Cómo optimizar tu tiempo para ser más
productiva.
Trucos para controlar la ansiedad.
Hace unos días
llegó mi hija del instituto diciéndome que una de sus amigas le había comentado
que tenía mucha ansiedad porque ya comenzaban los exámenes y cuando se agobia,
no puede estudiar ni rendir bien.
Están en
segundo de BAT y su amiga está en el bachillerato de ciencias porque quiere
estudiar Medicina.
Le dije que podía
invitarla una tarde a casa, que quizá yo podía ayudarla para que aprenda a optimizar
su tiempo y ser más productiva a la vez que le daría algunos trucos para
controlar la ansiedad.
Me puse a
escribir unas cuantas ideas para organizar lo que quería decirle, de modo que
no olvidara nada importante y de repente, cuando estaba terminando, pensé que
quizá esas ideas que provienen en su mayor parte de los “listening” que utilizo
con mis alumnos en las clases de inglés y mi propia experiencia de mi época de
estudiante; podrían servir también para los adultos. Pienso que tal vez sea útil para
los que no hemos dejado de estudiar, para los que trabajan desde casa o para
aquellos que quieran aprovechar mejor su día a día.
Yo aprendí a
estudiar cuando ya estaba en la universidad. Muchas veces he pensado que habría
sido fantástico si alguien me hubiera enseñado a estudiar cuando estaba en el
instituto. No es que mis notas fueran malas, pero cuando aprendí a estudiar y
a razonar, subieron notoriamente.
He reconvertido
un poco lo que escribí para la niña/adolescente, con la finalidad de que se
pueda adaptar a la mayor parte de nuestras situaciones personales.
Hemos de partir
de la base que nada, absolutamente nada, se consigue sin un trabajo previo, si
eres estudiante o has estudiado sabes perfectamente que las notas no son un
regalo del cielo, si no el resultado del esfuerzo combinado con la constancia y
la disciplina. Sí, estoy de acuerdo, la suerte también influye, pero si no se
unen estos otros tres aspectos, difícilmente vas a conseguir llegar donde
quieres estar. Es más, si vas bien preparada para afrontar un examen, la suerte
es lo de menos, pues te avalarán tus conocimientos y estrategias y ellos serán los
que te ayuden a conseguir la nota a la que aspiras. Y lo digo por experiencia
propia, a lo largo de mi carrera, llegó un momento que no me importaba lo que
me preguntaran en los exámenes, no tenía preferencias aunque me gustaran más
unos temas que otros. Cuando aprendí a estudiar y a razonar las respuestas era
capaz de contestar cualquier pregunta que me hicieran con óptimos resultados.
Porque aprendes a expresarte no solo con aquello que has preparado para ese
examen en concreto, si no con todos tus conocimientos integrados.
Estas
tres máximas son aplicables a todas las parcelas y campos de la vida, tanto al
trabajo que realicemos como a nuestra vida personal. Recuerda, la unión del
esfuerzo, la constancia y la disciplina te ayudarán a conseguir tus objetivos, a
alcanzar tus metas y a vivir tus sueños. Si además añades un poquito de magia,
alegría, entusiasmo, positividad y buena voluntad, el éxito estará asegurado y el
camino será además placentero, agradable y satisfactorio.
Por tanto el esfuerzo, la constancia y la disciplina
son las bases del éxito en tu vida de estudiante, en el ejercicio de la
profesión que hayas elegido, así como en tu vida personal. El triunfo o el
éxito son el resultado del trabajo bien hecho.
Comenzamos con esos tips que te
ayudarán a optimizar tu tiempo y aprender a estudiar o llevar tu día o trabajo
de forma más organizada y productiva.
Recuerda que este post era para
una estudiante, por tanto tiene ese enfoque que podrás extrapolar a tus
necesidades con unos ligeros cambios.
1. Respeta tu cuerpo y tu descanso (come sano,
haz ejercicio y duerme lo suficiente). Esta máxima sería válida tanto para los
estudiantes como para el resto de personas.
* Comer sano,
cuando comes comida sana y “real”, está muy de moda en estos tiempos la
“Realfood” (sin procesados, ultraprocesados, harinas refinadas o azúcares), tu
cerebro está más perceptivo a recibir y procesar la información que recoge de
forma adecuada, a la vez que tu cuerpo estará más sano y con más energía.
Sustituye los dulces, azúcares y las bebidas azucaradas por fruta, frutos secos
y agua. Las barritas energéticas, no aportan nutrientes y están llenas de
azúcares, carbohidratos, conservantes, estabilizantes, potenciadores del sabor
(que suelen ser adictivos), etc. que no te alimentan ni te sacian, solo te
llenan de calorías y de sustancias digamos “no sanas”. Procura que tu
alimentación esté basada en su mayor parte en el consumo de frutas, verduras y
cereales. Que haya un equilibrio en el consumo de proteínas y carbohidratos.
Que las grasas que consumas sean más vegetales que animales y si comes algún
procesado, que sea lo más saludable posible. Hay buenos y malos procesados,
aprende a leer e interpretar la lista de ingredientes de los alimentos que
compras y las etiquetas, si el azúcar aparece entre los primeros ingredientes, desestima ese
alimento, no te conviene. Come chocolate, pero que sea de un alto grado de
cacao, mínimo del 85%, empieza por el de 70 y ve subiendo, te aseguro que el
paladar acaba acostumbrándose incluso al del 99% de cacao.
* Hacer ejercicio, el
ejercicio te ayuda siempre a oxigenar tanto la mente como el cuerpo y a estar
en buen estado físico. Si no te gusta el deporte, sal a caminar durante un rato
al día, te ayudará a aclarar tus ideas, a poner en orden tus pensamientos y a
fluir de forma más espontánea. Siempre que sientas que la ansiedad se acerca,
sal a caminar durante 10 ó 15 minutos si no dispones de más tiempo. Procura
durante este tiempo dejar tu mente en blanco, o bien dejar pasar los
pensamientos sin poner atención especial en ninguno de ellos. Respira y
disfruta del paseo, llénate de energía ligera y renovada. Siempre que puedas, escápate a la naturaleza, a un bosque, la playa, la montaña, etc.
* Dormir las horas suficientes en
el horario apropiado. Si te levantas a las 7:00, acuéstate en torno a las
23:00, no más tarde. El cuerpo descansa mejor en las horas que están hechas
para dormir, es una cuestión de ondas cerebrales. Duerme un mínimo de 8 horas
de las 24 que tiene el día, hay personas que tienen suficiente con 6 ó 7 y
otras necesitan 9. Préstate atención para saber cuánto tiempo necesitas tú y
así poder planificar mejor tu noche y el resto de horas disponibles de tu día.
No
te quites tiempo de descanso para estudiar (o hacer otras labores), respeta tus
horas de sueño, es por ello que debes gestionar tu tiempo con una buena
planificación diaria que has de cumplir a rajatabla para no romper el
equilibrio de tu cuerpo y que estés bien física y emocionalmente durante el
mayor tiempo posible.
2. Entorno de estudio / trabajo.
* Limpio
y ordenado. Bien iluminado, con la temperatura adecuada, sin ruido externo o
con el menor posible, cómodo pero no en exceso para no acabar durmiéndote.
* Estudia
(trabaja) siempre en el mismo lugar. El hábito ayuda a la mente a ponerse en
situación y saber qué le toca hacer a continuación.
* Elimina
todo aquello que pueda distraerte por ejemplo:
o
El móvil debe estar apagado o fuera de la
habitación.
o
No estudies (o trabajes) con la televisión encendida.
o No pongas música cuando estés estudiando, no te
ayuda a concentrarte, más bien te distraerá. Si quieres probar con música hazlo
con música clásica y sólo si funciona para ti. Sin embargo para trabajar sí
puedes poner música, la que veas que te ayuda más a ser productiva. Recuerda
que hay tipos de música que estresan y otros que te relajan demasiado.
Equilibra según lo que necesites en cada momento.
o
Mascotas o animales domésticos fuera de la
habitación, al menos para estudiantes.
o
No tengas internet abierto a menos que lo
necesites para trabajar y no atiendas durante el tiempo de estudio las redes
sociales ni los mensajes de Instagram, Whatsapp, Messenger o las llamadas que
puedan llegar, si no puedes prescindir del teléfono, siléncialo.
* Prepara
tu entorno de forma adecuada:
o
Pon a mano todo el material que vayas a
necesitar para estudiar (trabajar), de modo que no tengas que levantarte
continuamente para coger cosas que te puedan hacer falta.
o
Te un vaso de agua cerca por si te da sed (o una
infusión), así no tendrás que levantarte de la silla durante el tiempo
productivo de estudio (o trabajo) y estarás bien hidratada.
o
Comprueba que todo resulte cómodo y adecuado
para ti antes de empezar. Recuerda que cada persona tiene un orden diferente,
pero todos nos damos cuenta cuando algo está donde no debe y cuando las cosas
están limpias y ordenadas. Cuanto más orden haya en tu entorno, más se ordenan
y clarifican tus ideas y pensamientos.
3. Planifica tus tareas en función de tu tiempo y
la prioridad de las mismas.
* La
planificación debe ser diaria pues tus tareas pueden cambiar cada día, habrá
tareas a corto y largo plazo. ¡Tenlo en cuenta!
* Pon tus
metas en pequeños objetivos que puedas ir cumpliendo cada día, de ese modo
tendrás la sensación de estar avanzando en lugar de encontrarte siempre en el
mismo sitio y deprimirte por ello.
* Haz una
lista con tus tareas y ve tachando los objetivos conseguidos cada día. Procura
que tus objetivos sean realistas y se puedan cumplir, así mantendrás alejada la
ansiedad y estarás contenta de ver que vas cumpliendo pequeñas metas. Eso te
producirá satisfacción y te ayudará a seguir adelante cada día sin perder el
entusiasmo y el enfoque positivo.
* Cuando
termines tu jornada de estudio (trabajo), planifica el día siguiente, así,
cuando llegue el momento de ponerte en movimiento sabrás por dónde empezar y no
perderás un tiempo valiosísimo en una nueva planificación. Salvo pequeños
cambios que hayan podido gestarse durante la jornada en las clases o en tu trabajo.
* No
hagas más de una tarea a la vez, te generará ansiedad ver que no avanzas como
tú quisieras en ninguna de ellas y no eres capaz de acabar ninguna. Si la tarea
es breve, es decir, te lleva menos de 2 minutos hacerla, adelántala, así te la
quitas de encima. Si te va a llevar más tiempo, ponla en la lista de
“pendientes” para planificarla al final de la jornada de estudio o trabajo.
* Planificar
no es difícil, se trata de hacer una lista con todas las tareas pendientes, con
todo lo que tienes que hacer y establecer una prioridad en función de la fecha
de entrega. Si eres estudiante tienes que tener en cuenta cuándo tienes que
entregar los trabajos que te han mandado, cuándo son los exámenes o trabajos de
los libros que has de leer, para cuándo es el comentario de texto o los
exámenes de las asignaturas que tienes… Para ayudarte, coge un calendario y
empieza a planificar por fecha de entrega. Aquello que sea más complejo, dale
más tiempo y planifícalo para comenzar con ello antes. No dejes nada para
última hora y cumple tus objetivos cada día o se empezaran a acumular “cosas”
no hechas en su momento y aparecerá la temida ansiedad.
Esto te puede servir
igual para tu trabajo desde casa o incluso para ordenar y limpiar la casa, para
hacer el menú de las comidas, la lista de la compra, etc.
4. Aprovecha tu mejor momento para estudiar
(trabajar).
* Utiliza
las primeras horas de la tarde después de llegar a casa, comer y descansar un
rato.
En caso de trabajar en tu casa, lo más óptimo
sería utilizar las primeras horas de la mañana, por ejemplo de 8:00 a 13:00 o
14:00 dependiendo del trabajo que hagas y lo demandante que este sea. Si las
horas no son suficientes para realizar las tareas programadas, dedica alguna
hora más por la tarde. Pero déjate tiempo libre para ti, para hacer algo que te
guste. Es necesario un rato al día para una misma.
* Trabaja
con el método “Pomodoro” para sacar la mayor productividad y el mayor rendimiento a tu
tiempo.
o
El método “Pomodoro” consiste en concentrar tus
horas de estudio o trabajo dividiéndolas en períodos de tiempo de 25/30 minutos
de trabajo por 3/5 minutos de descanso. Ponte para ello una alarma, mejor si no
es el móvil. Cuenta 4 períodos de tiempo, es decir, cada dos horas (con sus
descansos de 5 minutos incluidos) haz un descanso mayor de 15 minutos y vuelve
a empezar con otro perído de 30 minutos, descanso de 5, 30 minutos, descanso de 5... hasta que vuelvas a completar una ronda de 4 tiempos.
o
Durante el tiempo de descanso conviene que
salgas del lugar de estudio o trabajo, ve al baño, a la cocina, estira tus
músculos, bebe o come algo. Puedes mirar tu móvil y leer los mensajes que se
hayan ido acumulando, regar tus plantas, etc.
o
No comas cosas dulces que contengan azúcar,
porque el azúcar no favorece la concentración, todo lo contrario. Come algo de
fruta, la manaza es muy adecuada, o un puñadito de frutos secos. La fruta ayuda a reponer tu energía. Bebe
agua en abundancia para estar bien hidratada, o en su defecto infusiones.
o
El método “Pomodoro” te ayuda a ser más
productiva a la vez que evitas perder el tiempo. Es un modo muy adecuado de
optimizar tu tiempo tanto si eres estudiante como si trabajas en tu hogar.
o
Recuerda dejarte siempre algo de tiempo libre
para ti.
5. Sé positiva.
Es muy importante que mantengas tu
mente en un estado de positividad lo más prolongado posible. Utiliza algún
mantra como “soy capaz de hacerlo y lo voy a conseguir”, "yo puedo", etc. Cuanto más positiva
estés, más perceptiva estarás y mejores resultados obtendrás. Recuerda que lo
bueno llama o trae a lo bueno y viceversa. Un buen estado de ánimo es
imprescindible para que todo funcione mejor.
6. Aprende a gestionar la ansiedad.
Cada vez que tengas ansiedad y sientas
que ésta te supera, deja lo que estés haciendo, sal incluso de la estancia
donde estés y vete a otro sitio con buena energía en el que te suelas sentir
bien. Cierra los ojos y céntrate en tu respiración. Haz unas cuantas
respiraciones conscientes hasta que veas que te vas serenando un poco. Entonces
estarás lista para centrarte en las distintas partes de tu cuerpo para que se
relajen sin dejar de ser consciente de tu respiración. Puedes comenzar por los
pies e ir ascendiendo por las piernas, caderas, tórax, pecho, brazos, hombros... hasta llegar a la cabeza, la
mente y el cerebro. Descansa por unos minutos hasta que sientas que vuelves a
tener el control de tu cuerpo y de tu mente. No te olvides de seguir prestando
atención a tu respiración. Expulsa todo el aire de tu abdomen, pulmones y diafragma
con una exhalación, haz una pequeña pausa de unos segundos y vuelve a inhalar
llevando el aire a tu abdomen, pulmones y diafragma, pausa y vuelve a empezar.
Para saber que lo haces bien puedes poner tu mano derecha sobre tu abdomen y tu
mano izquierda sobre el pecho. Nota los movimientos de cómo se vacían con la
exhalación y cómo se vuelven a llenar con cada inhalación como si de un globo
se tratara. Practica hasta que conozcas tu propio ritmo y te sientas cómoda.
Verás que es muy efectivo.
Aunque hayas hecho el ejercicio
anterior y te sientas mejor, si te lo puedes permitir, sal de casa durante un
rato, ve a dar una vuelta a la manzana (o dos). No te olvides de seguir haciendo
respiraciones profundas y conscientes. Piensa en cosas alegres y positivas que
te hayan pasado y que te motiven para seguir poniendo tu atención en aquello
que quieres conseguir. Repítete que eres capaz de lograr todo aquello que te
propongas, que eres tú quien controla tu mente y no al revés.
Ten la certeza absoluta de que eres
capaz de alcanzar todas tus metas y vivir todos tus sueños.
La meditación también es muy buena aliada
para alejar y mantener la ansiedad a raya. Quien dice ansiedad, está diciendo
una mente tóxica que tiene la costumbre de nadar entre malos pensamientos o
recrear situaciones tristes y de bajas vibraciones hasta que naufraga sin
remedio y acaba agarrada a una pequeña rama con la esperanza de salvarse de
nuevo. Todos hemos sido o tenido pensamientos tóxicos en algún momento de
nuestra vida y debemos aprender a gestionarlos del mejor modo posible y de la
manera menos dañina para nosotros mismos y para los demás. Si te conviertes en
persona tóxica para ti misma de vez en cuando, recuerda que tú tienes el
antídoto para combatir ese ponzoñoso veneno, tú eres ese antídoto, céntrate en
las cosas hermosas de tu vida, en aquello que te hace sentir feliz, en la
belleza que te rodea, en la paz, en esas pequeñas cosas que hacen que tu estado
de ánimo cambie. Una flor, una canción, una palabra, una caricia, el aroma de
la lavanda, una sábana recién lavada, la lectura de un buen libro, dibujar,
coser o pintar, bailar, crear, una persona especial…
Ten presente que no todos los días
pueden ser maravillosos y que hay momentos en los que nuestro estado de ánimo
no nos ayuda. No pasa nada, tenemos que aprender a gestionar nuestras emociones
y cuando tenemos un mal día, lo acompañamos sin juicio ni críticas y ya está.
Mañana será otro día y todo será diferente porque será un nuevo comienzo.
También hemos de ser conscientes que
no todos los días podrán ser iguales de productivos, por ello es importante
planificar las cosas con tiempo y no dejar nada para el último momento. Es la
manera de evitar llegar a un estado de ansiedad donde no sean suficientes los
métodos naturales y haga falta medicar ansiolíticos y cosas del estilo que lo único que conseguirán es que dejes de ser tú. (Por supuesto que hay momentos y situaciones en las que quizá sean necesarios, si llegas a ese punto, no dudes en acudir a un facultativo para pedir ayuda).
7. Método de estudio.
Adapta
este punto a tu trabajo en la medida de tus posibilidades. De cualquier modo,
planificar es una de las cosas que todos deberíamos hacer para no perder tanto
tiempo y ser más eficientes.
* Es
importante dividir tus tareas en tareas a largo y corto plazo, tenlo en cuenta
a la hora de hacer tu planificación de cada día. No es lo mismo planificar un
examen final con varios temas (o la preparación de los exámenes de acceso a la
universidad), que un examen de un tema o de dos o tres temas.
* Algo
que te va a resulta muy útil es repasar cada día los contenidos que has dado
durante la jornada. Este punto es imprescindible para mejorar tu rendimiento y
entrenar tu memoria y capacidad de retención. No permitas que se acumulen las
materias, lleva al día tus tareas. Y si te da tiempo repasa los temas
completos, es decir todo lo que has dado desde el principio del tema hasta el
punto de desarrollo en el que se encuentre en ese momento si no está aún terminado. Si tienes un examen de varios temas al final del trimestre y no has ido estudiando de manera regular, cuando se acerque la fecha, te abogiarás y no serás capaz de obtener los mejores resultados. ¡ESTUDIA TODOS LOS DÍAS!
Un buen estudiante no puede decir nunca que "no tiene nada que hacer porque no tiene deberes". Todos los días hay materia nueva de casi todas las asignaturas, por tanto, todos los días hay que estudiar lo nuevo y repasar lo que ya se ha dado.
* Para
ello lee todas las materias, por el orden en el que han sido impartidas.
Subraya con colores si te ayuda, toma notas para leerlas después (las
repeticiones ayudan a recordar). Cuando hagas notas, resúmenes o esquemas
puedes utilizar asociaciones como dibujos, palabras clave, colores; ritmos
musicales; visualización de imágenes… Cuando tengas un examen, algo que te
ayudará mucho a repasar será contárselo a otro. Cuando enseñas a otra persona
lo que has aprendido estás repasando y a la vez puedes estar ayudándola a ella
si no lo lleva demasiado bien. Si no tienes esta posibilidad ni a nadie en casa
para ayudarte, cuéntaselo a tu móvil y graba lo que le cuentes, después te
pones el audio y así vuelves a repasar mientras te escuchas, estate atenta por si algo de lo que has
dicho no es correcto o si te has dejado algo importante por decir. Si algo no ha quedado lo suficientemente claro, coge el libro o los apuntes y estúdialo de nuevo.
* En
ocasiones no dispondrás de tiempo suficiente para aprenderlo todo (por ejemplo un examen sorpresa cuando ya tienes otros para los que estás estudiando), en ese caso
quédate solo con lo más importante y las ideas principales, si después tienes
más tiempo, ve a las cosas más concretas.
* Prueba
a trabajar con mapas mentales. Los mapas mentales se elaboran siguiendo el
mismo método que utiliza nuestro cerebro para aprender, por eso le es fácil
leer en un mapa mental y retener la información que encuentra en él. Es cuestión
de gustos, por tanto practica diversos métodos para ver cuál es el que mejor va
contigo, con tu personalidad y forma de ser para trabajar con él.
Yo
utilizo los mapas mentales para los exámenes orales de inglés o cuando tengo
que preparar un “speech” para exponerlo en clase. Con unos cuantos puntos
principales y un golpe de vista puedes desarrollar tu exposición sin ninguna
dificultad y con unas cuantas palabras escritas en él, sin necesidad de llevar
20 folios de texto escrito.
¡Recuerda que un resumen
es reducir la información de la que dispones de forma concisa y clara, no ampliarla! Ha de ser práctico,
claro, conciso y contener los puntos más importantes del tema.
8. Brain Dump o descarga cerebral.
Si estás tan inquieta que no puedes
concentrarte porque en tu cabeza hay cien mil ideas. Para durante un momento,
coge un papel y un bolígrafo y escribe todas tus ideas, no importa que no
tengan un orden o un sentido claro. Escribir los pensamientos que te vengan te
ayudará a quitarte de la cabeza todo eso que te ronda y te impide concentrarte
y ser productiva. Como tus pensamientos quedan escritos, tu mente se relajará
porque sabe que ya no los olvidarás y eso te ayudará a dejar la mente en paz
para que pueda volver a concentrarse en lo que debe. Después tendrás tiempo de
gestionar esos pensamientos y clasificarlos dentro de las tareas pendientes,
según su relevancia, para planificar cuándo llevarlos a cabo o desestimarlos.
9. Enciéndete una vela si te ayuda a
concentrarte (la lavanda por ejemplo ayuda a estar sereno), o ten algún mineral
a mano si crees en su ayuda y efectividad (o ambas cosas). Cógelo entre tus
manos y mentalmente dile que te va a ayudar a concentrarte y que cada vez que
pierdas la concentración, solo con mirarlo, la concentración volverá a ti de
forma inmediata. Dale las gracias de antemano por su ayuda. (En cierto sentido
esto sería programar esa vela o ese mineral para algo en concreto que obrará en
tu favor y te ayudará con tu concentración).
Hay varias técnicas para ayudarnos con la memoria, sobre todo cuando vamos cumpliendo años y estamos
desentrenadas con una importante disminución de la retentiva, pero quizá las más importantes son la buena alimentación y
la paz mental. Pongo tan solo unas pinceladas, para no extenderme demasiado, porque sobre este tema podríamos escribir otro post.
El consumo de procesados y ultraprocesados contribuye al
deterioro precoz de nuestro cerebro por tanto, es muy importante en estos
tiempos prestar mucha atención a nuestra alimentación si queremos estar sanas y
disfrutar de una buena calidad de vida. Algunos estudios nos dicen que el
consumo de antocianinas (componente que se encuentra en frutas como las fresas,
frambuesas, arándanos y moras, así como en las verduras moradas) mejora la
función cognitiva y previene el deterioro cognitivo relacionado con la edad
limitando la neurodegeneración al reducir la neuroinflamación y protege la
estructura celular del cerebro, ya que las antocianinas actúan a modo de
antioxidante.
Su consumo es aconsejable en general
para toda la población, pero sobre todo para las personas que están preparando
oposiciones o para estudiantes, ya que ayudan a aumentar la memoria.
Como decía Hipócrates: “Que la comida
sea tu alimento y el alimento, tu medicina”.
Sé una buena persona, trata bien a los
demás, ayuda a quien te lo pida si puedes hacerlo. Cultiva tus buenos
pensamientos y sentimientos hacia ti misma y hacia los demás, sin olvidar que
darte a ti primero no es ser egoísta sino estar bien nutrida para lo que esté
por venir y poder dar así lo mejor de ti. Aléjate de la queja y de las
personas que siempre están quejándose, no olvides que la queja atrae más
situaciones para seguir quejándote y que el agradecimiento atrae más
situaciones para seguir agradeciendo. Es tan importante cuidar tu alimentación
como tu salud mental, estar en paz y en equilibrio contigo misma te ayudará a que
todo funcione correctamente.
Recuérdate cada día que mereces que te
pasen cosas buenas, que mereces todo lo bueno que hay en la vida y que eres tú
quien controla tu mente y no al contrario. Crea pensamientos positivos
continuamente sobre ti y sobre tus capacidades, aprende a ver todo lo bueno que
se esconde en aquello que te pasa e integra en ti que todo lo que sucede tiene
un motivo para ser y todo lo que no sucede también. Entiende que todo tiene su
tiempo y su momento, que hay cosas que están destinadas a ser y otras que no y
que la aceptación no es rendición, si no un modo inteligente de gestionar
aquello que no puedes controlar, sin que eso se vuelva en tu contra y te haga
estar o sentir mal. Céntrate en todo lo bueno que hay en tu vida y en tu día a día y sé
muy agradecida por ello y por las bendiciones que recibes continuamente.
Centrarte en aquello que piensas que te falta o que sería mejor para ti te
generará ansiedad y una profunda insatisfacción difícil de transformar en algo
positivo.
Tú puedes conseguir todo aquello que
te propongas. ¡No tengas dudas! ¡Simplemente hazlo!
Y pase lo que pase, si has dado lo
mejor de ti, siéntete satisfecha sean cuales sean los resultados. Si no son los
que quieres, esfuérzate más, cambia lo que no funciona y no dejes de
intentarlo.
Con mis mejores deseos para tu vida.
©Paqui Sánchez
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o en su totalidad, por favor respeta los créditos de autoría y la fuente donde
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¡¡¡Gracias!!! ¡¡¡Bendiciones!!!
©Paqui Sánchez
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