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lunes, 30 de noviembre de 2020

ECLIPSES, LO QUE DEBEMOS SABER


Eclipses, lo que debemos saber

Aunque este es un tema donde habría mucho que explicar y en el que habría que matizar particularidades según en el momento en el que ese eclipse, ya sea solar o lunar se produzca, (estado del cielo en ese momento, posición de los astros, momento del año en el que tiene lugar, del mes, del día, etc., etc.), aquí vamos a simplificar muchísimo y vamos a quedarnos solo con lo básico, para que cuando un eclipse esté cerca sepamos cómo prepararnos para recibirlo y llevarlo de la mejor manera posible, qué podemos esperar de él y qué podemos hacer durante el tiempo que dure tanto el eclipse en sí como su energía.

Empecemos explicando qué es exactamente un eclipse y por qué tiene lugar.

¿Qué es un eclipse solar y por qué se produce?

Un eclipse solar es un fenómeno astronómico que se produce cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra estando los tres astros alineados. En este caso la Luna siempre estará en su fase de Luna Nueva y muy cerca del plano de la eclíptica. Los eclipses solares puede ser parciales, anulares o totales, dependiendo de la parte del Sol que quede cubierta y por tanto oscurecida

¿Qué es un eclipse lunar y por qué se produce?

El eclipse lunar es un fenómeno astronómico que tiene lugar cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna. La luna siempre estará en su fase de Luna Llena (Plenilunio) y los tres astros alineados o cerca de estarlo. Los eclipses lunares pueden ser totales, parciales o penumbrales dependiendo de la parte de la luna que entre en la zona umbral.

Impresiones

Desde hace un tiempo siento que el trabajo que venimos a hacer es y está en nosotros. Es extremadamente importante que aprendamos a sentirnos y a conocernos, para discernir nuestras luces de nuestras sombras. Pues solo quien trabaja en sus sombras evoluciona y aprende a vivir su vida con serenidad, mayor estabilidad y felicidad.

Los eclipses mueven muchísima energía y pueden incluso darnos una gran sacudida con cambios bruscos en nuestra vida que nos ayudan a redirecionarnos si nos lo tomamos de forma positiva y somos capaces de ver los beneficios y bendiciones que esos cambios pueden aportarnos. Muchas veces, para saber y entender lo que está ocurriendo fuera, es necesario que sepamos lo que está ocurriendo dentro de nosotros mismos.

Los eclipses nos bendicen con la oportunidad de mirar hacia dentro, de ir hacia nuestro interior y observarnos  para aprender sobre nosotros mismos, sobre aquellas cosas que nos irritan, nos molestan, nos perturban, nos hacen sentir mal e incluso nos sacan de nuestro centro y estabilidad. Es todo esto lo que nos va a ayudar a tomar conciencia de nosotros mismos y saber qué sombras son aquellas con las que debemos empezar nuestro trabajo interior.

Cuando algo nos molesta y saca nuestro enfado o nuestra ira, tenemos la tendencia a culpar a los demás de ello. Sin embargo, hace mucho tiempo que aprendí que la culpa no sirve de nada, ni nos ayuda a solventar ninguna situación. Cuando algo nos pasa, debemos preguntarnos por qué reaccionamos de esa manera y responsabilizarnos de la situación, sin buscar agentes externos a los que culpar.

La mayor parte de las veces, eso que sentimos que nos hace enfadar o nos molesta está relacionado directamente con las expectativas que, queriendo o sin querer, ponemos en los demás. Inconscientemente esperamos que los demás actúen como nosotros lo haríamos ante determinadas circunstancias o situaciones y cuando no lo hacen, nos sentimos molestos por ello. Ahora bien, si yo me siento molesta por algo que esperaba que otro hiciera de una mantera determinada y no lo hace, la que tiene un problema que resolver soy yo, no la otra persona. Quizá yo he proyectado que la otra persona debía responder de una manera determinada porque he creado expectativas sobre ello y al ver que no ha sido así, pienso que la otra persona no se ha comportado como debería.

Y, ¿cómo debería haberse comportado la otra persona para yo no sentirme molesta? Pues exactamente como lo hubiera hecho yo. Pero esa otra persona tiene su propia identidad, su propia educación, su propio estado consciencial, sus propias vivencias y experiencias... que probablemente son muy diferentes a las mías y no puede actuar y comportarse como yo, simplemente por el hecho de que no soy YO, es ELLA o ÉL. Quizá yo deba aprender que hay muchas verdades, no solamente la mía y que no debo esperar nada de nadie, solo de mí misma, de lo que yo soy capaz de darme y de dar, pero no tengo que exigir que los demás me den de la manera en la que yo lo hago. Debo aceptar la pluralidad en los otros, que vean las cosas de diferente manera a como yo lo hago y aprender que hay muchas maneras de mirar, de ver, de enfocar las cosas y de actuar y que no siempre será del modo en el que yo lo hago. Sin embargo, pueden ser tan lícitas y verdaderas como las propias y si me abro a ellas y a lo que me quieren mostrar no solo me beneficiaré, sino que me enriquecerán enormemente.

Para concluir con este punto, crear expectativas no nos beneficia en absoluto y puede incluso hacer que nos sintamos muy mal. Haz lo que tengas que hacer, planta tu semilla y sigue tu camino. Aquello que deba germinar ya lo hará a su debido momento. No esperes que los demás respondan de la misma manera que tú lo harías, lo que entregues, entrégalo de corazón y hazlo porque así lo sientes, no porque te hayan dicho que es bueno o que vas a recibir mucho más de lo que des. No funciona así. Si lo planeas se rompe la magia. Simplemente da lo mejor de ti misma y sigue tu camino, las bendiciones aparecerán y a veces serán tan sutiles que ni te darás cuenta. Es por ello que es bueno agradecer cada día tantas veces como sea necesario por todo lo que llega a nosotros, porque muchas veces no somos conscientes de nuestras propias bendiciones y creemos que el Universo no nos quiere. Simplemente no nos estamos dando cuenta de todo lo que nos da cada día porque creemos que son “cosas normales y corrientes”. Todo lo que nos ayuda a crecer es una bendición, sepamos verlo y entenderlo o no.


Eclipses, ¿temor o nuevas oportunidades?

Lo oscuro siempre ha puesto a la humanidad en jaque y todo aquello que daba miedo y era temido se maldecía y se llenaba de perjuicios y supersticiones principalmente a través de la palabra, aunque también en símbolos, dibujos, imágenes, esculturas y escritura. Aquello con lo que el hombre se ha expresado desde las culturas más antiguas y remotas hasta el momento presente.

El miedo siempre ha sido una forma de control desde el principio de los tiempos.

Aquello que se desconoce suele producir temor y en la mayoría de los casos, en lugar de darle la oportunidad de que se muestre y se dé a conocer, directamente se le da la espalda y se oculta pensando que así no existe, o se huye de ello. 

Justo esto es lo que ocurría con los eclipses en algunas culturas antiguas y modernas al desconocer que eran fenómenos astronómicos que se producían de forma natural. La ignorancia hacía que se hablara de ellos como fenómenos sobrenaturales que traían castigos y malos augurios. Es por ello que los eclipses tienen mala fama y se habla de ellos de forma negativa o peyorativa. Imaginad por un momento el terror que podían sentir aquellas personas al ver que el Sol desaparecía en mitad del día tornándose todo oscuro por unos momentos en cuestión de minutos, además aquellos que lo observaban podían incluso perder la vista y atribuirlo a un castigo divino...

Yo no creo en estas supersticiones, pienso que un eclipse es un maravilloso momento de cambio que nos da la oportunidad de cerrar ciclos y poner punto final a todo lo que está estancando en nuestras vidas, a la vez que nos brinda la oportunidad de comenzar otras etapas de crecimiento, incluso de revivir algún sueño del que, por circunstancias, habíamos quitado nuestra energía, pero que sentimos que hemos de retomar de nuevo.

Un eclipse nos ayuda a revelar lo oculto, lo secreto, lo ignorado, lo que se esconde, esas sombras que forman parte de nosotros y que muchas veces no queremos ver. Sin embargo, están llenas tesoros  y dones ocultos que no expresamos porque forman parte de nuestros temores hasta que encontremos la motivación y fuerza suficiente como para darles luz y volver a practicar con ellos.

Lo nuevo y desconocido, como ya hemos dicho, suele causar temor, indecisión, dudas e inestabilidad, porque aquello que dejamos atrás nos ofrecía seguridad y nos mantenía en nuestra zona de confort y aún no sabemos cómo comportarnos con la nueva situación que se nos presenta. De ahí ese refrán al que yo no le presto mucha atención que dice: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Si no damos oportunidad a lo nuevo, no avanzaremos, estaremos siempre en el mismo punto. A veces está bien quedarnos ahí durante un tiempo, pero solo el necesario hasta que reponemos fuerzas y energía suficientes para soltar y decidir por dónde queremos seguir caminarndo.

 

¿Cómo nos afecta un eclipse?

Depende mucho de en qué momento de nuestra vida nos encontremos tanto físicamente como emocionalmente, amén de en qué punto de evolución y desarrollo de nuestra consciencia estemos.

A nivel físico pueden producirse dolores de cabeza más acusados de lo normal, insomnio, inestabilidad y altibajos en nuestro estado emocional y de ánimo, confusión, cansancio, etc.

Podemos sentir miedo, darnos cuenta de que nuestra estabilidad o esa burbuja de seguridad que habíamos creado a nuestro alrededor se rompe, que el mundo que conocemos empieza a desquebrajarse, a tambalearse y a desvanecerse. Evidentemente pueden surgir la negación, el enfado, la irritación y la ira. Indecisiones y dudas ante qué hacer a continuación, qué decisión tomar o por dónde seguir nuestros pasos y nuestro camino…

Podemos sentir tristeza, nostalgia de otros tiempos y nuestras emociones a flor de piel. Sentimientos de inferioridad, de falta de autoestima, la sensación de estar fallando, de agobio, de ahogo… NO PASA NADA, deja que fluya, pero no te creas nada de lo que tu mente te está diciendo, es todo “cosa” del eclipse que intenta ponerte de nuevo en contacto con tus sombras para que puedas verlas con claridad y AYUDARTE. Anota todos tus sentimientos o si no te gusta escribir o no puedes por circunstancias en ese momento, haz una grabación de voz con tu teléfono móvil (hoy en día todos están preparados para ello). Después del eclipse reléete lo que habías anotado o escúchate y decide qué cosas te ayudan y cuáles te indican dónde debes poner tu atención, tu intención y tu energía para solucionarlas.

¿Qué es lo más importante para llevar bien este momento?

Tan solo saber qué está pasando y por qué. Cuando somos conscientes de que los cambios que estamos sufriendo se deben a ese eclipse cercano y que podemos poner toda esa energía a trabaja a nuestro favor, todo cambia. Respiremos, mantengámonos en nosotros y en nuestra respiración sin tomar decisiones drásticas, simplemente observando como si fuéramos un espectador de nuestra propia vida. Ya habrá tiempo de tomar decisiones unos días después, cuando hayamos podido meditar tomando un poco de distancia sobre esos cambios y seamos capaces de ver las nuevas oportunidades que nos ofrecen y centrarnos en todo lo positivo que van a aportar a nuestras vidas. Pues no olvidemos que la vida está llena de retos a los que muchos llaman “oportunidades”, mientras otros les denominan “problemas”. Por tanto, todo sigue siendo cuestión de actitud. De la que nosotros decidamos tomar ante aquello que nos acontece a diario.

 


¿Qué podemos hacer durante un eclipse?

* Cuidar nuestra salud y nuestra alimentación.

* Beber mucha agua para mantenernos hidratados.

* Descansar lo máximo que podamos si nuestro cuerpo nos pide descanso y podemos permitírnoslo.

* Siempre que puedas, rodéate de naturaleza, pasea por ella, siéntate al lado de la plantita que tienes en casa, sal a pasear para recibir las bendiciones y energías del sol, de la brisa, de la luna, de la lluvia…

* No iniciar discusiones con nadie, pues es muy fácil que nos acaloremos y se nos vaya de las manos la situación. No des pie a tenerte que arrepentir después por haber dicho cosas que no pensabas realmente y que tan solo han sido una válvula de escape para liberar aquello que estaba en tu interior y que te oprimía y necesitaba salir. Sácalo igualmente pero de forma más constructiva que no te dañe a ti misma, ni a nadie de tu entorno o terceras personas más lejanas a tu círculo de amistades.

* No tomes decisiones, como hemos dicho es un momento más para la observación que para actuar de forma precipitada. Ya habrá tiempo después de tomar decisiones y reconducir tu vida.

* Aprovecha el tiempo para hacer limpiezas de hogar, revisar cajones, armarios, ordenar y deshacerte de toda la “basura” física y emocional que encuentres. Ya sabes que esa “basura física” puede suponer un “tesoro” para otro, por tanto si hay algo que piensas que le podría ser útil a otra persona, regálaselo soltándolo con gratitud por el tiempo en el que te acompañó, te dio alegrías o embelleció tu hogar y deseándole lo mejor a la persona a la que se lo entregas.

Limpia, ordena, ventila, sahuma, ilumina y ¡DEJA ESPACIO PARA QUE ENTRE LO NUEVO!

* También es momento de hacer balances positivos y negativos de nuestra vida, del momento en el que nos encontramos y anotar las cosas en una libreta para poder trabajar después con ellas, recuerda que es una oportunidad de echar un vistazo a tus sombras, pero NO DE TOMAR DECISIONES.

* Piensa en ti, céntrate en ti y deja que el resto  del mundo siga girando. Porque cuando tú estás bien, todo lo que depende de ti y se mueve a tu alrededor también lo está y si no es así, sabrás cómo ayudar para que esa parte que no lo está en equilibrio, que no está bien, pueda ver la luz e iluminarse de nuevo.

* Si sientes que todo te supera y que tienes que gritar. GRITA, saca tu parte salvaje y grita desde dentro sin hacerte daño, ni dañar a los demás. Uno puede expresarse y sacar todo aquello que le duele sin necesidad de ofender o lastimar a nadie y  menos, así mismo.

* Si eres brujita, aprovecha tu paseo para recoger plantas que puedas utilizar después o esos regalos que la Naturaleza te hace y que puedes llevar a tu hogar para bendecirlo y protegerlo.

* Haz aquello que te haga sentir bien. Haz magia si así lo sientes, si estamos en Luna Llena, pon tus cuarzos a cargar si así lo sientes, haz agua de luna si así lo sientes… No permitas que el miedo, las supersticiones y las limitaciones te impidan ser tú misma.

Libérate de todo aquello que te oprime e impide tu crecimiento y sé INMENSAMENTE FELIZ en todo momento. Porque la felicidad no es un momento efímero en la existencia del ser humano o la suma de esos instantes, sino un estado en el que se puede vivir de forma permanente si así se desea. Vive en la GRATITUD constante y te darás cuenta de que lo que te digo, es cierto.

¡Feliz Vida! ¡Feliz Instante!

©Paqui Sánchez

Imágenes tomadas de Pinterest.


©Paqui Sánchez

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