Controlar la Ira Antes de que
te Controle a Ti
Todos sabemos
lo que es la ira, pues todos la hemos sentido en mayor o menor grado. La ira es
una emoción humana, completamente normal, pero totalmente insana, especialmente
cuando es muy intensa. Si no se le pone freno aumenta su velocidad, se
vuelve destructiva, y acarrea problemas (problemas de salud, problemas en
nuestras relaciones, y en nuestra visión de nosotros mismos). Controlar
la ira no es nada fácil cuando ya hemos explotado, en ese momento estamos
atrapados en ella y lo único que podemos esperar es que pierda fuerza y se
pase… Tenemos que actuar antes, justo antes de que la presión
interna aumente.
Pensemos en una
olla a presión… Cuando se calienta y la presión interna aumenta, si no
tiene una válvula de escape puede reventar. Tenemos que quitarla del
fuego y esperar a que se enfríe antes de poder abrirla.
Nosotros
funcionamos igual, si algo nos enciende y no hay válvula de escape, o
explotamos o nos retiramos del “fuego” hasta enfriarnos. En ambos casos
la presión interna, es decir, la ira, ha continuado dentro. Y eso nos
daña.
¿Qué podemos
hacemos con la ira?
- expresarla
- re-direccionarla
- calmarla
Expresarla: normalmente expresamos la ira con agresividad, y lo
positivo sería expresarla asertivamente, es decir comunicándonos con el otro,
diciendo qué es lo que pensamos y defendiendo nuestra posición pero sin
agredirlo. Se trata de respetarse a uno mismo pero también al otro.
Esto requiere consciencia y autoconocimiento.
Re-direccionarla: se trata de dirigir su poderosa energía en otra
dirección constructiva, por ejemplo mover el cuerpo (saltar, correr, hacer
ejercicio), o cantar a pleno pulmón. Al enfocarnos en otra actividad,
especialmente si implica movimiento, dejamos de darle fuerza a la ira.
Calmarla antes
de que se dispare: Volviendo al
ejemplo de antes, sería como abrir la válvula de la olla antes de que haya
presión dentro de ella.
Esto se consigue expulsando el aire, sacando la
presión. Los detalles los encontrarás en la descripción del ejercicio de
respiración.
Importante: no se trata de suprimirla u ocultarla, pues eso
significaría guardarla dentro. Ocultarla puede traer efectos secundarios como
presión arterial alta, depresión y otros problemas de salud. En cualquier
caso lo que nos interesa es controlar la ira antes de que crezca, es
decir, antes de que nos atrape. Para ello prueba el siguiente
ejercicio de respiración. Es muy efectivo.
Ejercicio de respiración para Controlar la Ira.
El concepto
fundamental de este ejercicio es “quitar presión”.
Normalmente el consejo
que escuchamos es “respira profundo”, pero respirar profundamente no ayuda.
Hacer una inspiración que llene nuestros pulmones hace que la presión
interna aumente. Imagina a una persona a punto de explotar llenando sus
pulmones…
La inhalación
aumenta la energía, instintivamente es lo primero que hacemos antes de un
esfuerzo, y la exhalación relaja, prepara para el descanso.
Cuando lo
que queremos es controlar la ira, lo que necesitamos es exhalar fuertemente,
soltar toda la presión, no aumentarla.
El principio es
muy simple: suelta el aire en cuanto sientas que la ira te sobreviene, y hazlo
con fuerza vaciando bien tus pulmones.
1. Tú sabes cuándo comienza a aumentar la presión dentro
de ti, sabes cómo comienza el arranque de ira. En ese preciso momento haz
una fuerte y larga expulsión de aire. Vacía completamente tus pulmones.
2. No inspires hasta que tu propio cuerpo lo haga.
Es decir, no se trata de hacer una exhalación y después “hacer” una
inhalación, sino de hacer voluntariamente la exhalación y después dejar que
espontáneamente el cuerpo inhale, cuando lo necesite.
3. Después de que se haga la inhalación, haz otra
exhalación fuerte que vacíe tus pulmones. Vuelve a esperar a que tu
cuerpo inhale espontáneamente.
4. Repite el proceso algunas veces más exhalando
fuertemente y vaciando tus pulmones, hasta que compruebes que la presión ha
disminuido y te sientes más tranquilo.
5. Con esa nueva sensación de calma, recuerda que “las
cosas son del color del cristal con que se mira”. Cuando estamos
tranquilos las cosas se ven diferentes.
Hoy he visto
este post y me ha parecido interesante, por eso he decidido compartirlo con
todos vosotros y vosotras.
Sin
embargo yo creo que no se trata tanto de “controlar”, sino más bien de “acompañar”
tanto la emoción de la ira como el resto de emociones que, como humanos,
sentimos. Como bien dice en el artículo, no es bueno reprimirla y dejarla
dentro porque nos podemos enfermar, hay que encontrar un modo de expresarla
pero sin ser destructivos ni hacia las cosas, ni hacia otras persona ni hacia
nosotros mismos (eso sería cuando transformamos la ira en culpa, hay un
prototipo de persona, aquella que debe trabajar con elevar su autoestima, que
suele hacerlo).
Las emociones
son todas necesarias, lo importante, como ya he dicho en otras ocasiones, es
mantenerlas en equilibrio y aprender a acompañarnos sin culpas, sin juicios,
sin críticas, mostrando un gran amor y respeto por nosotros mismos. Hemos de
tratarnos con cariño y darnos permiso para reír, para llorar, para estar
tristes, rabiosos, radiantes de felicidad, emocionados, entusiasmados, llenos
de pasión…
La ira
está también mostrándonos un exceso de fuego en la persona cuando aparece, es
por ello que optar por un baño relajante o una ducha, también sería una buena
opción ya que el agua ayuda a calmar las emociones. Cada persona debe aprender a conocerse a sí misma y averiguar qué va
bien para ella. Se puede elegir entre ejercicios de respiración y relajación
(yoga, tai chi o chi kung, cualquier técnica oriental), realizar alguna
actividad o ejercicio físico, una ducha o un baño… Pero también es muy importante
conocer realmente qué es lo que nos causa esta ira, si es una persona, una
situación… y trabajar con ello hasta conseguir liberarlo. Aclarar las cosas
siempre viene bien.
Paqui
Sánchez
©Ahava
Iesu
No hay comentarios:
Publicar un comentario
✿•*¨`*•.Déjanos una chispita de tu sabiduría.•*¨`*•✿
༺♥༻ ༺♥༻ Gracias ༺♥༻ ༺♥༻