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Somos puentes de Luz que unen la Tierra con el Cielo

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martes, 10 de abril de 2012

TÚ TIENES RELOJ, YO TENGO TIEMPO...




TÚ TIENES RELOJ,
YO TENGO TIEMPO...

- No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero.
Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- ¿Sí? No parece muy estimulante…

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté...Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- ¡Qué abundancia!, ¡qué derroche!, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso? 

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad...!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra...

Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo,  pero no os basta.  Os quejáis.      ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco,  y hay ansia de poseer,  frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio,  escuchamos  el hervor...  La  calma  nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- ¡Qué paz...!

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

Entrevista realizada por VÍCTOR M. AMELA a MOUSSA AG ASSARID

Música: Jean Michel Jarre ~ Oxygene

Gracias Trini. Un abrazo.


 © Ahava Iesu

2 comentarios:

  1. ...Para mí EL TIEMPO es muy valioso o no...depende de cómo se use...en que se gaste...hay tiempos muy distintos...el tiempo que dedicamos a compartir, a percibir, a mirar, a escuchar al otro...a vernos en él...para mí ese tiempo debe de ser sin reloj y no se compra con dinero...reluce como el oro porque nace de la esencia del corazón y el alma del que así lo vive...es un tiempo dulce y de reflexión...un tiempo que no se escatima, que no hay que rogar..ES EL TIEMPO DEL AMOR

    Ahora...el opuesto es el del reloj...el de la prisa y el del falso interes...ese no aporta nada...pq.no abre su espacio para armonizar los tiempos...no resuena...va a lo suyo.

    El tiempo...enseña verdaderamente...
    enseña sólo al que quiere aprender...al que observa...y siente...y hay tiempo para todo...aunque no lo parezca...pues es un concepto relativo...primero hay que ver dónde priorizamos y reajustamos quizás en lo superficial...entonces le dedicaremos su tiempo a los que buscan el nuestro...

    ...Para mí...es un placer dedicar mi tiempo a quien lo necesita...un tiempo con tiempo y sin reloj...pues ahí reside la calidad de la atención y ayuda..

    ...se vive con demasiada prisa...una prisa absurda...que la mayoría de las veces es inadecuada...sobra tiempo...si se administra bien...

    no sé si me enrrollé demasiado...

    Conclusión : El tiempo es mágico...y siempre recompensa...y el silencio entre esos tiempos de escucha y soledad...ayuda a percibirlo mejor...si cabe.

    ...personalmente...busco a veces tiempos verdaderos en otros...pero les falta tiempo...dicen...pienso que siempre hay tiempo si queremos...SIEMPRE ! SALUDOS Y A APROVECHAR EL TIEMPO...NO LO ESCATIMEMOS CON QUIEN NOS LO RECLAMA...LOS FRUTOS FLORECEN A TIEMPO...

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  2. ¡Qué bonito Ana! ¡Qué precioso lo que has escrito! Es un regalo para los ojos leerte y es como que intentaba escuchar tu voz aquí sentada narrando lo que es para ti el tiempo. Sentía como si estuviéramos sentadas en una terracita con algo caliente entre las manos compartiendo nuestro tiempo, nuestras vivencias, nuestra sabiduría, hablando del tiempo.

    ¡Qué valioso que es tu tiempo!

    Yo también soy de las que "regala" su tiempo y lo comparte con quien lo necesita, sin escatimar minutos o arañar segundos al reloj que llevamos puesto.

    De hecho desde hace meses no utilizo reloj en mi muñeca, la sentía presa con esa banda de acero aprisionándola, como si no dejara fluir la energía y me lo quité. Lo suelo hacer en verano, cuando dan las vacaciones a los niños y no me lo vuelvo a poner hasta septiembre, pero este año pasado no volví a colocármelo. Desde entonces tengo mucho más tiempo.

    Y me doy cuenta de que el hablar de "el tiempo" y decir: "no tengo tiempo" es ya una pobre escusa que mucha gente utiliza cuando no está interesado en algo. Cuando algo te interesa, siempre sacas o encuentras tiempo para ello.

    Gracias por llegar a tiempo y dedicarnos tu tiempo en este maravilloso comentario.

    Un abrazo que dure todo el tiempo que desees.

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