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martes, 18 de febrero de 2014

UN PASEO POR MORATALLA Y FUENTES DEL MARQUÉS...


Hoy, ayer, mañana…

Escuché el sonido cantarino del agua susurrando mi nombre. Sentí una ligera brisa acariciándome el cabello con infinita ternura. El sol, oculto entre las nubes, nos esperaba tímido, para brindarnos un mágico día, a pesar de que decidió seguir jugando al escondite.

Las nubes se cerraron en lo alto del firmamento y gotitas de lluvia nos bañaron el cuerpo,  como chispitas mágicas cayendo del Cielo. El agua nos regaló su frescor en el rostro. Mojándonos, limpiando esas pequeñas huellas que a veces se quedan en las profundidades del alma y sólo un agua limpia, fresca y clara puede quitarlas.

Una buena caminata bordeando el río, las piedras vestidas de musgo verde, el suelo aún tapiado con los restos de hojarasca del otoño... El invierno que se nos empieza a escapar entre los dedos... La primavera, deseosa por llegar, intenta colarse entre la lluvia y el frío con su sonrisa perezosa, dejando campos de almendros cuajados de preciosas flores rosas y blancas.

¡Um! ese rico olor a tierra mojada expandiéndose en el pecho, ensanchándolo, encontrando su latido, recreándose en la pausa, disfrutando del silencio, de las pisadas, de las huellas, del delicioso sabor del Alma que en lugar de caminar, vuela...

Y observando las imágenes que he tomado, descubro una gran sorpresa, un pequeño Ser de Luz se cuela en una de ellas para saludarnos.

Algo mágico, una de estas cosas que pasan porque así tiene que ser. Una respuesta a un hecho. No hay preguntas, sólo mensajes… El Universo se encarga siempre de hacernos llegar los mensajes para que sepamos lo que nos quiere decir. Muchas veces ese mensaje sólo es comprensible para quien lo recibe y no dice nada a los demás, aunque lo lean o vean…

En el camino de ida, en un momento del no tiempo que estamos viviendo, escuché a través del silencio… “demasiado grande para ser un hada, demasiado pequeña para ser humana”. Y sonreí. Al parecer tengo alguna conexión con los elementales y los que los conocéis, ya sabéis que a veces les da por ser traviesillos.

No es por casualidad que siempre me quede la última, al SER que soy le gusta recrearse en el silencio, le gusta capturar el momento, le gusta inmortalizar todo aquello que encuentra, porque ve belleza en todo cuanto le rodea, desde la gotita de agua que la lluvia o el rocío deja en la hoja de una planta, hasta la cascada por la que cae y canta libre y divertida el agua.

Es ponerme en un bosque, en medio de la naturaleza y en segundos pertenezco a ese lugar, soy la gota, soy la hoja, y el tallo, y la flor y el árbol. Soy la piedra y el agua del arroyo. Soy la mariposa que besa las flores, la libélula que sonríe revoloteando sobre el agua, soy el sonido, soy el canto, soy la brisa, soy la lluvia, el viento, el cálido rayo de sol, soy la Tierra… soy un alma feliz que por fin encuentra el sitio que le corresponde en este Planeta, el lugar donde se vuelve una con el Todo, donde se funde con la Nada.

Caminábamos de regreso, era una bajada empinada, entre rocas resbaladizas por la lluvia que había comenzado a caer unos minutos antes. Y de repente sentí que tenía que pararme. Me puse de rodillas y metí la cámara en aquel pequeño espacio entre las ramas y la hojarasca para capturar a esa abuelita piedra llena de musgo verde… y ¡tachán! al pasar las fotos al ordenador descubro una manchita blanca en una de las imágenes. ¿La podéis ver? Ahí está ese Ser de Luz esperando, esa bolita disfrazada tal vez de pequeño orbe, pero yo sé lo que es. No es la primera vez que mi objetivo captura orbes, pero sí la primera que lo hace de este modo y sin enterarme. Es un orbe especial, lo que os digo, un ser disfrazado de orbe. Si tuviera su imagen real, seguramente no podría mostrarla.

Aquí os dejo unas cuantas imágenes de este paseo matutino por Moratalla y Fuentes del Marqués de Caravaca de la Cruz.

Volveré… seguro que lo haré. Ese paraje entrañable de Fuentes del Marqués merece al menos una visita por estación. Me ha enamorado… con sus algas rosas, con sus recovecos, y sus curvas, el agua fluyendo por ese tramo del río Argos, los peces, esos árboles gigantes... En fin, si es naturaleza me roba el corazón aun sin proponérselo.

Espero que disfrutéis ese paseo a través de estas imágenes, pero si podéis, no dudéis en ir a hacer una visita en persona, seguro que os gustará…

Paqui Sánchez

Aquí está esa mágica imagen...


 Moratalla...




















 

 Y cuando sientes Amor, la Naturaleza te regala Corazones...







 Fuentes del Marqués...














  Los almendros en flor nos encuentran... 










  Hermosas bayas nos salen al camino...

 




©Ahava Iesu

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