Hoy es 31 de Octubre
Hoy un post
cortito, no tengo mucho tiempo para poder compartir con vosotros, pues mis
quehaceres diarios y el trabajo no me dejan mucho tiempo libre. Había pensado
publicar unas cuantas líneas en mi muro de Facebook, pero como se han extendido
un poco más de la cuenta, lo comparto aquí.
Y lo que
escribía hace tan solo unos minutos decía así:
En ocasiones,
nos dejamos arrastrar por modas detrás de las cuales solo existe la malsana
costumbre de consumir. Útimamente todo se disfraza y se manipula perdiendo su
verdadera esencia para convertirse en la ganancia de unos cuantos.
Hemos perdido
en el camino la costumbre de preguntarnos realmente el porqué o el para qué de
las cosas. Aceptamos aquello que nos ponen delante sin cuestionarnos, sin
investigar y sin saber qué es lo que realmente estamos haciendo, a qué le
estamos rindiendo culto o en qué estamos poniendo nuestra energía.
Hemos perdido
la costumbre de creer en nosotros y en la gran sabiduría interior que hay
dentro de cada ser. Nos hemos olvidado de quienes somos y vivimos anestesiados,
dentro de una sociedad que pierde cada día más su conocimiento intuitivo y su
esencia convirtiendo a la humanidad en una caja de títeres olvidada en un rincón
del teatro de la vida. Una humanidad que ha olvidado cómo moverse y actuar por
sí misma y que necesita cada día que alguien alce la mano y la manipule moviendo
sus hilos a su antojo porque piensa que por sí sola no es capaz.
Halloween, “All
Hallows' Eve”, cultura que Europa, a través del pueblo celta irlandés exportó
al llamado Nuevo Mundo a mitad del siglo XIX con la gran inmigración que se
produjo debido a la hambruna de la patata, sobre todo a Estados Unidos.
Halloween, “fiesta”
que desde hace unos años Estados Unidos exporta al Viejo Mundo, habiendo pedido
su origen cultural, y dejándonos tan solo una “¿fiesta de disfraces?” que no
entendemos, pero de la que la gran mayoría participa. Cientos de miles de
dólares se gastan en EE.UU. estos días solo en la decoración de los vecindarios,
en opulencia y en mostrar que sigue siendo mejor el que más tiene (o el que más
gasta), no importa si hay que trabajar 24 horas al día sacrificando así el
tiempo que se pueda pasar con la familia, o si no se llega al fin de mes porque
hay 10.000 hipotecas que pagar.
Desde aquí, hoy me gustaría hacer un llamamiento al sentido común y a la inquietud por interesarnos e investigar aquello que nos llega, que sea esa investigación la que nos devuelva la cultura y el conocimiento que perdemos en el afán de unos cuantos de convertir todo lo que toca en una mina de ingresos y de inducción al consumismo exacerbado, que nunca ha sido positivo.
Hoy quiero
instarte a que seas esa oveja negra del rebaño que se niega a seguir la
moda impuesta desde el consumo sin saber por qué sigue a la gran masa que no
sabe dónde va, pero se deja guiar por la inercia del grupo y el movimiento. No para ir contracorriente, sino para que te informes de dónde vienen las cosas y por qué son como son.
Hoy quiero
proponerte que llames a tu sabiduría interior y te deleites en el placer de
buscar información sobre aquello que llega a tu vida para conocer sus orígenes,
sus raíces y verificar si esa “fiesta” o “tradición” o lo que sea que llegue a
ti, está en equilibrio contigo o no. Despierta en ti la inquietud de investigar antes de creerte todo lo que te dicen y de sentirte en resonancia o no con aquello que vas encontrando.
Yo hoy celebro
Samhain (pronunciado sow-in, nada que ver con la palabra escrita), la fiesta de la cosecha de otoño, la recolección de frutos, cereales y semillas
que se acumulan en sagrada abundancia para alimentarnos durante el duro y frío
invierno. ¿Por qué? Pues porque me siento parte de la tierra, de los bosques, de
los árboles, de la propia cosecha y de los ciclos de la naturaleza.
Hoy es el
último día del año celta, hoy acaba el verano y mañana dará comienzo el
invierno, iniciarán los meses de descanso y oscuridad en los cuales, las nuevas
semillas reposarán en el vientre de la Madre Tierra hasta germinar y eclosionar
de nuevo y volver a llenar de vida una nueva tierra. El 1 de noviembre será el
primer día del año nuevo para la cultura Celta.
Hoy es también
ese día en el que se dice que el velo entre el mundo de los muertos y los vivos
es más fino. Por ello los Druidas encendían hogueras sagradas, para ayudar a la comunicación que se podía establecer entre ellos y esos muertos que regresaban a la tierra y poder hacer predicciones futuras. También para preparar la comida que ofrecían a sus Dioses (cereales y animales) y alumbrar y honrar a sus muertos. Durante esta celebración los Celtas solían vestir disfraces con cabezas y pieles de animales (de ahí la tradicción actual desvirtuada de los disfraces de Halloween). Es por esa razón que entre hoy y mañana, muchas personas celebramos y
honramos a nuestros antepasados y ancestros, a nuestros “muertos”. Yo decido
poner un poco de luz extra, por si la necesitamos en el transitar de nuestro
camino (del suyo o del mío). Ahora entiendo el porqué de esas velitas que mi
abuela prendía en un tazón con agua y aceite y que ella llamaba “palomas”. También
recuerdo que estos días había “miedo” impregnado en el ambiente y el aire que
respirábamos. Se encendían “por si acaso”.
- Por si acaso,
¿qué? abuela. – Preguntaba esa alma inquieta y curiosa que me ha habitado siempre
a través de los tiempos.
- Pues porque
siempre se han encendido, para alumbrar a los que no se ven. No te acerques, no
te vayas a quemar. – Respondía mi abuela
mientras se marchaba dejando aquellas “velitas” encendidas en el patio de luces
de su casa.
Con el tiempo,
esas “palomas” se convirtieron en velones rojos (a mi abuela, que los conoció,
no le gustaban). Hoy tenemos meros plásticos que imitan esas velitas y que al ponerlos
en marcha encienden una pequeña llama que dura hasta que las pilas se acaban… Y
dentro de mí algo grita: “No puede ser lo mismo, es el calor, es el fuego, son
los colores y el palpitar de la llama…”. Y que no me digan que la intención es
lo que cuenta porque yo siento que no, que en este caso, no.
Celebro que hoy
es un día lleno de magia en el que esos velos se estrechan y la luz se hace
inmensa. Celebro que ya no hay miedo en el ambiente ni en el aire que respiro.
He sido muy afortunada, excepto por una de mis abuelas que falleció muy joven,
mis abuelos han sido longevos, y hasta hace muy poco tiempo la familia se
conservaba intacta. Hoy que sí me faltan personas muy cercanas, ya no tengo ni
respiro miedo, es más me alegra sentirlos, olerlos y recordarlos con pequeñas
cosas, cada día. Escuchar sus risas, sus chistes, recordar lo que les gustaba
comer, lo que les inquietaba, lo que les hacía felices. Me alegra el alma
recordar cuando mi abuelo venía con su motocicleta cargado de fruta del campo
que traía en un cubo que había adosado a su moto como si fuera una maleta.
Traía fruta de su propia cosecha, lo que tocaba en cada estación y venía a mi
casa. Desde allí llamaba a mis tías para que bajaran y repartía lo que había
traído en tres partes iguales, una para cada casa. Y el otro día, casualmente
me comí una mandarina con un trozo de pan y recordé que él siempre que comía naranjas
de postre las comía con pan.
¡Gracias a
todos por habernos dejado tantas semillas buenas que van germinando en los
recuerdos e impregnándolo todo del amor que sois y somos! Somos afortunados de
recordar y sentir nuestras raíces palpitando en el alma, llena de versos y fuerza.
Hoy hay una
magia especial que puede sentirse al inhalar el aire que respiramos, nos lo
cuenta en susurros el viento que nos trae el cambio de estación y el otoño
envuelto en hojas de renovación y cambios, incitándonos siempre a soltar para
dar paso a lo nuevo.
Sin embargo
quiero recordarte que hay magia en cada día, porque tú eres el mago y la maga
que haces magia en tu vida cuando te das cuenta que eres esa misma magia,
porque la magia está en tu propia esencia, porque estás hecho de ella y magia
es lo que eres.
Celebra aquello
que quieras celebrar y procura mantener siempre una coherencia en ti, sustentada
en tu sabiduría interior y en el susurro de tu alma y la pureza de tu corazón. Los
mensajes siempre están ahí, siempre llegan si prestamos un poco de atención y
tenemos la voluntad de querer escucharlos, no como nos gustaría que fueran,
sino del modo en el que ellos se manifiestan.
Yo deseo, que
cualquier acción que decidas llevar a cabo quede impregnada de Amor y del
Inmenso Amor que eres.
Y una
recomendación, desde mi más profundo sentido de la sencillez y la humildad en
las que me reconozco, no juegues con aquello que desconoces y que te pueda
causar daño a ti o a otros. Hagas lo que hagas, hazlo siempre por tu mayor bien
y el mayor bien de todos aquellos que están conectados contigo, los que puedes
ver y los que no ves.
¡Feliz Día y Feliz Noche!
Paqui Sánchez
P.D. Hace
tiempo que quiero escribir un post bonito sobre Samhain y el resto de sabbats y
esbats celtas. Espero poder hacerlo pronto.
Gracias por el
placer de vuestra compañía y la bendición de poder compartir aquello que somos
y seguir creciendo juntos.
©Paqui Sánchez
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