LA ORACIÓN DEL PEREGRINO

LA ORACIÓN DEL PEREGRINO

- ¡Oh peregrino!, ¿a quién buscas? ¿Por qué llamas a esta puerta?

- Hermano, desde hace mucho estoy caminando; tengo hambre, frío y sed; busco justicia, busco perdón, busco encontrar mi grupo.

De él me alejé en el pasado, distraído por las bellezas efímeras del camino; me entregué a los placeres, mis ojos se oscurecieron, mis oídos ensordecieron, ya no sabía por dónde andaba.

Estuve distante en la realidad.

Actué en contra de la ley, sé bien que fue así.

Sufrí, sufrí mucho, y en medio del dolor desperté: entonces mis ojos se abrieron y mis oídos escucharon.

Vi que la luz venía a mi encuentro, escuché su mensaje.

Presto, decidí atenderlo y retornar la senda; no obstante, tendría que caminar mucho.

Pasó un largo tiempo, no sé exactamente cuánto.

Parece que estoy buscando desde hace vidas.

Quiero, por encima de todo, reunirme con los que siguen esa Luz, con los que cumplen la Voluntad Suprema.

Ya no tengo opción.

- Te digo, peregrino, nunca dejaste de estar acompañado por esa Luz.

Incluso cuando estabas perdido en medio de las tinieblas, ella habitaba en tu interior; pero estabas tan embelesado por la ilusión de las formas, que no podías disfrutarla.

Fuiste llamado muchas veces, mas despertaste a tiempo y, con tus propios pies, llegaste hasta aquí.

Escucha: si estás dispuesto a lavar el pasado, a perdonar a tus hermanos, a morir en vida para entrar en la verdadera Vida y a trascender los afectos para dejarte absorber en el océano del puro Amor, llamaste a la puerta correcta.

Podrás entonces entrar, y ya no serás el mismo: en la Luz tendrás la sabiduría; en el Amor, la fortaleza; en el Poder la gloria.

Pero si tienes miedo o dudas, aún no estás preparado para tal libertad.

- Confío mis votos.

Me inclino con reverencia y gratitud; orando, entrego mi vida a Aquel que todo lo creó.

Que se haga su voluntad.

De J. Trigueirinho, No estamos solos

© Fran S