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miércoles, 14 de mayo de 2014

MATÍAS DE STEFANO: HABLANDO DE TODO



Matías de Stefano: Hablando de todo

Parte 1


Parte 2



Matías de Stefano es un chico de Venado tuerto, Argentina. Desde niño tiene recuerdos de vidas pasadas. En realidad, como él explica, no solo recuerda vidas de hace más de 10.000 años sino que también recuerda la información del origen del universo, del origen de la humanidad y de su propósito aquí en el planeta Tierra.

Comparte que antes de esta encarnación, su ser, se desarrollaba en los “registros akáshicos”, donde se halla la información de la consciencia única que todos somos, del Dios/Diosa que todo es.

Artículo relacionado Ingrid: “El campo akáshico” de Ingrid Suñol.

Contenidos del vídeo:            


A. Introducción. (Presentación Matías y “Matías de Stefano vs. Laszlo”.

B. Entrevista Matías – Primera Parte (1/2)
  • El Akasha.
  • Integrar a nuestros ancestros estelares mediante la purificación de la sangre.
  • La esquizofrenia.
  • Vuestras preguntas de Facebook.
  • Reconocimientos álmicos.
  • Canalizar a consciencias de distinta frecuencia.
C. Entrevista Matías – Segunda Parte (2/2)
  • Porqué las personas creen ser la reencarnación de un personaje histórico importante o un avatar.
  • Canalizar a consciencias de distinta frecuencia.
  • Propósito de la Red Energética planetaria que Harwitum también activa.
  • Más de vuestras preguntas en FB.
  • Especial Espiral ROMA*AMOR. (2º parte MIN 20)
  • La llama gemela.
  • El poder del arte y la música en este tiempo.
  • Últimos consejos (Alimentarse. Respirar. Reírse.)

D. Fuera de cámara.

Duración: 1 h 57 min en 2 partes de 50 y 57 min.

Música: “Ohm Narayana” de Maria Ibars.
(www.soundcloud.com/mariaibars)


Duración: 1 h 57 min en 2 partes de 50 y 57 min.
Grabación y edición: Maria Ibars. 


“La única forma de que un planeta evolucione es que seres en su interior tomen consciencia de su propia existencia.” (Matías de Stefano)
Créditos:

Fuente: http://vamosporbuencamino.com/



Artículo relacionado: “El campo akáshico” de Ingrid Suñol.

El origen del universo, así como el origen del hombre o de la tierra es algo que ha fascinado a los pensadores de todos los tiempos. Pero lo realmente fascinante es su perfección milimétrica. ¿Cómo puede ser que todo lo que exista sea tan exactamente como debe ser? Los seres vivos como complejos sistemas encajados a la perfección, el planeta tierra con su atmósfera y sus condiciones especiales que le permiten albergar vida, el sistema solar en su armonía sincrónica… Podríamos encontrar miles de ejemplos de las casualidades que se han tenido que llevar a cabo para que todo sea como es.

En realidad, y es un ejemplo que me encanta, extraído del gran astrónomo y matemático inglés Sir Frederick Hoyle, ¡la posibilidad de que sea producto de combinaciones aleatorias es la misma posibilidad que un tornado al pasar por un desguace monte con las piezas que allí se encuentre un coche que funcione a la perfección!

Antes de responder a estas cuestiones nos pondremos algo técnicos para refrescar los conocimientos o más bien las teorías que actualmente se barajan sobre cómo empezó todo.

La ciencia considera el origen del universo como el instante en que apareció toda la materia y la energía que existe. Para explicar este fenómeno, la teoría más aceptada actualmente es la del Big Bang, que expondremos brevemente.

La teoría del Big Bang conlleva que el Universo podría haberse originado hace unos 13.700 millones de años, en un instante definido como consecuencia de una gran explosión.

Aquí es donde entramos también en la denominada Teoría inflacionaria, que tiene una gran aceptación en la comunidad científica, propuesta por Alan Guth y Andrei Linde en los años ochenta.

Se supone que nada existía antes del instante en que nuestro universo era de la dimensión de un puntito con densidad infinita, conocida como una singularidad espacio-temporal. En este punto se concentraban toda la materia, la energía, el espacio y el tiempo. Según esta teoría, lo que desencadenó el primer impulso del Big Bang es una “fuerza inflacionaria” ejercida en una cantidad de tiempo prácticamente inapreciable. Se supone que de esta fuerza inflacionaria se dividieron las actuales fuerzas fundamentales (los cuatro tipos de campos cuánticos mediante los cuales interactúan las partículas. Las interacciones fundamentales son: interacción nuclear fuerte, interacción nuclear débil, interacción electromagnética e interacción gravitatoria). Quedémonos con las interacciones fundamentales que más adelante las retomaremos.

Este impulso, en un tiempo tan inimaginablemente pequeño, fue tan violento que el universo continúa expandiéndose en la actualidad. La certeza de que el universo se estaba expandiendo ya había sido demostrada en la década de 1930 por el astrónomo estadounidense Edwin Hubble. Además, este fenómeno ya había sido predicho anteriormente por Albert Einstein, con la teoría de la relatividad general.

Sin embargo, el propio Einstein no creyó en sus resultados, pues le parecía absurdo que el Universo se encontrara en infinita expansión. 

En este punto es en el que nos encontramos otra de las teorías que se barajan actualmente sobre el destino último de este universo en expansión. La denominada Gran Implosión, también conocida como Gran Colapso o directamente mediante el término inglés Big Crunch.

La teoría del Big Crunch propone un universo cerrado. Según esta teoría la expansión del universo, producida por la Gran Explosión (Big Bang) irá frenándose poco a poco hasta que finalmente comiencen nuevamente a acercarse todos los elementos que conforman el universo, volviendo a comprimir la materia en una singularidad espacio-temporal. De la que partíamos en un inicio.

Así que expansión y contracción para regresar al origen. ¿Es esta la realidad de nuestro universo? ¿Existe para volver a dejar de existir?

Partiendo de la condición infinita del universo, eliminando la posibilidad de que la existencia del cosmos sea lineal (lineal: se inicia en un punto y termina en otro; o lo que es lo mismo, tenemos el Big Bang y el Big Crunch) se ha desarrollado la teoría del universo oscilante (modelo cíclico).

En la teoría de los grandes rebotes, en el término inglés Big Bounces, el universo sería descrito como un universo oscilante, en el cual, tras la compresión del universo (Big Crunch) podría tener lugar una nueva gran explosión, un nuevo Big Bang; e incluso este universo podría proceder de un universo anterior que también se comprimió. Si esto hubiera ocurrido repetidas veces, nos encontraríamos ante un universo oscilatorio, cíclico. En cada ciclo se produciría una destrucción y reinicio totales del universo, con la desaparición de las leyes físicas existentes y la aparición de nuevas leyes físicas. Con los sucesivos ciclos, los “rebotes” serían cada vez más largos hasta llegar a un escenario no demasiado diferente de la expansión indefinida.

Resumiendo: Tenemos un universo que se inicia en un único punto (toda la energía y materia comprimidas), la potencia del cual es tan grande que explota y se expande (Big Bang) hasta llegar a un punto en el que se colapsa (Big Crunch) y vuelve a reducirse a la mínima expresión. Y así sucesivamente. Un universo en un latido eterno.

Estas teorías explican como existe el universo pero no explican cómo evoluciona el universo. Siguen sin aclarar la perfección que reside en el. ¡No nos responden a cómo es posible que el tornado haya montado un coche!

No soy la primera ni la única persona que se ha planteado esta pregunta. Un gran pensador del siglo XX,  Ervin Laszlo (filósofo de la ciencia, teorista de sistemas, teorista integral y pianista clásico), ya se lo había planteado.

Ervin Laszlo, para poner al lector en contexto, fue un niño prodigio, virtuoso del piano que a los nueve años debutó con la Filarmónica de Budapest. Dos veces nominado para el premio Nobel de la Paz, creó el Club de Budapest, un laboratorio de ideas para un mundo más ético, y la Universidad del Cambio Global, que opera por internet y ofrece un programa de graduación en economía, arte y religión. Tiene 75 libros publicados, entre ellos El paradigma akáshico, libro en el que considero que expone una interesante teoría que responde a la pregunta del porqué de las “casualidades” de la creación.

Sus investigaciones le han llevado a defender la existencia de un campo cósmico de interconexiones que conserva y transmite la información. Utilizando el término Sánscrito para “espacio”, Akasha, describe como dicho campo de información puede explicar la razón por la cual nuestro universo, contra toda probabilidad, esta tan bien configurado como para formar galaxias y formas de vida conscientes.

Esa dimensión, este campo, hace que todas las cosas se conecten entre sí, es una memoria: cuando algo tiene lugar la información permanece en esa dimensión. 

Expliquemos un poco esto. Anteriormente hemos citado las interacciones fundamentales del universo, que son: interacción nuclear fuerte, interacción nuclear débil, interacción electromagnética e interacción gravitatoria. Estas son en las que la ciencia se basa para dar explicación a lo que sucede y a como se relaciona todo en el universo (también a nivel orgánico y cuántico). Pues bien, según Laszlo nos faltaría por descubrir una de estas fuerzas o interacciones fundamentales, el campo akáshico, un campo que contendría la información, como sustancia del cosmos. Es el campo de energía y soporte de información que no solo provee información acerca del universo actual, si no de todos los universos pasados y presentes. 

Así pues, en los ciclos del universo en los que tenemos la expansión y contracción (Big Bang y Big Crunch), en este universo cíclico, se conservaría la información y seria posible la nueva  creación, la nueva expansión con un esquema definido no aleatorio. La información que se ha generado en un primer universo es heredada por el segundo, de la misma manera que un embrión tiene la información de los padres. El campo akáshico es holográfico, la información de toda la imagen está en cualquier punto. Todo está conectado y nada desaparece. 

Esta teoría no solo resuelve el problema de la probabilidad de la existencia del universo tal y como es, sino también la existencia de la vida en la tierra. La teoría de la evolución de Darwin, no solo es estadísticamente improbable sino además no es matemáticamente realizable. Se necesitaría mas tiempo del definido por la ciencia para que una evolución “aleatoria” tuviera lugar.

Según Darwin las especies vivas habría evolucionado a partir de mutaciones aleatorias en su ADN, transformando una especie inviable en otra viable. Esta construcción requiere de reacciones y ensamblajes sutilmente coordinados. La evolución de las plumas, por ejemplo, no produce un reptil capaz de volar: también son necesarios cambios en la estructura ósea, en la musculatura, junto con un metabolismo más rápido (a nivel corporal, no solo de las extremidades) para impulsar el vuelo sostenido. Todo este proceso basándonos en prueba y error sería extremadamente largo en el tiempo. Y la coordinación con la que tienen lugar todos los cambios a la vez en un mismo animal considerando que son al azar es difícilmente explicable por la casualidad. Esto resulta ser extremadamente improbable desde un punto de vista estadístico. Aquí es donde la existencia de una energía o campo en el que se resida y se conserve la información nos da una explicación plausible.

Podría citar muchos otros ejemplos que ayudan a defender la existencia del denominado “campo akáshico”. Para todos aquellos a los que les interese el tema les recomiendo el libro de Ervin Laszlo El paradigma Akáshico, así como otros del mismo autor; El cambio cuántico o La revolución de la conciencia.

Ingrid Suñol

Fuente: http://vamosporbuencamino.com/2014/05/07/el-campo-akashico-y-el-origen-del-universo/


©Ahava Iesu

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