Honrando a Mis Ancestros. Mi Samhain particular.
Comenzamos
nuevo mes con un día muy especial. El día en el que honramos a nuestros
ancestros, antepasados y difuntos y les agradecemos por sus semillas, sabiduría
y transmisión de costumbres y conocimiento, por su amor infinito demostrado de
tantas maneras diferentes. Les agradecemos porque es por ellos que hoy estamos
aquí nosotros. Incluso es momento de agradecernos a nosotros mismos, pues
formamos parte de esa misma cadena que ya alimentamos en otros tiempos. Sintámonos
orgullosos de haber ido tomando cada vez mayor consciencia con cada eslabón
tejido de esa cadena de la que formamos parte, siempre en el amor.
Cada vida
concluida es un camino recorrido, un camino lleno de experiencias y de momentos
que marcan un destino, no sólo para la persona, sino también para sus descendientes
en su árbol genealógico, pues todo está conectado y el legado que nos
corresponde es responsabilidad de cada uno.
Hoy mando
luz a los que ya están en otro plano de consciencia y abrazo su esencia de mil
maneras distintas: en los recuerdos, en el sabor de los abrazos y besos que
compartimos, en las historias que me contaron, en sus chistes, en su generosidad,
en sus miradas y en sus sonrisas, en su olor, en su tacto, en las cosas que aún
conservo de ellos, esa esencia que aún se respira y se siente. Abrazo tu luz,
abrazo ese momento mágico en el que te encuentro en un rayo de sol, en el
destello de una estrella, en el reflejo de la luna, en la lluvia que cae del
cielo, en una esponjosa nube que dibuja figuras en el firmamento, en el beso
del mar en calma, en el susurro del viento, en un árbol robusto y fuerte o en
una tierna y delicada flor llena de perfumes y aromas. Me emociono cuando te
siento en una brizna de hierba en cualquiera de mis paseos, o siento como meces
mi cabello con tu aliento. Amo cuando te recuerdo en el sonido de una melodía y
viene a mí tu risa sin disfrazar la alegría. Agradezco reconocerte en un
perfume, en una sombra, en el color de unos ojos nuevos, de una sonrisa recién
nacida, en algo tan humano y único como son los gestos… Pero sobre todo, adoro
cuando te encuentro en el corazón, pues ahí tu luz se funde con la mía demostrando
una vez más que somos Uno y que todos estamos conectados de un modo único y especial
por ese hilo rojo que teje y teje sin parar uniendo y enlazando destinos.
Cada vida,
cada alma, cada encarnación, cada camino va tejiendo una historia personal que
acaba siendo mucho más grande de lo que muchos podemos realmente alcanzar a
vislumbrar. Es por ello que a veces nuestra mente no entiende determinadas
muertes, el final del ciclo de algunas vidas se escapa a nuestra comprensión
porque ni es el final, ni lo es todo. Una vida sería como un capítulo dentro
del libro de vidas de cada uno de nosotros. Unos capítulos son más largos,
otros más cortos, unos nos gustan más y otros menos, pero todo debe ser
escrito, vivido y experimentado para que cada esencia complete su círculo en la
rueda de la creación. Intentemos mirar y comprender con los ojos del alma, no
del humano al que ahora representamos, será la única forma de entender que no
morimos, simplemente la energía se transforma y cambia. Recordemos que además
de cuerpo, somos energía, todo es energía en continuo cambio y movimiento. ¿Ha
muerto un tronco de madera por haber dejado de ser árbol? No, ese tronco será
transformado físicamente en una silla, una mesa, una escultura… su energía
sigue siendo, sigue estando, sigue sintiendo, simplemente se transforma pero
aún conserva su esencia y siempre lo hará y nunca dejará de ser lo que fue por
mil transformaciones que tenga.
Si no
entiendes, aunque no lo comprendas, no lo juzgues, ¿quiénes somos para juzgar
nada? Estamos aquí para vivir en amor, no para la crítica o el juicio de algo
que se nos escapa entre razonamientos mentales que no llegan donde queremos ir. Es que no es mente es corazón y sólo con el corazón entenderás el
equilibrio entre el vivir y el morir. Comprenderás el ciclo de la rueda de la
vida y la necesidad de nacer-morir-renacer.
Ahora soy
un personaje con nombre y apellidos, cada uno de nosotros lo somos. Cuando yo
muera morirá el personaje humano que me ha prestado su cuerpo como el templo
donde se encuentra mi alma y el que necesito para ser humana y vivir mis
experiencias que gestarán mi aprendizaje y me completarán como alma. Cuando yo
muera acabará un capítulo más de mi larga historia, concluirá otra vida. Pero esa
muerte sólo será el final de un personaje, no mi final. La muerte será para mi
alma el final de una etapa, quizá una liberación si estaba atrapada en un
cuerpo enfermo o que no podía valerse por sí mismo, pero sobre todo será una
vuelta al verdadero hogar al que pertenece, un reencuentro con todas las luces
y las esencias de mis ancestros y antepasados… la vuelta al Uno, al Padre, a la
energía que me creó, al lugar donde verdaderamente pertenezco. Será una gran fiesta donde sólo las lágrimas del regocijo y la alegría tendrán cabida.
Agradezco
a Dios, a la Energía Masculina Sagrada, a mi Padre y a mis ancestros paternos y
los visualizo a mi derecha, detrás de mi hombro derecho. Agradezco a la Diosa, a
la Energía Femenina Sagrada, a mi Madre y a mis ancestros maternos y los
visualizo a mi izquierda, detrás de mi hombro izquierdo. Padre y madre, abuelos
y abuelas, bisabuelos y bisabuelas, tatarabuelos y tatarabuelas… y así sucesivamente
hasta alcanzar el principio de los tiempos y honrar y honrarme en cada uno de
ellos.
Gracias
por ser la semilla que engendró a la semilla, que engendró una nueva semilla
hasta llegar a mi propia concepción y a la vida. Gracias por darme nuevas
semillas fértiles que han fecundado en mí llenas de amor y que yo he podido
materializar en dos nuevas vidas con muchas más semillas que continuarán una
estirpe familiar cada vez más plural, más consciente, más cerca de la verdad,
más alegre y más llena de entusiasmo y de amor.
Y como
algo de Celta sigue viviendo y latiendo en mí, yo hoy celebro el primer día del
Año Celta, agradezco por las cosechas recogidas de la tierra, por la abundancia
que hemos recibido durante los meses precedentes, por el Sol, su luz, su calor
y el poder que tiene de fecundar y crear vida. Los últimos frutos están
guardados y servirán para alimentar nuestros cuerpos durante el invierno, qué
paradoja, que los frutos del invierno siguen siendo semillas, donde muere y renace
la vida. Esa comida será compartida para alimentar y calmar el hambre de cada
hombre y mujer sobre la tierra. Acaban los seis meses de Luz y Sol dando
término al verano y empiezan los seis meses de Oscuridad Sagrada, dando inicio
al invierno y a la estación fría. Se va atenuando la luz del sol, y para
compensar esa oscuridad nos vamos hacia dentro de nosotros mismos para hallar
la hoguera encendida que está prendida en cada corazón, y la hacemos brillar
con toda nuestra fuerza, abrazándonos, abrazando y amando nuestras sombras para
poder iluminarlas, pues ellas son nuestro aprendizaje y la razón de estar aquí.
Este tiempo
del año corresponde con la Anciana Sabia, la Curandera, la Chamana, la Bruja…
Es momento de celebrar el ciclo de la vida, de recordar con amor infinito y
agradecimiento a nuestros ancestros. De honrarlos y de agradecer por el ciclo
anual que termina, por las cosechas, la abundancia y los regalos de la vida…
tanto físicas como personales e interiores. Dejamos descansar la tierra física
y nuestra tierra interna para que se recupere y se prepare para la nueva
cosecha. Awen, Awen, Awen…
Ahora es
momento de contemplar, de disfrutar de nosotros mismos, de ir hacia adentro sin
dejar de maravillarnos del paisaje que nos rodea y de la segunda primavera que
vive escondida en lo más profundo del otoño y que nos muestra sus flores y sus
colores.
En memoria
de todos mis seres queridos, Feliz “Día de todos los Santos” y Feliz Samhain a
quienes así lo sintáis.
Namasté.
Paqui
Sánchez
©Paqui
Sánchez
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