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viernes, 29 de mayo de 2020

CÓMO PREPARAR OLEATOS



Cómo preparar Oleatos

Se llama oleatos o infusión de hierbas, a los macerados hechos con diferentes plantas medicinales y/o aromáticas y aceites vegetales, ya sean de oliva, de almendras, de germen de trigo, de girasol, de coco…

Estos aceites macerados u oleatos adquieren las propiedades de las plantas, flores o raíces que ponemos en ellos y pueden tener diversos usos tanto cosméticos como alimentarios.

Se pueden utilizar para la elaboración de cremas caseras, jabones, utilizarlos directamente para la hidratación de la piel o para masajes, para hacer peelings o cremas corporales, desmaquillante de ojos, desodorantes, ungüentos, bálsamos labiales, etc.


¿Qué necesitamos para hacer un macerado?

* Aceite, siempre de la mejor calidad que encontremos, de primera prensada en frío y si nos lo podemos permitir, ecológicos. Depende también del uso que le vayamos a dar al macerado.

* Hierbas aromáticas y/o plantas medicinales secas o frescas.

* Envases de cristal, bien limpios, esterilizados y secos, que se puedan cerrar bien. ¡Pueden ser reciclados!

El aceite elegido dependerá un poco de nuestra intención al hacer el macerado, siempre debe ser de buena calidad. Yo en este momento hago los macerados para hacer jabones, por tanto utilizo aceite de oliva hueso. Este aceite de oliva hueso, aun no siendo el más adecuado para el consumo alimentario porque es un aceite que no aporta nada a nivel nutricional; sin embargo, es el más idóneo para la fabricación de jabones. Es una mezcla al 50% de aceites de oliva vírgenes y de orujo. Por tanto nos estaría aportando para la piel todas las propiedades del aceite de oliva virgen y del hueso de la aceituna.

Si el macerado no va a ser usado para hacer jabones, yo utilizaría aceites de oliva vírgenes extra, o aceites de almendras dulces para las maceraciones enfocadas a masajes.

Las plantas que elijamos para macerar pueden ser tanto frescas como secas (o deshidratadas). Hay diversas teorías y dos posiciones con respecto a esto.

Hay quienes prefieren utilizar las plantas secas o deshidratadas, en este caso se evitaría que el agua que contienen las plantas frescas de forma natural pudiera estropear el aceite, pero el macerado resultante no sería tan activo como si se utiliza la planta fresca.

El riesgo principal de utilizar la planta fresca es que el aceite se pueda enmohecer, si esto ocurriera, este aceite fermentado no nos serviría porque perdería sus propiedades prístinas, pero aun así se podría reciclar y utilizar para hacer jabón para lavar la ropa. Sin embargo la planta fresca aporta todos sus principios vivos al macerado y el aceite obtenido con ellas será mucho más activo que el de las plantas secas.

Para prevenir la salida de moho durante el macerado hay quienes al usar la planta fresca añaden al aceite 1 centímetro aproximadamente de alcohol de 90 º (el Vodka puede ser una opción) y cubren la maceración con varias capas de tela de arpillera para que se evapore el alcohol fácilmente. También se podría dejar la planta después de recolectarla durante par de días antes de utilizarla para que así perdiera parte del agua.Por otro lado, una vez que el preparado está listo y durante el tiempo de maceración, es importante limpiar la tapa del envase para eliminar la humedad que pueda acumularse allí. Incluso se puede poner una telita entre la tapa y el envase para que absorba esa agua que pudiera condensarse con el calor.

Para ayudar a la planta a soltar sus principios activos en el aceite, es conveniente macharlas un poquito con un mortero antes de ponerlas en el tarro de cristal.

Elaboración de un macerado en aceite

Si las plantas son frescas, se pueden trabajar un poco con el mortero para ayudar a que suelten con mayor rapidez sus principios activos al entrar en contacto con el aceite. Con plantas frescas rellenaremos el envase elegido una tercera parte y después cubriremos con el aceite elegido hasta que queden totalmente cubiertas, incluso que el aceite sobrepase un centímetro a las plantas.

Si las plantas que elegimos son secas llenaremos tres cuartas partes del envase y cubriremos igualmente con el aceite. Las plantas han de quedar totalmente cubiertas por el aceite, sin que sobresalga ninguna.

Nos ayudamos con una cuchara de madera para moverlas un poquito y cuidar siempre que queden bien sumergidas en el aceite. Tanto en el momento de envasarlas como cuando agitemos o movamos los días sucesivos los macerados. Nos daremos cuenta de que las plantas o flores tienen tendencia a “flotar”, por eso es importante intentar que queden bien sumergidas. Cerramos bien el tarro y listo.

El siguiente paso es etiquetar los envases con los macerados. Ponemos la fecha, la planta que hemos decidido macerar y en qué tipo de aceite lo hemos hecho y si las plantas son frescas también podemos añadir el lugar de donde han sido recolectadas.


Tipos de maceración

* Proceso en frío

El método tradicional de macerado, que es el que me parece más natural y el que más me gusta, es el del proceso en frío. Se trata de poner estos tarros de cristal ya preparados y bien cerrados a una exposición de “luz y sombra”. Esto quiere decir que pondremos los tarritos en un lugar donde reciban tanto la luz del sol como la de la luna y las estrellas. Como se suele decir al sol y al sereno.

El tiempo de macerado sería de unos 40 días aproximadamente. Hay varias opciones. Los tarritos con los oleatos se pueden dejar durante todo el tiempo a esa exposición de “luz y sombra”, ya que la diferencia térmica de temperatura entre el día y la noche hará que las hierbas y plantas que utilicemos para macerar el aceite se dilaten y contraigan pudiendo soltar así sus principios activos en el aceite. También hay quien deja unos días los preparados fuera y después los guarda en un lugar fresco y seco. Hay quien decide que es mejor tapar los frascos y los cubren con telas o papel para protegerlos del sol directo… Cada uno debe hacer como sienta. Para mí la mejor opción es dejarlos al sol/sereno durante los 40 días, pues siempre me ha dado los resultados más óptimos.

Durante el tiempo que los oleatos están en maceración, deben moverse a diario con una cuchara de madera, o agitando ligeramente el tarro, para ayudar a que las plantitas dejen sus principios activos en el aceite. La mejor opción, abrir el tarrito, secar las gotitas que se habrán formado por dentro de la tapadera (por la condensación del calor) con papel absorbente o un paño de algodón y mezclar cuidadosamente con una cuchara o palito de madera poniendo atención al terminar en sumergir bien las plantas para que queden bien cubiertas con el aceite.

Cuando se utilizan plantas frescas, a mitad más o menos del tiempo de maceración, estas se pueden cambiar por nuevas.

Pasado el tiempo de maceración, procederíamos a filtrar muy bien el aceite para quitar toda la parte de hierba o flor en la que hemos macerado nuestro aceite y lo reservaríamos en una botella o recipiente de cristal, a ser posible opaco. Volvemos a etiquetar nuestra botella con la fecha y el aceite en el que hemos macerado y en con qué planta se hizo el oleato. Se guarda en un lugar seco, fresco y oscuro, para su mejor conservación y evitar así que pueda enranciarse.

Para hacer los jabones, no es necesario que el filtrado sea demasiado exhaustivo, sobre todo si queremos enriquecer nuestro jabón con parte de las plantas que hemos utilizado para la maceración.

* Proceso en caliente

Otro modo de hacer macerados o aceites en infusión de hierbas más rápidamente, sobre todo cuando no se dispone de esos 40 días de espera, sería haciendo el preparado como hemos indicado y acelerar el proceso de macerado en caliente. Hay varias formas de hacerlo.

* En el lavavajillas: una vez que tenemos nuestro tarro con el aceite y las hierbas o plantas elegidas, cerramos bien el tarro y lo meteríamos en el lavavajillas, en un programa cuya temperatura alcance los 50 ó 60ºC. Después de un par de horas aproximadamente que es lo que dura el lavado, el aceite macerado estaría listo para ser utilizado.

* Al “baño maría”: Vertemos en un bol de vidrio (tipo pirex) tanto el aceite como la planta y ponemos a fuego bajo. Dejaremos calentar unos 20 minutos aproximadamente (hay quienes dicen que debe estar unas dos o tres horas). El bol no debe tocar el agua. Hay que ir removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera. No hay que taparlo.

Es también muy importante que la temperatura nunca supere los 40 ºC para que el aceite vegetal que vayamos a usar no pierda sus propiedades.

Pasado este tiempo, filtramos bien y envasamos como en el proceso en frío.

* En el horno: Dejar durante unas 3 horas el aceite y la planta en un envase de cerámica o cristal dentro del horno a temperatura suave. Algunas fuentes recomiendan primero poner un envase encima de una estufa y luego meterlo en el horno.

* Directamente en el fuego: Echar el aceite y la planta en una cacerola, dejarlo calentar suavemente al fuego bajo durante 3 horas. Debemos estar pendientes constantemente del preparado, ya que debemos evitar que se fría la planta y se eche a perder el aceite. La temperatura debe estar en torno a los 40ºC.

* En una yogurtera: Poner la maceración dentro de una yogurtera durante varios días.

Si se utilizan estos métodos en caliente, es recomendable, si se puede, dejar el aceite y la planta en maceración un día o dos al menos antes de filtrarlo y envasarlo.

Mi recomendación es trabajar siempre que se pueda con el proceso en frío, la planta no se daña, el aceite tampoco y absorbe más y mejor los principios activos de las plantas. Es un método más natural. Sin embargo, si maceramos raíces, el método en caliente sí sería adecuado, porque la raíz es mucho más dura y resistente que el resto de la planta y no se daña con tanta facilidad. Si se maceran raíces, es conveniente molerla para facilitar el aporte de sus principios activos al aceite.

Si se quiere un aceite con mayor aroma o más enriquecido, una vez terminado el proceso de maceración, este se colaría y se volvería a poner con más plantas siguiendo el mismo proceso.

El aceite de oliva tiene un color y un olor más intenso que por ejemplo el de almendras dulces, esto hemos de tenerlo en cuenta según el uso que le vayamos a dar al aceite resultante, así podemos elegir lo que más nos conviene.

Los aceites que obtenemos de los macerados también se pueden enriquecer con las propiedades de aceites esenciales, dependiendo una vez más del uso que les vayamos a dar.

Los aceite tras la maceración pueden durar varios meses sin enranciarse, pero para asegurar su duración, si no los vamos a gastar de forma inmediata, podríamos añadir unas gotas de aceite de germen de trigo que sirve como conservante natural o bien unas gotas de vitamina E.

Si lo que deseáis es aromatizar vuestros aceites para aderezar ensaladas, para las tostadas de pan, etc. no es necesario todo este proceso, bastaría con añadir un poco de la planta que queráis que aromatice vuestro aceite, ajo, cayena, pimienta, romero… a vuestro aceite y dejarlo dentro del aceite (agitando suavemente un par de veces o tres al día durante unos días) para que el aceite tome los aromas y propiedades de las plantas, pero no sería como un macerado que dejaríamos al sol y sereno. La planta puede dejarse dentro del tarrito hasta su consumo sin ningún problema.

* Nota de la autora: Este extracto es parte (adaptada) de un librito que preparé hace un tiempo para enseñar el proceso de creación de jabones artesanales en frío. Espero y deseo que disfrutéis preparando vuestros macerados.

©Paqui Sánchez

©Paqui Sánchez


4 comentarios:

  1. ¡¡Qué interesante, Paqui!!!
    Todo un momento de alquimia. Suelo usar aceites esenciales que compro en la farmacia. El último que he comprado es de lavanda macho, también usamos mucho el del árbol del té.
    Gracias, Paqui. Besos

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    1. Gracias a ti querida, me alegra que te resulte de utilidad. Yo también soy muy de aceites esenciales. Esta semana pasada iba a ponerme con los jabones y la batidora dejó de funcionar. A ver si consigo hacerme con una nueva y comienza de nuevo la alquimia en mi cocina.

      Personalmente me encantan los aceites esenciales, cuando llega el fresquito, disfruto mucho de un baño al mes en el que además de plantas, añado aceites a mi baño, lavanda, rosas... depende del momento. Eso sí, el del árbol del té hace años que no puede faltar, lo incorporo al champú junto con unas gotitas de aceite esencial de romero y me va muy bien para la cabeza.

      Besos y abrazos preciosa y gracias por venir.

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  2. Gracias por compartir tus enseñanzas

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    Respuestas
    1. Gracias a ti por interesarte por el artículo y venir hasta aquí. Compartir lo aprendido ayuda a que otros también lo aprendan, lo mejoren y que el conocimiento se expanda.

      Saludos.

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