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Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

martes, 16 de febrero de 2021

MI RITUAL DE MEDITACIÓN

Mi Ritual de Meditación

Hace unos días propuse a los seguidores de Mágico Despertar de Facebook el reto de 21 Días de Meditación en Silencio y como hay algunas personas que me dicen que no llegan a concentrarse o a conectar con ellas mismas y les está costando llevar a cabo este reto, he decidido explicaros cómo medito yo, por si os es de alguna ayuda y os puede servir de referente. Iba a publicar esta entrada como el soporte del día 6, que es en el que nos encontramos hoy, pero como se ha extendido tanto, he decidido publicarlo aquí y ponerlo de enlace en Facebook.

Os voy a dar las pinceladas de una rutina que me funciona bastante bien. Después, dependiendo del día, de mi estado de ánimo, de las energías que se muevan o cómo yo las perciba, de la fase lunar en la que me nos encontremos y de mi propio ciclo lunar…, hago algunas modificaciones, pero la base siempre es la misma.

Recordemos que Meditar significa estar presente en un estado de consciencia de paz y armonía.

Suelo meditar cuando me levanto, ¿por qué? Porque es el momento en el que mis ondas cerebrales están menos activas y eso reduce el hecho de tener que “pelear” con mis pensamientos, amén de estar mucho más receptiva a las energías. Si alguna vez no puedo hacerla por la mañana, la hago por la noche. He probado en distintos momentos del día y de la noche para ver qué me funciona mejor, te insto a hacer lo mismo, porque digan lo que digan, nuestro cuerpo nos habla y tiene sus preferencias. Tenemos que acostumbrarnos a escuchar a nuestro cuerpo y hacer lo que sintamos que va bien para nosotros al margen de las recomendaciones de los demás. Hacia el final del artículo os cuento lo que hago si mi cuerpo está alterado y necesita que le preste atención antes de empezar a meditar, porque de lo contrario, sé que no me va a permitir hacer la meditación del modo más adecuado.

 


Mi Ritual de Meditación:

Me siento en una silla o en mi zafu orientada siempre hacia el este. Ya sabéis que el Sol sale por el este y por ello este es el punto por donde entra la energía al Planeta Tierra.

Compruebo que mi espalda esté recta, porque será a través de mi columna vertebral que la energía circulará por mi cuerpo, si la energía encuentra obstáculos, se estanca y no hay un buen riego ni energético, ni de oxígenación para mis células. Mis manos, sin decirles nada, se apoyan sobre mis muslos con las palmas hacia arriba y dibujan un mudra.

 


Los pies están bien asentados sobre el suelo. Y si algún día medito en el zafu o en el sofá de casa, imagino que mis pies están pisando suave y firmemente el suelo, que simboliza la conexión con la Madre Tierra.

Cierro los ojos y hago tres respiraciones profundas para calmar mi cuerpo y empezar a conectarme conmigo misma. Cojo así el ritmo de mi respiración. Lo que mejor funciona para mí es quedarme en esa respiración. Inhalar, apnea, exhalar, apnea. Y así durante unos 20 minutos.


 

Una vez que he hecho las tres respiraciones profundas y he conectado conmigo a través de mi respiración, hago el siguiente ejercicio, que no me lleva más de un minuto o dos.

Imagino que desde las plantas de mis pies crecen unas hermosas raíces que van atravesando todo lo que encuentran hasta llegar a la Madre Tierra y encontrar su propio centro. A través de esas raíces me conecto con la Madre Cósmica y le entrego toda la energía que hay en mi cuerpo que por alguna razón no está en armonía. Le pido que la transmute para que esa energía pueda volver a mí, la energía que sí es mía y me corresponde a mí, vuele armonizada a mi cuerpo a través de esas hermosas raíces que me siguen conectando con la Madre. Le agradezco por hacer este trabajo para mí, como Madre que me cuida, me apoya, me da cobijo y me sustenta.

Entonces llevo mi atención al chakra corona que se encuentra a unos 20 centímetros aproximadamente por encima de mi cabeza y me conecto con el Padre Cielo. Siento como miles de partículas doradas descienden sobre mí. Es la energía del Padre, la energía de lo nuevo. Y me abro a recibir esa energía que me “obliga” a soltar lo viejo para que en mí pueda anclarse lo nuevo, aquello que el Universo sabe que necesito. Pido ayuda, si lo estimo oportuno, para practicar ese desapego y soltar lo que ya no tiene que estar conmigo. Esto también es lo que llamo energías “discordantes” o “disarmónicas”, que son las que le entrego a la Madre Tierra para que las transmute con su llama violeta. Ella me devuelve “limpias” las que me corresponden y envía a las que ya no lo hacen donde ella considera que deben estar. Agradezco tanto a lo que se va por todas sus bendiciones y enseñanzas, como a lo que llega para enriquecer mi vida.

Y así, conectada en un par de minutos con la energía de la Madre Tierra y la del Padre Cielo, me convierto es ese Puente de Luz, en esa energía Divina y Sagrada que une la Tierra con el Cielo. De ahí, que en el blog podáis leer debajo de la imagen que representa el paso de las estaciones y que cambio en cada una de ellas: “Somos Puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo”.

Ahora ya estoy preparada para mi meditación. Para centrarme totalmente en mi respiración e ir acompañándola durante los siguientes 20 minutos.

Os explico un poquito sobre el tipo de respiración que utilizo. Se trata de la respiración abdominal o diafragmática, la que hacemos de forma natural hasta que cumplimos los 3 años y que utiliza el diafragma para respirar. Eso significa que al inhalar, el aire que cogemos no se detiene en los pulmones, si no que pasará por el diafragma hasta llegar al abdomen. Este tipo de respiración, más profunda y pausada nos ayuda a reducir el estrés, al reducir el consumo de oxígeno que el cuerpo necesita, hace que la sangre sea menos ácida y que se active así la relajación del sistema nervioso. Las puertas que bloquean el nervio vago, el nervio craneal más largo, se abren restaurando las funciones de crecimiento orgánico, el cuerpo reabsorbe las hormonas del estrés y otros neuroquímicos más beneficiosos comienzan a liberarse como las endorfinas, dopamina, oxitocina, serotonina, acetilcolina. Esta respiración abdominal hace que el sistema nervioso entérico que se encuentra en la barriga (segundo cerebro del cuerpo) ordene a las neuronas estomacales que produzcan benzodiacepinas naturales (relajantes ansiolíticos endógenos) que inducen el sueño y descontracturan los músculos. Los músculos se relajan, la presión arterial y el ritmo cardíaco disminuyen, el sistema inmune se reactiva y el cerebro entra en coherencia con el corazón. Nos sentimos físicamente descansados y mentalmente despiertos. Todas estas cosas suceden en 3 minutos de respiración abdominal o diafragmática. Por todo ello, es importante que sea esta respiración la que practiquemos siempre, pero sobre todo durante la meditación o cuando necesitemos relajarnos.

No me suelo poner ninguna alarma para saber si ya llevo el tiempo necesario meditando porque mi cuerpo me avisa cuando es el momento de terminar. Pero si no es tu caso, ponte un llamador para que te diga que ya han pasado esos 20 minutos.  Puedes estar más tiempo y también menos, pero mi consejo es que te vayas regulando hasta alcanzar los 20/30 minutos al día.


¿Qué pasa con los pensamientos? Pues que están ahí, no dejan de llegar, pero al no alimentarlos acaban marchándose. Por ejemplo esta mañana mi mente decía: “Hoy voy a escribir un par de artículos sobre la Luna, fases lunares, ciclos de la mujer…”. En lugar de alimentarlos diciendo: “Perfecto, voy a enfocarlo así. Primero voy a hablarles de…, después voy a contarles esto otro… Cotejaré la información con los libros sobre la luna que compré el otro día, me va a servir mucho para…”. No hago nada de todo eso, sí, hoy voy a escribir sobre la luna; y dejo pasar el pensamiento. Cuando acabe la meditación tendré tiempo de planificar cómo voy a hacer ese artículo, qué quiero que contenga, aquello que considero que es esencial y no puede faltar…

Después de la Luna, me llega el pensamiento de escribir estas líneas para ayudaros con la meditación a aquellos que me comentáis que os está resultando difícil. Y hago lo mismo, dejo pasar el pensamiento sin alimentarlo, sin juzgarlo, sin ir más allá de observarlo y dejarlo marchar, y vuelvo a centrarme en mi respiración, porque seguramente cuando llegó el pensamiento me desconecté por unos segundos de ella.

Hay muchos trucos para no entrar en el juego de la mente, se la puede distraer de muchas formas, yo suelo utilizar la de centrarme todo el tiempo en mi respiración. Al inhalar escucho como el aire entra en mi cuerpo, pasa de mi nariz (que regula su temperatura calentándolo) a mi interior hasta llegar al diafragma y noto como se hincha mi estómago. Después de una pequeña pausa, el aire vuelve a salir por mi nariz vaciando mi estómago, mi pecho y mi nariz; y vuelve la pausa. Los pensamientos siguen llegando, pero al no darles espacio porque estoy centrada en la respiración, acaban marchándose sin más.

 

Otro truco que os comenté es centraros en la llama de una vela. Antes de empezar con la meditación, cuando preparéis vuestro espacio, prended una vela, la llama tiene que quedar a la altura de los ojos. Se trata de mirar fijamente a la llama y al centrar en ella nuestra atención, así la quitamos de los pensamientos y estos, aunque sigan estando ahí, acaban desapareciendo para nosotros porque estamos centrados en otra cosa. Si los ojos acaban por cerrarse, visualizaremos esa llama en nuestro entrecejo, y pondremos nuestra atención allí, en el tercer ojo interno.

Visualización, podemos imaginarnos en un jardín, o en aquel lugar donde nos guste mucho estar, eso también nos ayudará a relajarnos. Yo, cuando empecé a meditar hace ya muchos años, me iba a un bosque que solía frecuentar cuando estuve viviendo en Irlanda. Era un bosque muy cercano a la universidad donde estudiaba, de hecho tenía que atravesar el bosque dos veces al día para llegar a mi facultad y volver a casa. Tenía un pequeño arroyo con un diminuto puente de madera, la energía se movía de forma mágica, los seres feéricos estaban por todas partes,… En aquel lugar yo perdía la noción del espacio y el tiempo y conectaba con mi propia alma, recibía mensajes y aprendí a vivir de otra manera, con más conciencia y más conectada con mi propio ser y todo cuanto me rodea... Bueno, que me entusiasmo, solo deciros que aquel bosque, que en aquella Isla Esmeralda tan solo era un “parque”, cambió mi vida.

 

 

También podéis centraros en recitar un mantra acompañando a nuestra respiración. El más conocido, el sonido OM, que se pronuncia “Aaaaauuuuumm”, o bien “Oooooommm”. Se dice que el OM es el sonido primigenio del Universo, de él derivan el resto de sonidos y lenguas.

          Sea el momento del día que sea cuando voy a meditar y siento que mi cuerpo está demasiado activo y que si no hago algo, no voy a poder hacer la meditación, hago un ejercicio de relajación del cuerpo. Pues con el tiempo aprendí que para que el cuerpo te dé tregua, hay que prestarle la atención que merece y darle el agradecimiento que le corresponde.

Me acomodo igualmente en mi silla o en el zafu, hago las respiraciones pertinentes de las que os hablé antes y cuando ya estoy conectada con mi respiración vuelvo mi atención hacia mi cuerpo. Empezando por los pies, voy relajando cada parte de mi cuerpo y le voy agradeciendo por el servicio que me presta, por ejemplo, centro mi atención en los pies y les digo: “Queridos pies, os doy las gracias porque es por vosotros que puedo caminar y moverme libremente a todas partes. Ahora es momento de que os relajéis después de todo el día prestándome servicio.” Los muevo ligera y lentamente mientras les hablo… y voy ascendiendo por mi cuerpo de este modo, agradeciendo a todas sus partes: tobillos, piernas, rodillas, muslos, caderas, hombros, brazos, muñecas y manos; paso al troco, espalda, lumbares, dorsales, parte alta de la espalda, cuello, cabeza y mente. También podemos incluir los órganos internos.

Mucha atención a las articulaciones, ya que son extremadamente importantes  porque son las que dan movilidad a nuestro cuerpo. Por tanto, cuando vayamos haciendo ese barrido de abajo hacia arriba de nuestro cuerpo, ponemos especial atención en tobillos, rodillas, caderas, hombros, codos, muñecas y el cuello. Podemos hacer un movimiento rotativo de unos segundos cuando los mencionemos para ayudar a su relajación.

Una vez que siento el cuerpo armónico, sé que ya no me va a molestar ni a reclamar mi atención.

Entonces hago el ejercicio de conexión convirtiéndome en ese Puente de Luz entre la Tierra y el Cielo y vuelvo el resto del tiempo a mi respiración.

Y esa suele ser mi meditación diaria.

Durante este proceso de concentración en mi respiración, a veces pasan cosas mágicas. Pero no vayas con una idea preconcebida sobre lo que pueda pasar o no. Permite que la vida te sorprenda y te muestre aquello que tú debes ver, porque cada uno tenemos un propósito de vida diferente y si vamos con expectativas porque alguien nos dijo que durante sus meditaciones le pasa esto o aquello, si a nosotros no nos pasa nada de eso vamos a pensar que no lo estamos haciendo bien, o que no valemos para ello, o que por qué a nosotros no y a otros sí…

Solo medita, porque desde el primer momento que levantaste la mano y decidiste aceptar este reto, la magia ya está teniendo lugar. Y es que son esas pequeñas cosas que pasan desapercibidas y que no vemos porque nos parecen cotidianas y normales las que prenden la chispa de la magia. Es por ello que mi recomendación es: “Medita y presta mucha atención a lo que ocurre en ti, pero sin apegarte a los resultados”.

Bien, pues esto era lo que quería compartir con vosotros, como os he dicho al principio, al hacerse demasiado largo, he pensado publicarlo en el blog como un ejercicio de meditación. Así más gente podrá acceder a él si lo necesita.

Para quienes lleguéis aquí en cualquier momento de cualquier día y desde cualquier lugar, os invito a uniros  a esta práctica de meditación de 21 días, que es el tiempo que se dice que el ser humano necesita para adoptar un nuevo hábito. Si lees el artículo ahora y quieres unirte, será perfecto haya pasado el tiempo que sea desde que iniciamos con esta práctica, tan solo tendrás que empezar hoy con tu día 1 y seguir para el resto de tu vida.

Deseo de corazón que os sirva esta experiencia como base para que podáis crear las vuestras propias.

©Paqui Sánchez

©Paqui Sánchez

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