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martes, 1 de mayo de 2018

PRIMERO DE MAYO




Primero de Mayo


Siento el día de hoy como un nuevo comienzo.

No sé si será porque es 1 de mayo y es el momento en el que el Dios y la Diosa se vuelven a encontrar se miran fijamente a los ojos, se sienten, se sonríen, vibran, se enamoran, se unen y ese amor crea una nueva vida garantizando una vez más los ciclos de las estaciones y de la vida. No sé si será porque este es un mes lleno de colores, de sabores, de aromas y fragancias, de flores y alegrías. No sé si será porque la primavera alcanza su punto álgido y la luz abraza tanto al día como a la noche. No sé si será porque encuentro más calidez en los rostros que me encuentro por la calle, más luz, más brillo. No sé si será porque anoche estuvo lloviendo y se siente un ambiente fresquito y limpio… ¡Umm! ¡Ese rico olor a tierra mojada que tiene la costumbre de apoderarse de mi alma y trasladarme al corazón salvaje y mágico del bosque!

Algo ha cambiado, quizá es la energía, no sé, pero es como si dentro de mí hubiera despertado una alegría especial y de manera automática en mi rostro se dibuja una sonrisa. Faltaría a la verdad si dijera que esto es algo que se ha gestado en el mes de mayo que tan solo cuenta con una pocas horas. Hace días que lo llevo sintiendo, quizá desde el último decenio de abril. Tal vez desde los días previos a mi cumpleaños o justo desde ese mismo día.

De todos modos me pregunto para qué sirve buscar tantas explicaciones a los sentimientos. Tal vez deberíamos centrarnos mucho más en sentir y sonreír, en vivir plenamente cada experiencia sin estar preguntándonos continuamente ¿por qué? o ¿para qué? Vivir, vivir intensamente cada momento, disfrutándolo, sin expectativas ni pretensiones. Con menos razones y mucho más corazón. Con alma y desde el alma.

Creo que en ocasiones nos exigimos demasiado y la vida es más fácil que todas esas exigencias y toda esa necesidad de buscar y dar explicaciones, incluso a nosotros mismos para justificar cada paso que damos.



…Salir al campo, sentir, vibrar, hacerte una con el todo, sintiendo que eres más de aquello que ves y contemplas. Sentir que eres la flor cuando la miras, que no hay separación entre tú y ella porque sois la misma esencia sagrada. Sentir que eres las nubes, las gotas de lluvia, los rayitos de sol y el aire que respiras, sentir que eres la tierra que pisas, las briznas de hierba que te acarician y cada piedra que encuentras. Sentir que eres carne, huesos y sangre de la carne, huesos y sangre que camina de tu mano. Sentir que ya no existe el tú y el yo, sino que simplemente somos distintas consciencias de un mismo ser experimentándose, aprendiendo a comunicarse y respetarse desde el amor y desde los múltiples y diferentes puntos de vista desde los que pueda mirar el ser humano.

Hoy además siento una gran gratitud dentro de mí. Quiero dar las gracias a la vida por cada momento, por retarme continuamente a conocerme mejor a mí misma y ayudarme a expresarme de tan diversas formas y a despertar mis dones y talentos para poder compartirlos desde lo más sagrado de mi corazón.

Agradezco enormemente a la magia por ayudarme a seguir creyendo en los cuentos de hadas, en los seres mágicos que habitan los bosques, los mares y en todo cuanto existe... y en el ser humano. Y aunque os parezca mentira, lo que más me cuesta hoy en día es seguir creyendo en “el ser humano”, pero no pierdo la esperanza de que llegue el día que podamos realmente sentirnos sin necesidad de palabras, ni de ajusticiarnos, ni de castigarnos o premiarnos…



Ayer fui con mi hija a comprar un regalito de cumpleaños que teníamos pendiente y encontré este macetero, no puede resistir la tentación de comprarlo como regalo del día de la madre (que será el próximo domingo aquí, en España). Tengo la costumbre de bendecir a mis hijos cuando salen todas las mañanas de casa. Y al ver ese cartelito de “Bless this Home” sentí que tenía que venirse conmigo para bendecir mi hogar. Tampoco he podido resistirme a colocar budas de la abundancia entre mis plantas. No sé porqué, hace años que los tengo y nunca había sentido la necesidad de bendecir mis plantas o mi hogar con ellos, pero en este Wesak, algo es distinto para mí.

También os regalo unas cuantas flores del campo de mis padres. Fuimos a celebrar mi cumpleaños el domingo y estaban tan hermosas que la cámara comenzó a disparar fotos sin parar.

¡Me reconfortó tanto la lluvia de ayer! Empezamos el mes de mayo con sol y un cielo azul intenso lleno de esponjosas nubes blancas, con un ambiente fresquito que espero se mantenga por unos días más.

Y mientras se van gestando ideas y nuevos proyectos, recordaros una vez más, que lo más importante es seguir disfrutando de vuestro camino.

No solo cuentan los pasos que damos en la senda de nuestro caminar, sino las pausas que hacemos durante el trayecto. Sin pausa no hay integración, sin integración no hay aprendizaje y si no aprendemos estaremos “condenados” a repetir una y otra vez las mismas historias, la misma historia. No olvidéis nunca que sin pausa no hay melodía, ni canción.

Lo importante no es llegar en el menor tiempo posible, sino en hacerlo habiendo sido capaces de saborear el tiempo. Aunque sé que dicen que no existe el tiempo, que todo es una ilusión… Aun así, hagamos que las huellas que dejemos y perduren en el tiempo sean lo más bellas y hermosas posible.

¡Feliz Mes de las Flores, el Amor y la Alegría!

©Paqui Sánchez




 ©Paqui Sánchez

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