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sábado, 12 de febrero de 2011

EL HELECHO Y EL BAMBÚ


EL HELECHO Y EL BAMBÚ

Un día decidí darme por vencido...renuncié a mi trabajo, a mi espiritualidad... quería renunciar a mi vida.

Fui al Bosque para tener una última charla con Dios.

- Dios, - le dije-. ¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?

Su respuesta me sorprendió...

- Mira a tu alrededor. - Dijo Él-. ¿Ves el helecho y el bambú?

- Sí, -respondí.

- Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.

En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante. Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. -Dijo Él-.

En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú.

Pero no renuncié. -Me dijo-.

En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero yo no renuncié – continuó diciendo-.

Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura.

Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar.

Entonces Él me dijo:
- ¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti.

No te compares con otros –dijo-.

- El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso.

Tu tiempo vendrá. -Dios me dijo-. ¡Crecerás muy alto!

- ¿Hasta dónde debo crecer? –Pregunté-.

- ¿Hasta dónde crecerá el bambú? -Me preguntó en respuesta-.

- ¿Tan alto como pueda? –Indagué-.

- Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida.

“La felicidad te mantiene Dulce,

Los intentos te mantienen Fuerte,

Las penas te mantienen Humano,

Las caídas te mantienen Humilde,

El éxito te mantiene Brillante

Pero solo Dios te mantiene Caminando...”
(Desconozco el autor)

©Ahava Iesu


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