Cosas
Gran-Diosas
A veces
tenemos la sensación de que si no hacemos grandes cosas, no estamos haciendo
nada de valor en esta vida. ¿Has pensado así alguna vez? ¿Te has sentido
abatido/a o insignificante por creer que lo que haces no es suficiente? ¿Qué
no sirve de nada? ¿Qué nadie alcanza a verte, ni aprecia, ni sabe lo que haces realmente?
¿Qué no eres grandioso/a y por tanto no haces cosas grandes?
Pues me
gustaría hacerte una propuesta, quisiera pedirte que echaras un vistazo a tu vida,
a tu pasado, pues tu pasado comienza hace tan solo una milésima de segundo, desde
ahí puedes ir hasta el principio de tus tiempos, según te permitan tu memoria y
tus recuerdos. No quiero que mires nada en concreto, simplemente observa tu
vida en silencio, con respeto a todas tus vivencias y con agradecimiento, hasta
con reverencia y reconocimiento por cada momento vivido, honrando cada segundo de tu vida.
Ahora te
voy a decir algunas cosas para que además de observar, puedas mirarte con mayor
detenimiento para ver con más facilidad aquello a lo que yo quiero que prestes
atención en este momento.
Observa,
por ejemplo, si en algún momento de tu vida has sentido que has tocado un alma (o
muchas), si has llevado alegría por un instante a la vida de alguna persona, si
le has sacado una sonrisa o provocaste su risa hasta las carcajadas, si le has hecho
olvidar su tristeza, si le has hecho pensar o meditar en algo, si algo que
dijiste le sirvió para mejorar y cambiar su vida…
O bien, si
hiciste alguna cosa que ayudó a otro a fomentar, practicar y potenciar
cualquiera de sus dones, si tu forma de vivir, actuar o pensar ha sido un
referente para alguien.
Si
alguien ha decidido cambiar su vida después de hablar contigo porque ha sentido
que “sí se puede”, porque sin saberlo, le has hecho descubrir las herramientas
que tenía para intentarlo por sí mismo.
Si
alguien ha descubierto estando cerca de ti que es y existe mucho más allá que
el exterior y la apariencia, si alguien se ha dado cuenta de su potencial
interno por alguna cosa que hiciste o dijiste. Si alguien ha descubierto la
magia de la vida a través de tus ojos, si alguien se siente mejor persona
después de haberte conocido, si alguien despierta su instinto creador después
de estar contigo o ver las cosas que tú haces.
Si alguien
recibe tus mensajes con alegría, si tus palabras tocan corazones y les hacen
plantearse cosas sencillas pero profundas. Si en algún momento alguien recibió
una caricia tuya, una palabra tuya, un gesto tuyo que le mejoró el día, incluso
su vida o lo despertó a la vida.
Si has
dado confort, si has dado esperanza, si has transmitido paz, si algún corazón
se llenó de amor al verte, al escucharte, al sentirte. Si conseguiste emocionar
a alguien hasta el punto de conmoverle el corazón. Si alguien ha aprendido a
respirar, a comer, a dormir, a leer, a escribir, a sonreír… contigo.
Si has
prestado tus sentidos a quien carece de alguno de ellos y has sido sus ojos,
sus oídos, su olfato, su tacto o su gusto; si has escuchado con atención a
quien necesitaba hablar, si has cambiado dolor por amor, si has conseguido que
alguien sea capaz de verse verdaderamente a sí mismo/a a través de tus ojos. Si
alguien ha visto su propia luz al contemplar la tuya.
Y así,
podríamos seguir llenando espacios en blanco…
…Y si estas cosas, u otras, las has hecho sin programarlo, sin proponértelo, sin planearlo con
antelación… Si todo esto ha estado más allá de tu control y ha pasado porque sí.
No te preguntes más si estás haciendo grandes cosas, si las habrás hecho o
podrás hacerlas alguna vez en tu vida. Ya eres grande y todo lo que haces, por
insignificante que te parezca, es grandioso.
Es
posible que en algunos momentos nos sintamos insignificantes y eso nos haga
daño, pero yo, sinceramente, creo que se debe más a que tal vez no estamos
definiendo bien algunos términos. Quizá pensamos en “grande” o “importante” de manera
equivocada y no entendemos realmente bien de qué están hechas las cosas grandes
o importantes.
La
grandeza no está en que suceda algo enorme, “grandioso”, sino en las pequeñas
cosas que conseguimos cada día y a las que no le damos importancia. A las que
no prestamos atención porque es como somos y son las cosas que hacemos
cotidianamente. No lo vemos como algo especial, porque es algo natural en
nosotros, es cómo somos, es lo que somos, cómo nos comportamos, lo que hacemos…
porque nos sale de dentro, sin pensarlo, sin prepararlo, sin planearlo, sin
programarlo.
Porque
las cosas grandes, las más grandes, las Gran-Diosas, proceden del cúmulo de
pequeñas cosas, de pequeñas acciones, de cómo eres, de tu forma de vivir y de
mostrarte hacia el exterior, hacia los demás. De tu desinteresado amor por la
humanidad, de tu filantropía.
Cada día
estás haciendo cosas grandiosas, pero no te das cuenta de ello. Por ello voy a
invitarte cada noche a repasar tu día antes de ir a dormir, para que puedas ver
todas esas pequeñas cosas grandiosas que has hecho, puedas reconocerlas,
agradecerlas y agradecértelas y sentirte merecedor/ora de todo cuanto eres y
tienes.
Tú ya
eres un ser Gran-Dioso/a, sólo por el hecho de ser hijo/a de Dios, todo lo que
haces es grande y Dios se conmueve y alegra enormemente con cada uno de tus éxitos,
de tus logros y con tu esfuerzo de cada día por querer ser cada vez mejor
persona. Conviértete en tu propio referente, consigue que todo aquello que
hagas te haga sentir bien, entonces ya no necesitarás que desde el afuera reconozcan
tu Gran-Diosidad, porque habrás descubierto al Dios y a la Diosa que moran
dentro de ti. Al Dios y a la Diosa que ya eres.
Recuerda que
las cosas grandes, proceden de cada pequeña cosa que hacemos, esas a las que no
les damos importancia porque es lo que somos, lo que hacemos de forma natural,
sin esfuerzos, sin programaciones, sin planificaciones. Eso precisamente es lo
Gran-Dioso, que nos sale de forma natural porque ya forma parte de nosotros.
¿Cuál es
nuestro aprendizaje en esta historia? Aprender a vernos, a valorarnos, a darnos
cuenta de todo aquello que somos capaces de dar a los demás, de darnos a
nosotros mismos, porque lo que das, te lo das a ti mismo/a y lo que no das, te lo quitas. Aprender a reconocer
nuestros méritos y a sentirnos merecedores de todo cuanto ya somos, de lo que
ya hemos recordado que somos y de lo que aún nos falta por recordar.
Siempre
con gratitud y desde la gratitud y el amor, permíteme recordarte que eres un ser
Gran-Dioso/a que hace siempre cosas grandes. Hacer que tu día a día te llene de
satisfacción y alegría depende de ti. Toma el control de tu vida, sé el capitán
de tu barco, el director de la película que viniste a interpretar y no permitas
que nadie más asuma la responsabilidad de tu vida.
Siéntete
grande, porque lo eres. Eso es, sobre todo, lo que quería decirte, lo que pretendía que recordaras, porque tú, ya lo sabes.
Paqui
Sánchez
©Paqui
Sánchez
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