¿CREES EN LAS HADAS?

 

¿Crees en las hadas?

- ¿Crees en las hadas mamá? – Me preguntaste con curiosidad mientras me mirabas con esa carita preciosa llena de pequitas y tus grandes ojos azules llenos de luz y de vida clavados en mí.

Me mirabas con tanta confianza, como si tuvieras la certeza de que yo sabía todas las cosas y las haría posibles para ti.

Eras una niña tan segura, tan independiente, tan bondadosa, inocente y tan madura a la vez.

- ¡Pues claro que sí! – Te contesté sin pensarlo.

- ¿Tú las ves?

- No, no puedo verlas, pero sé que hay personas que sí las ven.

- ¿Entonces cómo puedes creer en ellas?

- Porque creo en la magia.

- ¿Y qué es la magia? ¿La ves?

- No, tampoco la puedo ver. No de un modo físico. Está bien, déjame pensarlo unos segundos y ahora te contesto…

Así solía responder a tus múltiples curiosidades y preguntas, cuando éstas escapaban a mi intelecto. Te pedía tiempo para poder reordenar mis ideas con el afán de darte la mejor respuesta que fuera capaz de encontrar dentro de mí.

- Veamos, hay cosas que no podemos ver, pero que sí podemos sentir. A veces no hay razones claras, simplemente una vocecita dentro de nuestra cabeza nos dice que es así y no necesitamos que nadie nos lo demuestre porque lo sabemos “dentro de nosotros”, es como si nos lo dijera nuestro corazón. Y al pensar en que es verdad, nos sentimos muy felices.

¿Tú ves el aire?

- No.

- Sin embargo, el aire está ahí, si no estuviera no podrías respirar. Creer en algo que no podemos ver es un poco como ese aire que no se ve, pero que sí está.

Yo no veo a las hadas, pero las puedo sentir, a veces sé que están en mi cabeza porque las noto jugar en mi pelo, es como si me acariciaran el cabello. Una vez estaba en casa de una amiga que sí las puede ver y cuando cenábamos empecé a notar las caricias y le pregunté: ”¿Qué tengo en el pelo?”. Y ella respondió: “Hadas jugando entre tus cabellos, tú siempre vas rodeada de esos mágicos seres alados pequeños”.

Eso es la magia, como una fuerza que todo lo puede y todo lo alcanza. Es el poder de transformar, a través de la alquimia, unas cosas en otras.

Como todas esas cosas que no se ven, pero que te llenan de alegría el corazón.

©Paqui Sánchez