Páginas

viernes, 25 de noviembre de 2022

EL CICLO MENSTRUAL FEMENINO

 

@BeverlyAshGilbert

El Ciclo Menstrual Femenino

Primera parte

Conocer nuestro ciclo menstrual nos ayuda a comprendernos mejor ya que al conectarnos con nuestro biorritmo particular entendemos de forma más clara qué está pasando con nuestras hormonas en cada momento y cómo nos afectan esos cambios hormonales en nuestro día a día. Tal vez ese conocimiento nos permita dejar de exigirnos, de desvalorizarnos y de culparnos cuando llegan esos momentos del mes en los que estamos de bajón y sentimos que, por más que nos esforcemos, no conseguimos estar al 100% ni mental, ni física, ni emocionalmente. Al tomar consciencia de cómo nos vamos a sentir en cada momento de nuestro ciclo femenino, aprenderemos a ser más empáticas con nosotras mismas y a darnos lo que necesitamos en cada momento sabiendo lo que nos está ocurriendo y por qué.

Quizá ha llegado el momento de normalizar que las mujeres nos regimos por un ciclo hormonal que tiene lugar cada mes de nuestra vida y que este está directamente relacionado con nuestras emociones, por tanto nos afecta en todos los ámbitos y parcelas de nuestra vida. No somos bipolares por cambiar de humor o estado de ánimo, simplemente somos mujeres cíclicas que se experimentan cada mes de 4 formas distintas y nos comportamos de manera diferente dependiendo de en qué fase del ciclo estemos.

Mi menarquía fue a los 11 años, era todavía una niña y toda la información que recibí de lo que me estaba pasando fue cómo usar una comprensa, que estuviera atenta para no mancharme o me señalarían con el dedo y se reirían de mí y que “tenía que tener cuidado con los chicos”. Esto último no lo entendí, ¿qué tenían que ver los chicos con la llegada de mi regla?, pero mi madre tampoco supo cómo explicarme más en aquel momento, de hecho llamó a mi hermana, supongo que para tener un apoyo moral (sonrío). Luego entendí que con eso de los chicos se refería a que “no me quedara embarazada” porque hubiera sido una vergüenza para la familia.

 Afortunadamente el verano anterior, unas niñas de la urbanización de la casa de la playa, algo mayores que yo, me habían contado sobre la “regla” después de reírse un buen rato de mí cuando descubrieron que no sabía de lo que estaban hablando. El contar con una hermana mayor también fue un beneficio para consultas posteriores, porque como mi menstruación se adelantó y la suya se atrasó, prácticamente nos bajó la regla a la vez, pero esos 3 años que nos llevamos, en aquel tiempo, eran relevantes.

Ambas hemos “sufrido” de menorragias y dismenorrea, eso quiere decir reglas largas y muy dolorosas. Dismenorreas acompañadas de vómitos en muchas ocasiones y de acabar en urgencias con un Primeran inyectado para cortar los vómitos y bebiendo ampollas de Nolotil cada 6/8 horas porque su efecto, según un facultativo que me atendió en una ocasión, es más inmediato bebido que inoculado. Sé que estimar el nivel de tolerancia al dolor que una persona puede soportar es muy relativo, pero os puedo garantizar que en mi familia en general es bastante elevado.

Por tanto, nuestro ritual mensual era hacernos con un buen arsenal de botellitas de Nolotil, romper la ampolla de cristal y ponerlo bajo la lengua para que las venitas que tenemos allí lo absorbieran cuanto antes, además de agua caliente para la bolsita de agua que colocábamos sobre los ovarios y alguna manzanilla que nos preparaba mi madre. Quiero matizar que no me gustan los medicamentos, nunca lo han hecho, nunca he abusado de ellos, la mayor parte de las veces resistía todo lo que podía antes de beberme una ampolla de Nolotil, el mejunje más amargo y desagradable que he probado jamás.


 Nuestra cultura ya no nos prepara para aprender a conocernos como mujeres, cuanto más a empoderarnos como tal, ni a valorarnos como merecemos. Ya no se celebran rituales de la primera menstruación, ese momento mágico en el que una niña deja de ser niña para convertirse en una mujer. Creo que pasamos por una etapa en la que hemos querido ser como los hombres y justo en ese momento perdimos el sentido del equilibrio. No  somos hombres, no somos ni mejores ni peores que ellos, no somos iguales, no tenemos la misma resistencia, ni las mismas capacidades. No tenemos que parecernos a ellos, ni competir con ellos, ni compararnos con ellos, nuestro cometido debería de ser otro. ¿Los mismos derechos, las mismas oportunidades laborales, las mismas obligaciones en el hogar, con la familia? Por supuesto, eso no tiene nada que ver con lo otro y creo que lo hemos metido todo en el mismo saco y hemos desvirtuado la realidad.

En mi época, todavía nacíamos con el estigma de la culpa por ser mujeres, se daba a luz con dolor y muchas de nosotras sufríamos de dolor menstrual y de cambios de humor incomprensibles para la sociedad e incluso para nosotras mismas. Era fácil pensar que padecíamos algún trastorno por nuestros cambios de humor que pasaban de la risa al llanto en algunos momentos del mes. Recuerdo comentarios hechos para hacer daño como “seguro que está con la regla”, o “es una floja, lo que no quiere es hacer gimnasia”, o “mira la mancha que lleva, qué asco”… Niñas haciéndose las “fuertes” para intentar no ser diferentes, con la chaqueta anudada a la cintura durante “esos días” para evitar que se vieran las posibles manchas por el asco que la sangre menstrual provocaba (y sigue provocando), la vergüenza de que la regla llegara en mitad de una clase y tener que pedir permiso para salir al baño para ponerte una compresa o apañarte como pudieras con tiras de papel higiénico para improvisar una. Dolor, ese dolor que hacía que “odiases” “esos días”. La tristeza incomprensible, la irascibilidad incomprensible, pensar:” ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué está mal en mí? Porque tienen razón, estoy muy irritable y de mal humor y enfadada y solo quiero llorar…”

Y te vas metiendo ahí, en tu ostracismo, creando una burbuja protectora y solitaria donde cada vez entra menos gente. No sé si os suena o si os sentís en parte identificadas con lo que os estoy contando.

Era muy normal escuchar comentarios como que qué castigo haber nacido mujer, que los hombres lo tenían más fácil en la vida, podían optar a un mejor puesto de trabajo con mayor remuneración que el de una mujer, no tenían que sufrir los dolores menstruales, ni embarazarse, ni los dolores de parto, ni criar a los hijos y cuidar de la casa a parte de trabajar…

Y claro, evidentemente todo ese lenguaje verbal y vivencias se van asentando en la mente de una niña inquieta que va absorbiendo de aquí y de allá.

Decían que con las primeras relaciones sexuales, las reglas ya no serían dolorosas, pero lo siguieron siendo. Después decían que tras el primer embarazo las reglas dejarían de ser dolorosas, pero lo siguieron siendo… Y después que con los años, con la madurez, etc., etc., pero lo siguieron siendo.

Los embarazos, en mi caso, no fueron malos, pero sí “incómodos”. Los vómitos no se pasaron después del tercer mes, ni del quinto, llegaron hasta el noveno. Cualquier momento era bueno para agarrarse al inodoro y echar los restos. Afortunadamente los partos fueron mucho mejor, como se suele decir “no va a ser todo malo”.

Yo ya había leído que cuando los embarazos son así, es que hay algo que no está en equilibrio en ti, como si tu cuerpo rechazara al bebé que llevas dentro porque no te aceptas a ti misma como mujer. No sé si esto será así realmente o no, pero sí empecé a sentir que quizá algo tenía que hacer, que tal vez hubiera algo muy escondido en mi subconsciente a lo que no estaba prestando atención y que debía hacer consciente en algún momento de mi vida. ¿Qué? Pues no lo supe de manera inmediata, la respuesta llegó con el tiempo.



¿Cuándo pasó realmente a mitigarse el dolor o a desaparecer totalmente para dar paso a ligeras molestias en momentos puntuales del mes? Cuando vi que a mi hija le empezaba a pasar lo mismo que a mí. Fue en ese momento cuando se encendió la luz de alarma y tomé la decisión de actuar. Las tres generaciones que conocía estábamos repitiendo el mismo patrón y probablemente también lo habían repetido mis ancestras, por tanto sentí que la raíz del problema estaba en mi linaje femenino. Al haber sido yo quien tomó consciencia de ello, me sentí responsable de la sanación de esa parte de mi estirpe. Además, porque mi hermana no ha tenido niñas.

Y llegó también el momento de mirarme a mí misma, por supuesto, llegó el día de sentarme conmigo y preguntarme si yo me aceptaba como mujer, si aceptaba mi feminidad, teniendo en cuenta todas mis experiencias de vida, lo que me habían contado de pequeña y lo que yo había vivido en carne propia. Y cuando decides ser honesta contigo misma, aparecen las verdades y entonces te apercibes de la existencia de heridas que no habías sido capaz de ver antes y a veces están en carne viva y hay que dedicarles muchos momentos para cuidarlas y hacerlas sanar.

Somos producto de lo que hemos absorbido desde pequeños, de las creencias con las que hemos crecido, de los límites que nos han impuesto, de los perjuicios, de la sociedad en la que nacemos, nos desarrollamos y crecemos. Somos producto de las herencias familiares, de las experiencias que nos tocaron vivir para aprender y poder desaprender cuando nos hacemos conscientes de que todo lo que hemos vivido era para superar momentos, situaciones, personas… y a nosotros mismos.

Y como cuando el alumno está preparado, aparece el maestro, la vida me regaló a unas cuantas personas para trabajar sobre este tema.

Este fue el momento en el que decidí ponerme en contacto con mi sangre menstrual, empecé a usar una copa menstrual y así tuve la oportunidad de descubrir la temperatura de mi sangre, su textura, su olor, que tocarla sana y que es sagrada. Creo que la sanación real se produjo en el momento en el que le perdí  el “asco” a mi sangre menstrual, rendirle culto, sacralizarla de alguna manera, volver a los orígenes, a aquellas culturas antiguas donde la sangre menstrual era sagrada y bendecida.

Los talleres me aportaron conocimientos que estaban dormidos en mí, por tanto, me ayudaron a despertarlos, a seguir investigando y recabar mucha más información bebiendo de fuentes diversas para nutrirme y saciarme de conocimientos y experiencias. Conocí el “Womb Blessing” de Miranda Gray, me inscribí en las meditaciones de sanación menstruales y empecé a ofrecerlas yo guiándolas para otras bellas mujeres que decidieron acompañarme.

Aprendí a conocerme mejor como mujer, a aceptarme más y al comprender qué me estaba pasando en cada momento del mes, todo cambió. Aprendí que en cada una de las fases de mi ciclo menstrual me sentía de una manera diferente y que no podía exigirme lo mismo en una semana que en la siguiente porque en unos momentos tenía más energía que en otros, al fluctuar mis hormonas, mi estado de ánimo también cambiaba, incluso lo que me apetecía comer era distinto, más dulce, más salado, más grasas, o proteína o hidratos, mayor o menor cantidad... A veces me sentía más creativa, o más alegre, o más sentible, o más susceptible, o más cansada o más irritada. Y todos esos momentos que se daban mes a mes, repetían un patrón relacionado con la fase en la que me encontrara de mi ciclo menstrual.

En unos momentos me quería comer el mundo y me veía con capacidad de sobra para ello, y al rato era el mundo el que me engullía a mí sin poder hacer nada para evitarlo, y me hundía, y me hundía y me hundía.

También hice algún trabajo energético para liberar algunas energías estancadas que sentía había en mi linaje femenino, como ya he mencionado. No pensar en nada extraño, fueron algunas cositas que sentí debía hacer, como agradecer a mis ancestras y liberar algún decreto que pensé se debía haber formulado generaciones atrás sobre el sufrimiento de ser mujer, el dolor y ese parirás con dolor… En fin, ya me entendéis, aquello que llegó a mí en aquel momento y que yo sentí que había que transmutar y transcender.

¿Qué pasó? Pues que a la vez que yo aprendí a conocerme y saber qué podía ofrecer en cada fase de mi ciclo menstrual y qué podía exigirme y permitirme o no, a mi hija dejaron de darle dolores y aceptó su condición femenina y su período con naturalidad como por arte de magia.

¿Casualidad? Bueno, ya sabes que yo no creo en las casualidades.

 

Segunda parte

@BeverlyAshGilbert

 Lo que voy a relatarte a continuación lo puedes encontrar en cualquier otro artículo de la red. Yo voy a contemplar aquellos puntos que considero más relevantes para que puedas empezar a trabajar con contigo misma desde este momento.

Las fases del ciclo menstrual femenino están estrechamente vinculadas desde la antigüedad y en muchas culturas con los ciclos lunares, las estaciones y la naturaleza en sí, más recientemente con arquetipos femeninos y diosas, que no dejan de ser un paralelismo más.

¿Qué ocurría en esas culturas antiguas y hemos ido perdiendo a lo largo del tiempo? Pues que la mujer estaba conectada a la tierra y a la naturaleza y las niñas y niños aprendían desde pequeños ese vínculo sagrado. Las niñas crecían teniendo una concepción distinta de su cuerpo y la menstruación era concebida como “sagrada” y no como algo sucio y molesto de lo que debían avergonzarse. No conocían el estrés, vivían en consonancia con los ciclos naturales, no tenían prisa y las mujeres solían menstruar en grupo bajo el influjo de la luna nueva y ovulaban en luna llena. La sangre menstrual además fertilizaba la tierra, servía para pintar en las paredes de las cuevas…, por tanto tenía una magia sacra que se ha ido perdiendo a lo largo de la historia, según dicen, conforme hemos ido “evolucionando”.

Hoy la vida va demasiado deprisa para que nos detengamos a observarnos, a reparar en la naturaleza o en las fases lunares y podamos establecer una conexión entre todas ellas, sin embargo, están estrechamente relacionadas. En la investigación que he llevado a cabo para escribir este artículo, me he encontrado con estudios que desmienten la relación entre los ciclos lunares y los femeninos, pero todos coinciden que quizá el exceso de luz artificial que hay hoy en día en las ciudades y el estrés podrían ser dos de las causas que han hecho perder esa relación. Vinculados ambos ciclos o no, sí debemos reconocer que tienen muchas similitudes entre sí.

Algunos datos relevantes a tener en cuenta sobre el ciclo menstrual.

* El ciclo menstrual completo pueden variar de unas mujeres a otras, su duración se estima entre los 28 y 38 días.

* El ciclo menstrual dura desde el primer día del período hasta el comienzo del siguiente, independientemente de que haya sangrado o no.

* La primera parte del ciclo prepara al óvulo para que sea liberado de los sacos de los ovarios y hace crecer el recubrimiento interno del útero.

* La segunda parte del ciclo prepara al útero y al cuerpo para recibir un óvulo fertilizado o para comenzar el siguiente ciclo si no hay fecundación y no se produce el embarazo.

* La alimentación es un factor sumamente relevante, puesto que la adecuada elección de alimentos puede lograr la disminución de algunos síntomas premenstruales e incluso mejorar la salud menstrual y corregir irregularidades en los ciclos.

* El sistema reproductivo está bajo la influencia de 2 tipos de hormonas, las que se producen en la hipófisis, reguladas por el hipotálamo y su hormona liberadora de gonadotropinas y las que se producen en los ovarios.




Las de la hipófisis son:

* La FSH o la hormona folículo estimulante. Empieza a segregarse al inicio del ciclo y su función consiste en estimular al ovario para que se desarrollen los folículos primordiales. Los folículos son unas estructuras llenas de líquidos que contienen a los óvulos en sus diferentes estados de maduración.

* La LH o la hormona luteinizante. Es la encargada de desencadenar la ovulación una vez que el folículo que contiene al óvulo haya madurado por completo.

Estas hormonas viajan hasta los ovarios donde influyen en los cambios de niveles de estrógenos y de progesterona y ayudan a la maduración de los folículos dentro de los ovarios.

Las otras 2 hormonas se producen en los ovarios:

          * Estrógenos. Son las hormonas secretadas por el ovario a medida que los folículos se van desarrollando. Tiene una función reguladora de todo el ciclo menstrual, además de intervenir en el desarrollo sexual de la mujer.

          * Progesterona. Es secretada por el ovario después de la ovulación. Su función principal consiste en aumentar el grosor endometrial para que el embrión se pueda implantar y tenga lugar el embarazo.

            * Las citologías vaginales son más exactas entre los días 9 y 20 del ciclo, tenlo en cuenta cuando tengas que pedir una cita.

            * En los períodos del ciclo con niveles elevados de estrógenos (antes de la ovulación y en mitad de la fase lútea) eres más resistente al dolor, por tanto, son momentos idóneos para depilaciones, tatuajes o acudir al dentista.



El ciclo menstrual se divide en 2 fases, y a su vez, cada una de ellas en dos más, es decir, dos fases tienen lugar en los ovarios (pre-ovulación o fase folicular y pre-menstruación o fase lútea) y las otras dos en el útero (menstruación y ovulación). Cerebro, ovarios y útero trabajan en consonancia y se comunican a través de las hormonas, de modo que este ciclo no se detiene nunca.

·       Menstruación o fase menstrual, regla o período menstrual. Del día 1 al 5 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en el útero. El sangrado aparece por el desprendimiento del recubrimiento del útero. Disminuye el apetito.

·       Fase folicular o de pre-ovulación, se produce una subida de estrógenos aportando una mayor energía. Del día 6 al 14 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en los ovarios. Comienza a crecer de nuevo el recubrimiento uterino.

·       Fase de ovulación, aumentan los niveles de estrógeno y progesterona. Día 15 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en el útero. Se produce la liberación del óvulo en el ovario, esto ocurre a mitad de ciclo.

·       Fase de post-ovulación, lútea o premenstrual, se reducen los niveles hormonales. Del día 16 al 28 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en los ovarios. El cuerpo se prepara para un posible embarazo. Hay mujeres que sufren de hiperfagia lútea, es decir, de un aumento exagerado del apetito, principalmente de alimentos dulces y ricos en grasa, asociada a la disminución de la serotonina. En algunos estudios se pone de manifiesto que sucede menos con las mujeres que toman anticonceptivos orales.


Vamos a profundizar un poco más en cada una de las fases del ciclo:




Luna Nueva. Menstruación. Útero. Invierno. Arquetipo de la Bruja/Sabia/Anciana. Diosas asociadas: Hécate y Hestia.

Es la fase oscura por excelencia, la luna no se ve en el cielo, momento en el que se produce la menstruación, comienza en el primer día de sangrado y puede durar entre 3 y 8 días, dependiendo de cada mujer y sus circunstancias, lo normal se estima entre 3 y 6. La sangre y el endometrio (el recubrimiento interno del útero) se desprenden y son expulsados por la vagina. Durante el sangrado, no debe haber coágulos.

¿Qué debes conocer de esta fase para detectarla en ti?

La energía disminuye al igual que lo hacen los niveles de estrógenos y progesterona que se encuentran en estado basal, es decir presentan una concentración mínima. Por tanto, te puedes sentir cansada, con el ánimo decaído, con malestar digestivo, irritabilidad, incluso podrías padecer cólicos. Tu olor corporal será más fuerte y tu temperatura basal más baja.

Se trabaja con el arquetipo de la Bruja, la Sabia o Anciana. Ella en su infinita sabiduría, nos dice que ha llegado el momento de descansar, de viajar hacia dentro en soledad, en silencio, con quietud. Es un momento de introspección. Si te das el espacio que necesitas, tu cuerpo comenzará a reponerse e irá recabando energía para comenzar con gran vitalidad la fase siguiente. Es importante que este descanso se produzca evitando cualquier sentimiento de culpabilidad y acallándolo si se presenta. Necesitas descansar, todo lo demás puede esperar.

Es una fase reflexiva en la que la mujer está más receptiva a su mundo interior, a conectar con los sueños y las intuiciones. Es un retiro para observar las sombras limitando las actividades hacia el afuera y sembrar nuevas intenciones para las fases sucesivas.

Momento de silencio y vacío en el que la semilla arrojada en el útero se nutre por dentro y se prepara para terminar su ciclo. No es recomendable tomar decisiones importantes en este momento del mes.

Alimentación: Es un momento de depuración en el que se producen pérdidas de agua, electrolitos y minerales como el magnesio y el hierro, de ahí el cansancio, la falta de motivación y la baja energía. Podría producirse un ligero aumento del apetito debido al gran esfuerzo que el metabolismo hace en este momento del mes. Se debe seguir una dieta sana y antiinflamatoria y con antioxidantes ricos en polifenoles como frutos del bosque, granada y cacao puro. No abuses del café ni del alcohol, ayúdate de infusiones que ayuden a depurar el organismo como el cardo mariano, diente de león, boldo o alcachofa. Toma alimentos ricos en vitamina E (avellanas, aguacate, aceite de oliva virgen) y bebe agua suficiente para equilibrar la pérdida de electrolitos.

Aumenta el consumo de alimentos ricos en hierro ingiriendo proteínas animales o vegetales tales carnes, huevos, pescados, legumbres, vegetales de hoja verde, frutos secos, etc. Acompañados de vitamina C, naranjas, kiwi, fresas, brócoli, tomillo y perejil para su mejor absorción.

Para prevenir el dolor menstrual es importante controlar los niveles de magnesio incrementando la ingesta de alimentos como la quinoa, almendras o chocolate negro de mínimo el 85% de cacao. Los alimentos ricos en potasio como el plátano, el aguacate o infusiones antiinflamatorias de cúrcuma y jengibre también son interesantes para aliviar las molestias. Otros antiinflamatorios naturales se encuentran en los ácidos grasos omega3 de los pescados azules y las semillas de lino o chía.

La ingesta de carbohidratos ayudarán a mitigar el esfuerzo metabólico, se pueden tomar cereales integrales, pseudocereales o tubérculos por su alto contenido en almidón.

Para evitar la descamación de la pared del útero, es recomendable incorporar alimentos ricos en vitamina A que se encuentra en las vísceras, hígado, zanahoria y remolacha, que regeneran la mucosa.

En esta etapa del ciclo, mejor consumir alimentos cocinados, los crudos son más difíciles de digerir.

Estamos en invierno, en la senectud y la savia de los árboles y las plantas reside en las raíces de los mismos.

Luna Creciente. Pre-ovulación/Fase folicular/Fase Proliferativa. Ovario. Primavera. Arquetipo de la Virgen/Doncella. Diosas asociadas: Venus, Afrodita y Artemisa.

Una vez que el sangrado ha terminado, la luna comienza a atisbarse en el cielo dando comienzo a la fase folicular en la que tiene lugar la maduración del óvulo. Los niveles de estrógenos aumentan y el ovario se prepara para liberar al óvulo. Esta fase puede durar entre 10 y 22 días. Comienza a aumentar la hormona FSH.

La Doncella está en un momento de hacer, se siente pletórica, llena de energía, en su momento de expansión. Está cómoda, con ganas de socializar, de iniciar y sembrar proyectos que se materializarán en la siguiente fase. De nutrirse y recibir conocimiento. Siente que es momento de renovarse, de analizar, concentrarse y planificar.

Durante esta fase te sentirás con mayor claridad de pensamiento, más fuerte y con mayor energía vital tanto a nivel mental como físico o emocional. Es momento de comenzar proyectos nuevos, de salir a divertirte y disfrutar de esa acción/dinamismo que encontrarás en esa energía excelsa de la que estarás disfrutando si te diste permiso para descansar en la fase precedente. Si no hiciste ese descanso, en lugar de tener tanta energía, seguirás arrastrando cansancio acumulado.

Notarás que el cabello y la piel están más resplandecientes, tu voz algo más aguda y sentirás un mayor deseo sexual.

Alimentación: Hay mayor actividad, el proceso de quemar grasas se ralentiza, el aumento de los estrógenos permiten una mayor sensibilidad a la insulina, hay que reducir el consumo de grasas y aumentar el de hidratos de carbono. Al disminuir el metabolismo basal, se reduce el apetito. Es más fácil llevar una dieta sana.

Dependiendo del tipo de metabolismo, se puede optar por carbohidratos complejos como cereales, quinoa y legumbres o carbohidratos simples como arroz blanco, puré de patata, pasta o pan, ya que el cuerpo tolera mucho mejor la glucosa.

Durante los días fértiles del ciclo es importante la ingesta de ácido fólico y vitamina B9, incluidas en vegetales de hoja verde, espárragos, cacahuetes y garbanzos, y de proteínas ricas en vitamina B12, ya que se está formando el folículo y el endometrio aumenta de tamaño. Para ello hay que aumentar el consumo de carnes, pescado, huevos y lácteos.

Como el cuerpo se está preparando para un posible embarazo, es interesante incluir alimentos prebióticos como el ajo, la cebolla, el puerro, alcachofas, plátano, brócoli y chucrut para el crecimiento de la flora intestinal, recordemos que la microbiota es nuestro órgano olvidado y sin embargo de vital importancia para nuestra salud.

Es apropiado y recomendable la ingesta de alimentos en crudo para aprovechar las vitaminas, antioxidantes, enzimas y polifenoles que estos aportan, es momento de tomar ensaladas, frutas y verduras.

Este es el momento del ciclo más idóneo para comenzar una dieta.

Estamos en primavera, en la juventud y la savia de los árboles comienza a ascender, del mismo modo que lo hace la luna en los cielos.

Luna Llena. Ovulación. Útero. Verano. Arquetipo de la Madre. Diosas asociadas: Démeter y Gaia.

La luna se muestra con su máximo esplendor, brillante y alta en el cielo. La mujer comienza su fase fértil, la temperatura basal es más alta, se produce el pico de la hormona luteinizante (LH), el moco cervical se vuelve claro y elástico, lo que permitirá que el óvulo pueda ser fecundado por un espermatozoide.

El óvulo es liberado en la trompa de Falopio y se prepara para ser fecundado, se produce cada vez más estrógeno. La ovulación tiene lugar entre 13 y 15 días antes del siguiente período.

Es una fase llena de vitalidad y energía dado el estado de fertilidad en el que la mujer se halla y esa fertilidad se traduce en todos los aspectos: proyectos laborales, personales, familiares. Se produce un aumento de la autoestima y de la seguridad en ti misma, amén de un bienestar personal.

Arquetipo de la Madre, te sentirás más sensual, más tolerante, más amorosa, más comprensiva, más maternal. Es momento de ser y de expresar plenitud. Este es el momento en el que te comes el mundo porque te sientes bella, poderosa, imparable e invencible.

Alimentación: Los niveles de estrógenos llegan a su punto álgido, lo que indica que se debe aumentar el consumo de frutas y legumbres para garantizar la ingesta de hierro y ácido fólico y que el metabolismo se pueda recuperar con facilidad. Hay que reducir, a su vez, el consumo de hidratos de carbono y grasas, dado que no hay tanta resistencia a la insulina. Frutos secos y cereales integrales ayudan a regular de manera natural la progesterona.

Estamos en pleno verano, en la madurez maternal y la savia de los árboles y las plantas se encuentra en la copa.

Luna Menguante. Pre-menstruación/Fase Lútea/Fase Secretora. Ovario. Otoño. Arquetipo de la Hechicera/Chamana. Diosas asociadas: Kali, Lilith e Isis.

La luna comienza a hacerse pequeña, hasta dar paso a la luna nueva y a un final de ciclo menstrual. Se inicia la fase Lútea en la que aumenta la progesterona y el estrógeno, también conocida como fase pre-menstrual, es una fase fértil en la que si no quedas embarazada, el ovocito comienza a desprenderse para dar paso a la siguiente menstruación. Esta fase dura unos 14 días, pero podría durar entre 9 y 16.

Aumenta la progesterona dando lugar a los síntomas premenstruales como aumento de la irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, dolores de cabeza, agotamiento, problemas cutáneos (acné), hinchazón, sensibilidad en el pecho, estreñimiento... El cabello y la piel estarán más grasos. La subida de progesterona es también la responsable de la modificación en el moco cervical que se vuelve impenetrable, toda vez que se engrosa el endometrio.

Si la fertilización no tiene lugar, el cuerpo lúteo se comienza a desintegrar entre los días 9 y 11 después de la ovulación. A este momento se le conoce como fase isquémica, se produce la caída de los niveles de estrógenos y progesterona y la descamación en el endometrio o desprendimiento del óvulo produciéndose de nuevo la menstruación.

Es momento de limpiar y soltar aquello que ya no vibra contigo, de finalizar ciclos y cerrar situaciones inconclusas. Disminuirá tu capacidad de concentración y la memoria estará más quebradiza, te vuelves más lenta tanto de pensamiento como físicamente.

La Chamana vuelve a mirar hacia dentro para indagar en sus deseos, en sus necesidades, en sus sombras dándose permiso para liberar el estrés y la frustración, toda vez que profundiza en su crecimiento personal para avanzar y sanar.

Es también una etapa creativa para observar, meditar y crear.

Puede haber un aumento del deseo sexual y también alteraciones en los ciclos del sueño.

Es la fase de los antojos de dulce por antonomasia, la apetencia de ingerir dulce se debe principalmente a la bajada de estrógenos y el aumento de la serotonina, a la vez que se eleva la liberación de progesterona, la resistencia a la insulina está muy baja. El cuerpo se vuelve más sensible a la glucosa provocando inflamación y retención de líquidos.

Alimentación: Tendrás mayor sensación de apetito porque el metabolismo se acelera. Para no caer en la tentación de no comer sano, es conveniente aumentar el consumo de grasas saludables y proteínas que provocan sensación de saciedad. Para paliar la alteración del estado de ánimo, la tristeza y la irritabilidad de esta fase debido a la bajada de los niveles de serotonina, se pueden incluir en la dieta alimentos ricos en magnesio, como son los frutos rojos que ayudan a mejorar el estado de ánimo.

Evita alimentos refinados, ultraprocesados, bollería y azúcares. Si eres diabética, en esta etapa tienes que estar mucho más atenta a tu alimentación para controlar los niveles de ansiedad por la comida. Esta ansiedad se genera porque se produce un desbalance entre los niveles de grelina (hormona del hambre) y la leptina (hormona de la saciedad), es decir, tarda más tiempo en llegar la sensación de saciedad y podemos excedernos en la ingesta. Te ayudará ingerir alimentos ricos en fibra para saciarte antes, comer despacio masticando bien los alimentos, no distraerte mientras comes leyendo o mirando la televisión o el móvil.

Es interesante ingerir proteínas de alto valor biológico por sus aminoácidos esenciales junto con vitamina B6 y magnesio, así se regulará mejor el sistema nervioso y se mantendrá un buen equilibrio hormonal. Aumenta el consumo de pescado (atún, salmón, sardinas), huevos, avena integral y aguacate y reduce el de sal, sazona con especias y/o zumo de limón.

Aumentará el apetito por alimentos como el queso, el vino o el café, precisamente porque son más elevados en sal.

Las infusiones diuréticas te ayudarán a no retener líquidos (diente de león, cola de caballo, alcachofa). Bebe mucha agua.

En cualquiera de las fases, es importante reducir el consumo de ultraprocesados y edulcorantes ya que estos aumentan la retención de líquidos y provocan hinchazón, dañando la microbiota o flora intestinal.

Estamos en otoño, en la menopausia y la savia de los árboles y las plantas comienza su descenso hacia las raíces, igual que lo hace la luna en los cielos otoñales.

Es importante hacer ejercicio en todas las fases del ciclo menstrual, valora el tipo de ejercicio según tu ciclo.


Tercera parte

Algunas cosas que te pueden ayudar.

No te agobies si no encuentras un paralelismo entre las fases lunares y tu ciclo femenino, lo importante es detectar en qué momento del ciclo te encuentras y empezar a trabajar a partir de ahí. Como hemos comentado, hoy en día con la contaminación lumínica y es estrés provocado, entre otras cosas, por la exigencia de ser “una mujer válida y notable en un mundo de hombres”, propicia que nuestros ciclos menstruales sean más personales que nunca.

Recuerda que tu ciclo puede variar de duración de un mes a otro y cambiar con el paso del tiempo. Yo sufrí menorragia durante muchísimos años y con el tiempo mi sangrado disminuyó, así como su duración.

No te olvides que contamos con remedios naturales para ayudar a paliar los dolores y/o molestias durante el período. La salvia, por ejemplo es muy amiga de la mujer. Puedes mezclar hierbas que a ti te vayan bien y hacerte tu propio té para cuando lo necesites.

¿Qué pasa si estás en fase de climaterio o ya en la menopausia? Pues que tus ciclos siguen actuando igual aunque ya no haya sangrado.

Quizá te preguntes si existe alguna manera de llevar un registro de tu ciclo menstrual. La respuesta es sí, hay varias alternativas, te cuento sobre ellas.


Puedes trabajar cada mes con un “Diagrama lunar o Menstrual”. Es el mejor aliado para conocer tu ciclo hormonal. Sería como un diario visual circular donde hacer pequeñas anotaciones plasmadas con colores, símbolos o palabras para describir tus sensaciones de cada día.

¿Cómo hacer y compilar el diagrama?

Puedes confeccionarlo tú misma o imprimir alguno que te guste, hay varias páginas que tratan sobre los ciclos menstruales que dan la opción de imprimirlo de forma gratuita. Como verás tienes que dibujar dos círculos concéntricos, uno más grande que el otro y dividirlo en radios para que queden 30 partes iguales, ya que el ciclo lunar es de 29,5 días. Si tu ciclo es mayor de 30 días, divide en más radios.

Lo primero que tienes que saber es en qué fase está la luna en el momento en el que inicias tu práctica, si no coincide exactamente con el día de luna nueva, cuarto creciente, llena o cuarto menguante, calcúlalo contando los espacios hacia delante o hacia atrás.

Si estás menstruando, puedes comenzar a completar tu diagrama lunar coincidiendo con el primer día de sangrado, localiza el cuadrante de la luna en el diagrama y marca el día teniendo en cuenta los espacios que has de mover según lo explicado en el párrafo anterior.

Si no estás menstruando en este momento pero quieres empezar con tu diagrama lunar igualmente, empiézalo comenzando por hoy, buscando la fase lunar y cuando localices el día, lo marcas como día 1. Marca además en qué momento de tu ciclo menstrual estás, contando desde el primer día de tu última menstruación. Si tu ciclo dura más de 30 días, puedes adjuntar otro diagrama, si dura menos, te quedarán unos espacios en blanco.

          El círculo interior del diagrama es simbólico e intuitivo, puedes utilizar colores con los que te identifiques cada día, hacer algún símbolo o dibujo. Puedes hacer en un margen del diagrama o por la parte de detrás una leyenda con esos colores o símbolos si quieres escribir lo que significan para ti, así, con el paso de los años, no te olvidarás.

          En el círculo exterior puedes añadir palabras que definan tu estado anímico, energético, emocional, salud, apetito, sexualidad… Se trata de ir a la esencia, por eso el espacio es pequeño.


No tienes que limitarte a tus ciclos para utilizar el diagrama, por ejemplo si estás embarazada, puedes hacer el diagrama de los 9 meses de embarazo como un diario para la gestación de tu bebé.

Y si ya estás en fase de climaterio (retirada gradual de la regla), también puedes hacerlo, ten en cuenta que esta especie de “diario” te puede ayudar a conocerte mejor. Además, si no hiciste tu ritual de menarquía por desconocimiento, quizá puedas hacer ahora uno para la menopausia, siempre y cuando resuene en ti hacer algo, no importa que ya haya pasado un tiempo.

Si tus reglas son complejas e irregulares, llevar un registro puede serte de gran utilidad.

Hoy en día, si te manejas bien en internet, hay Apps para el móvil que te permiten llevar un registro menstrual complementario a tu diagrama manual.

Otra alternativa es llevar un “Diario menstrual” e ir anotando en él los cambios que se producen en ti cada día. Te dejo algunas ideas: fluidos vaginales, dolores físicos, estado de ánimo, deseo sexual y sexualidad, nivel de energía, ciclos de sueño, sueños, creatividad, intuición, apetito, alimentos que te apetecen, otras observaciones…

Esta práctica contribuirá a su vez a dedicarte unos minutos del día, para reflexionar sobre tu día, sobre tus sueños, sobre cómo te encuentras.

Ambas prácticas pueden ser complementarias. No te preocupes si no puedes hacerlo todos los días, se trata de disfrutar de esos momentos que nos dedicamos, no de agobiarnos y estresarnos más.

Cuando te permites dedicarte tiempo porque tú eres lo más importante de tu vida y aprendes a conocerte, estás más predispuesta a vivir en armonía contigo y con tus ciclos, a estar en equilibrio y a gestionar de manera positiva la posible ansiedad que determinadas situaciones te puedan provocar.

Como curiosidad final, ¿sabes cuál es el origen de la palabra “regla” aplicado a la menstruación? Los diagramas lunares no son recientes, han sido utilizados por nuestras antepasadas desde el paleolítico. Ellas crearon los primeros calendarios midiendo matemáticamente el tiempo, usando la sangre menstrual como instrumento de cálculo y medición. De ahí viene la palabra “regla” en su origen etimológico de “medir”.

Espero que este artículo, pese a que se ha extendido bastante, te aporte ideas que te ayuden en tu proceso de autoconocimiento y te brinde la oportunidad de atenderte como mereces sin culpas y sin vergüenza, empujando esos límites heredados por nuestras ancestras o la sociedad en la que vivimos y lo que nos han contado, toda vez que puedas detectar y superar algunos mitos de los que existen unidos a la sangre menstrual y la menstruación.


La sangre no huele mal, la sangre no es un castigo, la sangre es una bendición. Tener la regla no te impide asearte, no te va a pasar nada por ducharte en cualquier momento de tu ciclo menstrual, la regla no se va a cortar. Puedes mantener relaciones sexuales en cualquier momento del ciclo si tu pareja y tú estáis de acuerdo u os apetece, puedes hacer deporte cuando estás con la regla. Tener la regla no es un obstáculo para nada que quieras hacer. Puedes tocar tus plantas cuando estás menstruando, tintarte el cabello, hacer mayonesa sin que se corte. Si tienes una relación sexual durante la menstruación, SÍ puedes quedarte embarazada, independientemente de que sea tu primera vez o no. Puedes comer lo que quieras durante la menstruación. La sangre menstrual es sagrada, tocarla, jugar con ella, pintar tu cuerpo, regar tus plantas… son cosas que pueden ayudarte a elevar la relación con tu ciclo menstrual a otro nivel. No es necesario que hagas nada de esto, pero si decides hacerlo, estará bien.

Una de las cosas que más me ayudó en mi proceso de conciliación con el ciclo menstrual fue dejar de maldecir el momento en el que llegaba mi sangrado cada mes y en ese proceso fue muy relevante perder el asco a mi propia sangre y empezar a sentirla como algo sagrado.

Gracias por llegar y acompañarme hasta aquí.

Agradezco también por las imágenes que completan esta publicación y toda la documentación y fuentes consultadas para la creación de parte de la redacción de este artículo.

©Paqui Sánchez



©Paqui Sánchez

viernes, 14 de octubre de 2022

LA MAGIA DE DESCUBRIRTE

 


La Magia de Descubrirte

Sé que soy completa en mí misma y que no necesito a nadie que me complemente para sentirme plena. Mi pareja, mis hijos, mis padres, mis hermanos, mis familiares y amigos… no me completan, sin embargo, son el mayor de los regalos que he recibido para acompañarme en el camino de la vida.

Sé que la felicidad es un estado en el que se puede vivir siempre, ya que no depende de nada externo a mí y además, dentro de mi felicidad me permito sentir todas las emociones que me habitan. Soy feliz cuando me siento alegre, pero también soy feliz cuando me siento triste porque me doy permiso para sentir y vivir esa tristeza, no la reprimo, no la eludo, no  la niego. Me abrazo a ella y la siento y le digo que me cuente qué le pasa, de dónde viene y para qué se manifiesta. La acuno y le pregunto si hay algo que yo pueda hacer por ella y la abrazo de nuevo, la abrazo fuerte dándole el espacio y la comprensión que necesita hasta que sana y se transforma en bienestar.

Si en mi mente todavía está asentada la idea de que mi felicidad depende de lo que haga otra persona o del resultado de cosas externas que además no dependen de mí, como proyectos, éxitos, metas… Nunca seré feliz, siempre habrá algo que me impida alcanzar la felicidad plena porque no habré entendido el concepto de la verdadera “felicidad”.

Sé que mis ideas y mis pensamientos son limitantes, que solo sirven para mí, porque son los que ha creado mi mente en base a mis circunstancias personales,  mis principios, la sociedad en la que vivo y la época histórica en la que he nacido… Y como yo los creo, también puedo soltarlos y limpiar mi mente de ellos para que nuevos pensamientos puedan llegar a mí. Y esos pensamientos “nuevos”, que seguramente no son tan “nuevos”, puedan ayudarme en mi proceso de transformación, ampliar mi visión de la vida, abrir mi mente y expandir mi corazón. Creo recordar que fue Albert Einstein quien dijo: “La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original”, pues eso mismo. Cuando te expandes, te abres a millones de nuevas posibilidades que pueden ser sorprendentes. Recuperar la capacidad de sorprenderse a una cierta edad, es simplemente maravilloso.

Sé que la vida no está “contra mí”, que todo lo que me pasa es para observar mi reacción y comportamiento ante eso que me está sucediendo, para aprender y para ver cómo me manejo ante las diferentes situaciones que se van dando en mi experiencia como humana. La vida camina junto a mí, acompañando mi sendero. Cuando eres capaz de soltar ese pensamiento de “el mundo contra mí” y transformarlo en “el mundo conmigo”, se siente como un cosquilleo por todo el cuerpo, como el inicio de algo que no has experimentado hasta ahora y que no sabes hacia dónde te lleva pero que sientes como algo  maravilloso. En fin, en momentos así, porque se viven muchos, solo puedo decir: “Wow, la magia existe de verdad”.

Sé que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana y todo eso que se dice, pero soy más consciente que nunca que he sido bendecida con una vida humana, para vivir esta experiencia como humana, para aprender a ser humana, para recordar como humana la divinidad que me habita que no es más que un pedacito de amorosa consciencia expandida. Somos eso, AMOR. Sí, con mayúsculas.

Sé que la vida te lleva, te trae, te da, te quita… y en todo este vaivén de montaña rusa que sube, que baja, que se para y que acelera, estás tú, sí, tú.

¿Y quién eres tú? No, no te he preguntado a qué te dedicas o qué haces para “ganarte la vida”, te he preguntado quién eres tú. ¿Sabes quién eres?

Esta es, tal vez, la pregunta más importante y trascendental que te van a hacer en la vida y cuya respuesta, es "LA RESPUESTA”.

Cuando averigües quién eres, sabrás también de dónde vienes y a dónde vas.

¿Y sabes cómo puedes averiguar quién eres? Prestándote atención.

Nos hemos inventado una vida en la que estamos todo el tiempo corriendo en alguna dirección, a veces sabemos hacia dónde corremos y otras no, vamos de un lado para otro sin ningún tipo de criterio, tal vez nos movemos por inercia o porque hacia allá es hacia donde la gente que se mueve en masa va y como no sabemos dónde ir, les seguimos sin cuestionarnos nada más.

Tenemos prisa, vamos con prisa a todas partes, incluso en los momentos de ocio, distensión y divertimento tenemos prisa, porque nos hemos acostumbrado a correr todo el tiempo. Ya casi nadie se detiene a contemplarse o a contemplar lo que le rodea. Vivimos con premura, escapando de nosotros mismos porque tenemos miedo de mirarnos, descubrirnos y reconocernos. No estamos con nosotros, no nos acompañamos, no nos vemos.

¿Quieres conocerte? ¿Quieres saber quién eres? Para, sí, para. Baja el ritmo, deja de correr como pollo sin cabeza. Deja de eludirte, deja de esconderte y de intentar vivir la vida de los demás o de procurarte esa vida “ideal” que alguien diseñó para ti sin consultarte y como no puedes alcanzarla, porque no es tu proyecto, te culpas y castigas cada día por no estar a la altura de lo que otro decidió para ti, de las expectativas que otros crearon para ti.

Detente, comprende que el único modo de avanzar es deteniéndote. Necesitas parar para volver a ti. Date tiempo para estar contigo, como si fuera una primera cita, y luego otra y otra y así, hasta que te hayas dado espacio suficiente para conocerte de nuevo y conectar contigo. Así podrás descubrir qué cosas te gustan y cuáles no, qué quieres en tu vida y qué quieres desechar de ella. Así llegarás a tener una relación tan sana contigo misma, que cuando vayas a darte cuenta, no solo sabrás lo que quieres para tu vida y encontrarás las agallas y las fuerzas para conseguirlo, sino que no tendrás ninguna duda de quién eres. Es más, ¡te habrás enamorado de ti para siempre!

Lo único que necesitas para conseguir saber quién eres es honestidad. Sí, honestidad, sé siempre honesta contigo misma, prométete no volver a mentirte, ni a engañarte, ni a camuflar la verdad, no te escondas más por miedo a que te vean y te puedan juzgar o despreciar. No dependas más de las opiniones de los demás, ni de sus valoraciones positivas, ni de las negativas.

Al reencontrarte contigo misma te haces fuerte y cuando te haces fuerte comprendes que vivías en una mentira llena de manipulaciones y dejas de necesitar la aprobación de los demás y de depender de sus opiniones sobre ti o tu vida. Suelta todo ese miedo a no ser suficiente y a no estar a la altura de las expectativas de los demás y empieza a vivir de verdad tu propia vida, con amor, con consciencia, con equilibrio, con entusiasmo, con alegría, con pasión, en paz.

Voy a concluir con una frase adaptada de Sergi Torres que ha terminado por gustarme mucho. Sergi, en sus charlas, en sus libros… utiliza mucho la expresión “¿Me acompañas?" o "¿Me acompañaste hasta aquí?” Y yo quiero preguntarte: “¿Te acompañaste hasta aquí?" "¿Estás dispuesta a acompañarte desde aquí?”

Con Amor,

©Paqui Sánchez


©Paqui Sánchez