EQUINOCCIO DE OTOÑO
Hoy 23 de Septiembre el Sol entra en la constelación de libra, y con ello iniciamos el equinoccio autumnal en el hemisferio norte.
Hoy, el Sol cruza el ecuador produciendo una
equidistancia entre los dos polos de la Tierra. Momento único en el correr de
las estaciones.
En el
hemisferio sur, por otro lado, se celebra el equinoccio vernal, anunciando la
llegada de la primavera que con su explosión de luz y despertar se dirige hacia
su máximo esplendor, madurez y sazón con la eclosión del verano.
Con la
llegada del otoño comienza una nueva estación caracterizada por los cambios tanto
en la Tierra como en las personas.
El otoño
simboliza el recogimiento, la maduración de los últimos frutos, la recogida de
las cosechas estivas cuyos frutos se almacenan y la plantación de las últimas
hasta la llegada del invierno.
La Madre
Naturaleza nos regala su último esplendor vistiéndose de hojas ocres,
anaranjadas y doradas que susurran y caen con suave crujir para arremolinarse
entre los pies de los árboles y ser barridas por el viento en un camino sin
remedio hacia la muerte del invierno. Las nuevas semillas son transportadas y esparcidas
por el viento que se torna frío y agresivo.
El sol asoma
tímidamente sus pálidos rayos, la luz se disipa dando lugar al recogimiento y a
días más frescos. Estamos más fuertes intelectualmente, y el alma se prepara
para la gran transformación que vendrá en un constante cambio y renovación de
las energías.
Si
atendemos a los rituales paganos, esta fecha está considerada como el momento
óptimo para dar gracias a la Tierra por su abundancia, compartir los frutos y
rendir tributo a los mayores y a los ancestros, toda vez que pedir prosperidad
para las nuevas cosechas.
Según la
Rueda Chamánica, el equinoccio es la época crítica de los cambios, como ya
hemos apuntdo. Es un tiempo de balance, donde el poder interior impulsa a
proyectarse, impulso que afecta, cambia y transforma tornándonos más sensibles
ante todo lo que nos rodea. Por eso, necesitaremos encontrar un punto de
equilibrio vital para sentirnos bien.
Todo lo
conquistado se transforma en fuerza potencial, que alimenta el vientre del
renacimiento personal, así también la tierra toma todo lo que le damos y lo
transforma en nutrientes y alimento para su ser.
El
equinoccio nos enseña que todo termina para poder Re-Nacer de nuevo
mostrándonos con ello el ciclo infinito y eterno de la Vida.
El
equinoccio también simboliza el punto de equilibrio entre la luz y la oscuridad,
el día y la noche —los hermanos, deidades de la noche y el día: Set y Osiris,
Tezcatlipoca y Queztalcóatl fundiéndose por un momento en una unidad solar, mostrándonos
que realmente somos Uno y dos, ni tres... En casi todo el mundo, salvo en los
polos, el 23 de septiembre el día dura casi exactamente igual que la noche (eso
es lo que significa equinoccio: aequs nox: noche igual), aunque en realidad
esta es una aproximación, ya que el día no durará exactamente 12 horas en todas
partes (lo que se conoce como equilux). También en este día la salida del Sol
se alineará exactamente con el Este y su puesta estará exactamente alineada con
el Oeste.
Los mayas
construyeron varios templos alineados teniendo en cuenta este fenómeno.
Particularmente famoso es el descenso de la serpiente en la pirámide de
Kukulkan en Chichen-Itza (el lugar de los brujos del agua). Este fenómeno de
arquitectura óptica convoca a miles de personas en cada equinoccio, turistas
new age y curiosos que visitan este
sitio maya en Yucatán para observar un rayo de luz solar —que representa a
Kukulcan, la serpiente del cielo— descender sobre las fauces de una serpiente
de piedra. La serpiente de luz dura aproximadamente 40 minutos, lapso durante
el cual muchas personas buscan cargarse de energía cósmica. Pero más allá de
esto, es indudable que el fenómeno forma parte de la maestría de los mayas al
materializar en su arquitectura un poderoso símbolo: el de la unión entre el cielo
y la tierra —Kukulkan, serpiente-quetzal— y el del cambio de piel —una nueva
estación— en la figura de la serpiente, que también representa la energía vital
o Kundalini. La pirámide de Kukulkan tiene 4 lados con 91 escalones cada uno y
una plataforma, lo cual suma 365, en una construcción eminentemente solar.
También es
notable la alineación entre el sol del amanecer del equinoccio y el portal en
el Templo de las Siete Muñecas de Dzibilchaltun. Una forma extática para
presenciar la renovación del año envuelto en la entrada de la luz y tal vez
practicar un poco de “sungazing” para recibir la energía sagrada del Sol y
atesorarla, en preparación al descenso hacia el inframundo que simbólicamente
supone el invierno.
El Día y La Noche estarán en Perfecta
Armonía. Los Opuestos o complementarios (como gustan llamarlos en Oriente) en
Perfecto Equilibrio.
Los Equinoccios
son el mejor momento energéticamente hablando para recibir la energía del Sol y
poderla conectar con la del corazón de nuestra madre cósmica, la Tierra. Hoy
somos canales de luz armonizando y equilibrando las energías entre lo que hay
arriba y lo que encontramos abajo, un vórtice de energía renovadora que se dirige
hacia el ocaso del invierno, de donde tomará fuerzas para renacer de nuevo en
la primavera, donde están nuestros amigos del sur.
Y hoy el
otoño, aquí, en este pequeño lugar del planeta y del gran Universo, nos regala
sus primeras lluvias que son muy bien venidas tras un verano caluroso, ventoso
y seco.
Recopilado
de distintas fuentes de la red y elaborado por mí con mi toque propio y personal. Sólo la parte que habla de los mayas está copida prácticamente tal cual la encontré del blog Pijama Surf.
© Fran S
Bienvenido el otoño!!!
ResponderEliminarDisfrutemos de este momento, sintiendo todo lo que dices en tu interesante artículo.
La verdad es que los paisajes que nos muestra el otoño son bellísimos.
Besosss, querida amiga
¡¡¡Bienvenido sea!!!
EliminarEso es lo importante, disfrutar del momento, del día a día y prácticamente de cada segundo que vivimos.
El ciclo se cierra para poder volver a iniciarse, así es la vida, un proceso de muerte y resurrección continuo.
Un gran abrazo y gracias por venir.