Navidad 2013
En estos días
que celebramos de nuevo el nacimiento del Niño-Dios, podemos aprovechar para
recuperar nuestra conciencia crística, o bien hacernos más conscientes de ella.
Son días para renacer a nuestro Cristo interior, a nuestra verdadera esencia y
conectarnos con lo que somos realmente…
En Navidad
renovamos nuestros votos con lo Divino que hay en nosotros mismos y nos
permitimos recordar lo que realmente somos para los 365 días siguientes,
dándonos el permiso para vivir conscientemente cada uno de esos días, dando
gracias por disponer de ellos y dándoles y dándonos una oportunidad de cambio y
crecimiento en cada uno de ellos, en cada hora, en cada minuto, en cada
segundo, en cada instante… Siempre en Presente.
Esa es para mí
la verdadera Navidad a celebrar, eso es para mí encontrar y mantener el
espíritu de la Navidad. Eso es lo que significa para mí la Navidad. Es conectar
con mi Yo Superior, con mi Ser de Luz y alinearme conmigo misma. Es sentir lo
que soy, lo que hay dentro de mí, mi propia Paz interior, es hallar mi Luz y
sentir esa chispa DIVINA que soy dentro y fuera de mí, rodeándome, abrazándome,
amándome y permitiéndome amar por completo. Es convertirlo todo en aceptación y
en AMOR. Es entender ese “mí” como el todo que somos y al que todos
pertenecemos, como una Unidad del SER. Cuando siento todas esas cosas en mí,
las siento en ti, no como algo separado de mí, sino formando parte de la misma
cosa, de la misma esencia, de Dios.
Por tanto, como
podéis adivinar, ¡TODOS LOS DÍAS PUEDEN SER NAVIDAD! Depende de la actitud que
queramos adoptar ante la vida, depende de nosotros mismos, ni de nadie, ni de
nada más.
Y también,
porqué no, es estar junto a mi familia, preparar una buena cena, una buena
comida y compartir juntos esos manjares elaborados de forma tan especial, donde
prima ese ingrediente mágico que las buenas cocineras saben utilizar, ese que
se encuentra en un tarrito sencillo y que basta una pizca para convertir cada
plato en una delicia para el paladar, esa pizquita de amor que se echa en cada
alimento para que sepa mejor y nutra no sólo el cuerpo, sino también el Alma...
Una buena conversación, risas, música, unos dulces… Pero sobre todo
compartirnos a nosotros mismos, lo que sentimos, lo que somos, nuestros estados
de ánimo… y aprender unos de otros con el ejemplo y la riqueza interior que
cada uno comparte al emplear sus mágicos dones y talentos.
Y pensando en
estos días qué os contaría este año, precisamente eso es lo que venía a mi
mente, “los dones y talentos” que cada uno tenemos, esos “regalos” que vienen
con nosotros y que nos hacen especiales y ser una nota única, particular y
esencial en el Universo.
A veces pienso
que mientras preparo la comida se abre un portal en mi cocina. El martes,
mientras elaboraba la cena de Noche Buena, estaba haciendo un repaso por las
cosas que ya he compartido en Navidades anteriores, y de repente escuché dentro
de mí… “dones y talentos”, “las personas deben descubrir sus dones y talentos,
para ponerlos en práctica y compartirlos con los demás y que todos puedan
disfrutarlos y crecer con ellos, pues cuando se comparte un don, se está
compartiendo una parte de esencia divina que nos convierte en lo que somos, en
la máxima expresión de Amor.”
Me suele pasar,
muchas veces mientras cocino, como os digo, algo se abren dentro de mí y
aparecen momentos de lucidez llenos de colores que me traen una valiosa
información para poner en práctica, será que la cocina es uno de mis dones y talentos
y por eso me pasan cosas maravillosas allí, no lo sé.
Perdón,
Gratitud y Liberación fueron los temas principales de las Navidades anteriores…
y en esta ocasión vamos a descubrir nuestros regalos, vamos a darle una oportunidad a nuestros dones, lo
que cada uno de nosotros hacemos tan, tan bien, que hasta el Cielo sonríe y el
Universo se detiene para mirarnos cuando los utilizamos, cuando nos convertimos
en ellos, cuando los dejamos formar parte de nuestras vidas y los ejercitamos
con entusiasmo.
Para mí un don
es un regalo que el Cielo, el Universo, Dios, o como quieras llamarlo… nos
hace. Pero ese regalo que despierta como por “arte de magia”, no es algo que
nos llegue porque sí. Es algo que ya hemos trabajado en otras vidas y que en
ésta, si tenemos que utilizarlo, despierta de forma natural… puede llegar a
cualquier edad, en cualquier momento, o acompañarnos desde el nacimiento… Pero
siempre llegará a nosotros cuando sea el momento más adecuado para ello, cuando
lo necesitemos. Y lo más importante es que no tenemos que hacer nada para
tenerlo, simplemente es cuestión de “Recordar” y fluirá de forma natural en nosotros, sin necesidad de esfuerzos
ni de ninguna otra cosa.
Dependiendo de
lo que tu Alma venga a trabajar o a experimentar, los dones que vendrán a ti
serán diferentes. Si tu Alma viene a hacer un trabajo concreto, tus dones
también serán concretos para ese trabajo, si tu trabajo tiene más que ver con
la humanidad, probablemente los dones que despierten serán varios e irán
apareciendo conforme vayas cumpliendo con el propósito de tu Alma. Sólo
despertarán en ti aquellos dones que sean más relevantes para el trabajo que
vengas a realizar en esta vida.
Al contrario de
lo que parece, es fácil descubrir tus dones, porque tu don será siempre aquello
que te hace feliz, aquello con lo que resuenas de forma especial, aquello que
no te cuesta nada hacer y que permitirte hacerlo te hace sentir una alegría
interior muy especial, una reconexión contigo mismo, te hace sentir mejor
persona, hace que cambies y que te sientas en casa, en tu hogar.
Los dones a
veces nos hacen llorar cuando los reconocemos, porque sentir tu hogar interior
en esta encarnación que a veces es tan terrenal, te reconecta con lo más
profundo de ti y te emociona, porque puede conectarte incluso con otras vidas y
traer al presente aquellas sensaciones que el Alma ya ha vivido y con las que
ha sido muy feliz. ¡Pero esas lágrimas de felicidad saben a gloria bendita! No
las reprimas, déjalas fluir y disfruta con ellas pues son como pequeños
pedacitos de Cielo aquí, en la Tierra.
Todo está ya en
ti, todo está en tu memoria celular, que es la de todos. Aquí, al contrario de
lo que se dice, no venimos a aprender nada, estamos aquí para recordarlo todo,
o recordar aquella parte de la historia que nos hace falta para experienciar
esta vida. Nuestra Alma ya se ha encargado de elegir las experiencias y el
sendero que tenemos que recorrer. Y aunque nos deje hacer, ella sabe lo que
necesita y lo que es mejor para nosotros, por tanto, lo mejor que podemos hacer
por nosotros mismos es estar alineados con nuestro propósito de vida, con
nuestro Ser Superior, con nuestra Alma. Y conocer nuestros dones y talentos y
empezar a utilizarlos, nos abre el camino hacia la realización del Ser que
somos.
Nuestros dones
son aquello en lo que somos buenos sin esforzarnos, que no nos cuesta ningún
trabajo hacer y que hacemos bien. Es eso que cuando los demás lo elogian se nos
escapan esas palabras que dicen: “pero si es fácil, no cuesta nada, yo te
enseño…”
Son cosas que
ya hemos trabajado en otras vidas, por eso no nos cuesta nada hacerlas y cuando
las hacemos nos sentimos bien, conectados, felices, alegres, llenos de una
sensación difícil de describir, pero que si prestamos atención veremos que se
parece mucho al AMOR, en mayúsculas. A veces podemos sentir cierta resistencia
a ejercitarlos, que seguramente irá ligada a la experiencia (posiblemente
traumática) de otra vida. Pero cuando recordamos que lo que estamos viviendo en
este momento no tiene nada que ver con aquello y que ahora, cada uno de
nosotros, tiene mucha protección… los miedos se disipan y los dones se abren y
expanden.
Es muy
importante creer en ti para que tus dones fluyan, alinearte con el propósito de
tu Alma para que seas consciente de ellos. A veces los dones son muy claros y
se pueden descubrir con facilidad, otras veces cuesta un poquito más. Para
descubrir los tuyos, cierra los ojos suavemente y siente dentro de ti qué es
aquello que te hace sonreír, que te gustaría hacer o que ya haces, eso que no
te cuesta ningún esfuerzo y que cuando lo haces te hace sacar la mejor parte de
ti… Eso que te hace vivir entusiasmado, enamorado, sintiendo... Puede ser la
investigación, puede ser la conexión con la naturaleza, puede ser la música, o
lo bien que se te da estar con niños pequeños, o dibujar, o pintar, cocinar,
enseñar, transmitir a los demás, contar cuentos o escribirlos, ser un canal de
sanación, o un puente de unión entre las distintas dimensiones… o varias cosas
a la vez. Sea lo que sea, serás feliz ejercitando tu don, te sentirás bien
haciéndolo… y aunque a veces te resistas, dentro de ti sentirás que es la parte
más hermosa que viniste a hacer y a compartir contigo mismo y con los demás.
Este es mi mayor deseo para esta Navidad. Quiero desearte que encuentres tus dones y talentos, si aún no lo has hecho, y que te pongas a jugar con ellos, a experimentarlos… puede ser que siempre hayas querido pintar, o escribir, o cantar, o bailar, o cocinar, o inventar alguna cosa, o trabajar con la física… pero siempre hayas encontrado una escusa perfecta para no hacerlo. Yo te diría: “no te sigas escondiendo en excusas y hazlo, date el permiso para hacerlo y disfrutar de ello antes que sea demasiado tarde.” No olvides que la primera persona que se beneficia al poner en práctica sus dones eres tú mismo. Y al compartir lo mejor de ti, nos beneficiamos todos.
Y si ya conoces
tus dones, utilízalos, porque al ejercitarlos estás tocando tu nota, tu
sinfonía en el Universo y todos necesitamos de ella porque sólo tú puedes tocar
tu nota y compartirla con los demás. Cuando lo haces expandes el Amor, te
expandes tú y ayudas a que los demás se expandan contigo. Pues nunca olvidemos
que todos somos UNO y que la alegría y el entusiasmo en ti es la celebración de
todos.
Celebra esta
Navidad desde tu interior. Compartiendo tus regalos, tus dones y talentos.
Siendo a ese Niño-Dios en tu corazón, creciendo dentro de ti, llenándote con su
sabiduría, con su calor, nutriéndote con su Amor.
Que el espíritu
de la Navidad te llene de alegría y te ayude a recordar el verdadero mensaje de
El Mesías… no lo que nos han contado, no lo que nos han dicho, no lo que les
convenía que supiéramos, no lo que se han inventado para manipular a la
humanidad… sino la Verdad.
El verdadero
mensaje que nos dejó JesuCristo no es de dolor, ni de sufrimiento, ni tiene
nada que ver con la manipulación, ni con un Dios externo que nos castigue si
nos equivocamos o no hacemos las cosas como Él quiere que las hagamos. No es un
Dios soberbio que se alegre de cada uno de tus tropiezos, sino un Dios amoroso
que te cuida y protege, respetando siempre tus elecciones y alentándote a vivir
tu vida con plenitud, alegría y felicidad.
La vida es una sucesión de acontecimientos donde somos libres
de elegir lo que queremos y donde cada causa, cada decisión, cada acción… tiene
un efecto, una consecuencia. Y nada es bueno ni malo, porque venimos a
experienciar y experimentar todos los estados y las formas del ser, todos los
niveles de consciencia, todas las dimensiones de amor. Toda experiencia es
buena, porque es necesaria para nuestra evolución y de nuestra actitud ante
ella dependerá la lectura que le hagamos y su enseñanza.
Deseo que tus
velos vayan cayendo y que la verdad se abra ante ti según sea necesario para la
evolución de tu Alma.
¡¡¡Llénate de
esta energía de Amor para todo el Año!!!
Pero si se
acaba, recuerda que Cristo está en ti
y que puedes
volver a recuperar esa energía echando
un vistazo a tu
interior y buscando en esa parte más
Sagrada de tu
Corazón.
¡¡¡Feliz
Navidad!!!
¡¡¡Próspero, Feliz y Bendecido Año Nuevo!!!
¡Qué el 2014 sea un año lleno de Magia para Todos
en el que
podamos materializar y vivir algunos de
nuestros Sueños
Más Preciados!
© Ahava Iesu
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