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martes, 1 de noviembre de 2016

HONRANDO A MIS ANCESTROS



 Honrando a Mis Ancestros. Mi Samhain particular.

Comenzamos nuevo mes con un día muy especial. El día en el que honramos a nuestros ancestros, antepasados y difuntos y les agradecemos por sus semillas, sabiduría y transmisión de costumbres y conocimiento, por su amor infinito demostrado de tantas maneras diferentes. Les agradecemos porque es por ellos que hoy estamos aquí nosotros. Incluso es momento de agradecernos a nosotros mismos, pues formamos parte de esa misma cadena que ya alimentamos en otros tiempos. Sintámonos orgullosos de haber ido tomando cada vez mayor consciencia con cada eslabón tejido de esa cadena de la que formamos parte, siempre en el amor.

Cada vida concluida es un camino recorrido, un camino lleno de experiencias y de momentos que marcan un destino, no sólo para la persona, sino también para sus descendientes en su árbol genealógico, pues todo está conectado y el legado que nos corresponde es responsabilidad de cada uno.

 
Hoy mando luz a los que ya están en otro plano de consciencia y abrazo su esencia de mil maneras distintas: en los recuerdos, en el sabor de los abrazos y besos que compartimos, en las historias que me contaron, en sus chistes, en su generosidad, en sus miradas y en sus sonrisas, en su olor, en su tacto, en las cosas que aún conservo de ellos, esa esencia que aún se respira y se siente. Abrazo tu luz, abrazo ese momento mágico en el que te encuentro en un rayo de sol, en el destello de una estrella, en el reflejo de la luna, en la lluvia que cae del cielo, en una esponjosa nube que dibuja figuras en el firmamento, en el beso del mar en calma, en el susurro del viento, en un árbol robusto y fuerte o en una tierna y delicada flor llena de perfumes y aromas. Me emociono cuando te siento en una brizna de hierba en cualquiera de mis paseos, o siento como meces mi cabello con tu aliento. Amo cuando te recuerdo en el sonido de una melodía y viene a mí tu risa sin disfrazar la alegría. Agradezco reconocerte en un perfume, en una sombra, en el color de unos ojos nuevos, de una sonrisa recién nacida, en algo tan humano y único como son los gestos… Pero sobre todo, adoro cuando te encuentro en el corazón, pues ahí tu luz se funde con la mía demostrando una vez más que somos Uno y que todos estamos conectados de un modo único y especial por ese hilo rojo que teje y teje sin parar uniendo y enlazando destinos.


Cada vida, cada alma, cada encarnación, cada camino va tejiendo una historia personal que acaba siendo mucho más grande de lo que muchos podemos realmente alcanzar a vislumbrar. Es por ello que a veces nuestra mente no entiende determinadas muertes, el final del ciclo de algunas vidas se escapa a nuestra comprensión porque ni es el final, ni lo es todo. Una vida sería como un capítulo dentro del libro de vidas de cada uno de nosotros. Unos capítulos son más largos, otros más cortos, unos nos gustan más y otros menos, pero todo debe ser escrito, vivido y experimentado para que cada esencia complete su círculo en la rueda de la creación. Intentemos mirar y comprender con los ojos del alma, no del humano al que ahora representamos, será la única forma de entender que no morimos, simplemente la energía se transforma y cambia. Recordemos que además de cuerpo, somos energía, todo es energía en continuo cambio y movimiento. ¿Ha muerto un tronco de madera por haber dejado de ser árbol? No, ese tronco será transformado físicamente en una silla, una mesa, una escultura… su energía sigue siendo, sigue estando, sigue sintiendo, simplemente se transforma pero aún conserva su esencia y siempre lo hará y nunca dejará de ser lo que fue por mil transformaciones que tenga.

Si no entiendes, aunque no lo comprendas, no lo juzgues, ¿quiénes somos para juzgar nada? Estamos aquí para vivir en amor, no para la crítica o el juicio de algo que se nos escapa entre razonamientos mentales que no llegan donde queremos ir. Es que no es mente es corazón y sólo con el corazón entenderás el equilibrio entre el vivir y el morir. Comprenderás el ciclo de la rueda de la vida y la necesidad de nacer-morir-renacer.


Ahora soy un personaje con nombre y apellidos, cada uno de nosotros lo somos. Cuando yo muera morirá el personaje humano que me ha prestado su cuerpo como el templo donde se encuentra mi alma y el que necesito para ser humana y vivir mis experiencias que gestarán mi aprendizaje y me completarán como alma. Cuando yo muera acabará un capítulo más de mi larga historia, concluirá otra vida. Pero esa muerte sólo será el final de un personaje, no mi final. La muerte será para mi alma el final de una etapa, quizá una liberación si estaba atrapada en un cuerpo enfermo o que no podía valerse por sí mismo, pero sobre todo será una vuelta al verdadero hogar al que pertenece, un reencuentro con todas las luces y las esencias de mis ancestros y antepasados… la vuelta al Uno, al Padre, a la energía que me creó, al lugar donde verdaderamente pertenezco. Será una gran fiesta donde sólo las lágrimas del regocijo y la alegría tendrán cabida.

Agradezco a Dios, a la Energía Masculina Sagrada, a mi Padre y a mis ancestros paternos y los visualizo a mi derecha, detrás de mi hombro derecho. Agradezco a la Diosa, a la Energía Femenina Sagrada, a mi Madre y a mis ancestros maternos y los visualizo a mi izquierda, detrás de mi hombro izquierdo. Padre y madre, abuelos y abuelas, bisabuelos y bisabuelas, tatarabuelos y tatarabuelas… y así sucesivamente hasta alcanzar el principio de los tiempos y honrar y honrarme en cada uno de ellos.

Gracias por ser la semilla que engendró a la semilla, que engendró una nueva semilla hasta llegar a mi propia concepción y a la vida. Gracias por darme nuevas semillas fértiles que han fecundado en mí llenas de amor y que yo he podido materializar en dos nuevas vidas con muchas más semillas que continuarán una estirpe familiar cada vez más plural, más consciente, más cerca de la verdad, más alegre y más llena de entusiasmo y de amor.


Y como algo de Celta sigue viviendo y latiendo en mí, yo hoy celebro el primer día del Año Celta, agradezco por las cosechas recogidas de la tierra, por la abundancia que hemos recibido durante los meses precedentes, por el Sol, su luz, su calor y el poder que tiene de fecundar y crear vida. Los últimos frutos están guardados y servirán para alimentar nuestros cuerpos durante el invierno, qué paradoja, que los frutos del invierno siguen siendo semillas, donde muere y renace la vida. Esa comida será compartida para alimentar y calmar el hambre de cada hombre y mujer sobre la tierra. Acaban los seis meses de Luz y Sol dando término al verano y empiezan los seis meses de Oscuridad Sagrada, dando inicio al invierno y a la estación fría. Se va atenuando la luz del sol, y para compensar esa oscuridad nos vamos hacia dentro de nosotros mismos para hallar la hoguera encendida que está prendida en cada corazón, y la hacemos brillar con toda nuestra fuerza, abrazándonos, abrazando y amando nuestras sombras para poder iluminarlas, pues ellas son nuestro aprendizaje y la razón de estar aquí.

Este tiempo del año corresponde con la Anciana Sabia, la Curandera, la Chamana, la Bruja… Es momento de celebrar el ciclo de la vida, de recordar con amor infinito y agradecimiento a nuestros ancestros. De honrarlos y de agradecer por el ciclo anual que termina, por las cosechas, la abundancia y los regalos de la vida… tanto físicas como personales e interiores. Dejamos descansar la tierra física y nuestra tierra interna para que se recupere y se prepare para la nueva cosecha. Awen, Awen, Awen…

Ahora es momento de contemplar, de disfrutar de nosotros mismos, de ir hacia adentro sin dejar de maravillarnos del paisaje que nos rodea y de la segunda primavera que vive escondida en lo más profundo del otoño y que nos muestra sus flores y sus colores.

En memoria de todos mis seres queridos, Feliz “Día de todos los Santos” y Feliz Samhain a quienes así lo sintáis.

Namasté.

Paqui Sánchez


©Paqui Sánchez

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