HABLA
CON ÉL
– Yo
tuve un sueño un poco asquerosillo anoche... ¿Puedo contarlo?
Sandra
integra el taller de los martes y hasta ahora sólo se ha dedicado a escuchar
las interpretaciones de los sueños de otros. Le cuesta recordar sus propios
sueños. Pero hoy había amanecido con unas imágenes un tanto perturbadoras e
inmediatamente las anotó. Ahora está ansiosa por saber su significado.
– Pero
claro –comenta Martina–. Mucho más entretenido. Cuéntanos.
–En mi
sueño, miro mi cara en el espejo y veo que en mi mejilla izquierda tengo dos
espinillas muy feas. Quiero reventármelas.... Qué asco... Pero me distraigo y
no lo hago. Luego me vuelvo a mirar y me doy cuenta de que ahora tengo una
protuberancia en el costado izquierdo de mi boca que abarca gran parte de mi
mejilla. Es como la carne de hígado: suelta, blanda, como podrida. ¡Me aterra verme!
Pienso en cómo voy a ir a trabajar así. Sé que se puso así porque no le di la
importancia que tenía.
Entonces
me aprieto esa protuberancia e inmediatamente se dispara un chorro de agua,
sale toda y la hinchazón baja. Vuelvo a mirarme en el espejo y ahora mi cara
está normal, la protuberancia ha desparecido.
– ¿Le
pusiste un título a tu sueño? – pregunta Martina.
– No.
Pero creo que podría ser: "No le di suficiente importancia".
– Ok.
Ahora ya sabes qué tienes que hacer. Describe los símbolos. Qué son y luego qué
son para ti.
– Bueno,
parto por el espejo. Es un implemento que sirve para reflejar. No les doy más
importancia que eso. Una espinilla es una pequeña protuberancia que aparece en
el cuerpo y es de muy feo aspecto, no me gustan para nada, me hacen sentir muy
fea.
‹‹La
mejilla es la parte más visible de la cara. Y la cara es aquella parte anterior
de la cabeza que está más expuesta, con la cual uno se presenta ante los demás.
Para mí es muy importante verme presentable y, ojalá, bonita.
– Me
parece suficiente, Sandra –apunta Martina–. ¿Alguien le quiere hacer una
pregunta de asociación?
Marco
se atreve esta vez.
– Sandra,
yo te preguntaría lo siguiente, a ver si te resuena. ¿Hay algo que estés
experimentando hoy en tu vida que en algún sentido tiene un feo aspecto, que te
hace sentir mal, que sientes que te deja mal ante los demás, y que has querido
solucionar, pero por no hacerlo a tiempo al final quedas con un problema mayor,
con algo que huele a podrido de algún modo?
– Sí...
Me hace sentido, Marco... Pasa que hay algo que tengo atragantado, algo que
tengo que hablar con mi marido. Es que él tuvo una actitud muy fea conmigo el
otro día, en una reunión familiar hizo un comentario poco acertado sobre un
proyecto en el que estoy y eso me dolió
mucho. Me sentí ofendida y quedé con la sensación de que me hizo quedar mal
ante los demás. He querido decírselo, he querido conversar, pero hasta ahora no
lo he hecho. ¿Será que el sueño me quiere decir que si no hablo con él, el
problema se agrandará?
– ¿O
será que el problema ya tiene el aspecto de la protuberancia, es decir, ya se
ha agrandado en tu interior? ¿Qué significará "apretar esa
protuberancia" en relación con eso que tienes atragantado? –pregunta
Marco.
– Bueno…
es sacar afuera lo que ésta tiene adentro. O sea, quizá decir lo que tengo
atragantado, hablar con mi marido sobre el efecto que produjo en mí su actitud
en esa reunión familiar.
– ¿Qué
es el agua? –Marco piensa en lo que salió de la protuberancia cuando Sandra la
apretó en el sueño–. Porque no salió sangre, sino agua…
– El
agua es un elemento vital sin el cual no se puede sobrevivir. En el contexto
del sueño, que salga agua y no sangre me hace pensar que en realidad lo que hay
debajo de la protuberancia no es grave, pero necesita salir para bajar esa
hinchazón.
– ¿Y
entonces será que la solución a tu problema con tu marido es más simple de lo
que piensas? –insiste Marco.
– Creo
que sí –responde Sandra–. Creo que el sueño me quiere decir que sólo necesito
sacar afuera lo que siento, hablar con él y que tal vez de esa forma me daré
cuenta que el problema no es tan grave y que con sólo hacer eso desaparecerá.
‹‹¡Gracias!
¡Voy a intentarlo! –sonríe Sandra–. Después les cuento.
Edna Wend-Erdel
Cuando
una actitud de otra persona te moleste por algún motivo, pregúntate porqué lo
hace. Seguramente la respuesta esté dentro de ti y esa persona, con su
comentario o actitud te está ayudando a que soluciones “eso” que no se
encuentra en armonía contigo.
Sea
cual sea la lectura que hagas del asunto y las conclusiones a las que llegues,
no culpes a la persona. La culpa sólo trae una gran dosis de dolor que no es necesario
y no aporta ninguna solución. En lugar de buscar “culpabilidades”, debemos hablar
mejor de “RESPONSABILIDADES” y asumir
cada uno la parte de responsabilidad que le corresponde en cada asunto.
Cuando
hayas analizado la situación en ti y hayas llegado a la conclusión de si tiene
que ver o no contigo, entonces estarás preparada para poder hablar el asunto
con la otra persona. Háblalo, es lo mejor, no dejes nada dentro de ti por
pequeño que sea, no vaya a ser que un día decida convertirse en un “gran
problema” con la capacidad de separaros. Busca siempre la empatía, el
entendimiento y la unión.
© Ahava
Iesu
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