generación.
Desde cómo te relacionas contigo misma, cómo estableces o no
límites, cómo te relacionas con los demás, cómo reaccionas a las cosas que te
pasan, cómo experimentas tu cuerpo, hasta cómo vives tu sexualidad o maternidad,
tu autoestima, tu capacidad de recibir… todo puede estar influido por patrones
ancestrales. Al no hacer consciente esta influencia, podrías estar viviendo atrapada
en historias o experiencias que no son realmente tuyas, y que al tomar
consciencia de las mismas podrás liberar para poder vivir tu propia vida según
tu elección.
La sanación no implica culpar al linaje anterior, sino traer
conciencia para elegir otra forma de vivir. Para ello hay que reconocer, honrar
y liberar las heridas, patrones, creencias limitantes y lealtades mal
entendidas que se han ido trasmitiendo de generación en generación.
Esas heridas, la mayor parte de las veces pueden estar
relacionadas con alguno de estos temas: abandono o rechazo, represión emocional
o sexual, violencia (ya sea física, emocional o simbólica), silenciamiento o
invisibilidad y miedo a la libertad, el
poder o el amor.
Quizá te preguntes cómo puedes saber si tienes patrones heredados
femeninos que sanar, te voy a dar algunos tips, para que te resulte más fácil
detectarlos, pero yo creo que en mayor o menor medida, todas tenemos aspectos
que sanar dentro de nuestro linaje y, por mucho miedo que nos dé iniciar el
proceso de sanación, también tenemos la valentía para conseguirlo, porque el
miedo es un obstáculo que pone la mente para que nada cambie, ya que se siente
más segura con lo conocido (aunque no sea bueno), que con los cambios que no
puede controlar.
Tips para detectar patrones heredados.
1. Relaciones desequilibradas con la madre o figuras femeninas. Tu
madre es el primer espejo de lo femenino con el que te vas a encontrar y sanar
la relación con ella te permitirá reconciliarte con tu propia energía femenina.
¿Cómo descubres si hay conflicto con ella? Relación tensa,
distante o excesivamente fusionada con tu madre. Sientes rechazo, rabia, dolor
o necesidad no resuelta hacia ella. La juzgas con dureza o bien te esfuerzas en
ser lo opuesto a ella. Atraes relaciones tóxicas y dependientes a tu vida.
2. Patrones o vínculos dañinos repetitivos en tus relaciones que
las hacen desiguales. Referidos a lealtades inconscientes o mal entendidas que
derivan en modelos de amor basados en el sacrificio, la dependencia y/o el
sufrimiento.
¿Cómo te haces consciente de ello? Atraes a parejas que te anulan,
te abandonan o a las que debes “salvar”. Te cuesta poner límites y acabas
adaptándote para no incomodar sintiéndote cada vez más rota y más alejada de tu
propia esencia. Sientes culpa y miedo a la vez, culpa por no conformarte como
hicieron tus ancestras y querer más, y miedo a perderlo todo si te muestras tal
y como desearías hacer. Si tomaras la decisión de romper con todo para ser tú
misma, estarías rompiendo un patrón heredado y romper patrones conlleva dolor y
miedo aunque hacerlo te aportaría libertad y el inicio de una nueva vida con o
sin esa pareja.
3. Autoexigencia extrema. Mujer sacrificada que debe sostenerlo
todo sin derecho a sentirse vulnerable o pedir ayuda. Creencia de que ser mujer
implica sufrimiento y que los hombres tienen muchas más facilidades para
triunfar en la vida y con muchos menos esfuerzos. Hay que demostrar la valía
propia en cada paso y ni aún así es suficiente.
¿Cómo lo notas? Te sobrecargas con responsabilidades que no te
corresponden, te cuesta pedir ayuda. Te sientes culpable si te priorizas o si
no estás siendo productiva y al servicio del clan familiar. Eres fuerte, cargas
con todo, porque la vida te ha mostrado que “no tienes otra opción” y no te
permites flaquear. No crees en ti ni en que las cosas puedan darse de forma más
sencilla. Tienes que controlarlo todo, no confías en el proceso de la vida y a
la vez te sientes agotada, frustrada y con ganas de soltarlo todo.
4. Desvalorización de lo femenino. El patriarcado está grabado a
fuego tan intensamente en tu interior, que sientes que lo femenino y todo lo
que tiene que ver con la femineidad te hace sentir débil.
¿En qué debes fijarte para descubrir este patrón? Sientes que
debes mostrar tu valor constantemente. Rechazo a lo femenino y a lo que tenga
que ver con la femineidad. Menosprecio por otras mujeres. Preferencia de lo
mental/racional sobre lo emocional/sensible.
5. Dolor o desconexión con el ciclo menstrual, el útero, el cuerpo
o la sexualidad. Puede haber memorias traumáticas en tu linaje asociadas a una
maternidad forzada, abusos, abortos silenciados, robo de hijos, tabúes sexuales,
infidelidades…
Te cuesta conciliarte con tu ciclo menstrual y lo vives con
rechazo y dolor. Te sientes desconectada de la energía femenina, de tu útero e
incluso de tu cuerpo. No consigues liberarte sexualmente, vives tu sexualidad
reprimida o desde la culpa. Experiencias de abusos o invasión, ya sean propias
(puede que incluso de otras vidas) o heredadas.
6. Autoanulación. Crees erróneamente que no está bien destacar y
brillar y te cuesta crear o manifestar tus sueños por que piensas que
realizarlos conlleva castigo, soledad o culpa y por lealtades mal entendidas
prefieres renunciar a tu ambición personal por “deberes familiares”.
Lo manifiestas saboteándote a ti misma cuando todo va bien,
aparece ese “Pepito Grillo” que te susurra al oído que pronto pasará algo que
se llevará por delante tu felicidad. Te cuesta ocupar tu sitio y prefieres
pasar desapercibida. Sientes que no eres digna de recibir, ya sea dinero, placer,
amor o reconocimiento.
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| Arte: Mamicha |
Los traumas intensos como guerras, abusos, pérdida de hijos,
migraciones forzadas o hambre se almacenan
en la memoria celular Epigenética y pueden manifestarse en las
generaciones posteriores como ansiedad sin causa aparente, miedos irracionales,
sensación de amenaza constante y sabotaje a la felicidad o al éxito.
¿Identificas alguno de estos patrones en ti? Si es así, no te
preocupes porque este legado no es tu destino, sino que estamos aquí para reconocerlo,
sanarlo y transformarlo. Recuerda que lo que no se hace consciente y se
resuelve, se repite; sin embargo, lo que se trae al consciente aunque sea atravesando
el dolor que ello supone, se sana y te transforma. Cuando un persona sana, todo
cambia.
Sanar tu linaje femenino te permitirá recuperar tu propia
identidad, pudiendo discernir mejor aquello que te pertenece de lo que no y
tener la posibilidad de elegir, cosa que muchas de tus ancestras no pudieron
hacer. Elegir conscientemente cómo quieres vivir tu vida liberándote de todo lo
que te oprime y limita y soltando patrones y creencias que ya no son viables
para tu nueva “yo” y tu nueva vida.
Sanar tu linaje también te permitirá sanar a tus ancestras, ya que
el trabajo que hagas contigo, actuará como una reparación energética ancestral.
Debes tener presente que aunque ellas ya no estén físicamente aquí, son parte
del inconsciente colectivo de tu alma y de tu biología.
Cada sanación, liberará a las generaciones futuras y sus descendientes
de repetir patrones, conservar creencias limitantes, perpetuar decretos y
obedecer a lealtades mal entendidas para seguir sintiéndonos parte del clan por
miedo al abandono o el rechazo.
Recuerda que la verdadera conexión con tu linaje no es repetir su
historia, sino honrarlo de una manera nueva. Imagina qué pasaría pudieras
liberarte de esos patrones, de cargar con culpas que no son tuyas, si te
permitieras amar desde un lugar auténtico y no desde la obligación, si te atrevieras
ser quien realmente eres sin miedo al juicio. Según Carl Jung, en eso consiste
la verdadera sanación. No se trata de rechazar tu historia, sino de
transformarla, de tomar lo mejor de lo que has heredado y soltar lo que ya no
te sirve. Es un proceso duro que no ocurre de la noche a la mañana, es un viaje
de autoconocimiento profundo, de exploración interna y de toma de conciencia. Y
Jung nos dice que la mayor lealtad que se puede tener hacia el propio linaje,
no es perpetuar su dolor, sino ser la primera en liberarse, aunque al principio
duela. Sanar es integrar, pero para llegar ahí, has de atravesar tus sombras y
mirar donde duele, donde es incómodo, donde molesta, donde da miedo.
Entonces la pregunta es: ¿Estás segura de querer dar ese paso, de
mirarte con honestidad, de soltar lo que no te pertenece, de querer sanar, de
querer ser esa mujer de tu clan que dice basta, que dice hasta aquí y que se
libera de la represión, la sumisión, el sometimiento, el abuso…?
Es importante que te hagas esta pregunta antes de seguir, porque
el camino no va a ser fácil, te vas a encontrar con dificultades y momentos complicados, pero si eliges elegirte, el
Universo comenzará a enviarte sincronicidades y a conspirar para hacer más fácil tu nuevo
camino.
Ejercicios o herramientas para sanar tu linaje femenino.
En esta ocasión te voy a proponer 7 ejercicios o herramientas para
acompañarte en tu proceso de sanación.
1. Árbol del linaje femenino. El objetivo de este ejercicio es el de
traer a la consciencia a las mujeres del linaje para honrarlas.
El ejercicio consistirá en dibujar un árbol. No tiene que ser
perfecto. Es tu árbol.
En las raíces colocarás a tu abuela materna (puedes hacerlo
utilizando alguna imagen, o en su defecto su nombre).
En el tronco se ubicará tu abuela paterna.
En una rama estará tu madre.
Y tú, en una hoja del mismo.
Debajo de cada mujer escribe su nombre (si lo conoces), una
palabra que describa su vida (ejemplos: sacrificio, amor, silencio, lucha,
ausencia, carisma, sumisión…).
Algo que sepas o intuyas que le dolió o la hizo sufrir y alguno de
sus dones si los conoces.
¿Reconoces algún patrón que se repita entre ellas? Si es así,
anótalo.
¿Te reconoces en alguna de ellas?
Este “árbol del linaje” puede ser una imagen sencilla y muy
visual. Sin embargo, si tienes información de todas estas ancestras y de otras,
como bisabuelas, tatarabuelas o mujeres influyentes en la familia, podrías
escribir como una pequeña biografía de cada una de ellas volcando en ella todo
lo que sepas o te puedan contar de cada personaje.
Para cerrar este ejercicio: Coloca una mano sobre el corazón y di
en voz baja y pausada:
“Las veo. Las reconozco. Las honro. Gracias por el regalo de la
vida”.
2. Liberación emocional con fuego. El objetivo de este ejercicio
es el de soltar cargas que no te pertenecen.
Del ejercicio anterior, habrás anotado algún patrón que percibías
que se repetía, o algún aspecto de esas ancestras que definiste como no
positivo. Por ejemplo la tristeza de la abuela, el miedo a hablar de mi madre,
la sumisión de mi bisabuela, el dolor provocado por el abandono, la sensación
de no ser suficiente…
Escribe en un papel todo aquello que deseas soltar de tu linaje.
“Suelto la tristeza de mi abuela…”
Agradece por la sabiduría que se esconde en las heridas.
Quema el papel con respeto y con cuidado visualizando cómo se liberan las energías.
Repite lentamente:
"Queridas mujeres de mi linaje, las honro y respeto.
Tomo la vida que vino a través de ustedes y devuelvo con amor lo que no me pertenece.
Porque también honro y elijo mi camino."
Haz tres respiraciones profundas.
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| Imagen obtenida con IA |
3. Sanación del vínculo con mamá. Trabajar con la madre y las energías femeninas más cercanas del linaje es uno de los ejercicios más importantes a realizar.
En este ejercicio vas a escribir una carta a mamá, esté viva o no,
que no entregarás. Es una carta que le escribes, pero es para ti. Una vez
escrita, léela cuantas veces necesites hasta que sientas que ya no es necesario
leerla más, entonces puedes optar por quemarla, destruirla o guardarla con el resto de la información que has ido
recopilando en este trabajo de sanación ancestral del linaje femenino.
En esa carta cuéntale a tu madre cómo te sientes, qué sientes y
por qué te sientes de esa manera, háblale del amor, del dolor, del abandono,
del chantaje… cuéntale tus reclamos y también comparte con ella tu gratitud. No
escribas desde el reproche, piensa que cada persona tiene un estado de
conciencia, unos límites, unas creencias y que ella actuó del modo en el que lo
hizo contigo desde su máximo estado de conciencia, haciéndolo en todo momento
lo mejor que pudo y de la mejor manera que supo.
Pero sí, esta carta es para ti y es para que expreses, sin
reprimirte todo lo que tengas que decirle.
Cuando hayas terminado la carta, léela en voz alta y permítete
sentir las emociones que te provoque. Si tienes que llorar, llora, si tienes
que reír, ríe… y si no sientes nada, abrázate fuerte igualmente porque todo
está bien.
Decide qué quieres hacer con la carta, ¿conservarla, quemarla,
enterrarla…? Lo que elijas estará bien.
Este ejercicio puedes repetirlo con cualquier figura significativa
que necesites. Igual te has criado con tu abuela y sientes “necesidad” de sanar
esa relación, o de contarle cosas que no te atreviste a expresar por represión
en su momento y están dentro de tu garganta haciéndose nudo e impidiéndote
expresarte libremente en tu día a día. Es momento soltar nudos y liberar todas las palabras.
Una vez terminado el ejercicio, cierra tus ojos y di:
“Mamá, yo te honro y te respeto.
Honro tu vida y agradezco estar aquí a través de ti.
Hoy soy capaz de comprender que lo hiciste lo mejor que pudiste.
Tomo todo lo que me entregaste y devuelvo con amor lo que ya no me
pertenece seguir sosteniendo.
Soy libre de elegir mi camino.”
Haz tres respiraciones profundas.
4. Respiración ovárica. El objetivo de este ejercicio es la
escucha.
El ejercicio consiste en una técnica de respiración consciente con
la atención puesta en los ovarios con la finalidad de restablecer la conexión
con tu cuerpo, liberar memorias heredades de dolor, miedo, silencios obligados…
recuperar la energía vital y la creatividad y reparar el vínculo con el linaje
materno.
Puedes hacer el ejercicio dos o tres veces por semana entre 10 y 15
minutos durante el tiempo que estimes necesario.
En un lugar tranquilo, sentada o recostada, coloca tus manos en la
zona baja de tu vientre. Haz unas respiraciones conscientes y lleva tu atención
al ovario izquierdo, dile mentalmente : “Estoy presente”, y luego haces lo
mismo con el ovario derecho (no importa si los sientes o no, o si tienes los dos
o te han extirpado alguno).
Ahora haz unas respiraciones dirigidas primero al ovario izquierdo
y luego al derecho. Inhala imaginando que el aire entra por la coronilla y lo
vas dirigiendo al ovario izquierdo, exhala por la boca soltando tensión y
liberando todo aquello que pueda llegar a ti. Repítelo 3 veces y después hazlo
con el ovario derecho. Con un ritmo lento, profundo y amable.
Ahora imagina que detrás de cada ovario hay una línea de mujeres.
En el ovario izquierdo se halla el linaje materno más antiguo y en
el ovario derecho el más cercano.
Di: “Las veo. Las honro”.
Sigue respirando y con cada exhalación permite que los ovarios
suelten miedo heredado, dolor no expresado y mandatos sobre el cuerpo, la
sexualidad o la maternidad. Todo eso que exhalas baja por tus piernas y
desciende por esas hermosas raíces que crecen desde las plantas de tus pies
hacia el centro de la Madre Tierra, la Madre Tierra lo recoge devolviéndolo al
sistema con la energía correcta.
Di lentamente: “Devuelvo con amor lo que no es mío”.
Respira así durante unos minutos (de 3 a 5).
Al inhalar de nuevo, imagina que desde la Madre Tierra y desde el linaje solo sube fuerza, sabiduría y capacidad de disfrute y gozo.
Llena suavemente los ovarios con esa energía.
Para finalizar el ejercicio, coloca una mano en el útero y otra en el corazón
Di: “Tomo la vida.
Honro a las que vinieron antes.
Yo sigo diferente.”
Y permanece en silencio unos minutos.
Una vez que hayas terminado el ejercicio, tómate unos minutos para anotar en tu cuaderno de sanación las sensaciones percibidas durante la práctica. No es lo habitual, pero en caso de dolor intenso, mareo o angustia, interrumpe el ejercicio.
5. El útero como puente del linaje femenino. El objetivo de este ejercicio es liberar memorias ancestrales uterinas y devolverlas al sistema con amor.
Ejercicio de sanación de las memorias uterinas.
Duración del ejercicio 15-20 minutos, realizar 1 vez por semana
hasta que así lo sientas.
Prepara un espacio tranquilo y acogedor, prende una vela y algo
que represente a lo femenino.
Túmbate y coloca ambas manos sobre el vientre bajo. Haz unas
respiraciones profundas (3 suelen ser suficientes).
Vamos a comenzar enraizando el útero, para ello imagina que desde
tu útero salen unas hermosas raíces que descienden hacia la Madre Tierra donde
encuentran sostén sin juicio.
Di: “Mi útero está sostenido.”
Invoca al linaje femenino visualizando detrás de ti, en semicírculo: a tu madre, a tu abuela, tu bisabuela y más atrás, a todas las mujeres del linaje. No es necesario visualizar rostros, es suficiente con sentir presencia.
Di: “Las veo. Las reconozco. Gracias por la vida que llegó hasta mí.”
Lleva tu atención al útero y pregúntale:
“¿Qué no es mío?”
Permítete sentir. Puede que sea miedo, culpa, silencios, dolor, sacrificio, vergüenza, rabia contenida…
No intentes analizar ninguna sensación.
Imagina que esas cargas salen suavemente del útero como humo o agua y vuelven hacia el círculo de ancestras.
Di lentamente:
“Queridas mujeres de mi linaje,
honro su destino y su historia.
Devuelvo con amor lo que no me pertenece.
Yo me quedo solo con la vida.”
Permanece respirando 2-3 minutos.
Visualiza ahora el útero vacío, tibio y luminoso. Una luz rosada/dorada lo envuelve y repara.
Coloca una mano en el vientre y otra en el corazón.
Di:
“Mi útero descansa.
Mi cuerpo es mío.
La historia continúa diferente a través de mí.”
Cuando así lo sientas, abre los ojos y apaga la vela conscientemente.
Si así lo consideras, cuando hayas terminado, anota en tu cuaderno todas las sensaciones vividas y percibidas.
6. Integración de dones. El objetivo de este ejercicio es recuperarlo dones heredados, amén de liberarte del dolor.
Ejercicio del Diario de Dones femeninos.
Escribe en tu diario, o en la libreta donde has ido anotando la
información que vas recopilando de tus ancestras, los dones y talentos que
forman parte de ti. Igual te resulta fácil intuir de quién puedes haberlo
heredado, o quizá en un talento tuyo o que despierta conforme vas liberando
dolor y energía estancada.
Si es un don o talento heredado, la mejor honra que puedes hacer a
tu predecesora es utilizarlo sabiamente y usarlo. Y si no lo fuera también, pues los dones y talentos se activan y mejoran con el uso y la práctica.
Este ejercicio puedes realizarlo en un acto único, o repetirlo
semanalmente.
Cuando acabes con ello, haz una pequeña meditación. Visualiza una
fila de mujeres detrás de ti, son tus ancestras. Ellas van pasándose una luz de
mano en mano. Esa luz llega a ti, en ella se encuentra la fuerza, el
conocimiento, la sabiduría, la intuición, la resiliencia, la creatividad, la capacidad
de sostener y el amor de toda tu estirpe femenina.
Recibir esa luz te hace inmensamente feliz. Y lo expresas mirándolas a todas.
Di: "Gracias por compartir también lo bueno.
Gracias por recibir la Luz.
Gracias por los Dones y Talentos."
7. Ceremonia del círculo femenino. Llegar a este último ejercicio
supone haber consolidado tu proceso de sanación.
Sería muy recomendable que pudieras compartir tu proceso de
sanación con otras mujeres y reunirte en círculo con ellas. En ese Círculo de
Mujeres podrías compartir experiencias y sanar en comunidad. Pero esto no
siempre sucede y muchas veces nos toca caminar en solitario. Si no tienes un
grupo donde poder compartirte, no pasa nada, haz tu propio círculo creando un
espacio sagrado con velas, inciensos, flores, símbolos que te representen,
objetos o símbolos que representen a tus ancestras…
Puedes conectarte con tu respiración y hacer una pequeña
meditación para honrar y agradecer a tus ancestras.
Prepara una pequeña oración de agradecimiento. O simplemente unas
frases donde digas en voz alta algo así:
“Bendigo a todas las mujeres de mi linaje.
Las libero y me libero.
Recibo lo que me fortalece, suelto lo que me limita.
Gracias, gracias,
gracias.”
Como habrás observado, llegar hasta aquí no ha sido fácil. Has tenido que sumergirte en tus sombras, superar tus miedos, sostenerte cuando elegiste elegirte y todo empezó a tambalearse a tu alrededor y aún así, seguiste eligiéndote. Estos son solo 7 ejercicios para ayudarte en tu proceso, comprometerte con ellos y contigo misma y elegir sanar y liberarte no es tan rápido, conlleva tiempo y como habíamos dicho autoconocimiento, exploración interna y conciencia.
Espero que encuentres el impulso necesario para decidir que ha
llegado tu momento de soltar y liberar con amor y con amor elegirte para iniciar
un nuevo camino de vida ligero de cargas y con la absoluta convicción del gran
trabajo que has decidido llevar a cabo, porque como ya hemos mencionado con
anterioridad, dar este paso significa sanar tu linaje desde ti hacia atrás y
hacia delante.
Aunque el camino no sea fácil en algún momento porque al elegir elegirte muchos no lo entenderán, habrá amistades que se alejarán, lloverán críticas de quien no entienda lo que estás haciendo y sentirás dolor, no desistas, no desfallezcas, tú puedes. Lo que estás haciendo no es egoísta, es honrar el camino de las que te precedieron, eligiendo transitar uno diferente para ti. Y si en algún momento te caes, piensa en lo que te dirían tus ancestras: “Gracias por ser lo suficientemente valiente para romper con las estructuras que yo no pude, gracias por poner voz a mi silencio, gracias por poner luz en nuestro camino, gracias por devolvernos al camino correcto y por hacer este cambio en el sistema para que a través de ti, podamos ser felices y encontrar la paz que necesitábamos. Tú representas todo lo que nosotras no pudimos ser, tú eres nuestra voz, nuestros ojos, nuestra luz. Tú puedes y tu clan te apoya porque todas estamos aquí respaldándote y dando impulso y valor. Tú puedes y debes y lo vas a conseguir. ”
Yo también te doy las gracias por llegar hasta aquí y espero que
algo de lo publicado resuene contigo y te ayude a estar mejor.
Con amor.
©Paqui Sánchez









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