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miércoles, 22 de febrero de 2017

COSAS GRAN-DIOSAS




 Cosas Gran-Diosas

A veces tenemos la sensación de que si no hacemos grandes cosas, no estamos haciendo nada de valor en esta vida. ¿Has pensado así alguna vez? ¿Te has sentido abatido/a o insignificante por creer que lo que haces no es suficiente? ¿Qué no sirve de nada? ¿Qué nadie alcanza a verte, ni aprecia, ni sabe lo que haces realmente? ¿Qué no eres grandioso/a y por tanto no haces cosas grandes?

Pues me gustaría hacerte una propuesta, quisiera pedirte que echaras un vistazo a tu vida, a tu pasado, pues tu pasado comienza hace tan solo una milésima de segundo, desde ahí puedes ir hasta el principio de tus tiempos, según te permitan tu memoria y tus recuerdos. No quiero que mires nada en concreto, simplemente observa tu vida en silencio, con respeto a todas tus vivencias y con agradecimiento, hasta con reverencia y reconocimiento por cada momento vivido, honrando cada segundo de tu vida.

Ahora te voy a decir algunas cosas para que además de observar, puedas mirarte con mayor detenimiento para ver con más facilidad aquello a lo que yo quiero que prestes atención en este momento.

Observa, por ejemplo, si en algún momento de tu vida has sentido que has tocado un alma (o muchas), si has llevado alegría por un instante a la vida de alguna persona, si le has sacado una sonrisa o provocaste su risa hasta las carcajadas, si le has hecho olvidar su tristeza, si le has hecho pensar o meditar en algo, si algo que dijiste le sirvió para mejorar y cambiar su vida…

O bien, si hiciste alguna cosa que ayudó a otro a fomentar, practicar y potenciar cualquiera de sus dones, si tu forma de vivir, actuar o pensar ha sido un referente para alguien.

Si alguien ha decidido cambiar su vida después de hablar contigo porque ha sentido que “sí se puede”, porque sin saberlo, le has hecho descubrir las herramientas que tenía para intentarlo por sí mismo.

Si alguien ha descubierto estando cerca de ti que es y existe mucho más allá que el exterior y la apariencia, si alguien se ha dado cuenta de su potencial interno por alguna cosa que hiciste o dijiste. Si alguien ha descubierto la magia de la vida a través de tus ojos, si alguien se siente mejor persona después de haberte conocido, si alguien despierta su instinto creador después de estar contigo o ver las cosas que tú haces.

Si alguien recibe tus mensajes con alegría, si tus palabras tocan corazones y les hacen plantearse cosas sencillas pero profundas. Si en algún momento alguien recibió una caricia tuya, una palabra tuya, un gesto tuyo que le mejoró el día, incluso su vida o lo despertó a la vida.

Si has dado confort, si has dado esperanza, si has transmitido paz, si algún corazón se llenó de amor al verte, al escucharte, al sentirte. Si conseguiste emocionar a alguien hasta el punto de conmoverle el corazón. Si alguien ha aprendido a respirar, a comer, a dormir, a leer, a escribir, a sonreír… contigo.

Si has prestado tus sentidos a quien carece de alguno de ellos y has sido sus ojos, sus oídos, su olfato, su tacto o su gusto; si has escuchado con atención a quien necesitaba hablar, si has cambiado dolor por amor, si has conseguido que alguien sea capaz de verse verdaderamente a sí mismo/a a través de tus ojos. Si alguien ha visto su propia luz al contemplar la tuya.

Y así, podríamos seguir llenando espacios en blanco…

…Y si estas cosas, u otras, las has hecho sin programarlo, sin proponértelo, sin planearlo con antelación… Si todo esto ha estado más allá de tu control y ha pasado porque sí. No te preguntes más si estás haciendo grandes cosas, si las habrás hecho o podrás hacerlas alguna vez en tu vida. Ya eres grande y todo lo que haces, por insignificante que te parezca, es grandioso.

Es posible que en algunos momentos nos sintamos insignificantes y eso nos haga daño, pero yo, sinceramente, creo que se debe más a que tal vez no estamos definiendo bien algunos términos. Quizá pensamos  en “grande” o “importante” de manera equivocada y no entendemos realmente bien de qué están hechas las cosas grandes o importantes.

La grandeza no está en que suceda algo enorme, “grandioso”, sino en las pequeñas cosas que conseguimos cada día y a las que no le damos importancia. A las que no prestamos atención porque es como somos y son las cosas que hacemos cotidianamente. No lo vemos como algo especial, porque es algo natural en nosotros, es cómo somos, es lo que somos, cómo nos comportamos, lo que hacemos… porque nos sale de dentro, sin pensarlo, sin prepararlo, sin planearlo, sin programarlo.

Porque las cosas grandes, las más grandes, las Gran-Diosas, proceden del cúmulo de pequeñas cosas, de pequeñas acciones, de cómo eres, de tu forma de vivir y de mostrarte hacia el exterior, hacia los demás. De tu desinteresado amor por la humanidad, de tu filantropía.


Cada día estás haciendo cosas grandiosas, pero no te das cuenta de ello. Por ello voy a invitarte cada noche a repasar tu día antes de ir a dormir, para que puedas ver todas esas pequeñas cosas grandiosas que has hecho, puedas reconocerlas, agradecerlas y agradecértelas y sentirte merecedor/ora de todo cuanto eres y tienes.

Tú ya eres un ser Gran-Dioso/a, sólo por el hecho de ser hijo/a de Dios, todo lo que haces es grande y Dios se conmueve y alegra enormemente con cada uno de tus éxitos, de tus logros y con tu esfuerzo de cada día por querer ser cada vez mejor persona. Conviértete en tu propio referente, consigue que todo aquello que hagas te haga sentir bien, entonces ya no necesitarás que desde el afuera reconozcan tu Gran-Diosidad, porque habrás descubierto al Dios y a la Diosa que moran dentro de ti. Al Dios y a la Diosa que ya eres.

Recuerda que las cosas grandes, proceden de cada pequeña cosa que hacemos, esas a las que no les damos importancia porque es lo que somos, lo que hacemos de forma natural, sin esfuerzos, sin programaciones, sin planificaciones. Eso precisamente es lo Gran-Dioso, que nos sale de forma natural porque ya forma parte de nosotros.

¿Cuál es nuestro aprendizaje en esta historia? Aprender a vernos, a valorarnos, a darnos cuenta de todo aquello que somos capaces de dar a los demás, de darnos a nosotros mismos, porque lo que das, te lo das a ti mismo/a y lo que no das, te lo quitas. Aprender a reconocer nuestros méritos y a sentirnos merecedores de todo cuanto ya somos, de lo que ya hemos recordado que somos y de lo que aún nos falta por recordar.

Siempre con gratitud y desde la gratitud y el amor, permíteme recordarte que eres un ser Gran-Dioso/a que hace siempre cosas grandes. Hacer que tu día a día te llene de satisfacción y alegría depende de ti. Toma el control de tu vida, sé el capitán de tu barco, el director de la película que viniste a interpretar y no permitas que nadie más asuma la responsabilidad de tu vida.

Siéntete grande, porque lo eres. Eso es, sobre todo, lo que quería decirte, lo que pretendía que recordaras, porque tú, ya lo sabes.

Paqui Sánchez



©Paqui Sánchez

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