Primero de Mayo
Siento
el día de hoy como un nuevo comienzo.
No
sé si será porque es 1 de mayo y es el momento en el que el Dios y la Diosa se
vuelven a encontrar se miran fijamente a los ojos, se sienten, se sonríen,
vibran, se enamoran, se unen y ese amor crea una nueva vida garantizando una
vez más los ciclos de las estaciones y de la vida. No sé si será porque este es
un mes lleno de colores, de sabores, de aromas y fragancias, de flores y
alegrías. No sé si será porque la primavera alcanza su punto álgido y la luz abraza
tanto al día como a la noche. No sé si será porque encuentro más calidez en los
rostros que me encuentro por la calle, más luz, más brillo. No sé si será
porque anoche estuvo lloviendo y se siente un ambiente fresquito y limpio…
¡Umm! ¡Ese rico olor a tierra mojada que tiene la costumbre de apoderarse de mi
alma y trasladarme al corazón salvaje y mágico del bosque!
Algo
ha cambiado, quizá es la energía, no sé, pero es como si dentro de mí hubiera
despertado una alegría especial y de manera automática en mi rostro se dibuja
una sonrisa. Faltaría a la verdad si dijera que esto es algo que se ha gestado
en el mes de mayo que tan solo cuenta con una pocas horas. Hace días que lo
llevo sintiendo, quizá desde el último decenio de abril. Tal vez desde los días
previos a mi cumpleaños o justo desde ese mismo día.
De
todos modos me pregunto para qué sirve buscar tantas explicaciones a los
sentimientos. Tal vez deberíamos centrarnos mucho más en sentir y sonreír, en
vivir plenamente cada experiencia sin estar preguntándonos continuamente ¿por
qué? o ¿para qué? Vivir, vivir intensamente cada momento, disfrutándolo, sin
expectativas ni pretensiones. Con menos razones y mucho más corazón. Con alma y
desde el alma.
Creo
que en ocasiones nos exigimos demasiado y la vida es más fácil que todas esas
exigencias y toda esa necesidad de buscar y dar explicaciones, incluso a
nosotros mismos para justificar cada paso que damos.
…Salir
al campo, sentir, vibrar, hacerte una con el todo, sintiendo que eres más de
aquello que ves y contemplas. Sentir que eres la flor cuando la miras, que no
hay separación entre tú y ella porque sois la misma esencia sagrada. Sentir que
eres las nubes, las gotas de lluvia, los rayitos de sol y el aire que respiras,
sentir que eres la tierra que pisas, las briznas de hierba que te acarician y
cada piedra que encuentras. Sentir que eres carne, huesos y sangre de la carne,
huesos y sangre que camina de tu mano. Sentir que ya no existe el tú y el yo,
sino que simplemente somos distintas consciencias de un mismo ser experimentándose,
aprendiendo a comunicarse y respetarse desde el amor y desde los múltiples y
diferentes puntos de vista desde los que pueda mirar el ser humano.
Hoy
además siento una gran gratitud dentro de mí. Quiero dar las gracias a la vida
por cada momento, por retarme continuamente a conocerme mejor a mí misma y ayudarme
a expresarme de tan diversas formas y a despertar mis dones y talentos para
poder compartirlos desde lo más sagrado de mi corazón.
Agradezco
enormemente a la magia por ayudarme a seguir creyendo en los cuentos de hadas,
en los seres mágicos que habitan los bosques, los mares y en todo cuanto existe... y en el ser humano. Y aunque os parezca mentira, lo que más me cuesta hoy en
día es seguir creyendo en “el ser humano”, pero no pierdo la esperanza de que
llegue el día que podamos realmente sentirnos sin necesidad de palabras, ni de
ajusticiarnos, ni de castigarnos o premiarnos…
Ayer
fui con mi hija a comprar un regalito de cumpleaños que teníamos pendiente y
encontré este macetero, no puede resistir la tentación de comprarlo como regalo
del día de la madre (que será el próximo domingo aquí, en España). Tengo la
costumbre de bendecir a mis hijos cuando salen todas las mañanas de casa. Y al
ver ese cartelito de “Bless this Home” sentí que tenía que venirse conmigo para
bendecir mi hogar. Tampoco he podido resistirme a colocar budas de la
abundancia entre mis plantas. No sé porqué, hace años que los tengo y nunca
había sentido la necesidad de bendecir mis plantas o mi hogar con ellos, pero
en este Wesak, algo es distinto para mí.
También
os regalo unas cuantas flores del campo de mis padres. Fuimos a celebrar mi
cumpleaños el domingo y estaban tan hermosas que la cámara comenzó a disparar
fotos sin parar.
¡Me
reconfortó tanto la lluvia de ayer! Empezamos el mes de mayo con sol y un cielo
azul intenso lleno de esponjosas nubes blancas, con un ambiente fresquito que
espero se mantenga por unos días más.
Y
mientras se van gestando ideas y nuevos proyectos, recordaros una vez más, que
lo más importante es seguir disfrutando de vuestro camino.
No
solo cuentan los pasos que damos en la senda de nuestro caminar, sino las
pausas que hacemos durante el trayecto. Sin pausa no hay integración, sin
integración no hay aprendizaje y si no aprendemos estaremos “condenados” a
repetir una y otra vez las mismas historias, la misma historia. No olvidéis
nunca que sin pausa no hay melodía, ni canción.
Lo
importante no es llegar en el menor tiempo posible, sino en hacerlo habiendo
sido capaces de saborear el tiempo. Aunque sé que dicen que no existe el
tiempo, que todo es una ilusión… Aun así, hagamos que las huellas que dejemos y
perduren en el tiempo sean lo más bellas y hermosas posible.
¡Feliz
Mes de las Flores, el Amor y la Alegría!
©Paqui
Sánchez
©Paqui Sánchez