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jueves, 12 de junio de 2025

SANAR EL ÁRBOL, SANAR EL LINAJE

Sanar el árbol genealógico y el linaje ancestral

Sanar el árbol, sanar el linaje

Sana desde las raíces para transformar tu historia familiar


Te describo brevemente los puntos que vamos a desarrollar en este artículo para ayudarte con la sanación de tu árbol genealógico. Así podrás fortalecer de forma respetuosa tu linaje ancestral, honrando a tus ancestros y liberarlo de cargas emocionales, patrones familiares, creencias limitantes, o bien decretos realizados en otras épocas que están estancando la energía y limitando o impidiendo tanto tu avance como el de las generaciones futuras.

Índice:

  1. Qué son los patrones familiares heredados y cómo se transmiten.
  2. Claves para saber si estás repitiendo un patrón.
  3. Pasos para liberar patrones heredados y sanar el árbol.
  4. Herramientas y recursos a tu alcance para ayudarte.

1. ¿Qué son los patrones familiares heredados y cómo se transmiten?


Seguramente en multitud de ocasiones te habrás preguntado ¿por qué? ¿Por qué estoy repitiendo esta situación? ¿Por qué mis relaciones no funcionan? ¿Por qué atraigo a un determinado perfil de hombre que acaba maltratándome, abusando de mí  o despreciándome y repite el mismo patrón de mi padre, de mi abuelo, de mi tío…? ¿Por qué no encuentro un buen trabajo? ¿Por qué tengo que vivir con escasez? ¿Por qué se aprovechan de mí? ¿Por qué siento que por mucho que haga nunca es suficiente? ¿Por qué no soy suficiente? ¿Por qué tengo miedo al éxito? ¿Por qué cuando todo va bien pienso que va a pasar algo malo que lo estropeará todo? ¿Por qué parece que soy invisible? ¿Por qué nadie me valora? ¿Por qué me siento triste si tengo una buena vida y no me falta de nada? ¿Por qué siendo mujer asumo el rol que no me corresponde? Y un largo etcétera de porqués encadenados que no tendrían fin. 

Las respuestas no siempre están  en ti, no es porque tú no lo estés haciendo bien, porque hayas nacido con una tara o por el karma (hoy en día está muy de moda echarle la culpa al karma, creo que no hay mucha gente que realmente sepa lo que es el karma o no lo culparía de nada). Muchas veces no eres tú, sino aquellos que vinieron antes de ti, son esas herencias familiares que tienen más que ver con la trasmisión energética ancestral que con lo material que hayas heredado de tus antepasados, que también. Sus historias, sus decretos, sus necesidades, aquello que tuvieron que hacer o a lo que tuvieron que renunciar… les marcó de una forma tan profunda que produjo heridas no sanadas que se han ido trasmitiendo de generación en generación. Y esas herencias se seguirán trasmitiendo hasta que las reciba un miembro de la familia que decida no seguir repitiendo esos patrones que condujeron al dolor y a la herida y resuelva actuar de una manera diferente a como han venido haciendo los que le precedieron. Esa persona romperá el círculo vicioso y cambiará el ciclo, recibiendo con amor la herida para limpiarla, acunarla y abrazarla hasta que el amor disuelva el dolor y ya no se cargue nunca más en la siguiente mochila que se pasará a la generación venidera. Que todo lo que se transmita a la generación futura sea una mochila llena de herramientas útiles que les ayuden a solucionar sus problemas y no a seguir arrastrándolos.

Cuando tú sanas esa herida o disuelves ese decreto hecho hace tal vez cientos de años, todo tu linaje familiar sana. Toda la humanidad sana porque, recuerda que de un modo u otro, todos estamos conectados. 

Lealtades mal entendidas o invisibles que condicionan el linaje
Pero, ¿a qué llamamos patrón familiar? 

Los patrones familiares heredados son conductas, creencias, emociones o formas de pensar, sentir y actuar que no son propias, sino heredadas de nuestro entorno familiar y que se transmiten de generación en generación. Comportamientos, creencias, formas de relacionarse, maneras de ver el mundo, de condicionarlo o relacionarse con él…,  conscientes o inconscientes arraigados a la historia emocional y cultural del linaje familiar. Estos patrones se transmiten como si de un legado silencioso y poderoso se tratara, que va carcomiéndote poco a poco y marcando tu vida y tu destino. Son decretos, tradiciones, memorias emocionales y energéticas que se graban en el inconsciente familiar e influyen en nuestro comportamiento y en la toma de decisiones.

Recordamos la célebre frase de Carl Jung: "Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino".

Bien, pues esta réplica de patrones familiares puede obedecer a varios condicionantes:

  • Social y educativo: los padres enseñan a los hijos a pensar, actuar y sentir atendiendo a lo que ellos mismos aprendieron de los suyos, heredando modelos de comportamiento que muchas veces no son los más adecuados o han quedado obsoletos para la época actual.
  • Lealtades familiares mal entendidas: son vínculos emocionales que se graban en el inconsciente: replicamos experiencias difíciles e incluso traumáticas por fidelidad a nuestros ancestros, aún sin saberlo repitiendo su dolor, sus decisiones, sus fracasos o sus límites por amor, por fidelidad, por pertenencia, por pérdida... El problema es que lo hacemos de una forma perjudicial que nos daña y nos impide vivir plenamente. Por ejemplo renunciar a la abundancia porque mi abuelo fue pobre toda su vida, o renunciar a tener una relación sana con una pareja porque mi madre nunca la tuvo y no fue feliz. Atendiendo al sacrificio que mis padres hicieron por mí, decreto que no tengo derecho a ser feliz y que ahora he de cargar con todo lo que venga para devolverles lo que hicieron por mí porque me siento en deuda con ellos o porque ellos mismos me reclaman esa deuda. Debido a la muerte prematura de algún familiar, yo siento que no tengo derecho a vivir plenamente, que no lo merezco porque él o ella ya no está aquí para seguir disfrutando de la vida y no está bien que yo sí lo haga, etc.
  • Modelos de comportamiento: que nos hacen repetir conductas vividas en nuestra infancia referidas al modo en el que nos relacionamos con la abundancia económica, cómo resolver conflictos, cómo amar, cómo relacionarnos con los demás…
  • Epigenética: se ha demostrado científicamente que el trauma y ciertos comportamientos pueden dejar marcas en la expresión genética que pasan de generación en generación sin producirse alteraciones en el ADN.

Aquí te comparto unos ejemplos de patrones familiares para que puedas disipar la ambigüedad que te pueda haber suscitado lo que te he contado hasta ahora. ¿Hay en tu familia…?

* Madres que crían solas sin que la figura paterna esté presente (pese a que no siempre esté ausente) y que hayan tenido que adoptar ambos roles?

* Mujeres sumisas que no se atreven a mirar a sus parejas a los ojos, que esperan órdenes que obedecer y que se creen que son inferiores a los hombres y no les queda más que aguantar y aceptar su destino porque así está escrito que debe ser?

* Hombres que no saben expresar afecto y en su defecto se comportan bruscamente?

* Hombres queque no expresan sus emociones, que no lloran porque "los hombres no lloran", a los que la sociedad les ha impedido desarrollar su parte tierna y femenina?

* Ruinas económicas cíclicas?

* Enfermedades que se repiten y podríamos definir como “heredadas”?

* Embarazos no deseados que se repiten de generación en generación?

* Traiciones amorosas?

* Hijos vendidos o cedidos a hermanos, otros familiares o personas ajenas a la familia?

* Duelos no elaborados, traumas, secretos familiares, exclusiones de miembros de la familia?

* Adicciones repentinas, trastornos alimenticios, violencia doméstica, drogas, alcohol...?

* Creencias limitantes como que solo con el sufrimiento se logran cosas, o que el dinero cuesta ganarlo sangre, sudor y lágrimas, o que cometer errores es de ser un fracasado, que el amor duele y lastima y engaña, que no debes confiar en nadie porque todos te van a traicionar…?

Podríamos seguir añadiendo ejemplos, pero creo que ya te has hecho una idea de qué debes buscar para detectar las limitaciones o patrones que pudiera haber en tu familia. Descubrirlos, si no lo has hecho ya, te ayudará a liberarlos, liberarte y sanar.

No es necesario que analices el árbol hoja por hoja o rama por rama, la mayor parte de las veces bastará con que te fijes en ti y te analices, ¿qué patrones son los que tú estás repitiendo, dónde te duele, qué energía te atrapa? ¿Es algo que sientes que ha empezado contigo o hay patrones que proceden de tu linaje y que tú, de una forma u otra, estás repitiendo como un círculo vicioso del que cuesta salir?

Analízalo todo con atención, recuerda que no todo es tuyo, pero tampoco todo es heredado o pertenece a tus ancestros, también existen otras vidas que has vivido y que pueden estar condicionándote. Es por todo ello que es sumamente importante que nos conozcamos a nosotros mismos y darnos tiempo para autodescubrirnos.

Mujer que rompe cadenas liberándose de los patrones y creencias limitantes de su linaje ancestral

2. Claves para saber si estás reiterando un patrón.


Entrelazado con el punto anterior en el que te he dado varios ejemplos para detectar si estás repitiendo patrones familiares debes prestar mucha atención a:

Si percibes una repetición de conflictos familiares o de pareja en tu árbol. Enfermedades similares en padres o abuelos, fracasos económicos que puedan llevar a la familia a una quiebra, abusos… Situaciones que se repiten en el árbol de forma cíclica.

Sensación de estar "cargando" con algo que no te corresponde y que a su vez te impide crecer en la dirección que te gustaría y avanzar en general.

Relaciones complicadas con personas de tu círculo próximo o en el mundo laboral (colegas de trabajo, relación jefe/empleado). Relaciones tóxicas dentro y fuera del ámbito familiar.

Miedo a tomar decisiones distintas a las que deberías porque es lo que te recomienda tu familia y temes no seguir sus consejos. Miedo exacerbado a que salga mal si no haces las cosas como siempre te han dicho, al reproche por parte de ellos y a la sensación de fracaso y de culpa por haberles fallado al no seguir sus consejos u órdenes.

Bloqueos en áreas clave de tu vida como son la autoestima, el amor, el trabajo, la economía o la salud.

Detectar cargas emocionales que no te corresponden, como sentimientos de tristeza, vergüenza, miedo, de no ser suficiente, de fracaso, de no ser merecedora… que no parecen tener un origen personal, pero que lo sientes como algo profundo dentro de ti.

Esta identificación requiere observación consciente y autoconocimiento. Sería muy conveniente tomar nota en una libreta de todo lo que vas descubriendo y sintiendo. Puedes hacer un poco de investigación familiar anotando recuerdos de familiares sobre situaciones determinadas o simplemente que te vayan contando parte de sus vivencias e ir tomando nota por si acaso…

Sanar el árbol genealógico desde las raíces

3. Pasos para liberar patrones heredados y sanar el árbol.


El primer paso para sanar comienza por la toma de conciencia que hay heridas heredas en nuestro linaje y que debemos hacer algo para sanarlas y que puedan curarse para siempre, liberando así la energía  atrapada y estancada que impide que todo fluya como debe ser. Esa toma de conciencia empieza por la observación de la historia familiar.

Un dato importante a tener en cuenta es que sanar el linaje no es negar nuestra historia, sino aceptarla e integrarla conscientemente para poder cambiarla cortando ciclos repetitivos que impiden la evolución tanto personal como familiar.

¿Qué debemos tener en cuenta para hacer una correcta observación? 

Lo primero y esencial es no juzgar, pues en la mayoría de los casos desconoceremos  las situaciones que tuvieron que vivir nuestros ancestros y sus condicionamientos personales para comportarse de una manera determinada, tomar ciertas decisiones, o bien crear decretos (probablemente sin ser conscientes de estar decretando). Por tanto no se trata de buscar culpables, sino de entender con empatía y respeto el porqué de sus actuaciones o tomas de decisión, sin juzgar y sin culpar. Desde la comprensión es mucho más fácil trabajar con la aceptación.

Investigar la historia familiar, indagar con respeto sobre aquello que queremos esclarecer con los miembros de nuestra familia que conserven recuerdos de nuestros antepasados, recopilar historias, fechas clave, momentos significativos, enfermedades, desvelar secretos…, es decir, hacer un poco de investigación y genealogía familiar, nos puede ser de gran ayuda para romper ciclos viciosos que nos están perjudicando. Solo el hecho de hablar sobre las cosas que ocurrieron en el pasado a nuestros ancestros, libera energía estancada.

A través de la observación, nos haremos conscientes de esos patrones que queremos modificar, podremos reconocerlos, ponerles nombre y averiguar de dónde vienen, ver qué similitud existe entre la vida de algún antepasado y la nuestra. No obstante, incluso si no sabemos detectar de dónde vienen esos patrones, podremos transformarlos para sanarlos. 

Tal vez te preguntes cómo podrás transformarlos si no sabes dónde está la raíz o el origen de los mismos. Reconociendo, sin culpar a nadie, que tus ancestros lo hicieron lo mejor que pudieron en base a las herramientas con las que contaban, la formación y el conocimiento del que disponían, sin olvidar el momento histórico y social en el que se desarrollaron sus vidas. Recuerda que ha habido momentos en la historia en el que una vida carecía totalmente de valor. ¿Qué hacemos entonces? Aceptar y perdonar. Eso no quiere decir que aprobemos abusos de poder, asesinatos, violaciones o cualquier otra actuación que hoy en día condenaríamos, no se trata de justificar lo que estuvo mal o de no querer verlo, sino de aceptar sin juzgar. Recuerda que la premisa para decidir investigar la historia familiar es “no juzgar”, porque seguro que encontraremos decisiones y actuaciones que no nos van a gustar. El perdón y la compasión nos ayudarán a soltar el dolor ancestral y liberar esa carga que ahora reside en la mochila que nos pasaron nuestros antepasados y que llevamos a cuestas sobre nuestra espalda. Aligerar la mochila significa abrirla para que pueda irse el dolor que no es nuestro. Porque a veces, “ese dolor que sientes y cargas, no es tuyo”.

Si te cuesta empatizar, aceptar, no juzgar y/o perdonar a ciertos miembros de tu linaje ancestral debido a sus formas de actuar o comportamiento, te propongo esta reflexión: ¿Cuántas vidas habrás vivido tu? ¿Crees que en todas has sido un ejemplo a seguir? ¿En cuántas de ellas habrás violado, asesinado, mentido, robado, traicionado, utilizado de forma abusiva tu poder o tus dones...? Tal vez si te lo planteas así, te ayuda a querer conocer sin juzgar y te resulta más fácil sentir compasión y perdonar. Porque todo lo que hemos hecho formaba parte de nuestra evolución, todo aquellos nos alejaba del amor y la compasión y tomar conciencia vida tras vida e ir mejorando, nos ayuda a volver a la compasión y al amor. Esa es la meta, volver, volver a lo que fuimos y nunca hemos dejado de ser, pero que se nos olvidó por el camino y el recorrido de tantas vidas. Volver a sentir que somos AMOR. Volver a la unión tras experimentar la separación.

Asimismo, para honrar este reconocimiento, propondremos algunos ejercicios para venerar a nuestros ancestros y liberarlos de su carga. De esta manera, conseguiremos liberar también al árbol y aligerarlo notablemente de su carga. 

¿Por dónde empezar esa observación? Pregúntate:

* ¿Qué historias se repiten en mi árbol?

* ¿De quién podría estar repitiendo una historia, un patrón o un destino?

* ¿Qué patrones familiares pesan como una losa y no quiero seguir repitiendo?

* ¿Qué patrones familiares, creencias limitantes o decretos no quiero que repitan las futuras generaciones porque estimo que ya no son oportunos o beneficiosos para nuestra familia?

Dar respuestas a estas cuestiones te ayudará a tener la posibilidad de elegir de forma diferente, tomando decisiones conscientes que rompan el ciclo de repetición de patrones o creencias. Así podrás crear nuevos hábitos y construir nuevas creencias y patrones de comportamiento más adecuados a ti, al momento histórico y social en el que vives y evidentemente a sanar esas heridas ancestrales que por fin encontrarán liberación, descanso y paz. Toda vez, que esos ancestros que las sostienen abiertas, podrán sanar y liberarse finalmente de ese sostén energético confiando en que tú tomas las riendas y serás capaz de cambiar la dirección del árbol hacia un destino más adecuado y satisfactorio para todos, tomando decisiones desde el amor y no condicionadas por el miedo. 

Antes de continuar, creo que es importante aclarar qué es un decreto familiar. Podríamos decir que es una decisión tomada, normalmente de forma oral, por algún miembro de la unidad familiar, que impone normas, decisiones o castigos que afectan al clan familiar, no sólo de forma momentánea, sino ancestral. Te voy a poner un ejemplo que seguramente conoces.

Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡Pongo a Dios por testigo de que jamás volveré a pasar hambre!” Dijo Vivien Leigh elevando el puño en aquella mítica escena de Lo que el viento se llevó. Scarlett O'Hara decretó para ella y para su linaje que "nunca más volverían a pasar hambre".

Pues bien, eso es un decreto que afecta a todo el árbol desde el momento en el que se esgrime hasta que llega algún miembro de la unidad familiar que lo revoca. Decretamos, decretamos continuamente, todo el tiempo, sin darnos cuenta de ello, sin ser conscientes. Por eso es sumamente importante poner atención en lo que decimos, en las palabras, en cómo nos hablamos y cómo hablamos a los demás. Algo tan simple y que marca tanto el destino de cada uno.

Mujeres honrando y sanando su linaje ancestral femenino

4. Herramientas y recursos a tu alcance para ayudarte.


Sanar el árbol o el linaje es un proceso profundo y una decisión valiente, que nos va a remover durante un tiempo, porque cada cambio tiene sus consecuencias, pero aunque estemos un tiempo con la sensación de estar sumergidos en un mar revuelto, incluso al borde del naufragio, cuando las aguas se asienten, todo habrá sido por tu bien, por el de tus antepasados y el de las generaciones futuras.

¿Qué puedes hacer para sanar tu linaje ancestral?

Constelaciones familiares: Es una terapia sistémica desarrollada por Bert Hellinger, psicoterapeuta alemán. Se basa en la idea de que los problemas personales y emocionales pueden estar vinculados a dinámicas ocultas o bloqueos dentro del sistema familiar, incluso de generaciones pasadas. Esas dinámicas se expresan como patrones repetitivos, conflictos, enfermedades, decisiones bloqueadas, duelos no resueltos o vínculos interrumpidos que pueden estar afectando inconscientemente a la persona, paralizándola, limitándola y no permitiéndole avanzar en su vida.

Pueden ser grupales, o individuales, siempre guiadas por un facilitador que esté formado y tenga experiencia. Se llevan a cabo desde el mayor respeto y su objetivo principal es reordenar el sistema, restaurar el equilibrio y el vínculo en el árbol y permitir que el amor fluya nuevamente.

Ayudan a identificar patrones heredados, a comprender conflictos personales, a liberar lealtades mal entendidas con otros miembros del sistema familiar… Se pueden trabajar temas de pareja, vínculos con los padres, duelos, traumas transgeneracionales, bloqueos o dificultades económicos, emocionales o síntomas físicos, enfermedades, etc.

Psicoterapia transgeneracional: trabaja con el árbol genealógico y examina el inconsciente familiar, pues es una corriente que parte de la idea de que heredamos no solo los rasgos físicos o culturales de nuestros ancestros, sino también sus traumas, secretos, patrones de conducta, de pensamiento, duelos no resueltos y lealtades mal entendidas; pudiendo afectar todos ellos en nuestra vida actual, sin ser plenamente conscientes de ello.

Esta terapia ayuda a identificar herencias emocionales no conscientes, libera lealtades mal entendidas que están condicionando tu vida, sana relaciones de parentesco y ayuda a comprender el origen sistémico de ciertos síntomas físicos, emocionales o de conducta.

Genealogía emocional: es una rama de la psicoterapia transgeneracional que se enfoca en cómo las emociones no resueltas dentro de un sistema familiar se heredan inconscientemente afectando el comportamiento, las decisiones, las relaciones y la salud emocional.

Se trabaja con esta herramienta realizando un árbol genealógico en el que en lugar de mirar solo nombres y fechas, se estudian emociones, traumas, lealtades, secretos, exclusiones y duelos que han sido silenciados o ignorados, y cómo estos se manifiestan generación tras generación.

Este enfoque ayuda a comprender que a veces vivimos emociones heredadas no procesadas que no son totalmente nuestras.

Escritura creativa para sanar el linaje ancestral

La escritura terapéutica: es una herramienta profundamente transformadora para sanar el árbol, amén de estar al alcance de todos porque depende exclusivamente de nosotros y además no conlleva ningún coste económico, ni ningún tipo de engaño o posible fraude. Escribir sobre tu historia familiar te permite acceder, expresar y liberar emociones, historias y vínculos familiares inconscientes que han quedado congelados, estancados o silenciados en el tiempo. Este ejercicio no solo es un recuerdo, sino un acto de reparación emocional, donde podrás poner voz a lo no dicho, a lo que nos obligaban a callar de pequeños o no nos permitían verbalizar, pudiendo resignificar el pasado y cambiar tu relación con él.

Recuerda que en todos estos ejercicios, es extremadamente importante no juzgar. Vendría muy bien hacer una pequeña meditación inicial para elevar el estado de consciencia antes de llevarlos a cabo, de ese modo nos resultará mucho más sencillo no juzgar ni culpar a nuestros ancestros por sus decisiones o falta de ellas. Desde un estado de conciencia superior, dicho de otro modo, desde la supraconciencia, no existe el juicio, ni la culpa, ni el miedo, solo el amor que ayuda a comprender los hechos y a adquirir la fuerza necesaria para tomar decisiones diferentes que ayuden a cambiar esos patrones en los que nos sentimos atrapados.

La escritura te hará ser consciente de lo inconsciente, conectarás con emociones que probablemente no sabías que tenías, podrás dar voz a emociones familiares no expresadas, duelos, culpas, sentimientos de tristeza, de amor contenido, de rabia, de ira… Poner voz a lo que no se habla a través de la escritura, rompe ese pacto de silencio familiar, ese imperativo de: “a callar”, toda vez que libera la energía estancada y contenida por ese silencio impuesto. 

No se trata de cambiar el pasado, no es posible hacerlo, pero sí podrás cambiar tu relación con él, volviéndote menos culpable, más comprensiva, más compasiva, más libre.

Podrías escribirle a un padre para expresarle cómo te sientes con respecto a lo que has vivido estando bajo su tutela o en su ausencia, a una abuela que pasó su vida bajo el yugo de las obligaciones y el sufrimiento, que tal vez migró a otro país o tuvo que “ponerse los pantalones” (o reinventarse) y ejercer de padre y madre al perder a su compañero de vida en la guerra. A un hijo no nacido, a un ancestro no reconocido, olvidado, expulsado o desheredado del núcleo familiar.

¿Qué tipo de ejercicios podrías realizar?

  • Escribir una carta al familiar común o a aquel ancestro con el que sientas que tienes un vínculo que sanar, algo pendiente o que fue el ancestro olvidado, reprimido o expulsado. Cuéntale quién eres, quién es él para ti, lo que sabes de él, por qué piensas que estás repitiendo su historia o por qué crees que te ha elegido a ti para sanar esa parte del linaje. Háblale con respeto, honrando su vida y su existencia, pero sin dejarte nada dentro.
  • Escribir una carta de liberación al familiar que necesites (padre, madre, abuelo, abuela...). Normalmente hay muchos vínculos que sanar con la familia más próxima e inmediata, de hecho nos elegimos con ese propósito, entre otros muchos. Cuéntale todo lo que nunca le dijiste, todo lo que te callaste o te obligaron callar, todo lo que no pudiste expresar. Puede que siga vivo o viva, pero es mejor que te liberes a través de la pluma y papel y que no envíes la carta, puedes guardarla si así lo sientes, aunque yo optaría por destruirla una vez escrita y releída las veces que haga falta, incluso en voz alta, hasta sentir que el trabajo está hecho. Hablar con las personas que aún están vivas, no siempre es positivo, sobre todo si hay dolor, suele salir en forma de reproche y la otra persona no lo entiende porque no es consciente del dolor o el sufrimiento que aquello que hizo o dijo pudo causarte. Hemos de entender que todo lo que hicieron nuestros mayores fue pensando que era lo mejor para nosotros y que estaban condicionados por su propia situación, vivencias y experiencias. No supieron hacerlo mejor y no merecen que les condenemos por ello, el perdón y la compasión serán nuestros aliados en estos momentos. Es más, ahora ya no eres una niña desvalida que no puede protegerse o defenderse, eres una persona adulta que sabe y puede poner límites respetuosos y que está capacitada para hacer las paces con el pasado y cambiar su historia. Recuerda que no puedes cambiar el pasado y que este puede haberte lastimado y doler hasta lo indecible e impensable, pero sí puedes elegir perdonar y cambiar tu relación con él.
  • Otra opción es escribir sin dirigirte a nadie en particular, empezando por un “Yo vengo de…” y deja que fluya tu historia familiar. Será una experiencia altamente sanadora que te aportará mucha paz.
  • También puedes escribir sobre algo concreto, una experiencia traumática, un recuerdo familiar doloroso, algún acontecimiento histórico que marcó a tu familia… Como ya sabemos no cambiará el pasado, pero sí liberará el impacto emocional en el que aún estás atrapada tú o la energía de alguno de tus ancestros.

Este tipo de ejercicios activa tu hemisferio derecho y el izquierdo, integrando emoción con razón. Darás orden, estructura y voz a emociones no siempre reconocidas, ni expresadas. Estarás creando un espacio íntimo, seguro, en el que puedes mirarte sin juicios y poner voz a todos los silencios impuestos y expresión a todas las emociones atrapadas en las memorias del tiempo consiguiendo una reconciliación contigo y con tus raíces.

Meditación para sanar el árbol genealógico


Meditaciones y visualizaciones guiadas:
sobre todo las especialmente dedicadas a la sanación del niño interior enfocadas en sanar el linaje materno/paterno. La línea del tiempo más próxima suele ser la que más nos afecta y mina nuestra autoestima y define nuestra relación con el entorno y en cómo reaccionamos ante lo que nos sucede y el modo en el que lo hacemos, desde la agresividad y reactividad, desde la falta de acción y de decisión, o desde la serenidad y la calma.

A través de la meditación conectamos con el inconsciente emocional y simbólico, que es donde residen muchas de las heridas heredadas, los vínculos invisibles y las lealtades familiares profundas. El inconsciente sana con imágenes, emociones, sensaciones y símbolos, por ellos la meditación es una herramienta poderosa para sanar el árbol. Ayuda a reordenar vínculos devolviendo al miembro de la familia que está desubicado a su lugar dentro del sistema familiar con la finalidad de restaurar el orden familiar, a honrar a los ancestros sin cargar con su destino, devolviendo las cargas heredadas a quienes corresponda, amén de liberar emociones congeladas, soltando aquello que fue reprimido para que viva su duelo y pueda ser liberado y transformado.

Se pueden hacer distintos tipos de meditación según nuestros objetivos:

* Meditación de linaje. Puedes hacerla como una meditación, una visualización o un ejercicio para sanar el linaje. Este ejercicio fortalece el sistema de pertenencia, conexión y enraizamiento. De pie, respira profundamente unas cuantas veces hasta que sientas que estás relajada. Visualiza a tu madre detrás de ti, su mano izquierda estará apoyada sobre tu hombro izquierdo, detrás de ella se ubicará su madre, es decir tu abuela y así sucesivamente. Lo mismo ocurrirá con tu linaje paterno, tu padre está detrás de ti, su mano derecha descansa sobre tu hombro derecho, sobre el suyo está apoyada la mano de tu abuelo paterno y así sucesivamente. Gírate hacia tu madre, sonríele y dile: “Mamá, yo te honro, te respeto, te doy tu sitio en el árbol genealógico y agradezco todo lo que has hecho por mí y por mi bienestar a lo largo de mi vida pensando que era lo que yo necesitaba. Yo recojo la mochila familiar cargada con todo lo que nuestras ancestras han ido depositando en ella desde el principio de los tiempos, recojo todos los decretos de escasez, de desamor, de no ser suficiente, de no ser merecedoras, de no estar a la altura, recojo las vergüenzas, la culpa y el dolor, recojo los enojos, los enfados, la frustración, la impotencia y la ira. Recojo todo lo que ha sido entregado de generación en generación y depositado en la mochila, pasando así de unas a otras. Lealtades mal entendidas, patrones familiares heredados, creencias limitantes, decretos creados sobre todo en momentos de desesperación, energías enquistadas, estancadas… Seguro que en su momento fueron necesarios y obedecieron a decisiones muy meditadas, o a la desesperación. Sin embargo, ha llegado el momento de que todo lo que nos ha dañado sea liberado para sanar nuestro linaje ancestral. Ahora gírate hacia tu madre y dile que la honro, la respeto y le doy su lugar en el árbol genealógico, que agradezco profundamente todo lo que hizo por nuestro linaje femenino, que entiendo que tuvo pocas opciones para elegir y que hizo siempre todo lo que pudo para hacer lo correcto. Dile que puede dejar de preocuparse por todo lo que quedó inacabado, sin hacer o sin solucionar cuando ella murió y tuvo que cambiar de plano. Dile que puede ir en paz porque yo me ocupo de liberar todo lo que tiene que ser liberado y sanado. Cuando acabes, dile que haga lo mismo que hemos hecho nosotras, que se gire honre y agradezca a su madre, dándole su lugar en el árbol y le cuente lo mismo que yo te he dicho a ti hasta llegar a la última de las mujeres, a la primera de todas ellas, a la que inició nuestra estirpe, a ella le agradeceremos doblemente por ser la primera, pues ella contó con menos recursos y herramientas y aún así tuvo el coraje de seguir adelante y engendrar las vidas sucesivas que nos llevaron a estar hoy aquí.”

Una vez que hayas terminado de honrar, agradecer e informar a tu linaje ancestral femenino. Gírate hacia tu padre y haz lo mismo, sonríele. Dile que le honras, le respetas y le das su sitio en el árbol genealógico y que le agradeces por todo lo que ha hecho por ti porque sabes que todas sus decisiones fueron tomadas pensando en que eran lo mejor para ti y lo que tú necesitabas para tu evolución. Dile que entiendes las dificultades por las que tuvo que pasar y que entiendes que repitiera patrones familiares sin cuestionarse nada más que continuar con las tradiciones. Dile que recoges la mochila que tus ancestros han ido pasándose de unos a otros generación tras generación, incluye todo lo que creas necesario decirle según tu historia familiar, y hazle saber, igual que hiciste con tu linaje femenino que puede descansar, que ahora tú recoges esa mochila y vas a abrazarla con amor y a transformar todo el dolor, el sufrimiento, la escasez, el desamor, las obligaciones, la tristeza, el fracaso… y lo que acumula dentro, que lo vas a envolver en amor para que se libere y así pueda sanar todo el linaje. Cuando hayas acabado, recuérdale que haga lo mismo con su padre y su padre con el suyo y así, hasta llegar al principio del árbol y al primer hombre del linaje. A ese primer hombre que lo honre doblemente por ser el primero, porque contaba con menos recursos y herramientas que los demás y aún así siguió adelante y engendró las vidas sucesivas que nos llevaron a estar hoy aquí. 

Puedes personalizar la visualización, de hecho debes hacerlo para adecuarla a tu historia familiar y necesidades propias. Recuerda que lo hagas como decidas hacerlo, debes siempre agradecer por lo recibido, incluso por lo doloroso porque te trajo hasta este momento y te convirtió en la persona que eres hoy en día, honra a esos ancestros que hicieron todo lo que estuvo en su mano para hacerlo lo mejor que supieron, recibe el legado con amor para que puedan irse en paz y una vez tengas la mochila en tu poder, transforma el legado recibido porque tú sabes que puedes escribir un destino diferente y devolver con amor todo aquello que ya no vibra contigo, que no te ayuda y que no te pertenece.

Haz este ejercicio, visualización o meditación tantas veces como sientas, hasta el árbol sane.

Al terminar el ejercicio dite algo así como:

“Tomo la vida que me dieron. La horno y honro todo lo recibido. Me pongo en mi lugar en el árbol familiar. Ahora elijo un nuevo camino porque está en mí abrazar mi legado, amarlo y transformarlo en aquello que necesito y que sí quiero para mí. Yo recojo la mochila ancestral y transformo su contenido liberando así las memorias energéticas de dolor, limitaciones, desamor, patrones y decretos que ya nada tienen que ver conmigo, ni con mi realidad, ni con mi lealtad. Sano el linaje, sano el árbol hacia el pasado, en el presente y para las generaciones futuras.”

* Meditación de corte de lazos. Para liberar cargas que no te corresponden. Visualiza que unos lazos invisibles te atan a un patrón familiar, un decreto, una limitación o una creencia que no quieres seguir conservando porque te daña. Dale las gracias al ancestro que decidió que aquello era útil y necesario para el momento en el que lo implantó en la memoria familiar, dile que aprecias que impusiera aquel patrón…, pero que ahora ya no es necesario porque los tiempos han cambiado y porque hay que sanar las heridas de las memorias familiares y despídelo con amor. Agradece a ese patrón por su labor y despídelo con amor. Visualiza como cortas ese lazo con el patrón y lo liberas. Siente cómo te liberas y cómo se libera tu linaje al dejarlo marchar con amor. Hazlo tantas veces sea necesario y con tantos patrones, decretos, creencias… como sientas que deben ser liberados.

* Meditación de reconciliación. Visualiza a algún familiar con el que sientas que tienes una herida, un conflicto o un vínculo doloroso no resuelto. Puedes sentarte en una silla e invitarlo a ocupar la silla libre frente a ti. Agradécele por acceder a encontrarse contigo y querer resolver el conflicto. Dile lo que necesites decirle, siempre desde el respeto y la compasión. Recuerda que, de ser necesario, se puede mandar a la mierda de forma educada. Compártele tu sentir, no te dejes nada dentro. Llora, perdona, pide perdón o simplemente pon en su conocimiento cómo te sientes con respecto a lo que pasó, a lo que te hizo o a lo que has heredado energéticamente de él o al patrón que estás repitiendo para poder romper con amor y respeto el ciclo que te ata a lo que ya no tiene sentido estar atado porque limita tu evolución, tu crecimiento y te está impidiendo avanzar y llegar donde quieres ir.

* Meditación para tomar tu lugar. Visualiza tu árbol como si fuera un escenario, una obra de teatro. Observa en qué lugar estás tú y dónde están los demás. Colócate en tu sitio para que cada miembro del linaje pueda ocupar el suyo, si su sitio está ocupado por ti porque estás cargando con su mochila y ocupando su espacio (por una lealtad mal entendida, un decreto antiguo o un patrón familiar o creencia), ese miembro de la familia no puede coger su sitio y estará ocupando el de otro. Ordenar el árbol poniendo a cada miembro en su lugar, ayuda a desprogramar creencias y patrones limitantes para que se produzca una sanación sistémica profunda. Recuerda que el inconsciente no distingue entre algo verdadero y algo ficticio, es por ello que lo que experimentas en la visualización tiene un efecto emocional real. Te pongo un ejemplo por si no te queda claro, si tú como hija estás ocupando el lugar de tu madre o de tu padre, estás cargando con lo que no te corresponde y con las funciones de un rol que no es el tuyo y para el que no has nacido, amén que estás desplazándolos a ellos del lugar que les corresponde haciendo que invadan el lugar de otro miembro del árbol. Cuando tú te pones en tu sitio, todo el árbol se recoloca en el suyo y la energía empieza a fluir de forma correcta.

Círculo de mujeres, sanando el linaje ancestral femenino

Grupos de sanación y/o círculos de mujeres/hombres: son espacios colectivos en los que las personas se reúnen para compartir sus vivencias, escuchar a los demás y sostenerse mutuamente en los procesos personales profundos. Con los grupos muchas veces te reconoces en la experiencia del otro, te sientes acompañado, trabajas con la activación de la memoria colectiva que es muy potente. Se crea un espacio seguro, simbólico y ritual donde expresar emociones que en otros contextos podrían estar fuera de lugar o ser juzgadas o reprimidas. Estos grupos o círculos suelen estar guiados por un facilitador o terapeuta y en ellos se tratan diversos temas relacionados con la sanación del linaje ancestral.

A modo de conclusión diremos que sanar el linaje no significa romper con la familia, sino romper con el sufrimiento inconsciente que se repite una y otra vez. Es hacer algo que tus antepasados no pudieron hacer, dando un paso más en la historia familiar, es decidir vivir con conciencia, con amor y con libertad.

Cuando tú sanas, sanas tu vida, sanas hacia dentro, pero también sanas a las generaciones pasadas y sanas a las generaciones futuras que ya no recibirán esa mochila cargada de frustraciones, dolor, desamor y negatividad.

La mochila que tu entregarás estará colmada de: 

“Tu puedes, tu eres suficiente, tu eres capaz de cambar aquello que ya no es adecuado para ti, no necesitas la aprobación de nadie para brillar, ni para elegir tu camino, tu profesión o tu destino, ni para hacer aquello que desees hacer. Eres libre de amar a quien desees, puedes confiar en los demás, comprometerte con quien lo sientas y decidir cambiar el curso de tu historia tantas veces como sientas. No tienes deudas ni físicas, ni energéticas, ni anímicas con tu linaje ancestral, no debes obediencia a ningún decreto realizado por tus ancestros, ni estás obligado a cumplirlo o a que te siga afectando o limitando tu vida. No estás bajo su influjo, ni tienes el porqué seguir con patrones de conducta o pensamiento familiar por lealtad o por miedo. No tienes que sostener sistemas de creencias que no te representan. Eres consciente, tienes autonomía para tomar tus propias decisiones en base a lo que creas que es mejor para ti, eres libre de elegir. Tienes derecho a decir “no” y a no dejarte intimidar o amilanar por nadie, ni de dentro, ni de fuera del árbol.”


Algunas lecturas recomendadas para ahondar en este tema.

  • Metagenealogía de Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa.
  • ¡Ay, mis ancestros! de Anne Ancelin Schützenberger.
  • Ejercicios prácticos de Psicogenealogía de Anne Ancelin Schützenberger.
  • Dinámica de las constelaciones familiares de Bert Hellinger.
  • Constelar la enfermedad de Hellinger y Hamer.
  • Este dolor no es mío de Mark Wolynn.
  • Mujeres que corren con los lobos de Clarissa Pinkola Estés

Espero que este artículo te sirva para sanar y para hacerte sentir mejor, más libre y más tú.

Puedes adaptar las ideas de ejercicios a lo que tú necesites, puedes repetir un ejercicio las veces que consideres necesaria hasta que sientas que has alcanzado el objetivo que tenías al iniciarlo. 

Sería muy recomendable coger una librera en la que vayas volcando todos los descubrimientos que hagas de tu árbol familiar, iniciar una pequeña genealogía hasta donde puedas llegar e ir relejando por escrito toda la información que llegue a ti… Escribir es una terapia de sanación por sí misma, pero si no te va escribir, coge la grabadora de tu teléfono móvil y cuéntale todo lo que plasmarías en el papel. Igualmente si quieres llevar algún tipo de registro de todo lo que averigües de tu historia familiar y no te gustan las libretas, créate un archivo en tu pc, portátil o tableta para ir añadiendo toda la información que llegue a ti y que consideres importante.

Si quieres que escriba un artículo más específico para la sanación del linaje femenino o masculino, házmelo saber en comentarios y lo preparo.

Feliz sanación.

©Paqui Sánchez

Muchas personas en representación de la sanación del árbol genealógico

©Paqui Sánchez


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miércoles, 28 de mayo de 2025

GROUNDING. Conectando con la Tierra, reconectando contigo

Cuando sientas el suelo bajo tus pies, recuerda que ahí nace tu fuerza y equilibrio

Grounding

Conectando con la Tierra, reconectando contigo

Vivimos en un vertiginoso mundo extremadamente acelerado en el que las pantallas han pasado a sostenernos más que el propio suelo que pisamos. Nos hemos olvidado del placer de sentirnos parte de la Madre Tierra, de estar conectados a los cambios estacionales y en estrecho contacto con ella para sostenernos, nutrirnos y equilibrarnos con su energía. Podríamos decir que nuestras prioridades han cambiado drásticamente y como consecuencia “sufrimos” el hecho de esa pérdida de conexión con la Tierra de múltiples maneras.

El Grounding (también conocido como earthing) es la práctica que nos ayuda a reconectarnos de nuevo con nuestro planeta a través del contacto directo con la naturaleza, especialmente con la tierra, la arena, el césped, la hierba o el agua natural.

Esta reconexión física con la Tierra no solo tiene un significado simbólico, espiritual o se trata de una tendencia “New Age”, sino que está respaldada por estudios científicos que demuestran beneficios tanto fisiológicos como a nivel psicológico.

Es más, desde un punto de vista biofísico, con la práctica del grounding se absorben electrones libres presentes en la superficie terrestre que actúan como antioxidantes naturales que, a su vez, ayudan a neutralizar los radicales libres en el cuerpo, reduciendo la inflamación, el estrés oxidativo y promoviendo una mejor función celular.

Asimismo, al grounding se le atribuye el beneficio de ser un acto de presencia consciente que ayuda a anclar a la persona que lo practica en el aquí y el ahora, disminuyendo así la ansiedad, toda vez que mejora la atención plena y equilibra su sistema nervioso autónomo.

Esta práctica no solo incluye el caminar descalzo, sino sentarse o recostarse en la naturaleza o apoyar las manos sobre el suelo. Lo que busca principalmente es restaurar esa conexión con la naturaleza que se pierde con mucha frecuencia debido al ritmo de vida que solemos llevar, que para más inri nos aleja del ámbito rural para imbuirnos en el cemento urbano de la ciudad y de la “vida moderna”.

Se dice que el grounding, más que una técnica, es un acto de regreso, un recordatorio silencioso de pertenencia a la Madre Tierra o al menos de formar parte de ella como lo hacían nuestros ancestros.

Conectar con la tierra es reencontrar la calma que siempre estuvo dentro de nosotros

¿Qué es realmente el grounding?

Grounding significa literalmente “conectarse a tierra”. Es una práctica sencilla y ancestral que implica caminar descalzo, tumbarse sobre la hierba, nadar en el mar, en un río o un lago, o simplemente recostarse o apoyar las palmas de las manos sobre la tierra.

Aunque todavía quede mucho camino por andar, la ciencia ha comenzado a estudiar esta conexión física con el suelo y ya hay estudios científicos que demuestran que al tocar la Tierra nuestro cuerpo puede absorber electrones libres que actúan como antioxidantes naturales, reduciendo la inflamación y equilibrando nuestro sistema eléctrico interno.

El grounding es valorado tanto en terapias alternativas como en la medicina integrativa, ya que sus beneficios abarcan aspectos físicos, emocionales y espirituales. La práctica promueve la sensación de bienestar, mejora el sueño, reduce el dolor crónico y fomenta una mayor estabilidad emocional.

En definitiva, grounding es un puente entre el cuerpo y la Tierra que nos invita a desacelerar, a soltar tensiones y a redescubrir la simplicidad de estar en armonía con el entorno natural.

En un mundo acelerado, el grounding es el regreso al hogar interno donde todo es paz. Hacerlo en grupo es además súper sanador

Beneficios de practicar grounding

El grounding, al contrario de lo que se pueda pensar, cuenta con grandes beneficios de los que cualquier ser humano puede lucrarse, entre ellos:

  1. Reduce el estrés y la ansiedad: Hay diversidad de estudios que han demostrado que el contacto del ser humano con la tierra, calma el sistema nervioso, disminuye el cortisol y promueve una sensación de relajación casi inmediata.
  2. Mejora la calidad del sueño: La práctica regular de grounding, mejora la calidad del sueño haciéndolo más profundo y reparador, probablemente por el equilibrio que se genera en los ritmos circadianos.
  3. Disminuye la inflamación: Al absorber electrones desde la Tierra, el cuerpo combate el estrés oxidativo, uno de los principales causantes de inflamación crónica.
  4. Fortalece el sistema inmunológico: Al reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño, el sistema inmunológico se regula de manera más eficiente.
  5. Aumenta la conexión emocional con el presente: La práctica del grounding no solo calma la mente, sino que también despierta una conexión emocional con uno mismo, con la naturaleza y con el presente.

Cuando sientas el suelo bajo tus pies, recuerda que ahí nace tu fuerza y equilibrio
¿Cómo practicar grounding?

Camina con los pies descalzos sobre césped, hierba, tierra, arena o piedra natural durante 20-30 minutos al día siempre que puedas. En su defecto, aprovecha el fin de semana para ir a la naturaleza y caminar sobre la arena de la playa, o en la montaña, o perderte (en el buen sentido de la palabra) en un bosque.

Si tienes acceso a la playa o al campo, siéntate, respira y deja que tu piel toque la tierra y el agua.

Si vives en ciudad, puedes practicarlo en un parque, un jardín o incluso con plantas de interior y macetas grandes (aunque menos intenso, sigue siendo beneficioso).

Complementa el grounding con respiración consciente, silencio, lectura de textos que te conecten con lo esencial y te hagan disfrutar del momento, o bien si te gustan los minerales puedes incluirlos en tu práctica.

En la ciudad quizá se hace un poco más complicada y tediosa la práctica principalmente porque el entorno no acompaña y encontrar uno que sea ideal es mucho más complicado. Sin embargo, se puede buscar un parque por el que puedas caminar descalza o simplemente apoyar los pies sobre el césped o la tierra. Aprovecha la presencia de los árboles para apoyarte en ellos o sentarte bajo su sombra mientras practicas alguna respiración consciente.

La conexión con la naturaleza es el puente que nos devuelve a nuestro centro verdadero. Manos que abrazan la Tierra entre sus dedos.

Otra posibilidad sería que tuvieras un pequeño jardín en tu propia casa o vivas en una comunidad con jardines. Pero si no puedes disfrutar de nada de todo esto y te gustan las plantas y la jardinería, ocuparte de ellas, de sus cuidados, de sus trasplantes e incluso de tocar la tierra de las propias macetas, ya ayuda. Por tanto, el “gardening”, también cuenta. Todo lo que sume, cuenta porque te ayuda a estar en el momento presente.

Es importante durante la práctica del grounding, sobre todo si ésta tiene lugar en la ciudad, que mentalmente hagas una conexión con los pies en el suelo del tipo:

“Estoy aquí, ahora. Mis pies están en contacto con el suelo, siento como unas hermosas raíces salen de las plantas de mis pies y entran en la profundidad de la Tierra. La energía de la Madre asciende por esas raíces hasta las plantas de mis pies y continúa ascendiendo. Es una energía envolvente y sanadora, vibrante, fresca y renovadora que me aporta paz y serenidad. Siento la conexión con la Madre Tierra. Me siento bien”.

Si no puedes caminar con los pies descalzos por los motivos o circunstancias que sean, puedes aprovechar tus paseos y caminatas por la ciudad poniendo conciencia en ello, pudiendo utilizar las frases anteriores igualmente. Quizá te ayude a conectar si sostienes algún mineral en tu mano, o alguna piedra cuya textura te ayude a sentirte en conexión con la Tierra.

Los baños de sal (sal marina o Epsom), simulan el efecto de conexión con la tierra.

Utilizar fibras naturales para vestir, un calzado adecuado, alfombras de yute en tu hogar y el uso de aceites esenciales al practicar la aromaterapia también pueden acercarte a la naturaleza.

Debemos ver el grounding más que como una “moda”, como una práctica de regreso a nosotros mismos y a esa conexión con la Madre Tierra que, por desgracia, en muchos casos es inexistente. Es una invitación para el alma, toda vez que una forma de decirle al cuerpo que está a salvo, que es seguro soltar, enraizarse y volver a conectar. Porque el grounding no es solo quitarse los zapatos, sino también soltar cargas para caminar más ligero.

¿Y tú? ¿Sueles conectarte con la Tierra? ¿Cuánto hace que no te pones en contacto con la naturaleza y disfrutas de ella? Quizá ha llegado el momento de apagar el ruido, protegerse la piel, salir al sol y permitir que la vida te sorprenda. 

Grounding no es solo pisar el suelo, es vivir arraigado en el ahora, consciente y sereno. Joven bajando escaleras de piedra
Te comparto algunos estudios científicos que existen sobre el grounding o earthing, por si sientes curiosidad por investigar y saber más para vivir mejor.

  1. Chevalier, G., Sinatra, S. T., Oschman, J. L., Delany, R. M. (2013)
    Título: Earthing (Grounding) the Human Body Reduces Blood Viscosity—A Major Factor in Cardiovascular Disease
    Publicación: Journal of Alternative and Complementary Medicine
  2. Ghaly, M., & Teplitz, D. (2004)
    Título: The biologic effects of grounding the human body during sleep as measured by cortisol levels and subjective reporting of sleep, pain, and stress
    Publicación: Journal of Alternative and Complementary Medicine
  3. Chevalier, G., Mori, K., Oschman, J. L., & Brown, R. (2012)
    Título: The Effect of Earthing (Grounding) on Human Physiology: Electrodermal Measurements
    Publicación: Journal of Alternative and Complementary Medicine
  4. Brown, D., Chevalier, G., & Hill, M. (2010)
    Título: Pilot study on the effect of grounding on delayed-onset muscle soreness
    Publicación: Journal of Alternative and Complementary Medicine
La conexión con la naturaleza es el puente que nos devuelve a nuestro centro verdadero

© Paqui Sánchez

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domingo, 2 de febrero de 2025

PERSONAS MÁGICAS

Mirada luminosa de una mujer rodeada de naturaleza
Personas mágicas

En ciertos círculos muy selectos se habla de la existencia de unas personas especiales a las que se les atribuyen cualidades mágicas, de hecho se dice que son personas mágicas disfrazadas de personas “normales”, tratando de disimular así su especialidad (entiéndase lo de especialidad por ser especiales, no por ser especialistas en algo, aunque quizá también lo sean) o su “magicalidad”, fíjate que he buscado esta palabra en el diccionario y me la sustituía por “maRgiNalidad”.

- Vaya tela -he pensado yo-, una “R” y una “N”, dos consonantes que se cuelan sin permiso y que lo cambian todo y de qué manera. Podría haberme salido “mUSicalidad”, que aunque también cambie dos letras, suena mucho mejor y nunca mejor dicho, porque tener “musicalidad”, igualmente es algo mágico.

Sí, ya sé que “magicalidad”, como palabra, no existe. ¿No has sentido nunca el impulso de comprobar palabras que te suenan bien (quizá por su “musicalidad”), por si el diccionario ha obrado la magia de adoptarlas? Pues eso me pasa con “magicalidad”, estaría bien que la hicieran existir, ¿no te parece?

¿Te has preguntado alguna vez cómo se inventaron las palabras? Esa magia de unir consonantes con vocales para poner nombre a las cosas, a las personas, a los lugares… O mejor dicho, esos sonidos a los que primero se les dibujó creando un sistema de pictogramas, que con el tiempo se simplificó para dar lugar a signos que acabaron convirtiéndose en abecedarios que formaban palabras.

La historia nos cuenta que la primera forma de escritura fue la cuneiforme, esta se desarrolló en Mesopotamia en torno al año 3.500 a.C., siendo los sumerios los primeros en usar pictogramas y dibujos para llevar registros, mientras que sobre el 3.200 a.C. los egipcios desarrollaban los jeroglíficos, otro sistema de escritura que empleaba pictogramas y signos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que las primeras palabras para representar sonidos fueron dibujos, quizá debamos remontar el principio del lenguaje y la escritura al inicio de los tiempos, puesto que en la Prehistoria ya se utilizaban dibujos para representar animales, seres humanos y contar historias de cacerías y llevar registros en las paredes de las cuevas. En China, en el año 1.200 a.C., durante la dinastía Shang, aparecen vestigios de huesos y caparazones de tortuga con símbolos, probablemente se trate de un oráculo, tal vez el inicial, o quizás no. Sin embargo, serían los fenicios los primeros en desarrollar un alfabeto, aunque este siguiera representando sonidos. Basados en este alfabeto fenicio, los griegos crearon el suyo propio que ya incluía vocales y los romanos, como hicieron siempre, copiaron el alfabeto griego y lo adaptaron a su propio idioma.

Se comenzó “escribiendo” en las paredes de las cuevas, se continuó dibujando símbolos en las tablillas de arcilla en Mesopotamia, se tallaron símbolos en huesos, en piedra, en papiros y finalmente en papel. Ahora seguimos escribiendo y muchas veces prescindimos hasta del papel, lo hacemos en una hoja de Word que, por supuesto simula ser papel. Un folio en blanco en el que dejarte ir y expresar todo lo que te habita, hilando palabras, conjugando verbos, creando frases y párrafos que se van tejiendo para crear historias de todos los colores, tamaños y géneros.

Seguramente todas las palabras fueron “nuevas” en algún momento de su creación. “Magicalidad” no está mal como nueva palabra inventada.

Mujer con luz propia

Sé que llevo un rato divagando, pero no me importa. Hace poco leí que algunos inventos o teoremas, esas cosas importantes que nos hacen entender hoy en día este mundo en el que vivimos y en los que se sustentan grandes principios de la humanidad y de las leyes de la física, surgieron porque aquellos que trabajaban en ellos, dejaron de trabajar para descansar un poco huyendo de la carcoma que suponía seguir con los pensamientos que se sucedían en círculos sin permitirles llegar a nada más. Al darle permiso a sus mentes para descansar, se descubrieron divagando. Y justo en ese momento de descanso, mientras sus mentes divagaban, pudieron ver aquello que no estaban viendo mientras filosofaban sobre ello o desarrollaban fórmulas matemáticas interminables. ¡Cuán importante es la pausa en esta vida y qué poco tiempo le concedemos!

Yo no voy a descubrir ningún principio de la física mientras divago, eso se lo dejo a los genios (si me pudieras escuchar estoy riéndome en este momento). La gravedad ya la descubrió Newton al caerle la manzana en un momento distendido de su día a día, mientras divagaba, igual que le ocurrió a Arquímedes mientras tomaba un baño y vio cómo el agua rebosaba. Sin embargo, sé que cuando divago también pasan cosas, no serán tan relevantes para la humanidad como el Principio de Arquímedes o las Leyes de Newton, pero no por ello son menos significativas. Cuando divago digo cosas, o escribo cosas que tal vez alguien necesita para salir del estado de congelación en el que se encuentra y comienza a entibiarse de nuevo, o toma una decisión importante en su vida, o decide mirarse a sí mismo en lugar de seguir mirando al de enfrente, o entiende el porqué se encuentra en una situación determinada, o recibe respuesta a alguna de sus preguntas… En fin, que sí, que divagar es bueno porque nos ayuda a observar, a centrarnos y a crear. Cuando nos damos permiso para pausarnos ocurren todas estas cosas mágicas que le dan sentido a todo. ¿Qué te ocurre a ti cuando divagas, en qué te descubres pensando?

Corazón luminoso

Retomando el hilo de lo que íbamos diciendo, al parecer estas personas mágicas se encuentran repartidas por todos los rincones del planeta y se pueden presentar o materializar o personar o lo que sea que hagan en cualquier momento a cualquier ser que así lo necesite en cualquier parte del mundo, apareciendo de repente, como de la nada.

Dicen que esa persona mágica se mete en tu mundo y empieza a hablarte de todo y antes de que te des cuenta le estás contando tus miserias y confiándole tu vida. Es lo que tiene ser una persona mágica, entra en tu universo y te ayuda a ver la luz que hay en ti, la luz que eres, sacándote así del pensamiento mediocre sobre ti misma que dominaba y regía tu vida hasta el momento. Como dirían los modernos de hoy en día, te ayuda a “empoderarte”, o algo así, pero en el buen sentido de la palabra, quiero decir, bueno, tú ya me entiendes... Por eso les cuentas tus miserias como si la conocieras de toda la vida, porque antes de sembrar semillas nuevas en ti o descubrir las dádivas que ya tienes, hay que sacar de dentro todo lo que sobra, todo lo que estorba, todo lo que ya no te hace bien, ni te sirve, lo que duele, lo que te daña, lo que no te permite avanzar... Es cuando todo eso está fuera que se puede comenzar a ver la luz, esa que se ha ido empujando hacia lo más profundo de ti con cada pensamiento negativo sobre ti misma, con cada prejuicio nacido de un pensamiento erróneo, con cada rencor sembrado por la estela del dolor, con cada palabra hiriente nacida de un recuerdo o un pensamiento posiblemente mal interpretado de vete tú a saber cuándo o provocado por quién. Esa luz que no alcanzabas a ver por encontrarse opacada por cada decreto y cada carga ancestral y por esos sistemas de creencias obsoletos que se alimentan de memorias de dolor, de autoboicot y de autodesconocimiento de lo que realmente eres.

Dicen que la magia de esos seres es tan fuerte, que si consiguen tocarte el alma una sola vez, te transformas para siempre y no vuelves a ser la misma persona que fuiste nunca más. ¿Sabes por qué? Porque sin darte apenas cuenta, esa persona mágica que se acercó a ti, te ha enseñado a mirar dentro de ti para que puedas conocerte mejor y aprender a satisfacer todas tus necesidades, a saber lo que te hace feliz y a dártelo tú misma. Así, sí que puedes salir al mundo con tu mejor sonrisa, en tu mejor versión (que como ves ya estaba dentro de ti), libre de pensamiento, segura y empoderada. Y simplemente por la ley de reciprocidad (lo que se da vuelve a ti), el mundo te sonreirá, te obsequiará con su mejor versión, te hará sentir libre, segura y empoderada. Y tú sentirás que ha ocurrido un milagro y el milagro ha sido tu propia transformación, tu trabajo contigo y en ti misma, que comenzó con ese pensamiento negativo que cambiaste sin darte cuenta, con esa palabra malsonante hacia ti misma que murió en tus labios antes de ser pronunciada convirtiéndose en tu primer éxito. Cuando te diste cuenta que querías salir de tu propia cárcel, que querías dejar de ser esclava de tantas cosas que te ataban y te atreviste a priorizarte por primera vez sin sentirte culpable. Cuando te escuchaste, cuando fuiste consciente de que tú también eras luz, una diosa con todo su potencial y con infinitas posibilidades de desarrollarse, de dirigirse hacia su propio destino. Cuando decidiste empezar a agradecer cada día por estar viva y seguir respirando…

Mujer mágica que brilla con luz propia

Esas personas mágicas a veces no necesitan saber nada de ti, quiero decir, que no necesitan que les cuentes nada porque ellas ya saben lo que te ocurre y cómo ayudarte a solucionarlo. Ellas mueven los hilos de su magia y van preparando sutilmente el terreno para que tú empieces a hacer pequeños cambios sobre ti misma, empiezas a descubrirte, vas aceptando partes de ti que antes te disgustaban, vas cambiando otras porque sientes que puedes y debes, hasta darte cuenta de que vas sintiéndote mejor en tu propia piel.

En ocasiones, no necesitan presentarse o tener una relación íntima o de cercanía contigo. Aparecen en el lugar más insospechado, dicen cuatro cosas que te hacen pensar y te calan dentro, empiezas a cuestionarte cosas que nunca antes te habrías planteado, te invitan a conocerte, incitándote a que te hables bien utilizando palabras bonitas para referirte a ti, a que te sonrías cada mañana cuando te cruces con tu mirada en el espejo en lugar de eludirla avergonzada. Te animan a que te valores, a que te tengas en cuenta, a que busques unos momentos para ti y solo para ti cada día en los que puedas desarrollar aquella actividad que te haga conectar contigo, te incitan a cuidarte, a amarte. Te instigan a que te mires, te observes y te veas realmente, te empujan a tomar decisiones para decidir qué quieres para tu vida e incluso ponen en tu conocimiento herramientas para que consigas iniciar ese nuevo camino que finalmente descubres que quieres seguir o al menos explorar para saber más y descubrir si podría ser por ahí.

Sin embargo, otras veces es algo mucho más efímero, pero no por ello menos efectivo, una simple sonrisa en un momento concreto que ayuda a que vuelvas al aquí y al ahora y te olvides de ese pensamiento negativo que como una nube negra estaba sobre tu cabeza opacando tu día, pues tu rostro se viste con otra sonrisa para devolver ese “afecto” hacia la persona desconocida. En otras ocasiones puede ser un pequeño contacto físico, una mano que sostiene la tuya, o un roce en tu hombro o en tu brazo que sin saber el por qué te cambia el estado de ánimo… O también una palabra generosa que te saca de la telaraña de pensamientos oscuros en los que te estabas imbuyendo.

Con todo esto quiero hacerte saber que no hay una sola manera de sentir, ver o tener la ayuda de una persona mágica. Ella sabe cómo tiene que hacer para llegar a ti, sin que tú te apercibas de ello. A veces el trabajo es de mayor envergadura y en otras ocasiones solo es un ligero toque mágico para sacarte de donde estás y volver a ser consciente de ti.

Silueta caminando por un bosque envuelto en niebla dorada

Dicen que cuando esa persona mágica te ha ayudado a ver de nuevo tu camino, desaparece de tu vida igual que llegó, sin hacer ruido y dejándote el corazón henchido de gratitud y amor. Otras veces  se queda a tu lado para siempre, todo depende de lo que especifique el contrato que habías pactado de antemano, en el lugar del no tiempo. Sí, me refiero a esos contratos anímicos que firmamos antes de venir a la Tierra.

Las personas mágicas a veces saben que lo son y otras no. Suelen quedarse solas con frecuencia, porque cuando han terminado su trabajo, el vínculo suele soltarse para dejar al otro experimentar y volar en la dirección que desee. Quizá ellas hayan venido a este mundo también con trabajo personal, tal vez ellas tengan que aprender a soltar, dejar ir sin aferrarse a nada ni a nadie para que cada uno encuentre su libertad y la experimente a su manera. ¡Quién sabe lo que cada uno viene a trabajar!

Es posible, sí, que hayas tenido alguna persona mágica en tu vida y no hayas sido consciente de ello. Tal vez te hayas dando cuenta con el tiempo o quizá no te hayas apercibido nunca de su presencia. No importa demasiado, si no la has reconocido, no le des más vueltas, seguramente lo importante no era darte cuenta de… sino haber hecho el cambio que necesitabas para que tu vida comenzara a contar de verdad y no solo pasara el tiempo de la mejor forma posible.

Porque de eso se trata, de que tu vida cuente.

Y si te empeñas en querer saber quién fue esa persona mágica en tu vida, intenta recordar esos momentos en los que estabas tan mal: ¿Quién te dio ese empujoncito hacia ti misma para que empezaras a observarte sin juicios y empezaras a tenerte en cuenta, a darte y a amarte? ¿Quién te ayudó a ver de nuevo los colores del arcoíris, quién te enseñó a respirar sintiendo, quién te empujó suavemente para que miraras hacia dentro y descubrieras ese maravilloso mundo que existía dentro de ti, quién te tapó cuando tenías frío (me refiero a ese frío interno que no se pasa abrigándote con una simple manta o ingiriendo una infusión caliente), quién apareció en tu vida como detonador para que empezaras a vivir de verdad?

¿Recuerdas haberte encontrado alguna vez con alguna persona mágica? ¿Sabías que era una persona mágica o te pareció de lo más normal? ¿Has sentido su ayuda de alguna manera o no te has dado cuenta de que su “pr-esencia” hacía magia en tu vida?

Mágica alegría bajo la lluvia

¿Sabes cómo reconocer a una persona mágica?

Suelen ser empáticas, ambles, alegres. Desprenden energía positiva, tiene una forma increíble de ver el mundo, pues suelen maravillarse de las pequeñas cosas que encuentran en él, son amantes de lo simple y lo sencillo y practican la escucha activa, es decir, hacen que te sientas valorado porque te escuchan de verdad, por eso te resulta tan sencillo, aun siendo celoso de tu intimidad, contarles tu vida en un momento. Son personas auténticas, luminosas, que al mirarte te ven realmente y te instan a sacar y compartir lo mejor de ti. No se sienten más pequeñas ayudándote a brillar porque piensan que cuanta más luz sea consciente de su luz, más luz estará activa iluminando el mundo. Son sabedoras de que los pequeños cambios que hagas en ti y en tu manera de verte y de mirar el mundo, son los que conseguirán la transformación que necesitas. Por ello gozan con lo pequeño y lo simple, porque saben que el ese pequeño aleteo de una mariposa en ti, puede llegar a transformarte profundamente aunque tú seas inconsciente a ello.

Pues llegados a este punto, que es ya el final, tengo algo más que decirte… No solo todos hemos tenido a alguna persona mágica a nuestro lado alguna vez en nuestra vida, sino que también hemos hecho el papel de persona mágica para alguien más en el mundo.

      Sí, lo has entendido bien, tú has sido, eres y serás una persona mágica para otros seres que hayas conocido, que conozcas o que conocerás en tu vida, tanto si has sido consciente de ello como si no.

    Gracias por haber compartido hoy parte de tu tiempo aquí, conmigo, leyendo sobre ti.

Ahora ya sabes, a seguir brillando y expandiendo sonrisas y magia, mucha magia.

Gracias, a quienes corresponda, por las imágenes.

©Paqui Sánchez

Mujer en calma rodeada de magia y luz

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