Baños terapéuticos de pies o pediluvios
Los
pies, en general los más castigados, los grandes olvidados, los más
maltratados, los menos cuidados, los menos mimados, los más necesitados.
Están
ahí, sí, son muy, muy, pero que muy necesarios; sin embargo, pocas veces les
prestamos la atención que merecen, de hecho en la mayor parte de las ocasiones cuando tomamos un baño o una
ducha, ni tan siquiera los lavamos, como están ahí abajo y pensamos que se
lavan con lo que cae de arriba, ni los enjabonamos, ni los masajeamos, ni los
atendemos… nada de nada.
Les
ponemos zapatos que aprietan, que rozan, que molestan, que duelen, que los
hieren, pero por otra parte estilizan, hacen que parezcamos más altas, más
elegantes, más soberbias y son monísimos. ¿A quién no le gustan unos zapatos de
tacón? ¡A mí me encantan! Verlos, me encanta verlos, pero no puedo llevarlos,
nunca he podido y eso que debido a mi escasa altura física no me vendrían mal
unos buenos taconazos, sin embargo, nunca he podido usarlos, soy práctica y muy
cómoda con relación a mi calzado, si aprieta, si constriñe el pie, si me deja
sin respiración, si no puedo caminar con ellos, no son para mí, por muy bonitos
que sean.
Pobrecitos
nuestros píes, los que nos llevan a todas partes, los que nos sostienen sobre
la Madre Tierra, los que soportan nuestro peso, los que nos guían y a veces,
toman por sí solos la decisión de llevarnos por un camino u otro cuando somos o
nos mostramos ajenos a nuestro propio presente, a nuestra realidad. Estamos tan
distraídos que no nos damos cuenta de que al final de nuestras extremidades
inferiores tenemos dos regalos increíbles que pasan desapercibidos y están
desatendidos la mayor parte del tiempo.
Por
eso decidí que merecían un artículo propio y no incluí los baños de pies en la
publicación anterior.
¿Por qué son importantes
nuestros pies?
Además
de por todo lo dicho y porque son los que nos sustentan, porque en ellos se
hayan todas las terminaciones nerviosas del cuerpo y el reflejo de todos los
órganos del mismo y si les dedicáramos un poquito de atención, mimos y
cuidados, nuestra salud, en general, mejoraría. Evidentemente, un buen majase
de pies, un tratamiento de reflexología, unos cuidados extra y unos baños de
pies, son muy reconfortantes. Sin embargo, si aparece alguna dolencia importante, debemos acudir al médico, para que os recomiende el tratamiento
más adecuado para nuestro problema. Estos consejos o recomendaciones, no
sustituyen en absoluto el posible tratamiento que un profesional de la salud
nos pueda preescribir. Podrían, eso sí, ser un beneficio extra, por tanto, ante
cualquier duda, se debe siempre consultar con la opinión del facultativo
correspondiente. Hablaremos de las sales Epsom en este artículo, pero no son
apropiadas para todas las personas, por eso en ocasiones necesitamos que los
casos particulares que puedan conllevar enfermedades o dolencias concretas,
sean revisados por el médico antes de aplicar determinados tratamientos.
¿Para quiénes son aconsejables
estos baños medicinales o pediluvios?
En
general, para todas las personas adultas y también para los adolescentes,
aunque hablaremos de diferentes tipos de baños de pies y cada cual habrá de
elegir en función de sus necesidades o dolencias. Pero yo diría que estos baños
de pies son especialmente aconsejables para las personas mayores, que quizá no
tengan mucha movilidad y encuentren dificultades para darse un baño o poder
estar de pie el tiempo suficiente como para soportar una ducha completa.
Recuerdo cuando mis abuelos ya no eran capaces de aguantar esas duchas,
conseguimos una silla que se metía dentro de la bañera y se podían sentar
mientras sus hijos les ayudaban a asearse. Pero también recuerdo que llegó un
momento que ya no eran capaces de levantar sus piernas lo suficiente como para
poder entrar en la bañera por sí mismos y hubo que hacer reformas para cambiar
las bañeras por duchas, aún así, puede llegar a ser complicado. Atender a
nuestros mayores es en cierto sentido, retribuir todo lo que ellos hicieron por
nosotros cuando tampoco éramos capaces de valernos por nosotros mismos. Hace
poco leí algo que me tocó muy dentro hablando de la relación de padre a hijo,
decía algo así, “no fue sacrificio, todo lo que hice por ti, lo hice por amor”.
Pues creo que llega un momento en la vida en el que los roles se invierten y
quieres nos dieron tanto amor para hacer de nosotros las personas que somos hoy
en día, merecen que se les retribuya ese “amor” y que cuando nos toque cuidar a
nuestros mayores pensemos lo mismo, “no es un sacrificio, lo hago por amor, con
el mismo amor que tú me diste la vida y me orientaste lo mejor que pudiste para
que fuera la persona que soy en este momento”.
Mi amigo Aldo Tolosa me cuenta cómo lo hace él
con su papá o con aquellas personas que conoce que tiene piernas cansadas. Él
llena un recipiente con agua caliente, lo suficiente como para cubrir los pies
de la persona, añade sal, bicarbonato y vinagre, que actúan como antisépticos y
antifúngicos (excelentes para combatir los hongos en los pies y uñas) y
también pone dentro del recipiente
canicas o cantos rodados pequeños. Así, mientras la persona mayor o con piernas
cansadas está sentada cómodamente en su sillón viendo la televisión, leyendo un
libro, escuchando música, meditando, etc., va jugando con los cantos rodados o
esas canicas, masajeando sus pies, relajándose y beneficiándose de la terapia
sin darse cuenta.
El
vinagre de manzana ayuda a relajar los pies, a aliviar los pies cansados, a
minimizar las grietas y callos y es un gran remedio para combatir las
infecciones fúngicas y el tan conocido “pie de atleta o tiña del pie”.
El
bicarbonato funciona muy bien cuando hay callos en los pies, es fácil que la
piel se endurezca en determinada zonas del pie debido al roce de los zapatos.
Además ayuda a combatir los hongos en las uñas pues tiene propiedades
antisépticas, antifúngicas, alcalinizantes y desodorizantes. Hay quienes opinan
que no es el producto más adecuado para el tratamiento de infecciones en las
uñas o la piel ya que no equilibra su ph ni ataca solo a los hongos sino que
reseca y descama la zona exponiéndola a mayores complicaciones. Por eso es muy
recomendable secar bien el pie después de utilizarlo en el pediluvio y utilizar
alguna crema hidratante o aceite de coco para hidratar los pies tras el baño.
Gracias
de nuevo querido Aldo por compartir conmigo tan amablemente tus experiencias y
sabiduría.
¿Cómo preparar un baño
terapéutico de pies? ¿Qué necesitamos?
Imagina
que llegas a casa después de una dura jornada de trabajo, o que has tenido un
día complicado o simplemente estás cansada o quieres darte unos mimos... ¿Qué
es lo más fácil y rápido que puedes hacer para relajarte y empezar a sentirte
bien de forma inmediata? Prepararte un baño de pies. En el mercado hay
maquinitas que dan masajes de pies, pero no es necesario gastar dinero para
poder beneficiarnos de un buen baño de pies.
*
Necesitarás un barreño o recipiente lo suficientemente grande como para poder
poner tus pies dentro.
*
Preparar un par de toallas, una para poner debajo del recipiente y así evitar
que el agua pueda caer al suelo y no nos resbalemos cuando hayamos terminado el
baño y la otra para secarnos bien nuestros pies.
*
Los ingredientes que vayas a utilizar según el baño de pies que vayas a
prepararte.
*
Cantos rodados o canicas si además del baño de pies, quieres trabajar con pequeñas
presiones sobre la planta para que sea mucho más efectivo.
¿Cómo preparamos nuestro
pediluvio?
Cuando
vayamos a hacer el baño de pies, es importante que antes lavemos nuestros pies
para quitar la posible suciedad y sudor que pueda haber en ellos ¡o las
pelusillas que suelen dejar los calcetines! Así, no habrá en ellos impurezas
que dificulten el tratamiento.
Los
baños pueden durar entre 20 y 30 minutos.
Un
consejo es frotar los pies entre sí para ayudar a la eliminación de esas pieles
muertas que están en las capas superficiales de la piel, también se puede
utilizar un guante de crin o una piedra pómez para ayudarnos en esta labor de
exfoliación.
Una
vez terminado el baño, hay que secar bien los pies y entre los dedos para que
no se haga ninguna grieta.
Puedes
ponerte alguna crema hidratante aprovechando la ocasión y darte un pequeño
masaje. Tus pies te lo agradecerán y el resto de tu cuerpo también.
Evidentemente,
hemos de preparar el entorno del lugar donde vamos a hacer ese baño de pies. Me
refiero a que podemos armonizarlo encendiendo alguna vela aromática, prendiendo
algún tipo de sahumerio y también podemos poner música relajante.
Tipos de baños medicinales o
terapéuticos de pies (algunos de ellos los he encontrado en las redes
sociales en diferentes artículos que he consultado para redactar este post).
*Baño desintoxicante
Para
este tipo de baño necesitaremos sal, puede ser sal del Himalaya, sal marina
gruesa o sales de Epsom.
La
sal del Himalaya es un tipo de sal mineral con más de 84
minerales y oligoelementos, entre los que podemos destacar: calcio, potasio,
magnesio, hierro, manganeso, hierro, flúor, yodo, zinc, cromo, cobre, cobalto,
óxido de sulfuro y oro. Tiene un contenido
del 98% de cloruro sódico lo cual la convierte en sal no refinada y en una de
las más puras del planeta y beneficiosas para la salud. Procede de la halita y
suele extraerse de las montañas de Pakistán, en la región de Punjab, es uno de
los campos de sal más ricos y extensos de la tierra. Entre sus beneficios
podemos citar que regula la presión arterial, previene calambres y tirones
musculares, contribuye a fortalecer la masa ósea, equilibra el ph de la piel
disminuyendo los signos de envejecimiento de la misma y funciona como un
antihistamínico natural. Ayuda con la retención de líquidos, combate las
migrañas, ayuda a conciliar el sueño, a potenciar el apetito sexual y favorece
el buen funcionamiento del sistema respiratorio.
Deben su color
rosado/rojizo a la alta presencia de hierro entre sus componentes.
La
sal marina, al tratarse de una sal que no ha sido manipulada, conserva
intactas sus propiedades nutricionales ayudando tanto a fortalecer las defensas
como a mejorar los estados depresivos. Proviene de la evaporación del agua del
mar y al no someterse a ningún procesamiento industrial, sus propiedades
permanecen intactas y aporta al organismo todos los minerales que necesitan
nuestras células. Entre sus propiedades citaremos que ayuda a alcalinizar el
organismo, fortalece el sistema inmunitario, alivia los dolores musculares,
protege la salud cardiovascular (controlando los niveles de colesterol, y la
presión arterial), optimiza las funciones cerebrales, ayuda a dormir mejor y
mejora la digestión, a la vez que previene el envejecimiento prematuro.
Las sales de Epsom
(sulfato de magnesio) se deben usar con moderación y si padeces alguna
enfermedad, has de consultar con tu médico antes de utilizarlas. Nunca las uses
en demasía, es decir, no más de una o dos veces al mes. Como son gruesas,
actúan como un eficaz exfoliante para la piel en general al frotarlas sobre la
piel húmeda, también se puede usar en los pies eliminando así las células
muertas y dando brillo a la piel. Además ayudan a calmar dolores y molestias y
a tratar las infecciones por hongos.
Las
sales son antiinflamatorias, ayudan a eliminar toxinas y son relajantes. Además
al combinarlas con el bicarbonato de sodio, favorecemos la eliminación de las
células muertas que van acumulándose en las capas superficiales de la piel, el
bicarbonato de sodio, además de ser antibacteriano, como ya hemos mencionado,
es también antifúgico, por tanto nos ayuda si hay hongos en las uñas o en la
piel.
Necesitarás:
*Agua caliente suficiente para llenar el
recipiente hasta donde necesitemos (entre 1 o 2 litros).
* 6 cucharadas de sal del Himalaya o
sales de Epsom (75 g). También se puede utilizar sal marina gruesa.
* 5 cucharadas de bicarbonato de sodio
(50 g)
* 3 o 4 gotas de aceite esencial de
lavanda (relajante), de árbol del té (antifúngico y antibacteriano), de menta o
de limón (desodorizantes).
* También puedes añadir flores de
plantas aromáticas o hierbas medicinales. Esas bolsitas que enseñamos a
preparar en el post anterior, tales como pétalos de rosa, de jazmín, alguna
ramita de romero o salvia.
*Baño antiestrés, para relajarse.
Necesitarás:
*Agua caliente suficiente para llenar el
recipiente hasta donde necesitemos (entre 1 o 2 litros).
* 2 cucharadas de sal.
* 5 cucharadas de bicarbonato de sodio
(50 g).
* 5 gotas de aceite esencial de lavanda
(relajante), agua de azahar y unas hojas de tila.
Si quieres convertirlo en un baño
energético, añade al agua sal, unas rodajas de limón o naranja, jengibre y el
zumo de dos limones o naranjas.
*Baño para pies doloridos
Necesitarás:
*Agua caliente suficiente para llenar el
recipiente hasta donde necesitemos (entre 1 o 2 litros). En verano se puede
hacer con agua fría, añadiendo 2 bandejas de hielo al agua.
* 2 gotas de aceite esencial de
eucalipto, 2 gotas de aceite esencial de romero y 1 gota de aceite esencial de
lavanda. Añadir una pastilla efervescente de vitamina C desmenuzada.
* Tras el baño sería conveniente aplicar
una crema antiinflamatoria que contenga harpagofito y árnica. También puedes
hacer una infusión de harpagofito y árnica y añadirla al agua para extraer del
baño de pies directamente sus propiedades medicinales.
*Baño para pies con sudoración
Necesitarás:
*Agua templada
* 3 gotas de aceite esencial de ciprés, 2 gotas de salvia, 1
gota de limón o rodajas de limón.
* Añadir unas gotas de aceite esencial de árbol del té si hay
algún tipo de infección, uñas dañadas u hongos.
Dejar los pies en el agua durante 15 o 20 minutos.
Si la
sudoración es muy abundante se puede hacer este baño una vez por semana. Se puede
añadir al agua una infusión de té negro que ayuda a eliminar las bacterias y a
cerrar los poros debido a su alto contenido en taninos. La duración de este
baño de pies será de 30 minutos. Suele ser muy apropiado para los adolescentes,
que con los cambios hormonales presentan sudoración en los pies.
Recuerda
que un baño de pies siempre es un placer y un regalo que nos podemos hacer a
menudo, pues aunque vivamos en zonas donde el agua es un bien escaso y haya que prestar atención a su consumo, se necesita usar muy poca para preparar un pediluvio revitalizante, relajante y con una pizquita de magia. Utiliza las plantas/flores que más
te gusten, aquellas a las que estés habituada, las que conozcas y sepas de ante
mano que funcionan bien para ti. Añadir aceites esenciales es terapéutico y un
placer extra que trabajará también como aromaterapia abriendo tus vías respiratorias. Poner unas cuantas canicas
o cantos rodados para masajear las plantas de los pies es un extra elevando a la décima potencia. Lo hagas como lo
hagas, hazlo y disfrútalo mucho.
Regálate pequeños placeres en la vida que te hagan sentir bien, porque si tú no estás bien, todo lo que se sostiene en ti, tampoco lo estará.
©Paqui Sánchez
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©Paqui Sánchez
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