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domingo, 29 de diciembre de 2013

NAVIDAD 2013


 Navidad 2013

En estos días que celebramos de nuevo el nacimiento del Niño-Dios, podemos aprovechar para recuperar nuestra conciencia crística, o bien hacernos más conscientes de ella. Son días para renacer a nuestro Cristo interior, a nuestra verdadera esencia y conectarnos con lo que somos realmente…

En Navidad renovamos nuestros votos con lo Divino que hay en nosotros mismos y nos permitimos recordar lo que realmente somos para los 365 días siguientes, dándonos el permiso para vivir conscientemente cada uno de esos días, dando gracias por disponer de ellos y dándoles y dándonos una oportunidad de cambio y crecimiento en cada uno de ellos, en cada hora, en cada minuto, en cada segundo, en cada instante… Siempre en Presente.

Esa es para mí la verdadera Navidad a celebrar, eso es para mí encontrar y mantener el espíritu de la Navidad. Eso es lo que significa para mí la Navidad. Es conectar con mi Yo Superior, con mi Ser de Luz y alinearme conmigo misma. Es sentir lo que soy, lo que hay dentro de mí, mi propia Paz interior, es hallar mi Luz y sentir esa chispa DIVINA que soy dentro y fuera de mí, rodeándome, abrazándome, amándome y permitiéndome amar por completo. Es convertirlo todo en aceptación y en AMOR. Es entender ese “mí” como el todo que somos y al que todos pertenecemos, como una Unidad del SER. Cuando siento todas esas cosas en mí, las siento en ti, no como algo separado de mí, sino formando parte de la misma cosa, de la misma esencia, de Dios.

Por tanto, como podéis adivinar, ¡TODOS LOS DÍAS PUEDEN SER NAVIDAD! Depende de la actitud que queramos adoptar ante la vida, depende de nosotros mismos, ni de nadie, ni de nada más.


Y también, porqué no, es estar junto a mi familia, preparar una buena cena, una buena comida y compartir juntos esos manjares elaborados de forma tan especial, donde prima ese ingrediente mágico que las buenas cocineras saben utilizar, ese que se encuentra en un tarrito sencillo y que basta una pizca para convertir cada plato en una delicia para el paladar, esa pizquita de amor que se echa en cada alimento para que sepa mejor y nutra no sólo el cuerpo, sino también el Alma... Una buena conversación, risas, música, unos dulces… Pero sobre todo compartirnos a nosotros mismos, lo que sentimos, lo que somos, nuestros estados de ánimo… y aprender unos de otros con el ejemplo y la riqueza interior que cada uno comparte al emplear sus mágicos dones y talentos.

Y pensando en estos días qué os contaría este año, precisamente eso es lo que venía a mi mente, “los dones y talentos” que cada uno tenemos, esos “regalos” que vienen con nosotros y que nos hacen especiales y ser una nota única, particular y esencial en el Universo.

A veces pienso que mientras preparo la comida se abre un portal en mi cocina. El martes, mientras elaboraba la cena de Noche Buena, estaba haciendo un repaso por las cosas que ya he compartido en Navidades anteriores, y de repente escuché dentro de mí… “dones y talentos”, “las personas deben descubrir sus dones y talentos, para ponerlos en práctica y compartirlos con los demás y que todos puedan disfrutarlos y crecer con ellos, pues cuando se comparte un don, se está compartiendo una parte de esencia divina que nos convierte en lo que somos, en la máxima expresión de Amor.”

Me suele pasar, muchas veces mientras cocino, como os digo, algo se abren dentro de mí y aparecen momentos de lucidez llenos de colores que me traen una valiosa información para poner en práctica, será que la cocina es uno de mis dones y talentos y por eso me pasan cosas maravillosas allí, no lo sé.


Perdón, Gratitud y Liberación fueron los temas principales de las Navidades anteriores… y en esta ocasión vamos a descubrir nuestros regalos, vamos  a darle una oportunidad a nuestros dones, lo que cada uno de nosotros hacemos tan, tan bien, que hasta el Cielo sonríe y el Universo se detiene para mirarnos cuando los utilizamos, cuando nos convertimos en ellos, cuando los dejamos formar parte de nuestras vidas y los ejercitamos con entusiasmo.


Para mí un don es un regalo que el Cielo, el Universo, Dios, o como quieras llamarlo… nos hace. Pero ese regalo que despierta como por “arte de magia”, no es algo que nos llegue porque sí. Es algo que ya hemos trabajado en otras vidas y que en ésta, si tenemos que utilizarlo, despierta de forma natural… puede llegar a cualquier edad, en cualquier momento, o acompañarnos desde el nacimiento… Pero siempre llegará a nosotros cuando sea el momento más adecuado para ello, cuando lo necesitemos. Y lo más importante es que no tenemos que hacer nada para tenerlo, simplemente es cuestión de “Recordary fluirá de forma natural en nosotros, sin necesidad de esfuerzos ni de ninguna otra cosa.

Dependiendo de lo que tu Alma venga a trabajar o a experimentar, los dones que vendrán a ti serán diferentes. Si tu Alma viene a hacer un trabajo concreto, tus dones también serán concretos para ese trabajo, si tu trabajo tiene más que ver con la humanidad, probablemente los dones que despierten serán varios e irán apareciendo conforme vayas cumpliendo con el propósito de tu Alma. Sólo despertarán en ti aquellos dones que sean más relevantes para el trabajo que vengas a realizar en esta vida.

Al contrario de lo que parece, es fácil descubrir tus dones, porque tu don será siempre aquello que te hace feliz, aquello con lo que resuenas de forma especial, aquello que no te cuesta nada hacer y que permitirte hacerlo te hace sentir una alegría interior muy especial, una reconexión contigo mismo, te hace sentir mejor persona, hace que cambies y que te sientas en casa, en tu hogar.

Los dones a veces nos hacen llorar cuando los reconocemos, porque sentir tu hogar interior en esta encarnación que a veces es tan terrenal, te reconecta con lo más profundo de ti y te emociona, porque puede conectarte incluso con otras vidas y traer al presente aquellas sensaciones que el Alma ya ha vivido y con las que ha sido muy feliz. ¡Pero esas lágrimas de felicidad saben a gloria bendita! No las reprimas, déjalas fluir y disfruta con ellas pues son como pequeños pedacitos de Cielo aquí, en la Tierra.


Todo está ya en ti, todo está en tu memoria celular, que es la de todos. Aquí, al contrario de lo que se dice, no venimos a aprender nada, estamos aquí para recordarlo todo, o recordar aquella parte de la historia que nos hace falta para experienciar esta vida. Nuestra Alma ya se ha encargado de elegir las experiencias y el sendero que tenemos que recorrer. Y aunque nos deje hacer, ella sabe lo que necesita y lo que es mejor para nosotros, por tanto, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es estar alineados con nuestro propósito de vida, con nuestro Ser Superior, con nuestra Alma. Y conocer nuestros dones y talentos y empezar a utilizarlos, nos abre el camino hacia la realización del Ser que somos.

Nuestros dones son aquello en lo que somos buenos sin esforzarnos, que no nos cuesta ningún trabajo hacer y que hacemos bien. Es eso que cuando los demás lo elogian se nos escapan esas palabras que dicen: “pero si es fácil, no cuesta nada, yo te enseño…”

Son cosas que ya hemos trabajado en otras vidas, por eso no nos cuesta nada hacerlas y cuando las hacemos nos sentimos bien, conectados, felices, alegres, llenos de una sensación difícil de describir, pero que si prestamos atención veremos que se parece mucho al AMOR, en mayúsculas. A veces podemos sentir cierta resistencia a ejercitarlos, que seguramente irá ligada a la experiencia (posiblemente traumática) de otra vida. Pero cuando recordamos que lo que estamos viviendo en este momento no tiene nada que ver con aquello y que ahora, cada uno de nosotros, tiene mucha protección… los miedos se disipan y los dones se abren y expanden.

Es muy importante creer en ti para que tus dones fluyan, alinearte con el propósito de tu Alma para que seas consciente de ellos. A veces los dones son muy claros y se pueden descubrir con facilidad, otras veces cuesta un poquito más. Para descubrir los tuyos, cierra los ojos suavemente y siente dentro de ti qué es aquello que te hace sonreír, que te gustaría hacer o que ya haces, eso que no te cuesta ningún esfuerzo y que cuando lo haces te hace sacar la mejor parte de ti… Eso que te hace vivir entusiasmado, enamorado, sintiendo... Puede ser la investigación, puede ser la conexión con la naturaleza, puede ser la música, o lo bien que se te da estar con niños pequeños, o dibujar, o pintar, cocinar, enseñar, transmitir a los demás, contar cuentos o escribirlos, ser un canal de sanación, o un puente de unión entre las distintas dimensiones… o varias cosas a la vez. Sea lo que sea, serás feliz ejercitando tu don, te sentirás bien haciéndolo… y aunque a veces te resistas, dentro de ti sentirás que es la parte más hermosa que viniste a hacer y a compartir contigo mismo y con los demás.


Este es mi mayor deseo para esta Navidad. Quiero desearte que encuentres tus dones y talentos, si aún no lo has hecho, y que te pongas a jugar con ellos, a experimentarlos… puede ser que siempre hayas querido pintar, o escribir, o cantar, o bailar, o cocinar, o inventar alguna cosa, o trabajar con la física… pero siempre hayas encontrado una escusa perfecta para no hacerlo. Yo te diría: “no te sigas escondiendo en excusas y hazlo, date el permiso para hacerlo y disfrutar de ello antes que sea demasiado tarde.” No olvides que la primera persona que se beneficia al poner en práctica sus dones eres tú mismo. Y al compartir lo mejor de ti, nos beneficiamos todos.

Y si ya conoces tus dones, utilízalos, porque al ejercitarlos estás tocando tu nota, tu sinfonía en el Universo y todos necesitamos de ella porque sólo tú puedes tocar tu nota y compartirla con los demás. Cuando lo haces expandes el Amor, te expandes tú y ayudas a que los demás se expandan contigo. Pues nunca olvidemos que todos somos UNO y que la alegría y el entusiasmo en ti es la celebración de todos.


Celebra esta Navidad desde tu interior. Compartiendo tus regalos, tus dones y talentos. Siendo a ese Niño-Dios en tu corazón, creciendo dentro de ti, llenándote con su sabiduría, con su calor, nutriéndote con su Amor.

Que el espíritu de la Navidad te llene de alegría y te ayude a recordar el verdadero mensaje de El Mesías… no lo que nos han contado, no lo que nos han dicho, no lo que les convenía que supiéramos, no lo que se han inventado para manipular a la humanidad… sino la Verdad.

El verdadero mensaje que nos dejó JesuCristo no es de dolor, ni de sufrimiento, ni tiene nada que ver con la manipulación, ni con un Dios externo que nos castigue si nos equivocamos o no hacemos las cosas como Él quiere que las hagamos. No es un Dios soberbio que se alegre de cada uno de tus tropiezos, sino un Dios amoroso que te cuida y protege, respetando siempre tus elecciones y alentándote a vivir tu vida con plenitud, alegría y felicidad.

La vida es  una sucesión de acontecimientos donde somos libres de elegir lo que queremos y donde cada causa, cada decisión, cada acción… tiene un efecto, una consecuencia. Y nada es bueno ni malo, porque venimos a experienciar y experimentar todos los estados y las formas del ser, todos los niveles de consciencia, todas las dimensiones de amor. Toda experiencia es buena, porque es necesaria para nuestra evolución y de nuestra actitud ante ella dependerá la lectura que le hagamos y su enseñanza.

Deseo que tus velos vayan cayendo y que la verdad se abra ante ti según sea necesario para la evolución de tu Alma.


¡¡¡Llénate de esta energía de Amor para todo el Año!!!
Pero si se acaba, recuerda que Cristo está en ti
y que puedes volver a recuperar esa energía echando
un vistazo a tu interior y buscando en esa parte más
Sagrada de tu Corazón.

¡¡¡Feliz Navidad!!!

¡¡¡Próspero, Feliz y Bendecido Año Nuevo!!!

¡Qué el 2014 sea un año lleno de Magia para Todos
en el que podamos materializar y vivir algunos de
nuestros Sueños Más Preciados!

© Ahava Iesu

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