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martes, 4 de enero de 2011

ƸӜƷ ~ MEDITACIÓN A GAIA, LA MADRE TIERRA ~ ƸӜƷ




ƸӜƷ ~ Aprende a practicar la respiración consciente ~ ƸӜƷ

Antes de empezar con la meditación, te propongo un ejercicio. Párate unos cuantos minutos al día para ser consciente de tu respiración, hazlo tres veces al día durante un sólo minuto.

Descansa de la tarea que te tenga ocupado y, cuando lo recuerdes, dedica un minuto a estar únicamente pendiente de tu respiración. Concéntrate en tu respiración, siente el aire entrar y salir por tus fosas nasales, siente si lo notas caliente o frío, escucha la musicalidad que emite al rozar las paredes internas de tu nariz y pon atención en lo que sientes en tus pulmones.

Intenta eliminar de tu mente todo pensamiento, es difícil pero con la práctica se consigue, cuando descubras que tu ego continúa hablándote a través del pensamiento, vuelve a concentrarte tan solo en respirar y en sentir tu respiración.

Este es un buen ejercicio para aprender a respirar, a aquietar tu mente, a dirigir la atención hacia donde tú desees. Donde pones tu atención, pones tu intención, nunca olvides esto. Y además, te servirá para iniciarte en la meditación.


ƸӜƷ ~ MEDITACIÓN A GAIA, LA MADRE TIERRA ~ ƸӜƷ

Gea, la Diosa Madre Tierra

Para comenzar ya sabes que tienes que estar en una posición cómoda, con la espalda recta, sentado en el suelo en la posición de loto o en una silla (seamos conscientes de que vivimos en Occidente), de pie, como mejor te encuentres. Si estás sentado y tienes que conectar tus pies con la tierra, basta con que lo visualices.

Observa que el ambiente que te rodea te resulte confortable, es muy importante que te sientas bien con el espacio que te rodea antes de hacer una meditación. No importa que tu interior esté agitado. Para eso precisamente meditas, para aquietarte, para frenar la inquietud y limpiar las emociones del día, eliminar los dolores, las molestias, las inflexibilidades...

Concéntrate en tu respiración, haz dos o tres respiraciones profundas, cogiendo el aire lentamente hasta llenar tu abdomen y suéltalo también lentamente por la nariz desde el abdomen hacia arriba.


 
Siente la conexión con el cielo y la tierra. Tus pies se conectan con la tierra y a través de ella tu cuerpo va soltando toda la energía que ya no le sirve, notas cómo los puntos de dolor en tus músculos (si los tienes) se van aliviando, deslizándose hacia abajo por todo tu cuerpo, hasta llegar a tus pies, y a través de unas hermosas raíces que te conectan con el centro de la Tierra se van descargando. Una luz blanca, potente y transmutadora que sube de la Tierra, entra por tus raíces, sube por tus pies, tobillos y se detiene para acariciarlos, continúa por tus pantorrillas. Asciende muy lentamente hasta llegar a tus rodillas y las masajea suavemente. Sientes la energía de esa luz blanca que continúa subiendo por tu cuerpo, alcanza tus muslos, tus caderas y se acuna en ellas hasta alcanzar tu cintura. Sube muy despacio hacia tu estómago, tu pecho y vuelve a reposar en tu pecho hasta llegar a tu garganta donde también se queda un poquito. Sientes que dos llamas de luz se deslizan por tus brazos, te acarician suavemente los hombros, los codos y las muñecas. Y la que se había quedado en tu garganta sube hasta tu cabeza, iluminado todo tu cuerpo, calentándolo, vas sintiendo la vibración que esta energía purificadora provoca en ti. Esta energía recorre tu cabeza y vuelve otra vez a la Tierra haciendo un barrido de nuevo por todo tu cuerpo, llevándose tus malestares, tus dolores, tus angustias, tus “no puedo”… Y la sientes que va desanudando tu cuerpo, tus contracturas, tus atasques, trabaja sobre tus articulaciones volviéndolas flexibles y tolerantes. La Madre Tierra se lleva todo el dolor y la energía negativa para transmutarlo y devolvértelo en energía buena y renovada que vuelve a ti a través de tus hermosas raíces.


Desde la parte más alta de tu cabeza, a unos 20 centímetros sobre tu coronilla, notas cómo comienza a descender otra luz blanca, tan potente como la que venía de la Tierra. Esta luz, procedente del Universo, del Padre Cielo, comienza a impregnar todo tu cuerpo de la cabeza a los pies, muy lentamente y vas sintiendo las dos energías en tu cuerpo, la que viene de la Tierra y la que baja del Cielo.

Tu mente está abierta, receptiva y preparada para aceptar todo lo nuevo que está por llegar a tu vida. Te sientes bañado por esa luz potente que descansa a la altura de tu corazón, tanto la que procede de arriba, como la que viene de abajo, y ahí, en tu corazón las sientes vibrar juntas. Eres luz, estás lleno de luz y sólo emites luz, tu luz interior despierta para unirse a la luz de la Tierra y del Universo porque hoy vamos a honrar a la Tierra.

Gaia está de parto


Ahora que estamos alineados y enraizados con la Tierra y con el Universo, sentimos cómo despierta en lo más profundo de nuestro interior un sentimiento de gratitud hacia nuestra madre, la Tierra.


Nos concentramos en la Madre Tierra, sentimos su fuerza, su ternura, su tibieza y su calor, sentimos su alegría al sabernos conectados con ella… y sentimos su cálido abrazo maternal, cómo nos acuna y nos mece como si fuéramos sus bebés. Sentimos el gran amor que nos tiene, su cariño y su afecto y una gran conexión con ella y comprendemos que lo que le ocurra a ella nos ocurrirá a nosotros como hijos e hijas suyos que somos porque todos estamos conectados. De la tierra salimos y a ella volveremos.

Y pedimos para que despierte nuestra conciencia por la Tierra y la vida en el planeta, porque de nuestros corazones sólo broten las mejores de nuestras semillas para que puedan esparcirse por todo el planeta y la Tierra respire y reverdezca procurándonos un mejor hábitat para todos.

Damos las gracias a Gaia, la Tierra, por acogernos en su seno, por proveernos de alimento y de medios para vivir en ella. Agradecemos por los bosques, por el agua, por la naturaleza, por la energía y el cariño con el que nos trata. 


Cuidemos de la Tierra, el ánima de la naturaleza que da vida al Universo.



Sentimos una fuerte conexión con la humanidad y con humildad decidimos unir nuestras luces interiores en una para hermanarnos y volver a ser uno, en la unión de todos los corazones. Rodeamos a la Madre Tierra con toda nuestra energía para participar activamente en su sanación.

Le mandamos a Gea nuestro respeto y nos comprometemos a poner todo de nuestra parte para que su corazón siga latiendo al ritmo de los tambores de los chamanes, convocando su espíritu para que nos siga acunando.

Y ahora, poco a poco nos vamos  soltando este deseo y esta emoción de sentirnos conectados a la Madre Tierra y vamos volviendo para reencontrarnos con nosotros mismos. Hacemos unas cuantas respiraciones profundas, muy lentas y cuando nos sintamos preparados abrimos nuestros ojos y observamos cómo nos encontramos. Dejamos fluir nuestras emociones libremente, sin retener nada.

ƸӜƷ.•°*”˜˜”*°•.SED FELICES.•°*”˜˜”*°•.ƸӜƷ


©Paqui Sánchez ~ Namasté


3 comentarios:

  1. me encanto i lo pondre en practica mui seguido gea es la figura ke me inspira la amo i siempre la amare gracias por la meditacion. julia

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  2. Gracias a ti Julia. Me alegro que te haya gustado, esta la escribí yo hace uno meses (te lo digo porque no todo lo que publico lo escribo yo). Yo también me siento muy ligada a la Madre Tierra. Un abrazo y ven siempre que lo desees.

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  3. Perdón, tu nombre debe ser Julian y puse Julia, disculpa :)

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༺♥༻ ༺♥༻ Gracias ༺♥༻ ༺♥༻