En las
Navidades anteriores os contaba sobre el Perdón y la Gratitud, ambos tan necesarios
para poder seguir con nuestra evolución y la sanación y liberación de nuestra
alma.
Y precisamente
este año, siento que nos toca hablar de LIBERACIÓN, repitiendo ese mantra tan
potente que dice así: “Con Amor, Yo te libero, yo me libero…”.
Ya sabemos
lo que significa la Navidad, ese nacimiento interior del Cristo, del Niño Dios. Un
Cristo que en los últimos años y tras los últimos acontecimientos ya hemos
aprendido que no es externo, ni ese muñequito tan precioso que está en nuestros
pesebres y belenes, si no que ese símbolo donde se halla realmente es dentro de
cada uno de nosotros. Nuestra energía Crística despierta en estos momentos para
que podamos volver a sentir esa com-unión, esa entrega, ese compartir que nos
hace completos en nosotros mismos y que nos ilumina por dentro, extendiéndose
esa luz, irradiándola hacia el exterior para iluminar cada sombra y tener así la posibilidad de transformarla
también en luz.
Ese
Cristo interior habita en la parte más sagrada de nuestro corazón, no es algo
que tengamos que buscar fuera, sino que sentir desde dentro. Y, para sentir, no
hay nada mejor que cerrar los ojos, concentrarnos en la respiración y dejarnos
llevar hacia esa paz del lugar sagrado de nuestro corazón en el que no existen
diferencias sociales, ni de razas, ni religiosas, ni impera el color de ninguna
piel, ni el poder económico o social, ni el tener o el hacer… tan sólo el SER. En ese lugar nos damos cuenta de que
todos somos esa misma esencia, esa misma energía, que somos iguales, partes de
un todo en constante cambio y continua evolución dirigiéndonos hacia el mismo
lugar, cada cual a su ritmo, pero dentro del mismo plan. Y es desde ahí, desde
ese lugar sagrado desde donde conseguimos empatizar con el mundo entero, con
todos los seres creados estén donde estén y sentir esa unidad. Porque ahí, en
ese lugar sagrado es donde se encuentra la energía del más puro amor divino, la
del amor incondicional, la que no necesita del sufrimiento para saber que ama
de verdad, con pureza y sinceridad.
Siento
que este es momento de aligerar la mochila que todos cargamos consciente o
inconscientemente. Es el momento de liberar con amor todo aquello que ya no es
necesario que siga acompañándonos y confiar en que siempre llegará a nosotros
aquello que necesitemos realmente que esté a nuestro lado en cada momento.
Durante
estas últimas semanas, en las meditaciones que dirijo hemos estado
preparándonos para romper las corazas y los muros que alzamos alrededor de
nuestro corazón para dejarlo lo más desnudo posible, para que esa luz que ya
está con nosotros pueda entrar por cada grieta y bañarlo por entero hasta
iluminar por completo todas las sombras que están dentro nuestro. Era una preparación para encontrarnos
con esa parte nuestra no tan amable, llena de sombras y que solemos esconder en
lo más profundo de nuestro subconsciente pensando que así la hemos eliminado.
Pero estamos equivocados, no podemos “eliminar” o hacer desaparecer lo que no nos gusta simplemente por mirar en otra dirección para no verlo. No es esa la solución, para liberar las sombras que nos acompañan y forman parte de nosotros tenemos que reconocerlas, llorar con ellas si fuera necesario, abrazarlas, aceptarlas… y sólo así podremos iluminarlas y liberarlas con amor. Honrándolas, agradeciéndoles por todo lo que nos han enseñado y mostrado de nosotros mismos, por habernos dado la oportunidad de cambiar, de transformar eso que escondíamos porque o nos gustaba, desde dentro.
Pero estamos equivocados, no podemos “eliminar” o hacer desaparecer lo que no nos gusta simplemente por mirar en otra dirección para no verlo. No es esa la solución, para liberar las sombras que nos acompañan y forman parte de nosotros tenemos que reconocerlas, llorar con ellas si fuera necesario, abrazarlas, aceptarlas… y sólo así podremos iluminarlas y liberarlas con amor. Honrándolas, agradeciéndoles por todo lo que nos han enseñado y mostrado de nosotros mismos, por habernos dado la oportunidad de cambiar, de transformar eso que escondíamos porque o nos gustaba, desde dentro.
Por tanto, es tiempo de soltar, de desprenderse, de desapegarse de todo aquello que ya no es funcional ni necesario para vuestra nueva vida. Es tiempo de LIBERAR y LIBERARNOS con amor, siempre con amor. Yo me libero, yo te libero, yo me libero, yo te libero, yo me libero, yo te libero.
Nos
desprendemos con amor de los miedos mostrando que confiamos en el proceso de la vida, liberamos situaciones que nos atan, liberamos personas que nos impiden seguir transitando por el camino de la vida,
liberamos todo aquello que se haya convertido en una carga, los viejos patrones
familiares que ya no nos sirven para la Nueva Era, para el nuevo tiempo que
acaba de comenzar, abandonamos actitudes rígidas, la dureza… vamos soltando
conscientemente todo lo que nos produce u ocasiona malestar, incomodidad,
discordia, lucha, sufrimiento innecesario o dolor…
Y
sentimos que al liberar, al soltar, al desapegarnos, nos sentimos LIBRES,
ligeros, como plumas que danzan en el inmenso mar del cielo movidas por el
dulce balanceo del viento.
Y agradecemos,
nos inclinamos ante todo aquello que liberamos y le agradecemos con mucho amor
todo lo que nos ha aportado, lo útil que fue para nosotros, para el momento en
el que necesitábamos ese pensamiento o actitud, lo que nos enseñó, el
aprendizaje, todo lo positivo que nos aportó, el conocimiento, la sabiduría que
pasar por esas situaciones, pensamientos, personas, enfermedades… nos ha
otorgado y LIBERAMOS conscientemente impregnándonos de la Nueva Energía de Amor que ya está en nuestro Planeta.
Para
que la transformación pueda producirse en cada uno de nosotros, tenemos que
liberarnos. Mientras sigan existiendo ataduras, apegos y miedos, no podremos
soltar porque estamos mandando al Universo el mensaje de que no confiamos en
él. Ríndete al proceso de la vida, ríndete al desapego, ríndete a ti mismo y
asistirás a la mayor liberación que serás capaz de contemplar, la tuya misma. Y esa liberación será la que te permita dar el salto a 5ª Dimensión.
Para
que ese gusano que se encerró en su crisálida pueda romper su vaina y emprender
su dulce y bello vuelo, tenemos que liberar y liberarnos, soltar amarras, dejar
el miedo, confiar y emprender el vuelo, porque ya no somos un gusano para
seguir arrastrándonos. Ahora el gusano está integrado en nosotros, pero se ha
transformado y somos también bellas mariposas, que vuelan en libertad, sin
ataduras, sin apegos, mostrando su belleza, dirigiéndose hacia la luz,
impregnándose de ella, dando y dejando, como una estela en el cielo, lo mejor
de sí en cada movimiento, con cada aleteo, con cada destello de color que surca
el azul del cielo y descansa en sus nubes blancas.
Liberemos
todo aquello que nos ata y nos hace prisioneros de nosotros mismos, de nuestras
sombras, de nuestros pensamientos negativos y reiterantes, de todo aquello que
merma nuestra energía y capacidad de crear aniquilando nuestra energía y bajando nuestra
frecuencia vibratoria. Ya no es momento de practicar el victimismo, ni de
lamentarse, quejarse y mantenerse en la crítica y el juicio, ahora es momento
de sentir la alegría en nuestros corazones, de soltar todo lo que nos impide
emprender la carrera que nos elevará al Cielo.
Es momento, más que nunca, de romper con el pasado, de derrumbar corazas, de descubrir nuestro interior y de dejar pasar la luz muy adentro para acabar con los miedos, con las sombras, con todo lo obsoleto que ya no es necesario para nosotros. Son momentos para liberar esa zona más oscura que forma parte de nosotros mismos, para que podamos reconocerla y trabajar con ella hasta darle un nuevo color, una nueva luz, una nueva perspectiva y consigamos su transformación.
Que la
Navidad se ilumine en vuestros corazones,
en cada uno de vosotros.
Que sintáis esa presencia Crística despertando en vuestro interior.
Que sintáis la luz circulando a vuestro alrededor,
que seáis capaces de sentir la energía, de
alimentaros de ella para que vuestro
pensamiento, obra y acción trabajen en
unión.
Que seáis capaces de aceptar aquello que no podéis cambiar
y tengáis el coraje y el valor suficiente para cambiar aquello que sí podéis,
que además esta Navidad os regale el don de saber discernir
cuándo es momento de aceptar o de cambiar las cosas y
que tanto lo uno como lo otro
os aporte la mejor enseñanza para vuestra evolución.
¡FELIZ
NAVIDAD!
¡FELIZ NUEVA ERA DE ACUARIO!
¡FELIZ AÑO NUEVO 2013!
¡FELIZ AHORA!
¡QUÉ LA MÁGIA DE LA NAVIDAD OS COLME
CON SU LUZ
Y BENDICIONES DE PAZ Y AMOR
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