Algunas razones para comer cerezas
Un puñado de 10 cerezas proporciona
multitud de antioxidantes y nutrientes, en apenas 24 calorías.
El final de la primavera brinda la
oportunidad de comer cerezas frescas, dulces,
carnosas y jugosas. Al ser una de las frutas más dulces, se han
considerado piezas con muchas calorías y su consumo se ha evitado en
determinadas dietas, en especial, en caso de diabetes y obesidad. Tras un
análisis dietético serio, se puede asegurar que en estas afirmaciones no hay
nada de fundamento, ya que a pesar de ser dulces, el contenido en azúcares
naturales de las cerezas -fructosa, sobre todo-, y por ende en calorías, no es
superior al de frutas comunes como manzanas, mandarinas o peras. La sinergia de todos
estos componentes redunda en beneficios para la salud de la piel, mejora el
tránsito intestinal, es bueno para la tensión arterial, previene
deficiencias... En definitiva, permite una dieta más variada, gustosa,
completa y equilibrada.
Cerezas: ricas y sanas
Además de frescas al natural, las
cerezas resultan muy sabrosas en zumo, macedonia, ensaladas o mermelada.
Comer un puñado de cerezas (10
unidades, 50 gramos) durante el tiempo que dure la temporada natural es una oportunidad
de proveer al organismo de más ácido fólico (muy interesante en el
embarazo y la infancia), más fibra, fotoquímicos antioxidantes
y minerales como el potasio y el magnesio.
A continuación, se recogen nueve
motivos por los cuales se anima a degustar las cerezas, mejor frescas y al
natural, aunque también como ingrediente de ensaladas, macedonias, zumos,
granizados o en forma de un original y refrescante gazpacho.
. Fruta dulce
apta para diabéticos. Las
cerezas, junto con el plátano, las uvas y los higos, han estado durante muchos
años desterrados de la dieta de las personas con diabetes. Hoy se sabe con
absoluta certeza que todas las frutas tienen cabida en ambos tipos de
situaciones. La clave para disfrutar del sabor y las propiedades nutricionales
de la fruta está en ser comedido con la cantidad: la ración media de
fruta oscila entre 150 y 180 gramos y un poco menos para las más calóricas, de
100 a 120 gramos. En el caso particular de las cerezas, 100 gramos proporcionan
10 gramos de azúcares, una cantidad similar a la de multitud de frutas, como
el kiwi, nectarina, mandarina, naranja, manzana o pera.
. Calorías,
las justas. Las
calorías, junto con los azúcares, son el motivo principal de preocupación de
quienes están a dieta y se privan de las cerezas, a la vez que se decantan por
otras frutas. Las calorías en las frutas tienen su origen, en mayor medida, en
el contenido en azúcares. Se ha constatado que las cerezas no son más calóricas
que muchas otras frutas, por lo que un puñado de 10 cerezas (50 gramos) aportan
tan solo 24 calorías y multitud de fitoquímicos antioxidantes, variedad de
vitaminas y de minerales.
. Antioxidantes
para una piel nutrida y cuidada. Las cerezas son frutas que destacan por su riqueza
en antioxidantes,
compuestos que tiñen de rojo su pulpa y su piel. Los antioxidantes hacen una
labor intensa en el cuidado de la piel. Por un lado, ayudan a mantener la
tersura y nutrición y, por otro, contrarrestan los efectos dañinos y de
envejecimiento prematuro de los rayos del sol sobre la
dermis. Comer un puñado de cerezas cada día, en el tiempo que dure la
temporada, es bueno para nutrir la piel y prepararla para el sol del verano.
. Tallos de
cereza: diurético natural. Los tallos de las cerezas, tomados en infusión o en polvo, han demostrado
un efecto diurético en distintas investigaciones. Su ingesta se asocia a
un aumento leve del volumen de orina. No obstante, los estudios coinciden en
señalar que su uso atenderá a la recomendación de un nutricionista, una vez que
se haya demostrado la necesidad de aumentar la diuresis y no haya situaciones
que puedan agravarse, en caso de urolitiasis, cálculos o
piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres,
vejiga).
. Cerezas para
combatir el sueño. Las
cerezas contienen melatonina, además de triptófano y serotonina,
según informa el grupo de investigación en Neuroinmunofisiología y
Crononutrición de la Universidad de Extremadura (UEx). Estos compuestos están
relacionados con la mejora de los ciclos de sueño y vigilia y con la
sensación de relajación. Esta es la razón científica que ha llevado al
equipo de investigadores de la UEx a evaluar el efecto en el descanso y en el
sueño del consumo de diferentes cultivos de cerezas del Valle del Jerte, en
Extremadura. A partir de estos conocimientos, la UEx ha patentado una bebida
elaborada a base de concentrado de cereza. El producto todavía está en fase
experimental, con idea de mejorarlo para su futura comercialización como alimento funcional o
nutracéutico.
. Ácido fólico
para las embarazadas. Un puñado
de 150 gramos netos de cerezas proporciona unos 50 microgramos de ácido fólico, lo que
contribuye en un 10% a satisfacer las necesidades vitamínicas durante los meses
de embarazo. Un zumo, batido o crema de
cerezas mezcladas con fresas o frambuesas y zumo de naranja multiplica por tres
el contenido de ácido fólico y puede ser un tentempié refrescante que acompañe
al desayuno o al bocadillo del almuerzo o de la cena. En macedonia, con frutas
tropicales como el mango o la papaya, se consigue una buena dosis de folatos.
. Cerezas para
la hipertensión. El consumo
de diuréticos, fármacos comunes en el tratamiento de la hipertensión arterial, tiene como efecto
secundario una mayor eliminación de potasio, que se pierde
por la orina. Si las pérdidas no se compensan con una adecuada ingesta, se
corre el riesgo de sufrir su carencia. La falta de potasio puede provocar
debilidad de los músculos, taquicardia, sed y falta de apetito. Las cerezas
son, junto con el plátano, el melón, la uva y los albaricoques, las frutas que
más potasio contienen.
. Cerezas
para una rápida recuperación muscular. Las cerezas y las guindas, entre otros frutos
rojos, por su riqueza en antocianinas antioxidantes, se proponen
como unas frutas idóneas para acelerar la recuperación muscular de los
atletas tras una dura sesión. Los resultados llegan de la mano de
investigadores de la London South Bank University, en Reino Unido, que
publicaron el estudio en "Medicine and Science in Sports and
Exercise". Los atletas recibieron un complemento antioxidante a base
de zumo de cereza ácida dos veces al día, una semana antes y dos días
después de un intenso entrenamiento. La recuperación de los atletas
después de tomar este complemento fue significativamente más rápida, en
comparación con quienes tomaron otros productos sin el mismo contenido de
fitoquímicos del zumo de cereza. Por ello, comer frutos rojos ricos en
antioxidantes puede disminuir el daño oxidativo en los músculos y permitir
una recuperación más rápida.
UN PUÑADO PARA EL ALMUERZO Y LA
MERIENDA
El sabor dulce de las cerezas en
plena estación, el llamativo color rojo, el jugo que desprenden al masticarlas
y la facilidad con que se llevan en un táper son razones más que suficientes de
este noveno motivo, que anima a incluir un puñado de cerezas en la dieta
infantil.
Sin lugar a dudas, esta nutritiva
fruta supera en el aspecto nutricional a cualquier merienda azucarada compuesta
por bollos, bizcochos, galletas o magdalenas. Además, es el complemento
idóneo para un bocadillo en caso de
que comer sólo fruta sea insuficiente para calmar el apetito en el almuerzo o
la merienda.
Por MAITE
ZUDAIRE
Gracias a Suzanne Powell por esta información.
Suzzane indica que ahora sería el momento adecuado para
hacer la cura de las cerezas…
Recomienda hacerlo durante 7 días seguidos, comiendo sólo cerezas, toda la
cantidad que se quiera. Una vez terminados los 7 días, hay que salir de la cura
poco a poco, añadiendo fruta variada el primer día, ensalada y verduras el segundo. Al tercer día
ya se puede hacer vida normal siguiendo las pautas de la dieta disociada. Nos recomienda
escuchar y observar nuestro cuerpo y respetarlo...
© Fran S
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