El “Nuevo
Ser Humano”
Iniciamos
este año 2013 con un invierno muy ventoso. El invierno fue un momento mágico para
soltar todo aquello que no habíamos conseguido liberar durante el otoño. Una
segunda oportunidad para dejar lo viejo y prepararnos para recibir lo nuevo.
Durante más de un mes y medio, Silfo, el espíritu del viento, nos estuvo
acompañando con esa intención, la de que aprendiéramos a soltar todo aquello
que pertenece al viejo mundo, que ya no vibra con nosotros, ni con la
frecuencia de amor que empieza a palpitar en el corazón de cada ser humano y en
el corazón de Gaia, nuestro amado planeta.
Este
solsticio de invierno ha sido el solsticio de la metamorfosis del ser humano,
de la transformación, a veces con más aceptación, otras con mucho dolor, pero
es que los cambios de esta transición todavía duelen porque es a lo que estamos
acostumbrados, es lo que llevamos integrado en estos más de dos mil años, es
parte de lo que estamos soltando. Soltamos el dolor, la pena, la angustia con
los que nos “enfrentamos” a la vida, la “lucha” con la que vivimos cada
acontecimiento de nuestra vida. Ya las cosas no son así, los “enfrentamientos”
y las “luchas” se producen cuando vivimos desde las emociones, desde el tercer
chakra, desde el plexo solar, desde “Manipura”. Ahora, el tiempo de esa
evolución dolorosa ha terminado, es momento de vivir desde el Corazón y en el
corazón ya no hay lucha, ni enfrentamiento, sólo hay Amor, comprensión, empatía
y compasión. Y cuando vivimos desde el corazón, lo estamos haciendo desde la
aceptación, permitiéndonos fluir, eliminando la dualidad, de la que todavía, en
ocasiones, formamos parte.
El
solsticio dio paso a uno de los equinoccios más esperados y más potentes
energéticamente hablando. Entre marzo y abril, la tan famosa metamorfosis había
tenido lugar en muchos humanos y el “nuevo SER humano” nacía a un Nuevo Mundo. La
primavera continuó avanzando a pasos agigantados y, antes de darnos cuenta, el
renacer de la vida, la explosión natural de aromas y colores, de corrientes de
agua cantarinas que comenzaron a tocar su sinfonía… dieron paso a la madurez
del verano.
Siento
que en estos meses han pasado muchas cosas que nos han ido transformando y
acercando mucho más a lo que verdaderamente somos, al Amor. Y estoy contenta
porque cada vez veo más “nuevos SERES Humanos” a mi alrededor, más consciencia,
más amor, más personas encontrando sus caminos, descubriendo sus dones y
aprendiendo a manejar esas nuevas energías que llenan sus vidas de sentido y
las convierten en algo mucho más interesante. Hay mucha más colaboración entre
todos y comienza a atisbarse un camino común direccionado hacia la comprensión,
la compasión, la empatía, la gratitud y el perdón. Un camino que conduce de
vuelta a casa, hacia un Corazón que palpita lleno de Amor dentro del pecho de
cada uno de nosotros.
Durante estos
meses, hemos disfrutado de las tres potentísimas lunas de primavera que nos han
dado un gran aporte espiritual, un gran empuje y han arrojado mucha luz sobre la
Tierra y sobre cada uno de nosotros.
La
primera luna de abril, en la que celebramos el Festival de Pascua donde
recibimos el Amor de Dios. La luna de tauro, con el Festival de Wesak, donde el
Buda, desde Shamballa, nos mandó Sabiduría e Iluminación dando la bendición al
Cristo que la transmitió, como cada año, a la humanidad.
“Veo y
cuando el ojo está abierto, todo se ilumina”.
Poco
después llegó la tercera luna, la luna de géminis y en la celebración del
Festival de Buena Voluntad es donde encontramos las correctas relaciones de
hermandad entre la humanidad. Es la luna de la Voluntad Divina, de tener fe en
la Humanidad confiando en las fuerzas de la Luz y en una Humanidad unida
encaminada hacia el UNO.
Estos
momentos son muy importantes porque las Energías de Luz, Amor y Voluntad al
bien son muy potentes y la canalización de la energía es mucho más alta y es
mucho más sencillo poder conectarse con los Maestros al producirse un rayo de
energía extraplanetaria que conecta con las energías superiores.
En Abril
también asistimos al alumbramiento de Gaia y esa nueva energía de la “Nueva
Era” que se percibe desde el inicio del solsticio de invierno, en diciembre, comienza
a asentarse, a la vez que aprende a convivir con esa parte de energía antigua
que todavía puede ser útil a la humanidad. Pero debemos comprender que hemos de
desprendernos del resto, de toda aquella vibración que ya no es conveniente que
esté con nosotros y hay que aprender a desestimarla porque si nos aferramos a
ella puede dañarnos más que beneficiarnos en estos momentos de cambio y
transformación.
Después
de unos meses con una cierta tranquilidad en la actividad solar, con el inicio
del mes de mayo volvimos de nuevo a la activación de esas tormentas solares. Esas
tormentas geomagnéticas, además de afectar a la Tierra, también afectan a todos
los seres vivos que habitan en ella. Ejercen un campo electromagnético que
actúa sobre el Sistema Nervioso Central de los seres humanos, alterando nuestro
cuerpo físico, emocional y mental. Estamos recibiendo grandes cantidades de
energía y de nueva información que todos debemos ir procesando, asimilando e
integrando. Desde hace un tiempo nuestro ADN está cambiando para adaptarse al
"Nuevo SER Humano" en el que nos estamos convirtiendo. Este nuevo
humano es el que aprende a manejarse desde el corazón, el que establece
relaciones basadas en el amor incondicional y el entendimiento, el que ya no
necesita relaciones de apegos y co-dependencias para intentar ser feliz (y digo
“intentar ser feliz” porque desde donde se estaban estableciendo esas
relaciones, desde el plexo solar, era improbable serlo, imposible ser un SER
Libre).
Este
nuevo humano comprende, entiende e integra que todo lo que ocurre en su vida es
positivo y para su bien, es para enseñarle algo, para ayudarle a darse cuenta
si tiene que hacer algún cambio, si en su vida existe algún bloqueo, si tiene
que reinventarse para ser feliz… es un humano que ya no distingue ente lo bueno
y lo malo, que ha ido perdiendo el sentido de dualidad e integra que en todo
hay una parte positiva con la que debe quedarse y lo demás ha de ser perdonado
y olvidado, recordando siempre dar las gracias por todo cuanto nos sucede
aunque en determinados momentos no seamos capaces de comprender lo que nos está
ocurriendo o su significado.
El nuevo
humano está en el corazón, se gesta en la luz Crística, renace del Cristo
interno, y desde ahí es capaz de reconocerse. Y una vez que se ha reconocido,
abre los ojos al resto del mundo pudiendo ver y llegar a los demás seres que
viven con él, sabiendo quién es y reconociendo a sus iguales, no como una
competencia, sino como un complemento que le ayuda a ver y entender mucho más
allá de sus limitaciones.
El nuevo
humano es capaz de mostrar empatía hacia los demás y hacia las situaciones con
las que se encuentra sin necesidad de juzgar o criticar, sino desde la
aceptación, la comprensión y el perdón. El nuevo humano es capaz de sentir compasión (que no es más que
entender al otro respetando su libre albedrío, sus tiempos de evolución y
reconociendo su gran fuerza interior como un igual a sí mismo). El nuevo humano
siente una gran gratitud hacia todas las cosas que recibe, que le suceden, que
llegan a él. Y llora de gozo y alegría cuando ve el progreso y el avance de sus
hermanos, que no es más que el suyo.
Todo
aquello que no es perdonado y olvidado, permanece dañándote a ti, sí, a ti, no
a quién se supone que deberías perdonar, sino a ti que eres quien recuerda y
recrea cada día aquello que te hizo daño, como una herida emponzoñada a la que
se suma el resentimiento que se genera hacia quien te dañó. Pero la otra
persona no sabe nada de todo eso, no sabe nada de lo que tú estás sintiendo,
eres tú quien se aferra a esa energía que le produce dolor. ¿Quizá porque el
dolor te hace sentir vivo? Si estás en ese proceso de perdón, pregúntate porqué
te aferras a lo que te daña, en lugar de liberarlo y aliviar tu carga. Porque
al perdonar, tú eres el primero en sentirte libre.
Nos
agarramos a tantas cosas sin sentido. Nos han educado en la creencia de que
cuanto más duele, es mejor porque el “trozo de Cielo” que te toque será más
grande y nosotros nos ahogamos una y otra vez en un pozo de dolor que no
refleja más que la falta de autoestima, de creer en nosotros mismos, en nuestra
valía y sobre todo en el estar cediendo continuamente nuestro poder a terceras
personas o a cosas que no podemos controlar y cuyos resultados no dependen de
nosotros.
¿Entendéis
ahora lo del viento soplando para ayudarnos a soltar? A soltar viejos patrones,
viejos modelos de conducta, a desapegarnos de todo aquello que seguimos
manteniendo con nosotros por una lealtad mal entendida hacia las tradiciones
familiares, hacia nuestros mayores, incluso inconscientemente, hacia nuestros
ancestros.
El nuevo
humano sabe cómo pedir perdón y entiende que éste comienza siempre por uno
mismo comprendiendo que al perdonarse y al perdonar, él es el primero que se
libera del peso con el que estaba cargando. Y esto es así porque comprende
perfectamente que si alguien le hizo algo malo consciente o inconscientemente y
él no es capaz de liberar esa situación, o el dolor que haya podido sentir por
ello, éste se quedará con él y seguirá dañándole hasta que consiga perdonar y
olvidar.
Y
hablando del “olvido” os voy a contar una anécdota que me ocurrió hace un par
de meses en la meditación sobre el Chakra Corazón, estábamos hablando sobre el
perdón y una señora me hizo una pregunta muy interesante. Decía que algunas
cosas eran muy difíciles de perdonar y que ella quería saber qué era mejor, si
perdonar u olvidar. “Si no llega a entender que el perdón es una liberación
para sí misma y su propio bienestar, entonces debe olvidar – le contesté – ,
porque si consigue perdonar sin haber olvidado, seguirá manteniendo esa energía
negativa dentro de su corazón y ésta continuará dañándola a usted, no a quien
le hizo la afrenta que aún guarda tan afanosamente dentro de sí. Probablemente
quien la hirió ya ni se acuerde de aquello que le hizo o dijo. Sin embargo, si
consigue olvidar, todo se habrá diluido y dejará de sostener esa energía
negativa que la daña para que pueda ser transmutada. Si no se olvida es porque
no se ha perdonado, porque seguimos embebiéndonos del dolor y manteniendo ese
dolor para que no se nos olvide, viviendo de ese modo como una víctima sin
alegría, ni ilusión, sumida entre sus penas y angustias, sin creer o pensar que
merece ser feliz y que necesita salir de ese dolor para encontrar el Amor
dentro de sí misma.”
El nuevo
humano se reconoce mirándose a los ojos fijamente, a través de sus pupilas,
pues al mirar la profundidad de los ojos de otra persona, el nuevo humano es
capaz de traspasar todos los límites del ego y encontrarse con un maravilloso
ser de luz del mismo tamaño y magnitud que es él mismo. Es capaz de llegar a la
esencia de cada persona y sólo cuando conectas con esa esencia desde el corazón
eres capaz de transcender el daño y el dolor que otro te haya podido causar y
eres capaz de conectar con el amor, con la unión, con lo que nos hace uno.
Hay
muchas relaciones que están sanando, se están produciendo importantes
sanaciones de índole familiar en estos tiempos… es momento de que cada uno tome
su sitio y descubra lo que es, lo que tiene dentro de sí y lo que viene a
compartir a este mundo con todos los demás.
Es
momento de iluminar las sombras, pero para que eso pueda darse, primero hay que
traerlas a la luz sacándolas de sus escondites, venciendo el miedo y
transmutándolo en valor. Sólo cuando reconocemos y aceptamos nuestras sombras
podemos bañarlas de luz y transformarlas para ponerlas de nuestra parte y que
trabajen en nuestro favor. Si somos incapaces de ver nuestras sombras, de
reconocer que existen, entonces aún nos queda mucho trabajo por hacer. Cuando
ya has visto y reconocido tus sombras, cuando las has bañado con una luz
amorosa, cuando has sido capaz de iluminarlas… has dejado de vivir en la tercera
dimensión, has dejado de ser dual y estarás viviendo en una frecuencia
vibratoria de cuarta a quinta dimensión.
En estos
momentos hay muchas capacidades y dones, que estaban adormecidos en miles de
personas, despertando. Algunos pueden adaptarse a ellos e integrarlos sin
ayuda, pero otras muchas personas no saben lo que les está sucediendo y
necesitan ayuda para comprender que lo que les pasa no es nada malo, sino todo
lo contrario.
Todos
estos acontecimientos, a veces nos hacen sentir desorientados, con dolores
físicos, de cabeza y cambios de humor constantes... cuando se empieza a vivir
desde el interior, desde el alma somos más conscientes de cuánto nos cuesta
adaptarnos a este cuerpo humano y a este mundo material donde prima lo externo
a lo interno, donde importa más el tener que el SER. Pero también eso está
cambiando…
Si te
sientes así, alterado, con dolores, con presión en tu cabeza, desorientado en
ocasiones…, no te está sucediendo nada malo, ni por lo que debas preocuparte,
lo mejor que puedes hacer es dejarte fluir y recordar que cada mañana al
despertar debes enraizarte en la Madre Tierra y entregarle todo aquello que
sientas que no está bien en ti y que necesitas que sea transmutado, todas las
energías discordantes que te hacen fluctuar y esquivar el verdadero camino por
el que debes conducir tu vida. Y después siente el baño de energía que te cae
del Cielo con la bendición del Padre, todo lo nuevo que debes recibir y que te
ayudará a saber encaminar tus pasos correctamente y en la dirección adecuada.
Cada vez
que te sientas mal a lo largo del día, tómate 2 minutos para enraizarte,
entregando a la Madre Tierra esa energía que te molesta, te distrae, te
desorienta y contradice, que te duele… y ya no corresponde que esté en ti. Esa
entrega la harás imaginando unas raíces hermosas que crecen en la planta de tus
pies y que te conectan con el centro de Gaia. Ella transmutará todas estas
energías negativas y de baja vibración para ti y te la devolverá limpia y
equilibrada. Esta energía que viene de la Tierra te aportará confianza, te
permitirá afianzarte, volver a ocupar el lugar que te corresponde y reconocer
tu potencial cada vez que olvides quién eres.
Y por tu
séptimo chakra te preparas para recibir la bendición del Padre Cielo que te hará
sentir amado, querido, válido, renovado y con nuevas fuerzas y energías para
realizar tu tarea con corrección y desde la más pura y brillante Luz.
Este
Nuevo Humano, nos conduce hacia una nueva Humanidad, hacia una nueva hermandad,
por el sendero de la Paz, cogidos de la mano, guiados por el Amor, desde el
Amor y hacia el Amor. Hacia la Unión, la empatía, la comprensión… La Compasión,
entendida no como lástima, sino como el mayor grado de Amor… En dirección a la
Libertad del Ser, a la expresión del Ser, de lo que somos, de lo que cada uno
es. Una gota, una esencia, una parte del Creador.
Este
nuevo Ser Humano habla una lengua nueva, tan antigua como el principio de los
tiempos, este nuevo Ser Humano empieza a conocerse a sí mismo y cuando consiga
recordar quién es, será un Ser Completo de nuevo.
Y después
de un verano de expansión, de luz y color… seguimos caminando hacia el otoño
que nos aportará renovación, que nos sacudirá de nuevo con sus vientos y nos
limpiará con sus lluvias para encaminarnos hacia una nueva reconexión interior.
El ser
humano está cambiando, se está transformando, en él está tenido lugar una
metamorfosis que lo conduce a otra dimensión de conciencia, a un gran avance y significativo
progreso en su camino evolutivo. El ser humano abre los ojos a un nuevo día
galáctico, despierta a una nueva primavera galáctica, se encamina a un nuevo
amanecer luminoso lleno de posibilidades y su triunfo, depende sólo de él porque todo está en la conquista de su propio interior.
¡Qué el
Nuevo Ser Humano pueda adaptarse a vivir de nuevo en la Tierra, siendo cada
estación, cada elemento, cada sensación…!
Paqui
Sánchez
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