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jueves, 16 de septiembre de 2021

LIMPIEZA Y RENOVACIÓN DE ENERGÍAS EN LOS EQUINOCCIOS

 

Limpieza y renovación de energías en los equinoccios

Los equinoccios marcan la entrada de las estaciones del año que se corresponden con la primavera y el otoño y se inician entre el 19 y 22 de marzo y el 21 y 24 de septiembre respectivamente. En el hemisferio norte se celebra el inicio de la primavera en marzo y el comienzo del verano en septiembre, en el hemisferio sur sería al contrario. Durante los equinoccios, la noche y el día tienen la misma duración, de hecho la palabra equinoccio, aequinoctium, proviene etimológicamente del latín y significa “noche igual”. En los equinoccios el Sol se encuentra sobre la línea del ecuador, es por ello que la noche y el día tienen la misma duración.

Por otro lado, los solsticios marcan la entrada de las estaciones del año que se corresponden con el verano y el invierno y se inician entre los días 20 y 21 de junio y 20 y 21 de diciembre respectivamente en el hemisferio norte, sería al contrario en el hemisferio sur. La palabra solsticio, solstitium, también tiene su origen etimológico en el latín y significa “sol quieto”. Los solsticios se dan cuando el Sol se encuentra más cercano o más alejado de los hemisferios de la Tierra. Por tanto, mientras que durante el solsticio de verano el día es más largo que la noche, de hecho el de mayor duración del año, debido a que el Polo Norte está inclinado más cerca del Sol y sus rayos caen directamente sobre el Trópico de Cáncer. Durante el solsticio de invierno ocurre lo contrario, la noche es más larga que el día precisamente porque el Polo Sur está inclinado más cerca del Sol y sus rayos inciden sobre el Trópico de Capricornio.

Y de este modo se dan las cuatro estaciones del año, que vienen determinadas por las cuatro posiciones principales que tienen lugar en la órbita terrestre en su giro anual alrededor del Sol, nuestro Astro Rey. Estos cambios de estación se deben a que la Tierra está ligeramente inclinada sobre su eje mientras viaja alrededor del Sol provocando que en cada momento la Tierra reciba más o menos luz del Sol. 

Los antiguos, celebraban estos momentos como las festividades de la Madre Tierra y aprovechaban para honrarla, venerarla y agradecerle por todo lo que la Madre les proporcionaba, por lo que les daba y lo que les quitaba para que el intercambio entre el dar y el recibir fuera justo. Inequívocamente, la estación más celebrada de los más antiguos era el verano, momento en el que se reencontraban con otras tribus y compartían momentos, conocimientos, sabiduría, cacerías, banquetes, bailes, risas, historias…

Los equinoccios para mí son estaciones especiales llenas de colores, aromas, sabores, texturas, sonidos, música y vida. Son generadoras de nuevas oportunidades puesto que nos permiten analizar nuestras vidas para hacer cambios de rumbo, tomar decisiones, valorar lo que tenemos y cambiar de opinión sobre determinados comportamientos o acciones o decisiones previas… En definitiva, nos ofrecen la oportunidad de reconducir nuestras vidas hacia donde sentimos que debemos ir, a reconocer si hemos de cambiar de trayectoria o hacer mejoras en el camino que estamos recorriendo. Yo los defino como portales mágicos que nos conectan con una energía especial, esa energía impulsa y propicia que podamos introducir esos cambios necesarios que nuestra vida necesita para seguir avanzando, desarrollándonos y creciendo de forma personal de manera más fácil, sin resistencia y con mayor aceptación.

Dicen que no es más inteligente el que más sabe, sino aquel que se adapta mejor a los cambios con facilidad, brevedad y sin resistencia, pues entiende que cada cambio o nuevo comienzo es una oportunidad de infinitas posibilidades de crecimiento en lugar de un  nuevo obstáculo en el camino y lo aprovecha poniéndolo a trabajar a su favor en lugar de malgastar energías en lamentarse por el hecho de que el Universo le ha sacado de su zona de confort y le da una pequeña sacudida para continuar creciendo, sanar heridas del pasado (incluso de otras vidas) y superar miedos.

Vamos a dedicarle unos segundos a los miedos. Los miedos son uno de los mayores obstáculos que encuentra el ser humano para crecer y desarrollarse en todos los sentidos y aspectos posibles. Nos impiden crecer, nos impiden disfrutar de la vida, nos impiden ser nosotros mismos, nos impiden ser LIBRES. De hecho, si echamos un vistazo a la historia de la humanidad, comprobaremos con facilidad que una minoría siempre ha controlado a la gran masa de la población del planeta Tierra a través del miedo. Esos miedos han ido cambiando a lo largo de la historia, o quizá ni tan siquiera han variado tanto, pero indiscutiblemente han coartado, coaccionado y privado de libertad al ser humano y lo sigue haciendo.

Puede ser que haya más formas de vencer al miedo, de transformarlo para conseguir vencerlo y ser libre de nuevo, yo solo conozco una y es invitándolo a sentarse a mi lado y prestándole atención. Cuando la vida me empuja a enfrentar un miedo le hablo y cuando ya le he dicho todo lo que tengo que decirle, me quedo en silencio para escuchar su respuesta. Lo irónico es que, la mayor parte de las veces, me dice que he sido yo misma la que lo he creado, que solo existe en mi mente y que depende exclusiva y únicamente de mí superarlo para que él se vaya. ¿Cómo? Confiando más en mí, creyendo más en mí, teniendo más fe en mí misma. A veces tardo más en entender los motivos que me cuenta por los que lo generé, otras lo hago de forma más rápida. A veces lo supero sin más, otras me sigue costando, noto que sigue estando ahí, pero ya no me impide hacer lo que tengo que hacer. Me doy cuenta de que la mayor parte de las veces esos miedos los he creado debido a mi sistema de creencias heredado, a lo que se esperaba de mí, a las expectativas que otros tenían o tienen en mí, a no estar a la altura de lo que se espera de mí, a mis propias exigencias fomentadas y sustentadas por esas creencias, por lo que me decían de pequeña, por lo que yo entendía de lo que escucha (que no siempre es coincidente). Últimamente la vida me ha puesto algunos miedos delante y lo ha hecho para que siga aprendiendo a quererme más. No todos están vencidos, hay momentos que vuelven y sigo escuchándolos y prestándoles atención para comprenderme mejor, para conocerme mejor, para superarme a mí misma.

Yo creo que el miedo es una proyección mental, muchas veces no sabemos ni cómo, ni cuándo se originó, sin embargo está ahí, impidiéndonos vivir plenamente, impidiéndonos ser felices, impidiéndonos desarrollarnos plenamente, impidiéndonos disfrutar de esas oportunidades que la vida nos da y que estaríamos dispuestos a experimentar y de las cuales nos enriqueceríamos muchísimo si no fuera porque el miedo nos impide ver lo que hay más allá de él mismo. Ya lo he comentado otras veces: “Y si no tuvieras miedo ¿qué harías?”, probablemente todo lo que no te permites hacer inventándote cientos de excusas para justificarte. Pues yo te digo: “Hazlo, y si tienes miedo, es perfecto, no pasa nada. Hazlo con miedo, pero hazlo. Te darás cuenta que eres capaz de hacerlo y lo que sentirás, no tiene precio, solo hay que sentirlo y agradecerlo.”

¿Qué tal si cambiamos nuestro sistema de creencias, qué tal si dejamos de exigirnos, de compararnos con los demás, de querer gustar o caer bien a otros…? ¿Qué tal si decidimos que somos válidos por nosotros mismos, que no tenemos nada que demostrar a nadie y empezamos a amarnos, a amarnos de verdad, a celebrar cada triunfo, cada pequeño paso que nos ayude y aproxime a estar mejor, a ser mejores personas, a ser en cada momento la mejor versión de nosotros mismos?

Pues bien, el equinoccio es un buen momento para esto, ya sea en otoño o en primavera.

La energía que aparece en los equinoccios es una energía que nos ayuda a comprender mejor lo que está funcionando en nuestra vida y lo que no, son estaciones en las que podemos reconducirnos y tomar decisiones importantes para nuestra vida y nuestro crecimiento personal y como la energía es propicia para el cambio, nos ayuda a ser conscientes de ello y a tomar nuestras propias decisiones en función de nuestro momento actual y lo que pensamos que necesitamos ahora.

Si hay algo que recomiendo hacer en los equinoccios son limpiezas, limpiezas de hogar, de cuerpo y de mente.

Empiezo por las de hogar, porque cuando ponemos orden a nuestro alrededor, en los espacios externos por los que nos rodeamos y donde habitamos, parece que ese caos que muchas veces está dentro de nuestra cabeza y que nos impide tomar decisiones porque no sabemos dilucidar lo que nos conviene y lo que no, también empieza a ordenarse y todo se va colocando en su lugar adquiriendo claridad mental y facilitando la toma de decisiones sobre lo que es mejor para nosotros en cada momento. La vida está para experimentarla, para hacer cosas nuevas, no para vivirla o sufrirla con miedo y sin libertad.

¿Cómo hacemos esa limpieza externa en nuestro hogar, lugar de trabajo, etc.? Pues muy fácil, poniendo en orden todo aquello que no esté en su sitio, revisando armarios, cajones, estanterías, roperos, habitaciones cargadas de cosas que no sabemos dónde meter. Tirar o regalar ropa ya sea nueva o vieja que nadie utilice, libros, juguetes, utensilios de cocina, decoración… cosas que ya no nos sirven o no utilizamos desde hace tiempo. Ordenando nuestra biblioteca y espacio de trabajo o personal en casa. Quitando todo aquello que acumulamos en mesas, mesitas, bancadas… y poniéndolo en su lugar intentando mantener siempre el orden para que no vuelva a estar todo de nuevo por en medio con el paso de los días. Trasplantando nuestras plantas y ubicándolas en el lugar de la casa donde sea más conveniente para ellas. Hacer pequeños cambios en casa para tener más espacio, más luz, más armonía. Todo aquello que tenemos en casa y no usamos se convierte en un “trasto” o un “enredo” y por ende, en una energía estancada que nos bloquea y dificulta nuestro día a día y nuestro crecimiento, incluso pone en peligro nuestra salud física y mental. No guardes cosas “rotas” que ya no uses, tíralas, no estanques la energía de tu hogar, ni la de las personas que lo habitan. Deshazte de todos los “por si acaso…”, si acaso lo vuelves a necesitar confía en que la vida te lo volverá a poner delante. Si no confías en el Universo y en su infinita abundancia, vivirás en la carencia y eso será lo que atraigas a tu vida. Haz espacio para que entre lo nuevo, dale una oportunidad a lo que aún está por venir, puesto que no llegará hasta que le hagas sitio en tu hogar, en tu mente, en tu corazón… y para eso tienes que soltar dependencias y desprenderte de todo lo que sea innecesario con amor, armonía y agradecimiento.

No te olvides de agradecer a todo lo que dejas atrás por lo útil que te fue en su momento, por el tiempo que lo disfrutaste y que compartisteis, por las alegrías que te proporcionó y esos momentos únicos e inolvidables. La gratitud es la puerta que abre la abundancia, siempre lo ha sido y siempre lo será, no lo olvides nunca.

Y después de haber tomado decisiones para tu hogar, tu lugar de trabajo, tu espacio personal y ordenado todo, haz una buena limpieza física de paredes, azulejos, cristales, ventanas, persianas, polvo y suelo. Mientras limpias, piensa que se están desprendiendo de tu hogar, de tus cosas, toda energía estancada y negativa que ya no tiene que estar contigo. A la hora de pasar el mocho y limpiar el suelo, podrías hacer una infusión de romero y añadirla al agua de fregar y/o añadir unas gotas de aceite esencial de romero al cubo de agua. Friega desde la habitación que esté más al interior de la casa hacia el exterior hasta llegar a la puerta de entrada. Y mientras vas limpiando el suelo puedes ir diciendo este mantra tanto verbal como mentalmente, lo que prefieras: “Romero, romero, que salga lo malo y entre lo bueno”.

Poner orden y limpiar tus espacios ayudará a que tu mente también se ordene, podrás desechar relaciones tóxicas, ideas y sueños que no se cumplieron y que han dejado de ser una prioridad para ti, hasta que no los despidas con amor serán una energía que esté ahí, bloqueando tu camino e impidiéndote focalizarte en lo que realmente te está esperando para hacerte crecer y evolucionar. Verás como notas que tu mente se clarifica, suelta todo aquello que no le conviene y empieza a centrarse en lo que sí quiere. Ya sabes que para conseguir metas y cumplir sueños, tienes que saber qué quieres exactamente y cómo lo quieres y poner tu energía en ello, visualizarlo, sentirlo como una realidad, tu realidad y demostrarle al Universo que eso es lo que realmente quieres conseguir.

Además de esa limpieza física tan necesaria, ya que con el paso del tiempo vamos acumulando “cosas” que realmente no necesitamos y que no hemos usado en años, o bien que están rotas o ya no son funcionales, podemos y debemos hacer una limpieza energética.


Después de fregar el suelo desde dentro de la casa hacia la puerta de entrada, puedes pasar un sahumerio, yo los suelo preparar con romero fresco, salvia blanca y alguna hoja de laurel, los dejo secar y después los utilizo para hacer limpiezas energéticas en casa o cuando así lo siento. En este caso empezaríamos al contrario de la limpieza del suelo, es decir, por la puerta de entrada de la casa, negocio o espacio personal. Iríamos pasando el sahumo o incienso a lo largo de toda la casa, habitación por habitación siempre por la derecha, pondremos especial hincapié en los rincones que es donde se suele acumular la energía estancada que aún está por evolucionar. Así hasta llegar de nuevo a la puerta de entrada de la casa, pero por el lado contrario por el que hemos empezado, que sería el izquierdo. La música también ayuda a desprender las energías estancadas y a hacer limpiezas de hogar, música de alta frecuencia vibratoria, cuencos tibetanos y/o cuarzo, tambores, campanas, crótalos… cualquier instrumento musical, tu propia voz…

          

        Una vez que hayas terminado con la limpieza de tu hogar, lugar de trabajo o de descanso, es justo y necesario que te dediques un poco de tiempo para ti misma. Prepárate un baño con plantas medicinales y flores, echa unas gotitas de ese aceite esencial que te calma y relaja (como puede ser la lavanda), enciende unas velas, pon unos cuarzos, un poco de incienso de tu preferencia, pon música… y date un merecido respiro y unos minutos de descanso y desconexión. A mí me encanta sumergir la cabeza debajo del agua y quedarme ahí durante un segundo eterno, escuchándome.

Cuando tanto tu casa como tú estéis ordenadas y limpias, es momento de volver a la mente. Seguramente ya te sentirás mucho más centrada y con las ideas más claras, probablemente ya habrás tomado algunas decisiones sobre tu vida y las situaciones que estés viviendo. Si aún crees que lo necesitas coge un papel, divídelo en dos trazando una línea en el centro y haz una lista sobre las cosas que quieras descartar de tu vida (ya sean ideas, pensamientos, personas, situaciones, dificultades…) y otra con las que te haría ilusión y te proporcionaría felicidad hacer, tener o disfrutar. Si te gustan los minerales, seguro que tener cerca una amatista te ayudará en estos momentos. Cuando quieras tomar decisiones y llenarte de energía también viene bien ponerte un par de gotas de aceite esencial de romero en las muñecas e inhalar su aroma por unos segundos. El romero nos ayuda a concretar, a tomar decisiones, a centrarnos, a despertar nuestra mente y nuestro intelecto. Deja a un lado lo que ya no tiene cabida en tu vida y céntrate en conseguir tus nuevas metas o en darle un cariz diferente a las que ya tuvieras para poder alcanzarlas. Ya sabes que si no cambias la forma de hacer las cosas, las cosas nunca cambiarán para ti.

Otro aspecto que debes tener en cuenta es cómo te estás cuidado. Sí, me refiero a cómo te alimentas, si haces ejercicio, si cuidas tus pensamientos. Tu cuerpo es algo más que un cuerpo, es tu templo, la casa donde habita tu alma, la parte más sagrada que tienes, lo que realmente eres. Si cuidas tu cuerpo, lo nutres correctamente, con frutas y verduras de estación, eliminando las harinas refinadas, los azúcares y las comidas procesadas de tu dieta, tu alma te lo agradecerá, se sentirá feliz y plena y tú estarás mejor físicamente, sana y sin dolores. Si hay dolores, hay que escuchar al cuerpo para saber qué está pasando y cómo podemos subsanarlo. El ejercicio siempre te ayudará a estar mejor físicamente y a mantener a tu mente positiva y en equilibrio. Ya sabes la importancia de mantener tu pensamiento positivo, hasta la ciencia comienza a tenerlo en cuenta tanto para la salud mental como para la física. Eso no quiere decir que no puedas tener días mediocres o malos, simplemente acompaña tu estado de ánimo cuando te sientas alicaída, reconocer tus emociones te ayuda a comprender el porqué de ese estado y a recuperarte lo antes posible. Recuerda prestar atención a la glándula timo cuando sientas que te faltan fuerzas y energía para pasar el día. Ya lo comenté en una ocasión, pero dejo por aquí un repaso de lo que ya publiqué.


La glándula timo, en griego "thýmos" (energía vital), también conocida como “la glándula de la felicidad” o "llave de la energía vital", se encuentra situada en la entrada del tórax, en el centro del pecho detrás del esternón. Tiene un papel fundamental en la formación y en el desarrollo de los linfocitos T o células linfáticas y a su vez de la producción de glóbulos blancos, esenciales para fortalecer el sistema inmunológico ante cualquier enfermedad viral como los resfriados y la gripe. A pesar de que contiene tejido glandular y se encarga de producción de varias hormonas, está estrechamente relacionada con el sistema inmune, mucho más que con el sistema endocrino.

La glándula timo cambia de tamaño según nuestro estado emocional, crece cuando estamos contentos y encoje cuando estamos enfermos o estresados. El timo además de ser una glándula muy sensible está conectado directamente a los sentidos, la conciencia y el lenguaje.

Es por ello que es de vital importancia mantener esta glándula activa.

Estimular la glándula timo de la siguiente manera te aportará muchos beneficios:

1. Siéntate con la espalda recta en una posición cómoda.

2. Coloca las yemas de tus dedos índice, corazón y anular de forma suave sobre el timo. Es justo el punto en el pecho en el que nos solemos tocar al decir “YO ”.

3. Cierra los ojos.

4. Centra tu atención en tu respiración, que sea lenta, pausada y profunda. Respira por la nariz.

5. Date pequeños golpecitos suaves con los dedos creando una cadencia de un golpe más fuerte, pausa, y otros dos golpes más suaves con una pequeña pausa entre ellos. Después masajea la zona con la yema de los dedos unos segundos y repite los golpecitos y así durante unos 5 minutos más o menos. Sería bueno hacer el ejercicio un par de veces al día, por la mañana y por la noche.

6. Como está asociada al chakra del corazón, puedes ayudar a su buen funcionamiento poniendo durante unos minutos un cuarzo rosa sobre el cuarto chakra.

Y por supuesto, sal a caminar, siempre que tengas oportunidad, sal de casa y date un paseo, sobre todo y si es posible, hazlo por la naturaleza, deja la mente en casa y sal simplemente a disfrutar de lo sencillo y lo simple. No juzgues, no critiques, no cuestiones, solo camina, respira profundamente, sonríe, agradece y disfruta.

©Paqui Sánchez


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