Un libro nuevo comienza
Dejo atrás el
pasado bendiciendo este año que ha concluido. Doy gracias por cada una de mis
experiencias y por el aprendizaje recibido. Doy gracias porque la consciencia
me aportó la Luz y el Amor que necesitaba para ayudarme a comprender
situaciones complicadas. Así puede integrarlas sin juzgarlas, con aceptación,
porque es una pérdida de tiempo y energía ir contra aquello que no puedo
cambiar. Me he dado cuenta que el tiempo es una de las cosas más valiosas que
tengo en mi vida. Quiero compartirlo con quienes amo, pero no quiero perderlo
nunca más, porque el tiempo perdido ya no regresa.
Doy gracias por
mi crecimiento y evolución, porque continuamente soy alguien nuevo, con más
experiencia, con más sabiduría, con más conocimientos, con más belleza interior,
con mayor intuición y consciencia. He sido bendecida por conservar los ojos y
el sentir de la inocencia de un niño, de modo que la magia siempre me acompaña
y me ayuda a maravillarme ante la vida y a crear con ella.
A veces, hay
situaciones que me hacen sentir impotente, que me hacen sentir dolor, que me
hacen sentir rabia, que tocan algo dentro de mí que me hace saltar como si
alguien presionara un resorte y activara mi reactividad. Cuando esto ocurre, no
siempre soy capaz de controlar la palabra, hay ocasiones en las que me desahogo
gritando, llorando o soltando cuatro palabrotas… pero soy capaz de observarme y
cuando “me veo”, me obligo a llevar mi atención a la respiración y al respirar conscientemente
siento que me calmo, a veces hasta lo consigo sin soltar ningún improperio. Entonces
soy capaz de ver la parte más vulnerable de esa persona o situación que me ha
hecho salir de mi centro, de mi paz y consigo volver a mí y buscar hasta
encontrar dónde está el aprendizaje de la situación.
Cada vez es más
fácil. Aunque debo reconocer que no siempre es así.
Entiendo que
muchas veces nos pasan cosas desagradables para que salgamos del letargo en el
que a menudo nos sumergimos y seamos capaces de seguir adelante. Por eso en
esos momentos, me doy cuenta que he de pedir perdón y bendecir a quien maldecía
porque ha asumido el papel de zarandearme para que sea capaz de seguir
caminando, de conseguir metas, de cumplir sueños, de moverme, de vivir un
poquito más intensamente, de salir de esa zona de confort en la que me recreo y
me resulta tan fácil estar, pero que a su vez me aporta tan poquito.
Hoy empiezo una
nueva aventura, como cada uno de vosotros. En el transcurso de unos pocos
segundos sucedió de nuevo la magia, un libro concluyó, se cerró y se archivó.
Fue a parar junto a otros, ¡ya había un buen montón de ellos…! y es que los
años pasan veloces y cada año tiene un volumen nuevo. Incluso pude ver otros libros
más antiguos, seguramente cuentan mi historia, mi historia pasada, mi historia
futura... Allí se hallan otras vidas, otros recuerdos que a veces, tímidamente
me saludan y me muestran pequeños retazos que, por el motivo que sea, he de
recordar o visualizar para hacerlos presentes…
Asombrosamente,
apareció un libro nuevo, me asombro sí, no porque no lo esperara, sino porque
dentro de mí hay algo que quiere que la vida me siga sorprendiendo y quiero
asombrarme y entusiasmarme cada momento de cada día. El librito no estaba solo,
a su lado encontré plumillas, plumas, colores, lápices, bolígrafos… y un enorme
borrador. ¡Supongo que si es tan grande es porque lo voy a necesitar muchas
veces! Pero está bien, corregir me indicará que estoy aprendiendo y progresando
adecuadamente. Me da más miedo pensar que ya no tengo nada que corregir.
No, decido que
quiero seguir sorprendiéndome y borrando algunas cosas de vez en cuando, tampoco con mucha frecuencia ¡eh!
Al ver el nuevo
libro, escuché también una voz, esa voz que a veces me habla, aunque he de
reconocer que últimamente no se lo he permito con frecuencia, sin embargo
siento que es momento de escucharla de nuevo. Es la misma voz que me habla
cuando medito. Algo que me he propuesto recuperar de nuevo. Volviendo a la voz,
ésta me dijo: a ratos este libro nuevo que te regalo para que sigas escribiendo
tu historia se transformará en otro más viejo y te verás y sentirás reconocida
en él. Cuando eso suceda es porque algo de aquella época a la que viajes
necesitará ser rescatado, tú tendrás que decidir con qué finalidad, tal vez sea
algo que tengas que sanar y liberar desde el presente, tal vez sea algo que
tengas que perdonar o perdonarte, tal vez un don que tengas que recuperar para
ejercerlo de nuevo, tal vez sea un impulso para ayudarte a seguir adelante. La compasión
y la comprensión serán la luz que ilumine tu camino y te harán ver más allá de
lo que los ojos humanos te permiten, te llevarán a la consciencia.
Aún no he
pensado en mis propósitos seriamente. Sólo tengo clara una cosa y espero que
eso me ayude a clarificar el resto. Comienzo de nuevo a meditar, y quiero
hacerlo con cuarzos. Al preparar ese pequeño librito/guía para un taller que
impartí hace poco sobre el cuidado de los cristales, cuarzos y minerales, me ha
atrapado de nuevo la energía de los minerales y quiero experimentar con ella.
Tengo una sensación extraña sobre esta decisión, no sé si os habrá pasado
alguna vez, es como algo que quieres hacer, pero a la vez sientes que “otro
algo” te frena. Creo que ese “freno” no es más que miedo (ya casi que ni se
disfraza, aparece directamente, me mira a los ojos y me dice: “Hola, estoy
aquí, soy tu miedo a…”), miedo a descubrir otra vez la grandeza que hay en mí,
en todos nosotros, no olvidemos que somos UNO y lo que eso significa. De
cualquier modo, creo que no puedo seguir eludiendo el asomarme dentro de mí
otra vez y descubrir qué quiere mostrarse. Algo me dice que este año está
esperándome y que hay mucho trabajo en él, para alcanzar la “Maestría” que
promete. En numerología 2018 es un año 11, un año Maestro.
¡Vamos a por él
que nos está esperando!
Y en mis
momentos, en esos momentos… seguiré refugiándome en el bosque, seguiré
imaginando que soy la tierra sobre la que crecer la vida, que soy el viento que
sopla con distintas intensidades para danzar con la magia de la vida, que soy el
fuego que quema, abrasa y transmuta y también soy el agua que alegre y
cantarina equilibra, corre y fluye. Seré bosque cuando lo extrañe y no pueda
estar en él. Seré melodía en forma de gotas de rocío, seré un soplo de viento,
una brisa suave que susurrara entre las ramas de los árboles y te cantará nanas
en las noches frías mientras te arropa con el calorcito de tu hogar.
Y cuando quiera
verme, me miraré en tus ojos, me escucharé en una canción, me leeré en un buen
libro, en una buena historia de amor, en una poesía… y me inhalaré en la fragancia y el perfume de una flor.
No hacen falta
muchos propósitos para tener un año exitoso, hace falta tan solo uno a la vez y
las ganas, la fuerza y la energía de llevarlo a cabo y disfrutar de toda su
enseñanza mientras lo hacemos efectivo.
Me prometo
menos tecnología y mucha más naturaleza, aunque sea soñada desde el salón de
casa.
¡Feliz Año Nuevo!
Paqui Sánchez
©Paqui Sánchez
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