Entrevista a Joan Antoni Melé
¿Sabes qué hace el banco con tu dinero?
¿Te has
preguntado alguna vez qué hace tu banco con tu dinero? ¿A qué empresas les presta
tus ahorros? Tal vez estés manifestándote contra la guerra mientras tu banco
financia a una empresa que fabrica armas… Estas son las reflexiones que plantea
Joan Melé, un banquero que cree que lo más importante no son los beneficios
sino los seres humanos. Sí, has leído bien: Un banquero con corazón. No todo
está perdido.
Joan Melé
llevaba 30 años trabajando para una caja de ahorros catalana, durante ese
tiempo ha visto de todo y esa experiencia la ha puesto ahora al servicio de una
banca con valores. Una banca que nos plantea un dilema: Podemos cambiar el
mundo con nuestro dinero si lo ponemos en el sitio adecuado ¿Estamos preparados
para la banca ética?
En nuestro país
hemos estado viviendo por encima de las posibilidades durante muchos años. De
repente ha habido un parón y todo el mundo está endeudado. ¿Qué consecuencias
puede tener este endeudamiento masivo?
El problema es
que se siguen buscando soluciones para seguir creciendo. Pero va a venir una
temporada de sufrimiento porque hay que cambiar la mentalidad. No podemos
seguir creciendo en producción. Tenemos que desviar nuestro consumo material
hacia un tipo de consumo más cultural. La gente tiene que consumir bienes
culturales y espirituales en lugar de tantos bienes materiales. Se han
construido miles de viviendas que no necesitaba nadie y esto es absurdo. Hay
que buscar soluciones más imaginativas que produzcan bienes no físicos, que
también los necesitamos, y que van a producir más bienestar. Mientras se
produce este cambio, creo que es inevitable que haya problemas y sufrimiento.
Pero resulta
casi imposible que un político hable de decrecimiento. (Es casi tan difícil
como encontrar a un banquero que hable de ética).
Porque tienen
miedo y porque no conocen otra cosa. Al fin y al cabo, los políticos dicen lo
que oyen de los economistas; ellos no suelen tener grandes ideas. Y los
economistas repiten lo que llevan escuchando en la universidad año tras año:
modelos que ya están caducos pero que se siguen enseñando. Se tiene que
producir un cambio en la universidad. Cambiar el modelo educativo es
fundamental. Lo que se enseña en las universidades no sirve para solucionar los
problemas que hay en el mundo. Lo que se necesita en el mundo son centros como
el Schumacker College de
Satish Kumar para enseñar otros valores. Y también es necesario que los
políticos en lugar de escuchar a los economistas que tienen las mismas ideas de
siempre empiecen a escuchar a la gente que tiene ideas nuevas y nuevos valores.
El gran cambio se producirá cuando en lugar de poner en el centro de la
economía la búsqueda de máximo beneficio, pongamos el bienestar del ser humano.
Si no hacemos ese cambio, no habrá salida.
Todos tenemos
grandes ideas y grandes valores, pero cuando se habla de dinero nos quedamos
bloqueados como diciendo: el dinero, que no me lo toquen. ¿A qué se debe este
comportamiento?
Las fuerzas que
se relacionan con el dinero actúan desde la parte más subconsciente del ser
humano, la parte menos transformada. En este sentido el sexo y el dinero tienen
mucha relación. Son dos ámbitos donde la gente se mueve impulsivamente y sin
conciencia. Hay impulsos pero no se sabe muy bien de dónde vienen y a dónde
van. A través de nuestra relación con el dinero se pueden observar la fuerza
del miedo, la codicia y el ansia del poder sobre los demás. En mi trabajo como
banquero durante muchos años he visto como en gente que recibe un golpe de
dinero como una herencia o una lotería se despiertan estas fuerzas desde su
interior. Miedo de que te lo roben o que te lo quiten. Miedo de que te lo
pidan. La codicia también emerge. Cuando esta persona no tenía dinero estaba
tranquila, pero al recibir mucho dinero quiere que aumente mucho más. Empieza a
obsesionarse con invertir para obtener más dinero. Ya no poseen el dinero sino
que el dinero les posee a ellos. Y de una manera disimulada surge la creencia
de que con el dinero puedes dominar a los demás. Uno puede conocerse mejor a
partir de las reacciones que tiene con el dinero y ver qué hay detrás de sus
reacciones.
¿Y qué se
supone que debemos hacer para que esto no suceda?
Cuando te
confrontas con determinados temas de la vida, y el dinero es uno de ellos, es
posible que surjan fuerzas subconscientes y fuerzas supraconscientes. El dinero
te puede arrastrar pero también puede salir tu yo superior y crecer con esta
situación. En este caso el dinero no te domina sino que tú lo puedes utilizar y
se convierte en una fuerza a tu disposición. Una fuerza para transformar el
mundo.
Si miramos a
nuestro alrededor parece que a nivel colectivo el dinero está sometiendo al ser
humano.
El gran reto de
la humanidad es dejarse de comportamientos subconscientes o inconscientes y
trabajar con conciencia todo aquello que hacemos. Tenemos una división entre lo
que uno piensa y lo que uno hace. Es decir, uno tiene unos ideales pero luego
hace cosas con su dinero que lo contradicen. En la medida en que esto sea así
no somos libres y el dinero nos está dominando. Pero también es una oportunidad
para desenmascarar estas fuerzas y decir: a partir de ahora yo decido lo que
quiero hacer en función de mis ideales y de mis convicciones, y no de mis
miedos y de mis codicias y mis ansias de poder. No es fácil porque hay que
luchar con cosas que llevamos dentro, muy escondidas, desde toda la historia de
la humanidad. Tenemos un subconsciente colectivo que vamos arrastrando y esta
posibilidad de cambio requiere una transformación personal muy grande. Para
lograrlo uno tiene que dedicar tiempo a la meditación, al estudio, a la
lectura, al silencio. Tener tiempo para encontrarse con uno mismo y ver como
viven en él estas fuerzas y reconocerlas.
¿Cómo es una
persona que se comporta de manera sana con el dinero?
Es una persona
que consume solo lo esencial, lo que necesita. El gran acto de crecimiento es
la donación. Dar aquello que tú sabes que no necesitas. En la medida de que en
una sociedad hay gente que dona, esa sociedad es más sana. El dominio del
dinero es usar lo que necesitas y no dejarte llevar por impulsos publicitarios
ya que los grandes publicistas saben activar las fuerzas del subconsciente. No
hay que dejarse influenciar por ellos. Luego se produce un efecto, y es que
cuando más das, más te viene. El dinero provoca que cuando uno es capaz de
ponerlo en movimiento, genera vida alrededor. Cuando se estanca en uno mismo,
provoca la muerte. Todo el mundo sabe que la gente que tiene mucho dinero no es
más feliz. Yo he visto a mucha gente con dinero amargada y con depresiones. La
gran riqueza es saber ver lo que es esencial y lo que no es esencial ponerlo en
circulación para los demás. Esto genera vida.
Tras unos años
de especulación galopante hemos sido testigos en los últimos meses de un
colapso del sistema financiero. ¿Cómo describes tú lo que ha pasado?
Es la muestra de
una economía sin sentido. La crisis financiera es la señal de que hay otro tipo
de crisis: una crisis de valores. Hemos tenido un modelo económico en el que la
economía no era un conjunto de relaciones para mejorar la sociedad sino una
lucha competitiva absurda para obtener el máximo beneficio posible en el mínimo
tiempo posible. Detrás no hay ningún tipo de producción ni creación de riqueza.
Esto ha producido un desastre.
Desde hace
mucho tiempo, algunos de los que estamos en este mundo de los bancos denunciábamos
que el 98% de las transacciones internacionales, de las transacciones
económicas que se hacen en un día, no se corresponden con la economía real. Es
pura especulación: mercados de valores, mercados de divisas, mercados de
futuros… Todo esto no tiene sentido porque el dinero tiene que reflejar lo que
está haciéndose detrás.
Tanto hablar de
economía y de crisis financiera parece que nos hemos olvidado de las otras
crisis…
Los problemas
económicos están dejando en un segundo plano otros problemas que también son
muy importantes y que también han sido provocados por esta situación. En primer
lugar, una crisis medioambiental: estamos destruyendo la Tierra. También hay un
gran problema social, cada vez hay más gente en la miseria. En el planeta hay más
de tres mil millones de personas que viven en condiciones precarias. Es un
sistema que no funciona a ningún nivel. Lo preocupante es que solo se quieren
poner parches para hacer lo mismo. Esta es una gran oportunidad para reconocer
y reflexionar que lo hemos hecho mal, que esto no tiene sentido y que toca
buscar el sentido en otra dirección. No tenemos que refundar el capitalismo,
necesitamos fundar una economía basada en el ser humano. Para que esto se dé la
gente tiene que reaccionar; no podemos esperar que lo decidan otros por
nosotros.
¿Hay suficiente
fuerza como para dejar de poner parches y realmente ir hacia un cambio de
sistema?
La fuerza para
provocar el cambio la tenemos toda, lo que pasa es que los ciudadanos no somos
conscientes de ella. El problema es que se nos ha acostumbrado a vivir en la
comodidad. Nos han conducido y nos dejamos conducir. Por ejemplo, hemos dejado
que con fondos públicos se tapen los agujeros de entidades bancarias privadas.
No ha habido dinero para acabar con el hambre en el mundo pero para tapar los
agujeros de entidades bancarias privadas ha habido muchísimo más. Hay
suficiente fuerza pero la gente tiene que tomar conciencia de que el cambio lo
tenemos que provocar nosotros, pero cambiando nuestro comportamiento a la hora
de consumir. Hay que hacer un consumo responsable, es decir consumir menos. No
podemos consumir todo lo que nos da la gana en cualquier momento; esto es
insostenible.
¿Por qué crees
que consumimos tanto?
La gente
consume porque se siente mal. Hay que hacer un examen de conciencia y
preguntarnos ¿porqué necesito consumir tanto? Además de consumir menos, hay que
consumir ecológico. Si yo no me pregunto cómo ha sido elaborado el alimento que
estoy comiendo o la ropa que me estoy poniendo, contribuyo a la destrucción del
planeta. Necesitamos entrar en un sistema de comercio justo. Y saber si lo que
estamos comprando se está pagando a un precio justo y se respeta la dignidad de
las personas que lo han fabricado. Necesitamos un cambio de hábitos en el
consumo y en el ahorro. Tenemos muchísimo poder y muchísimo dinero; de hecho,
con dinero nuestro se han tapado los agujeros de los bancos. No deberíamos
permitirlo. Con nuestro dinero, se deberían hacer cosas para que este mundo
fuera mejor. También podríamos hablar de las donaciones. Es importante apoyar a
que proyectos importantes para la sociedad salgan adelante, no solo para parar
la pobreza sino para apoyar proyectos creativos que tienen grandes ideas y no
encuentran el dinero. A través del consumo responsable, el ahorro responsable y
las donaciones, tenemos un poder increíble. La suma de la fuerza de cada uno
hace una fuerza muy grande. Imaginemos todo este potencial puesto al servicio
de la humanidad. Es el momento y tenemos la fuerza.
¿Podríamos
vivir sin dinero?
No hay que ver
al dinero como algo negativo. El dinero nació como una manera de establecer
relaciones entre las personas. Todo lo que es economía es relación entre
personas. Antiguamente estaba el trueque. Uno producía hortalizas y el otro
leche, e intercambiaban productos entre unos y otros, pero esto era muy
limitado. El dinero posibilitó ampliar los tipos de relaciones y de
intercambios. El dinero no es malo, lo que es malo es que no tenemos en cuenta
que lo que hacemos con el dinero repercute en las demás personas y en el resto
del mundo. Lo que hay que hacer es plantearse cada vez que vamos a tomar una
decisión cómo va a repercutir en los demás.
¿Y si no lo
hacemos?
Si yo no pongo
conciencia en mis decisiones, participo en la destrucción del planeta. Por
esto, el tema del consumo ecológico es urgente. La mayoría de la gente no sabe
que el 60 % de las causas del cambio climático viene de la agricultura
convencional. Es absurdo que en diciembre queramos comer cerezas y que nos las
tengan que traer de Nueva Zelanda. Lo suyo es esperar a que llegue la primavera
y comer cerezas que están alrededor de mi ciudad. El coste de traer las cerezas
de Nueva Zelanda, no lo pago yo, lo paga el planeta.
¿En qué se
diferencia la banca ética de la banca convencional?
Ser ético es
precisamente ser consciente y responsable de que todo lo que hago en la vida
repercute en los demás y en el planeta. Por lo tanto, un banco ético es un
banco que a la hora de invertir el dinero que trae la gente, lo pone en
proyectos que sean respetuosos con el medio ambiente y traigan riqueza de
verdad al mundo. Un banco es un intermediario que invierte el dinero que traen
sus clientes. Pero un banco ético no invierte pensando en lo que va a ganar
sino en función de qué va a aportar al mundo sus inversiones. Veta proyectos
que no son ecológicos mientras los bancos convencionales solo invierten para
ganar dinero. Los bancos éticos invierten para que gane todo el mundo. La banca
ética también gana dinero, pero no es el objetivo sino el resultado. Y esto
puede cambiar el mundo. Si todo el mundo pone sus ahorros en un banco al
servicio de sus ideales, puede ser una revolución.
Fuente: http://www.revistanamaste.com
Después de publicar la entrevista de Buenafuentes a Melé en el post anterior me he puesto a investigar y he llegado a esta entrevista realizada por Alberto D. Fraile Oliver. Hace ya un par de años que se realizó y publicó, pero como yo hace dos años no esta por aquí y la considero interesante, os la dejo ahora para los que no habéis tenido oportunidad de leerla antes (como me ha pasado a mí). Espero, como siempre, que encontréis cosas interesantes y de vuestro interés.
© Fran S
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