Descubre tus dones y talentos
¿Sabes
qué son los dones y talentos? ¿Conoces los tuyos? ¿Sabes qué te aportan y cómo practicarlos?
Seguramente
en alguna ocasión te habrás hecho alguna de estas preguntas. Mi intención al
compartir este artículo es que puedas esclarecer estas cuestiones. A continuación
te comparto el esquema que vamos a seguir para ello.
1.
¿Qué son los dones y talentos?
2.
¿A quiénes están reservados?
3.
¿Cuáles son las características básicas de los dones y talentos?
4.
¿Cómo podemos descubrir nuestros dones y talentos?
5.
¿Cómo practicar los dones y talentos?
1. ¿Qué son los dones y
talentos?
Para
familiarizarnos con los términos comencemos con las definiciones que encontramos
en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
*
Don: Del latín, donum.
1.
Dádiva, presente o regalo.
2.
Gracia especial o habilidad para hacer algo.
3.
Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien
lo recibe.
*
Talento: Del latín. talentum 'moneda de
cuenta', 'unidad de peso', y este del griego τάλαντον tálanton.
1.
Inteligencia (capacidad de
entender).
2.
Aptitud (capacidad para el
desempeño de algo).
3.
Persona inteligente o apta para determinada ocupación.
4.
Moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.
Por
tanto, podríamos definir los dones y talentos como las cualidades, habilidades
o capacidades innatas que tiene una persona de forma natural para realizar
alguna cosa. Esa destreza es algo que la persona realiza sin ningún tipo de
esfuerzo y es por ello que es muy susceptible de pasar inadvertida para ella y
no saber reconocerla como un don o talento.
Recuerda
que tu naturaleza es divina, los dones y talentos están relacionados con lo
imperecedero que hay en ti, con tu divinidad, con tu auténtica esencia.
Cuando
encuentras tus dones y talentos y los pones en práctica, sientes que tu vida
toma sentido, que por fin estás haciendo aquello que viniste a desarrollar como
“misión de vida”.
Siguiendo
con las definiciones, hay quienes establecen una diferencia entre dones y
talentos.
Se
dice que los dones son esas habilidades naturales que se manifiestan desde
temprana edad y que no requieren de un aprendizaje previo, ni de esfuerzo
alguno. El ejemplo más recurrido sería el don para tocar un instrumento musical,
la capacidad para dibujar o pintar y un largo etcétera de posibilidades.
Por
otro lado, los talentos vendrían definidos como habilidades o destrezas que se
desarrollan a través del aprendizaje y la práctica. Por ejemplo alguien puede demostrar
un talento para un determinado deporte y este mejoraría con el estudio y la
práctica del mismo.
Personalmente,
no encuentro diferencia entre don y talento. Si bien es cierto que son innatos
y algo que hacemos de forma natural y sin esfuerzo, también lo es el hecho de
que se perfeccionan y mejoran con la formación y la ejercitación de los mismos.
No olvidemos que “la práctica hace al maestro” y cuanto más se practique el
don, más se perfeccionará y potenciará.
Al
referir que son innatos, queremos decir que ya nacemos con ellos. Dicho de otro
modo, cuando nuestra alma encarna en la Tierra, esos dones y talentos vienen
con nosotros, pues forman parte de nuestra esencia, de lo que somos. Según Emilio
Carrillo forman parte de nuestro “kit de encarnación”. Por cierto, os
recomiendo escuchar y leer a Emilio Carrillo siempre que tengáis oportunidad.
Volviendo
al tema que nos ocupa, podría ser que los dones y talentos pasen de una vida a
otra, es decir, aquello que se ha trabajado en una vida pasada y se ha
desarrollado enteramente, se convierte en un don o talento para una vida
sucesiva. Ese don despertará en ti o se activará si lo necesita, de lo
contrario permanecerá en estado latente.
Dicho
lo cual,
2. ¿A quiénes están reservados los dones y
talentos?
¿Solo
a unos pocos elegidos?
Pues
al parecer no, todos absolutamente todos tenemos dones y talentos. Hay quien tiene solo uno, o uno que
destaca más que otro, hay quien tiene varios, pero todo el mundo cuenta con
alguna habilidad o destreza especial, que al desarrollarla y ponerla al
servicio de los demás, hace que este mundo sea algo mejor, a la vez que la
persona se siente plena y la ayuda a alcanzar su desarrollo y evolución
espiritual.
Los
dones y talentos son de distinta índole, todos importantes, todos especiales,
están ahí, esperándonos para despertar, ninguno es mejor que otro, cada uno de
nosotros nacemos con aquel o aquellos que vamos a necesitar para la vida
presente según nuestra misión de vida o aquello que venimos a desarrollar,
mejorar o potenciar.
3. Características básicas de
los dones y talentos.
1.
Son variados, diversos y personales.
2.
Un don o talento puede ser algo sencillo y no por ello menos trascendental que
cualquier otro que consideramos más genial o grandioso.
3.
No tienen jerarquía, ni grado, ni clasificación, es decir no hay uno que sea
mejor que otro o más importante que otro. Recuerda que los dones vienen de tu
parte divina, la más sagrada y están ligados a tu misión de vida, por tanto,
aquellos que necesitas vienen contigo, ya estés destinado a ser el descubridor
de las leyes de la astrofísica, de la teoría de la relatividad, de la física
cuántica, el mejor pianista de la historia o una persona que sabe escuchar, que
se le da bien trabajar con las manos, o que transmite paz con su sola presencia.
Los tuyos son los que tienes que descubrir para poner en práctica y
evolucionar.
4.
Su ejercicio se lleva a cabo de manera espontánea, sencilla y sin esfuerzo. Es
algo que disfrutas y gozas haciendo y que te llena de entusiasmo y alegría
cuando lo ejercitas.
5.
Su praxis te conecta tanto contigo mismo que el tiempo deja de existir
literalmente. Estás tan en conexión contigo que pierdes la noción del
espacio/tiempo, simplemente estás en ti.
6.
Compartirlos con los demás por el simple hecho de hacerlo te hace sentir gozo y
felicidad.
4. ¿Cómo podemos descubrir nuestros
dones y talentos?
La
respuesta es muy clara, “Autoconocimiento”. Conocerte a ti mismo te ayuda a descubrirte y
a saber qué es aquello que te hace sentir bien, vibrar alto y estar en conexión
contigo mismo.
Sin
embargo, te voy a dar algunos tips para que la tarea de descubrir tus dones y
talentos te resulte más sencilla.
Mira
dentro de ti, ¿cuál es esa actividad que al llevarla acabo te llena de
entusiasmo y plenitud? ¿Qué es aquello que te llena de satisfacción, que hace
que se dibuje una sonrisa (de la que seguramente no serás consciente) en tu
rostro sin ningún motivo y que se convierte en cómplice de que el tiempo pase
volando sin apenas darte cuenta? ¿Qué es aquello que, como te resulta tan fácil
y sencillo de realizar, no le das importancia y nunca pensarías que es nada
especial y, por tanto, no lo definirías a simple vista, como un don o un
talento?
¿Qué
te gusta hacer? ¿Cuál es esa actividad que estás deseando hacer en cuanto
dispones de un poco de tiempo libre?
¿Todavía
te cuesta encontrar algo? Si no ves nada, te puedo recomendar algo más.
Pregunta en tu entorno a algunas personas de tu confianza qué creen que es
aquello que se te da bien hacer. Eso sí, cuando te respondan controla ese “ego
a la defensiva” que se suele activar para no responder: “¡Anda ya! ¡Qué va! Yo
no sirvo para eso.” Limítate a asimilar la información, a buscar dentro de ti y
observar qué sientes. No pienses en que otro lo hará mejor, que todavía no
sabes lo suficiente, que aún no estás preparado… Es tu don natural, practícalo
y confía que todo saldrá bien, no estás compitiendo con nadie.
A
veces el problema es que pensamos que los dones están relacionados con cosas
grandiosas, como tocar el piano con 3 años, jugar al tenis con maestría desde
antes de poder incluso coger una raqueta, o ser un genio de lo que sea. Y no
nos damos cuenta que hay otras cosas tal vez “menos impresionantes” que también
son dones, por ejemplo el que la gente te busque porque cuando tú estás cerca
se sienten seguros o protegidos. Tal vez tengas el don de hacer a los demás
sentirse cómodos, o seas “la alegría de la fiesta”, o sepas escuchar y te buscan para contarte sus
cosas o pedirte “consejos”. Quizá se te da bien la cocina, o eres esa persona
que cuando llega a un lugar hace que la vibración suba y todos se sientan
mejor. Tal vez conozcas las propiedades curativas de las plantas medicinales, o
tengas mano (como se suele decir) con las plantas de tu hogar o entorno y se te
den bien porque contigo reviven y sacan todo su esplendor. Quizá se te dé bien
narrar historias, o escribirlas o cantarlas o bailarlas. Puede ser que te guste
bordarlas, coserlas, dibujarlas, esculpirlas, cocinarlas… o que seas un genio
de la ciencia, las matemáticas, o conocedor del universo. Es posible que seas
capaz de leer las estrellas, conozcas todas las constelaciones o sepas cuándo
va a llover o qué viento va a soplar o cómo van a ir las cosechas este año.
Dime,
¿Qué te entusiasma?
La
palabra "entusiasmo" se registra en la lengua castellana a principios
del siglo XVII. Proviene del latín enthusiasmus y ésta, a su vez, del griego
enthusiasmós. Según el etimólogo J. Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, enthusiasmós
significa ‘arrobamiento, éxtasis’ y deriva de enthusiázō que tiene el significado de ‘estoy
inspirado por la divinidad’; enthusiázō proviene de enthusía, que significa
‘inspiración divina’ y que a su vez procede de énthus ‘inspirado
por los dioses’; énthus finalmente es un derivado de theós ‘dios’.
Entonces,
¿qué es aquello que te entusiasma, aquello que haces de forma natural, que no
te cuesta ningún esfuerzo hacer, que cuando lo haces pierdes la noción del
espacio y el tiempo, y que al hacerlo te hace sentir bien, completo, realizado
y pleno sin necesidad de buscar reconocimiento, aprobación o admiración externos?
Pues
ese o esos son tus dones y talentos. Es como una entrega, algo que se pone al
servicio de los demás y que ya es una recompensa por sí mismo, por esa
sensación de entusiasmo y plenitud que aportan, porque te ponen en conexión con
tu esencia divina, con lo mejor y más sagrado que hay en ti.
Encontrar
tus dones y talentos y empezar a
ejercitarlos te ayuda a ponerte en conexión contigo mismo y a encontrar tu
misión de vida.
Y
una vez más creo que nos cuesta encontrar esa misión de vida porque pensamos en
ella como en algo extraordinario, poniendo grandes expectativas en ello y no
nos damos cuenta de que lo sencillo y lo simple es lo más extraordinario que
existe. Tal vez no has venido a ser el pianista más talentoso del siglo, quizá
tu misión es estar presente, o escuchar, o hacer riquísimas tortillas de
patatas (con cebolla, siempre con cebolla), o a transmitir paz, o equilibrar y
armonizar tu entorno con tu sola presencia, o a sentir, o a observar, o a crear
con tus manos… y como estás esperando algo “grandioso”, no llegas a darte
cuenta de que eso tan simple y sencillo que haces que para ti no significa
nada, es ya lo extraordinario y grandioso que estás esperando y no alcanzas a
ver.
5. ¿Cómo practicar los dones y
talentos?
Hay
algo muy importante que debes saber para que tus dones y talentos, una vez
encontrados, no se desvirtúen y pierdan su esencia. Para ello vamos a desplegar
una serie de tips inspirados por Emilio Carrillo para que lo puedas ver mejor.
1.
Al ponerlos en práctica, no esperes aprobación, reconocimiento o valoración
positiva por parte de los demás. Lo practicas porque es tu don y
disfrutas al ejercitarlo, no lo haces para agradar a otros o ver qué piensan,
qué te dicen o qué resultados obtienes. Simplemente lo ejercitas y te desapegas
de los resultados, si no lo haces, estarás desvirtuando tu don. Suelta la
necesidad de aprobación del entorno.
2.
No aspires a la obtención de admiración por parte de los demás al
practicarlo, o corres el riesgo de contaminar tu don hasta el punto que podrías
perderlo.
3.
Vincula
tus dones y talentos a los atributos del alma para que
permanezcan en conexión con tu esencia. Tu esencia tiene unos atributos,
cualidades o virtudes, que al encarnar se convierten en aspiraciones. Si desvinculas
el ejercicio del don de los atributos de tu alma, te puedes volver un egoísta y
un soberbio. Para evitarlo, mantén tu don en una alta vibración.
4.
No
los utilices para ayudar a los demás. Que tu don no se convierta en
algo egóico, practícalo porque disfrutas cuando lo haces y si su ejercicio
ayuda a alguien estupendo, pero que esa “ayuda” sea sin intención de que lo que
haces sea para ayudar a los demás. Imagino que conoces la parábola de “El
Sembrador”, hay que “echar la semilla” y soltar o desapegarte del resultado,
pues este no depende de ti y si caes en el error de dar prioridad al resultado
vivirás en una constante alteración emocional que acabará afectando tu salud física
y mental, toda vez que se habría desvirtuado o “vaciado” tu don ya que este
habría dejado de servir a su propósito.
5.
La clave es compartirlo por el gozo mismo que ello produce. Saca lo mejor
de ti mismo y ponlo al servicio de los demás.
6.
Y por último y requisito fundamental para practicar tu don correctamente es amarte
a ti mismo. Saca tu mejor
versión y ponla al servicio de la humanidad, de la Madre Tierra y de la Vida.
Resumiendo,
libera tu don de la búsqueda de resultados, practícalo simplemente por el goce y el disfrute que sientes al
ejercitarlo. Si buscas reconocimiento o aprobación con el ejercicio de tu don,
lo sacas de contexto y lo perderás.
Que
no te importe lo que piense la gente, simplemente comparte tu talento sin egos
de ningún tipo.
No
busques ayudar los demás al ejercitarlo o empezarás a lastrar tu don. La mejor
forma que tenemos para ayudar a los demás es amarnos a nosotros mismos. Porque cuando
te amas a ti mismo, ya estás compartiendo lo mejor de ti con el resto. Por tanto,
saca lo mejor de ti, echa la semilla y olvídate del resultado, nunca se sabe
dónde va a fructificar esa semilla. Sigue practicando tu don por el hecho de
tenerlo y disfrutar de él, esa es ya toda la recompensa que necesitas.
Cuanto
más practiques tu don, mejor. Puede ser que lo hagas todos los días porque
forme parte de tu actividad laboral, si es así, excelente, en ese caso tu “trabajo”
no será trabajo, sino otra cosa. Si por otro lado tu don está desligado de la
actividad laboral que desarrollas para ganarte la vida, no olvides encontrar
momentos para ejercitarlo, pues te ayudará a conectar contigo, con tu esencia y
con tu propósito.
Los dones y talentos no nos son entregados para ocultarlos o esconderlos, sino para practicarlos y ponerlos al servicio de la humanidad.
¿Recuerdas
que, cuando al principio del artículo definimos “talento”, en su cuarta
acepción decíamos que era una moneda de cuenta de los griegos y posteriormente
del Imperio Romano, además de una unidad de medida? Quizá también recuerdes la
parábola de “Los dones y talentos”. Según esta parábola, un señor se iba de
viaje durante un tiempo y repartió una serie de “talentos” a sus siervos. Dos de
ellos invirtieron sus talentos mientras el señor estuvo ausente y duplicaron su
valor, el tercero, por miedo a perder el talento que le habían dejado lo
escondió bajo tierra y cuando el señor volvió y le pidió cuentas, recibió una
gran reprimenda del mismo por haber escondido los dos talentos que le dio y no
haberlos multiplicado como habían hecho sus compañeros. ¿Qué aprendemos de esta
parábola, entre otras cosas? Que los talentos escondidos, son talentos desperdiciados
y perdidos y detrás de ellos habrá personas incompletas, asustadas y
desconectadas de sí mismas.
Espero que este artículo te ayude a reconocer tus dones y talentos, y si ya los conocías, a ponerlos de nuevo en movimiento si los habías dejado adormecidos y te habías “perdido” un poco. No te avergüences de ellos, todo lo contrario, siéntete orgulloso de tenerlos y ponerlos en práctica sin esperar nada a cambio, sin olvidar que ya de por sí, son tu gozo y tu recompensa.
Nunca
subestimes lo simple y lo sencillo, porque en ello es en lo que se halla la
verdadera grandiosidad de este mundo.
Sé
inmensamente feliz.
Gracias por las imágenes que hacen más bello este artículo y por la inspiración recibida para redactarlo correctamente.
©Paqui Sánchez
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