Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Este es el texto que aparece al pie de esta serie de vídeos:
Matías
Gustavo de Stefano, en una vida pasada llamado "Ghan", nació en Agosto
de 1987, en Venado Tuerto, Santa Fe, Argentina.
Es uno de los tantos niños nuevos que nacieron desde 1987 en adelante con la misión de traer y anclar la nueva conciencia.
Él mismo
se define diciendo: "Soy uno de esos niños, adolescentes y adultos
denominados comúnmente como raros, fracasados escolares, desertores sociales o
Índigo."
Agradecemos esta entrevista que fue realizada por Martín Álvarez - kuinko@gmail.com - acompañado por Óscar Tinarejo que nos la confió para que pueda ser de interés para los que quieran despertar la conciencia.
Agradecemos esta entrevista que fue realizada por Martín Álvarez - kuinko@gmail.com - acompañado por Óscar Tinarejo que nos la confió para que pueda ser de interés para los que quieran despertar la conciencia.
Así se
define Matías:
Mi
nombre es Matías Gustavo De Stefano. Nací en Agosto de 1987, en Venado Tuerto,
Argentina.
Soy uno
de esos tantos niños nuevos que han nacido desde 1987 en adelante para traer y
anclar la nueva conciencia, soy uno de esos niños, adolescentes y adultos
denominados comúnmente como raros, fracasados escolares, desertores sociales o
“Índigo”.
En este
espacio, espero poder plasmar todo aquello que a mí me ha representado desde
pequeño, con la intención de mostrar que la vibración índigo y las tantas otras
que están entrando en este mundo, estamos cada vez más presentes en la sociedad.
Los invito a recorrer mis memorias, y a recordar las suyas, y así poder saber
para qué estamos trabajando en esta vida en la que hemos decidido nacer.
Mi Vida
Mi
infancia fue llevada a cabo en un entorno en el cual nadie tenía relación
alguna con las temáticas que representan toda mi vida. Mi familia católica no
practicante o no creyente, tuvo que lidiar en cierta forma con mis problemas o
realidades… Durante los primeros 7 años de vida, podía observar a los seres
etéricos, los cuales casi todos los niños ven, y los adultos les llaman “Amigos
imaginarios”. Estos amigos, eran seres elementales, hadas, gnomos, y también
seres angelicales, que me ayudaban a comprender la realidad en la que me
encontraba.
Hasta
aproximadamente mis 12 años, compartí mi día a día con estos seres que me
enseñaron a tratar a los demás como humano, a manejar mis emociones, mi
sociabilización, y todo lo que me era difícil de conllevar.
A partir
de esta fecha, estos seres desaparecieron, anunciándome que comenzaría un nuevo
período en que recordaría todo lo que había hecho antes, y que debía escribir o
dibujar todo eso, utilizando herramientas que me habían estado enseñando para
no sufrir lo que estaba por venir. Fue así que en ese mismo año, una semana más
tarde, comenzaron las visiones, recuerdos y terribles dolores de cabeza que no
cesaron hasta mis 17 o 18 años. Dentro de este período, mis amigos siempre
estuvieron apoyándome, aún así cuando tuvimos que mudarnos a España, donde
terminaría mis estudios.
Estos
dolores traían millones de emociones, recuerdos de vida, historia, ideas y
momentos sueltos, gigantisismo… todo lo que llevó a que muchos creyeran que
padecía de enfermedades mentales como la esquizofrenia.
Durante
todos estos años, siempre tuve el incondicional apoyo de mi madre, que sin
entender nada, aceptaba todo, y sentía que por algo estaba sucediendo todo
esto. Esos fueron años difíciles, hasta que gente desconocida comenzó a
aparecer y a dar indicios de lo que me sucedía. Fue así que mis ideas
comenzaron a organizarse, a través de charlas y terapias energéticas,
encontrando gente que comprendía y ansiaba oír lo que yo tenía para contar a
través de mis memorias.
En ese
entonces, mis guías me comunicaron que debía volver a Argentina, para comenzar
mis estudios de Psicopedagogía y Pedagogía, ellos decían que era por ahí por
donde encontraría la manera de comunicar lo que debía hacer, y que enseñando a
aprender era como ayudaría a los demás. Por eso me dirigí a Rio Cuarto, para
estudiar dicha carrera, la cual terminó un año después, cuando los tiempos se
aceleraron.
Siguiendo
el camino de la Pedagogía, comenzaron a aparecer personas que colaboraron en mi
organización, dándole sentido a todo lo que sabía, dándole el sentido
psicopedagógico a los recuerdos que tuve durante 6 años…
En estos
tiempos, mi labor sería la de ayudar a entender, aprender y aprehender a las
personas sobre los procesos generales del universo, la Galaxia y la Tierra, y
de nosotros como Humanidad.
Y eso es
lo que soy y hago en el Aquí y Ahora, un “Psicopedagogo de la Existencia”,
ayudando a quienes lo necesiten a ordenar sus ideas sobre la Totalidad,
preparándonos para los nuevos tiempos que llegan, y comprendiendo los Por qué
que hace miles de años nos han confundido.
Gracias
por compartir este descubrimiento dentro del plan de Ater Tumti…
Matías
G. De Stefano
© Ahava Iesu
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