El Frasco de la
Felicidad
¿Habéis oído
hablar alguna vez del "Tarro o Frasco de la Felicidad"?
Hace tiempo
hice una publicación en Facebook contándoos sobre él, pero como este año uno de
mis propósitos es vivir lo máximo posible desde mi interior y sacar cada día
esa felicidad interna que se encuentra dentro de mí, me he acordado de nuevo de
este tarro y estoy pensando en hacer uno para recoger los mejores momentos de
este año que están por llegar. Creo que aunque quiera centrarme en mí y vivir
desde dentro intentando que los agentes externos a mí me afecten lo menos
posible, habrá días que seguramente me vendrá muy bien revivir alguno de esos
buenos momentos. Evidentemente sería una utopía pensar que no va a haber “malos”
momentos, sin ellos no habría aprendizaje ni evolución. Eso sí, vamos a ver si somos
capaces de dejar el sufrimiento a un lado y vivir disfrutando la vida.
Somos lo que
somos y no podemos cambiar las características de nuestra personalidad. Por eso
para poder ayudarnos a nosotros mismos, es muy importante trabajar en nuestro
propio autoconocimiento, para ello hemos de dedicarnos tiempo, estar con
nosotros mismos, observarnos, aprender a escuchar nuestro cuerpo, nuestros
ruidos y nuestros silencios. Saber qué nos gusta, qué es lo que queremos y lo
que no, qué nos entusiasma, qué nos hace vibrar alto y qué nos quita la energía
para dejar de hacerlo y poner nuestra atención en otra cosa que sume en lugar
de restar.
Algunos
aspectos negativos de mi personalidad, sobre todo cuando no estoy en
equilibrio, es que me auto castigo mucho al centrarme en las cosas negativas
que “hay” en mi vida y que me impiden ver todo lo positivo que existe en ella.
Sí, soy de esas perfeccionistas que ante un suelo (por poner un ejemplo)
perfectamente limpio y abrillantado encuentra esa pequeña mota de polvo que se
escapó, o incluso se posó después y se centra en ella hasta que llega un
momento en el que solo ve la mota de polvo y no es capaz de darse cuenta que el
suelo está más limpio que nunca y que ella no es responsable de que esa mota de
polvo llegara ahí. Sin embargo, es fácil entrar en la culpa y en darle vueltas
y vueltas al asunto durante más tiempo del necesario.
Cuando el dolor
que pueda ocasionarnos un aprendizaje concreto se convierte en sufrimiento y
entramos en un círculo vicioso de autocompasión del que no sabemos cómo salir, se
hace necesario replantearnos nuestra vida y hacer algo diferente que no hemos
hecho hasta ese momento para encontrar una solución. Tenemos que empezar a
darnos, a ponernos en primer lugar y a amarnos sobre todas las cosas, pues
cuanto más alta esté nuestra energía, más difícil será caer en la autocompasión
y el desmerecimiento. Convertirnos en víctimas y dar lástima, nunca es la
solución, elevarnos y ser capaces de ver más allá, sí lo es.
No es sencillo
manejar mi eneatipo y mantenerlo a ralla
es un reto diario que requiere de gran parte de mi energía. Pero no pasa nada,
cuando necesito tiempo para mí, intento darme el máximo posible hasta conseguir
equilibrarme de nuevo.
Por todo ello, estoy pensando que
quizá me vendría muy bien hacer mi propio “tarro de la felicidad”.
¿Qué es el tarro de la felicidad y
cómo se hace?
Es muy sencillo, elegimos un tarro de
cristal de los que tengamos por casa, uno grande a ser posible, pues este año
tiene 366 días y esos son muchos días para vivir experiencias bonitas que nos
hagan sonreír y sentir felicidad.
El tarro se puede personalizar y
decorar del modo en el que cada cual sienta y los papelitos que necesitaremos
para ir escribiendo en ellos y meterlos dentro del tarro pueden ser un papel
cualquiera, o bien podemos hacer papelitos de colores y escribir en ellos lo
que queremos dejar en ese tarrito. No es necesario escribir mucho habrá
ocasiones que necesitemos tan solo una palabra para describir un momento
sublime. Si pensamos que hemos de escribir mucho cada vez, seguramente
dejaremos de hacerlo porque nos dará pereza, por tanto seremos breves y
concisos en nuestros mensajes. Tampoco es necesario escribir cada día, si eso
supone un gran esfuerzo podemos hacerlo solo un par de veces o tres por semana.
Es un ejercicio interesante porque cuando
estemos escribiendo ese mensaje, estaremos focalizándonos en las cosas
positivas, a la vez que estaremos cultivando la gratitud y los buenos hábitos.
Nos sentiremos bien y nuestra energía estará elevada y cuando tengamos
necesidad de leerlo nos pasará lo mismo y nuestra energía, si en esos momentos
nos sentimos cansados y deprimidos, se elevará y además nos ayudará a mejorar
nuestro estado de ánimo. Al centrarnos en las cosas positivas de nuestra vida
estaremos quitando la atención y dando por tanto menos relevancia a aquello que
nos es molesto o nos produce preocupaciones. ¡Todo el tiempo que consigamos estar
en gratitud, se lo estaremos quitando a la queja!
Es más, conforme vayan pasando las semanas y nuestro
frasco se vaya llenando de mensajes, iremos tomando conciencia de lo
maravillosa que es nuestra vida cuando nos centramos en todo lo positivo que
hay en ella.
Tomad nota: un tarro que os guste,
algún bolígrafo y papelitos. Si tenéis vena artística y preferís enrollar los
papelitos sobre sí mismos para hacer una especie de pergaminos, también
necesitaréis lana o algún tipo de hilo o cuerda para atarlos y que no se
desenrollen…
La idea es
escribir en los trocitos de papel mensajes positivos sobre las cosas que te hayan ocurrido durante el día,
o la anécdota más importante y que te ha hecho sentir felicidad. Una situación,
un momento, una persona con la que te has encontrado, algo agradable que te
haya pasado con tus mascotas, tus plantas, etc. Aquello que haya hecho de tu
día algo mejor.
Es importante
que sean momentos felices o en los que hayas sentido felicidad. O también puede
ser un mensaje de gratitud por el logro de un sueño o algo que te haya ocurrido
que te haya hecho sentir bien, que te haya hecho esbozar una sonrisa o reír a carcajadas. También sirven agradecimientos a los miembros de la familia, ya sea nuestra pareja o nuestros hijos por algo que hayan hecho por nosotros o simplemente mostrarles nuestra gratitud por la felicidad que nos aportan.
En teoría ese
tarro con todos esos papelitos con todos esos mensajes que escribimos para
nosotros mismos durante todo el año, lo abriríamos a final de año para leerlos
y rememorar todos aquellos momentos felices. Sin embargo yo creo que sería una
buena idea abrir algún que otro papelito en esos días que, bueno, que no nos
sentimos demasiado bien, que sin saber por qué (o sabiéndolo) nos sentimos
tristes, sin energía, sin ganas de nada… Así, ese tarrito se convertiría en una
inyección de energía, que nos daría alegría y nos haría cambiar nuestro estado de
ánimo hacia otro mejor.
Hemos
mencionado el término “felicidad”. La RAE nos da tres acepciones de la palabra
felicidad:
1.
Estado de grata satisfacción espiritual y física.
2.
Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. “Mi
familia es mi felicidad.”
3.
Ausencia de inconvenientes o tropiezos. “Viajar con felicidad.”
Hay quien dice
que la felicidad son “momentos” y la identifica con placer o situaciones que te
hacen vivir en el gozo o la satisfacción momentánea. Yo también lo creía,
cuando solo era capaz de ver la felicidad en el afuera, e identificarla en las
situaciones externas que nos aportan esos momentos de “dicha”. Sin embargo, con
el tiempo descubrí que esos “momentos” de felicidad eran eso, momentos que dependen
de cosas externas a nosotros mismos. Me di cuenta que hay otro tipo de
felicidad que es un estado del alma y que se puede conseguir aquí en la Tierra.
Hablo de esa felicidad interna que te mantiene en un estado de equilibrio y no
depende de lo que esté pasando fuera. No es una felicidad efímera que depende
de lo externo y manipula nuestros sentimientos y nuestras emociones en función
de nuestra capacidad de ser positivos o negativos ante las cosas que nos pasan,
sino un estado de paz y serenidad en el que comprendemos que todo lo que nos
ocurre tiene una razón de ser y que la paz interior de cada uno no puede estar
al servicio de las cosas que ocurren en el exterior, sino de nosotros mismos.
Esa es la felicidad que quiero encontrar en mi interior. Sé que no será fácil,
y que tendré que vivir momentos de todos los colores, pero estoy empecinada en
vivir desde mi interior y desde ese estado de paz que provenga de esa
“felicidad interna”.
Es un poco
distinto el concepto de esa felicidad interna al de la felicidad que
encontramos en las cosas del día a día, en esos momentos que nos suben el ánimo
y nos hacen estar bien, pero que podemos boicotear fácilmente y perderlos con
rapidez. No sé si llegáis a comprender bien el concepto de esta felicidad
interna, no encuentro el modo de explicarlo mejor. Quizá se trate de un estado
de consciencia en el que dejamos la lucha y abogamos por estar serenos y en
paz. Eso no quiere decir que dejemos que la sociedad o cualquiera abuse de
nosotros, pero siempre hay alternativas al enfrentamiento y soluciones que
quizá no somos capaces de ver a primera vista, pero que desde la calma van
apareciendo. Porque quizá la cuestión ya no es cómo me trata el otro (esa es su
historia y su problema), sino cómo actúo yo cuando el otro me trata mal. Si decido
no ponerme a su altura y entrar en un combate de egos y me mantengo lo más
serena posible, podré irme con dignidad y después tomar decisiones al respecto
para defender aquello que yo crea que es justo.
Os animo además a instar a vuestros familiares que también lo hagan.
Mi deseo: ¡Ojalá
y el tarro se os quede pequeño de tanta felicidad y tengáis que buscar varios
más!
P.D.
Después de escribir el artículo, cuando me he puesto a buscar imágenes para
acompañarlo he llegado a un blog en el que he encontrado que esta técnica es
una técnica de educación emocional ideada por la escritora y filósofa española Elsa Punset
para formar niños optimistas. Según la información de este blog, cito
textualmente, “se trata de un sencillo proyecto familiar que consiste en
"recolectar" los pensamientos positivos de cada miembro de la familia a lo largo
del día.”
Si tenés niños o nietos y así lo deseáis, lo podéis convertir en un proyecto de familia, seguro que es muy educativo y divertido.
Si tenés niños o nietos y así lo deseáis, lo podéis convertir en un proyecto de familia, seguro que es muy educativo y divertido.
©Paqui Sánchez
©Paqui Sánchez
Hola guapa !!
ResponderEliminarMe parece tan bueno este ejercicio. Pienso que hacerlo y sentirlo libra de muchos lastres y da mucha felicidad.
Yo soy altamente positiva por naturaleza, pero a veces hay personas importantes para uno que no entienden tu filosofía de vida y personalidad. Entonces, por más que razones y argumentes sobre cualquier tema, a decir verdad...tema de dos...el otro intenta cambiar tus deseos, emociones y puntos de vista...Es algo con lo que no transijo porque me gusta la libertad de ser y pensar y el querer no da derecho a nada...uno da desde el Amor y no pude ni debe esperar del otro nada más que no sea su amor. Un amor distinto al suyo, quizás ...pero sin reproches ni demandas.
Cada quien hace su mundo a su manera y los distintos matices son lo que hacen mejor las relaciones.
Yo metería en mi tarro la comprensión y la conciencia despierta con todo lo que significa.
Besossss.
Hola preciosa,
EliminarEstoy segura que ese tarrito estará lleno de momentos maravillosos, de buenas acciones y buenos sentimientos, porque todo eso es lo que me vibra que eres y ahí es donde te siento, en amor verdadero y sincero, sin dobleces, libre y real.
Te deseo muchos momentos bellos que puedas dejar plasmados para recordarlos después con una sonrisa en tus labios.
Me encanta cómo eres.
Bendiciones tesoro. Te deseo un año maravilloso donde puedas expresar tu amor libremente, aunque los demás no lo entiendan.
Abrazos cálidos.