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viernes, 10 de diciembre de 2010

EL BUEN USO DE LA PALABRA





Antes del verano llegó a mí un libro de Don Miguel Ruíz, titulado Los Cuatro Acuerdos, es un libro de sabiduría tolteca y en él su autor nos propone un sencillo procedimiento para eliminar todas las creencias erradas que nos limitan y sustituirlas por otras que sí respondan a nuestra realidad interior y nos conducen a la libertad.

Para ello el autor nos habla de Cuatro Acuerdos, nosotros hoy vamos a profundizar un poquito en el primero de ellos, puesto que es el que se relaciona con el sentido que estamos trabajando esta semana. Si estáis intersados iremos exponiendo también los demás en sucesivos posts.

Los Cuatro Acuerdos son los siguientes:

  1. Primer Acuerdo: Sé impecable con tus palabras
  2. Segundo Acuerdo: No te tomes nada personalmente
   3. Tercer Acuerdo: No hagas suposiciones
  4. Cuarto Acuerdo: Haz siempre tu máximo esfuerzo

¿Cómo eres de impecable con tus palabras?

Y tú pensarás ¿qué tienen que ver mis palabras con el sentido del gusto? Y yo te responderé, que con tus palabras tienes el poder de crear, pero según las utilices, las palabras pueden “crear” o “destruir”. ¿Cómo empleas tu las tuyas?, si las utilizas para crear estás haciendo un buen uso del sentido del gusto, pero si las empleas para criticar, blasfemar, extorsionar, reprochar, juzgar… debes revisar tu sentido del gusto porque alguna "papila gustativa" no está funcionando correctamente.

La palabra, como hemos dicho, “crea” y a través del uso que hagas de ella estás revelando quién eres, cómo estás y en qué momento te encuentras porque la palabra lo revela todo, absolutamente todo de ti. Las palabras son un instrumento de magia en tu vida, el mayor que posees y sólo depende de ti el uso que decidas darles.

Si decides utilizar la palabra de modo impecable, tu palabra creará belleza, amor, equilibrio, paz… y te hará libre.

Como dice el Dr. Miguel Ruíz, la mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que estén preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente y prepararla para recibir las semillas de amor.

Es decir, tú decides si quieres entrar en el mundo de la crítica y los juicios, si decides que no quieres participar de esas insanas actividades comienza por alejarte cuando veas que la gente a tu alrededor comienza hacer un mal uso de la palabra, si por circunstancias no pudieras alejarte, no participes en las críticas, evita incluso el escucharlas en la medida de tus posibilidades y ponte a pensar en cosas bonitas, intenta sonreír y mandar pensamientos positivos para esas personas que no han aprendido aún que se construye más hablando bien que mal de los demás. Es nuestro deber ayudarles a que lo comprendan mostrándolo en nosotros mismos. Debemos ser empáticos porque seguramente nosotros también fuimos así en algún momento de nuestra vida y si ellos continúan siéndolo es porque todavía no han aprendido a hacerlo de modo diferente, por tanto, intentemos que aprendan porque es lo mejor para ellos.

Y recuerda siempre que una persona positiva que utilice la palabra de modo impecable, es capaz de contagiar a más gente en lo positivo y la impecabilidad que una persona negativa haciendo un mal uso de ella.

Las palabras marcan, marcan desde pequeños, desde antes de nacer ya nos están trazando un sendero y durante un tiempo no tenemos más remedio que seguirlo, pero llega un momento en la vida de cada uno que el camino se separa del de nuestros padres y ahí podemos empezar a sanar, desde el perdón, sabiendo que lo hicieron lo mejor que pudieron y que sus “equivocaciones” te dan la posibilidad de decidir cambiar y mejorar tu vida y además te han proporcionado la experiencia que necesitabas para el aprendizaje que tenías que hacer, pues nada es fortuíto o pasa por "casualidad".

“Impecable” significa sin pecado. Si criticas o juzgas, no estás siendo impecable con tus palabras o pensamientos y al primero que ese hecho hace daño es a ti mismo, pues lo que proyectas es lo que recibes a cambio, además estás desperdiciando un montón de energía. Cuando eres impecable asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.

Si decides ser impecable con tus palabras, cualquier veneno emocional que tengas acumulado, acabará por desaparecer de tu vida y dejarás de transmitirlo en tus relaciones personales con los demás.

Si cumples este acuerdo, el miedo desaparecerá transformándose en amor y alegría, a la vez que alcanzarás libertad personal, éxito y abundancia.

No lances hechizos a tus hijos a través de la palabra, no los humilles, no los desprecies, no permitas que tus enfados o tus propios procesos de crecimiento los marquen como te marcaron a ti. Tus padres no supieron hacerlo mejor, pero tú sí que puedes y  si los respetas, si cuidas tus palabras al dirijirte a ellos, les evitarás ulteriores sufrimientos, porque es muy difícil cambiar nuestro sistema de creencias una vez establecido.


No des poder sobre ti a los demás, las opiniones que otros tienen de ti es su problema, no el tuyo, si una persona te hace un comentario despectivo y tú aceptas esa opinión, estás dándole todo tu poder a esa persona, su hechizo te alcanzó convirtiéndose en magia negra. Para romper este acuerdo negativo tienes que crear otro acuerdo que se base en la verdad, porque sólo la verdad te hará libre.


Aléjate de los chismes, porque cuando contemplas el mundo a través de ellos, eres capaz de justificar incluso el comportamiento más cruento y eso no es ser responsable, ni impecable con tus palabras. Si eres impecable con tus palabras dejas de ser un campo fértil para las semillas emponzoñadas y en ti sólo crecerán semillas de amor.

Cuando no tengas nada bueno que decir, honra al silencio y permanece en el sosiego y la prudencia de la circunspección, pues es siempre mejor callar y no decir nada, que utilizar mal la palabra.

¡Inténtalo! Tú puedes conseguirlo.


©Paqui Sánchez

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