@BeverlyAshGilbert |
El Ciclo Menstrual Femenino
Primera
parte
Conocer nuestro ciclo menstrual nos ayuda a
comprendernos mejor ya que al conectarnos con nuestro biorritmo particular
entendemos de forma más clara qué está pasando con nuestras hormonas en cada
momento y cómo nos afectan esos cambios hormonales en nuestro día a día. Tal
vez ese conocimiento nos permita dejar de exigirnos, de desvalorizarnos y de
culparnos cuando llegan esos momentos del mes en los que estamos de bajón y
sentimos que, por más que nos esforcemos, no conseguimos estar al 100% ni
mental, ni física, ni emocionalmente. Al tomar consciencia de cómo nos vamos a
sentir en cada momento de nuestro ciclo femenino, aprenderemos a ser más
empáticas con nosotras mismas y a darnos lo que necesitamos en cada momento
sabiendo lo que nos está ocurriendo y por qué.
Quizá ha llegado el momento de normalizar que las
mujeres nos regimos por un ciclo hormonal que tiene lugar cada mes de nuestra
vida y que este está directamente relacionado con nuestras emociones, por tanto
nos afecta en todos los ámbitos y parcelas de nuestra vida. No somos bipolares
por cambiar de humor o estado de ánimo, simplemente somos mujeres cíclicas que
se experimentan cada mes de 4 formas distintas y nos comportamos de manera
diferente dependiendo de en qué fase del ciclo estemos.
Mi menarquía fue a los 11 años, era todavía una
niña y toda la información que recibí de lo que me estaba pasando fue cómo usar
una comprensa, que estuviera atenta para no mancharme o me señalarían con el
dedo y se reirían de mí y que “tenía que tener cuidado con los chicos”. Esto
último no lo entendí, ¿qué tenían que ver los chicos con la llegada de mi
regla?, pero mi madre tampoco supo cómo explicarme más en aquel momento, de
hecho llamó a mi hermana, supongo que para tener un apoyo moral (sonrío). Luego
entendí que con eso de los chicos se refería a que “no me quedara embarazada”
porque hubiera sido una vergüenza para la familia.
Afortunadamente el verano anterior, unas niñas
de la urbanización de la casa de la playa, algo mayores que yo, me habían
contado sobre la “regla” después de reírse un buen rato de mí cuando
descubrieron que no sabía de lo que estaban hablando. El contar con una hermana
mayor también fue un beneficio para consultas posteriores, porque como mi
menstruación se adelantó y la suya se atrasó, prácticamente nos bajó la regla a
la vez, pero esos 3 años que nos llevamos, en aquel tiempo, eran relevantes.
Ambas hemos “sufrido” de menorragias y dismenorrea,
eso quiere decir reglas largas y muy dolorosas. Dismenorreas acompañadas de vómitos
en muchas ocasiones y de acabar en urgencias con un Primeran inyectado para
cortar los vómitos y bebiendo ampollas de Nolotil cada 6/8 horas porque su
efecto, según un facultativo que me atendió en una ocasión, es más inmediato
bebido que inoculado. Sé que estimar el nivel de tolerancia al dolor que una
persona puede soportar es muy relativo, pero os puedo garantizar que en mi
familia en general es bastante elevado.
Por tanto, nuestro ritual mensual era hacernos con
un buen arsenal de botellitas de Nolotil, romper la ampolla de cristal y
ponerlo bajo la lengua para que las venitas que tenemos allí lo absorbieran
cuanto antes, además de agua caliente para la bolsita de agua que colocábamos
sobre los ovarios y alguna manzanilla que nos preparaba mi madre. Quiero
matizar que no me gustan los medicamentos, nunca lo han hecho, nunca he abusado
de ellos, la mayor parte de las veces resistía todo lo que podía antes de beberme
una ampolla de Nolotil, el mejunje más amargo y desagradable que he probado
jamás.
Nuestra
cultura ya no nos prepara para aprender a conocernos como mujeres, cuanto más a
empoderarnos como tal, ni a valorarnos como merecemos. Ya no se celebran
rituales de la primera menstruación, ese momento mágico en el que una niña deja
de ser niña para convertirse en una mujer. Creo que pasamos por una etapa en la
que hemos querido ser como los hombres y justo en ese momento perdimos el
sentido del equilibrio. No somos
hombres, no somos ni mejores ni peores que ellos, no somos iguales, no tenemos
la misma resistencia, ni las mismas capacidades. No tenemos que parecernos a
ellos, ni competir con ellos, ni compararnos con ellos, nuestro cometido
debería de ser otro. ¿Los mismos derechos, las mismas oportunidades laborales,
las mismas obligaciones en el hogar, con la familia? Por supuesto, eso no tiene
nada que ver con lo otro y creo que lo hemos metido todo en el mismo saco y
hemos desvirtuado la realidad.
En mi época, todavía nacíamos con el estigma de la
culpa por ser mujeres, se daba a luz con dolor y muchas de nosotras sufríamos
de dolor menstrual y de cambios de humor incomprensibles para la sociedad e
incluso para nosotras mismas. Era fácil pensar que padecíamos algún trastorno
por nuestros cambios de humor que pasaban de la risa al llanto en algunos momentos
del mes. Recuerdo comentarios hechos para hacer daño como “seguro que está con
la regla”, o “es una floja, lo que no quiere es hacer gimnasia”, o “mira la
mancha que lleva, qué asco”… Niñas haciéndose las “fuertes” para intentar no
ser diferentes, con la chaqueta anudada a la cintura durante “esos días” para
evitar que se vieran las posibles manchas por el asco que la sangre menstrual
provocaba (y sigue provocando), la vergüenza de que la regla llegara en mitad
de una clase y tener que pedir permiso para salir al baño para ponerte una compresa o
apañarte como pudieras con tiras de papel higiénico para improvisar una. Dolor, ese dolor que hacía que “odiases” “esos días”. La tristeza
incomprensible, la irascibilidad incomprensible, pensar:” ¿Qué pasa conmigo?
¿Qué está mal en mí? Porque tienen razón, estoy muy irritable y de mal humor y
enfadada y solo quiero llorar…”
Y te vas metiendo ahí, en tu ostracismo, creando
una burbuja protectora y solitaria donde cada vez entra menos gente. No sé si
os suena o si os sentís en parte identificadas con lo que os estoy contando.
Era muy normal escuchar comentarios como que qué
castigo haber nacido mujer, que los hombres lo tenían más fácil en la vida,
podían optar a un mejor puesto de trabajo con mayor remuneración que el de una
mujer, no tenían que sufrir los dolores menstruales, ni embarazarse, ni los
dolores de parto, ni criar a los hijos y cuidar de la casa a parte de trabajar…
Y claro, evidentemente todo ese lenguaje verbal y
vivencias se van asentando en la mente de una niña inquieta que va absorbiendo
de aquí y de allá.
Decían que con las primeras relaciones sexuales,
las reglas ya no serían dolorosas, pero lo siguieron siendo. Después decían que
tras el primer embarazo las reglas dejarían de ser dolorosas, pero lo siguieron
siendo… Y después que con los años, con la madurez, etc., etc., pero lo
siguieron siendo.
Los embarazos, en mi caso, no fueron malos, pero sí
“incómodos”. Los vómitos no se pasaron después del tercer mes, ni del quinto,
llegaron hasta el noveno. Cualquier momento era bueno para agarrarse al inodoro
y echar los restos. Afortunadamente los partos fueron mucho mejor, como se
suele decir “no va a ser todo malo”.
Yo ya había leído que cuando los embarazos son así,
es que hay algo que no está en equilibrio en ti, como si tu cuerpo rechazara al
bebé que llevas dentro porque no te aceptas a ti misma como mujer. No sé si
esto será así realmente o no, pero sí empecé a sentir que quizá algo tenía que
hacer, que tal vez hubiera algo muy escondido en mi subconsciente a lo que no
estaba prestando atención y que debía hacer consciente en algún momento de mi
vida. ¿Qué? Pues no lo supe de manera inmediata, la respuesta llegó con el
tiempo.
¿Cuándo pasó realmente a mitigarse el dolor o a
desaparecer totalmente para dar paso a ligeras molestias en momentos puntuales
del mes? Cuando vi que a mi hija le empezaba a pasar lo mismo que a mí. Fue en
ese momento cuando se encendió la luz de alarma y tomé la decisión de actuar.
Las tres generaciones que conocía estábamos repitiendo el mismo patrón y
probablemente también lo habían repetido mis ancestras, por tanto sentí que la
raíz del problema estaba en mi linaje femenino. Al haber sido yo quien tomó
consciencia de ello, me sentí responsable de la sanación de esa parte de mi
estirpe. Además, porque mi hermana no ha tenido niñas.
Y llegó también el momento de mirarme a mí misma,
por supuesto, llegó el día de sentarme conmigo y preguntarme si yo me aceptaba
como mujer, si aceptaba mi feminidad, teniendo en cuenta todas mis experiencias
de vida, lo que me habían contado de pequeña y lo que yo había vivido en carne
propia. Y cuando decides ser honesta contigo misma, aparecen las verdades y
entonces te apercibes de la existencia de heridas que no habías sido capaz de
ver antes y a veces están en carne viva y hay que dedicarles muchos momentos
para cuidarlas y hacerlas sanar.
Somos producto de lo que hemos absorbido desde
pequeños, de las creencias con las que hemos crecido, de los límites que nos
han impuesto, de los perjuicios, de la sociedad en la que nacemos, nos
desarrollamos y crecemos. Somos producto de las herencias familiares, de las
experiencias que nos tocaron vivir para aprender y poder desaprender cuando nos
hacemos conscientes de que todo lo que hemos vivido era para superar momentos,
situaciones, personas… y a nosotros mismos.
Y como cuando el alumno está preparado, aparece el
maestro, la vida me regaló a unas cuantas personas para trabajar sobre este
tema.
Este fue el momento en el que decidí ponerme en
contacto con mi sangre menstrual, empecé a usar una copa menstrual y así tuve
la oportunidad de descubrir la temperatura de mi sangre, su textura, su olor,
que tocarla sana y que es sagrada. Creo que la sanación real se produjo en el
momento en el que le perdí el “asco” a
mi sangre menstrual, rendirle culto, sacralizarla de alguna manera, volver a
los orígenes, a aquellas culturas antiguas donde la sangre menstrual era
sagrada y bendecida.
Los talleres me aportaron conocimientos que estaban
dormidos en mí, por tanto, me ayudaron a despertarlos, a seguir investigando y
recabar mucha más información bebiendo de fuentes diversas para nutrirme y
saciarme de conocimientos y experiencias. Conocí el “Womb Blessing” de Miranda
Gray, me inscribí en las meditaciones de sanación menstruales y empecé a
ofrecerlas yo guiándolas para otras bellas mujeres que decidieron acompañarme.
Aprendí a conocerme mejor como mujer, a aceptarme
más y al comprender qué me estaba pasando en cada momento del mes, todo cambió.
Aprendí que en cada una de las fases de mi ciclo menstrual me sentía de una
manera diferente y que no podía exigirme lo mismo en una semana que en la
siguiente porque en unos momentos tenía más energía que en otros, al fluctuar
mis hormonas, mi estado de ánimo también cambiaba, incluso lo que me apetecía
comer era distinto, más dulce, más salado, más grasas, o proteína o hidratos,
mayor o menor cantidad... A veces me sentía más creativa, o más alegre, o más
sentible, o más susceptible, o más cansada o más irritada. Y todos esos
momentos que se daban mes a mes, repetían un patrón relacionado con la fase en
la que me encontrara de mi ciclo menstrual.
En unos momentos me quería comer el mundo y me veía
con capacidad de sobra para ello, y al rato era el mundo el que me engullía a
mí sin poder hacer nada para evitarlo, y me hundía, y me hundía y me hundía.
También hice algún trabajo energético para liberar
algunas energías estancadas que sentía había en mi linaje femenino, como ya he
mencionado. No pensar en nada extraño, fueron algunas cositas que sentí debía
hacer, como agradecer a mis ancestras y liberar algún decreto que pensé se
debía haber formulado generaciones atrás sobre el sufrimiento de ser mujer, el
dolor y ese parirás con dolor… En fin, ya me entendéis, aquello que llegó a mí
en aquel momento y que yo sentí que había que transmutar y transcender.
¿Qué pasó? Pues que a la vez que yo aprendí a
conocerme y saber qué podía ofrecer en cada fase de mi ciclo menstrual y qué
podía exigirme y permitirme o no, a mi hija dejaron de darle dolores y aceptó
su condición femenina y su período con naturalidad como por arte de magia.
¿Casualidad? Bueno, ya sabes que yo no creo en las
casualidades.
Segunda parte
@BeverlyAshGilbert |
Lo que voy a relatarte a continuación lo puedes encontrar en cualquier otro artículo de la red. Yo voy a contemplar aquellos puntos que considero más relevantes para que puedas empezar a trabajar con contigo misma desde este momento.
Las
fases del ciclo menstrual femenino están estrechamente vinculadas desde la
antigüedad y en muchas culturas con los ciclos lunares, las estaciones y la
naturaleza en sí, más recientemente con arquetipos femeninos y diosas, que no
dejan de ser un paralelismo más.
¿Qué
ocurría en esas culturas antiguas y hemos ido perdiendo a lo largo del tiempo?
Pues que la mujer estaba conectada a la tierra y a la naturaleza y las niñas y
niños aprendían desde pequeños ese vínculo sagrado. Las niñas crecían teniendo
una concepción distinta de su cuerpo y la menstruación era concebida como
“sagrada” y no como algo sucio y molesto de lo que debían avergonzarse. No
conocían el estrés, vivían en consonancia con los ciclos naturales, no tenían
prisa y las mujeres solían menstruar en grupo bajo el influjo de la luna nueva
y ovulaban en luna llena. La sangre menstrual además fertilizaba la tierra,
servía para pintar en las paredes de las cuevas…, por tanto tenía una magia
sacra que se ha ido perdiendo a lo largo de la historia, según dicen, conforme
hemos ido “evolucionando”.
Hoy
la vida va demasiado deprisa para que nos detengamos a observarnos, a reparar
en la naturaleza o en las fases lunares y podamos establecer una conexión entre
todas ellas, sin embargo, están estrechamente relacionadas. En la investigación
que he llevado a cabo para escribir este artículo, me he encontrado con
estudios que desmienten la relación entre los ciclos lunares y los femeninos,
pero todos coinciden que quizá el exceso de luz artificial que hay hoy en día
en las ciudades y el estrés podrían ser dos de las causas que han hecho perder
esa relación. Vinculados ambos ciclos o no, sí debemos reconocer que tienen
muchas similitudes entre sí.
Algunos
datos relevantes a tener en cuenta sobre el ciclo menstrual.
*
El ciclo menstrual completo pueden variar de unas mujeres a otras, su duración
se estima entre los 28 y 38 días.
*
El ciclo menstrual dura desde el primer día del período hasta el comienzo del
siguiente, independientemente de que haya sangrado o no.
*
La primera parte del ciclo prepara al óvulo para que sea liberado de los sacos
de los ovarios y hace crecer el recubrimiento interno del útero.
*
La segunda parte del ciclo prepara al útero y al cuerpo para recibir un óvulo
fertilizado o para comenzar el siguiente ciclo si no hay fecundación y no se
produce el embarazo.
*
La alimentación es un factor sumamente relevante, puesto que la adecuada
elección de alimentos puede lograr la disminución de algunos síntomas
premenstruales e incluso mejorar la salud menstrual y corregir irregularidades
en los ciclos.
*
El sistema reproductivo está bajo la influencia de 2 tipos de hormonas, las que
se producen en la hipófisis, reguladas por el hipotálamo y su hormona liberadora
de gonadotropinas y las que se producen en los ovarios.
Las
de la hipófisis son:
* La FSH o la hormona folículo
estimulante. Empieza a segregarse
al inicio del ciclo y su función consiste en estimular al ovario para que se
desarrollen los folículos primordiales. Los folículos son unas estructuras
llenas de líquidos que contienen a los óvulos en sus diferentes estados de
maduración.
* La LH o la hormona luteinizante. Es la
encargada de desencadenar la ovulación una vez que el folículo que contiene al
óvulo haya madurado por completo.
Estas hormonas viajan hasta los ovarios donde
influyen en los cambios de niveles de estrógenos y de progesterona y
ayudan a la maduración de los folículos dentro de los ovarios.
Las
otras 2 hormonas se producen en los ovarios:
* Estrógenos. Son las hormonas
secretadas por el ovario a medida que los folículos se van desarrollando. Tiene
una función reguladora de todo el ciclo menstrual, además de intervenir en el
desarrollo sexual de la mujer.
* Progesterona. Es secretada por el
ovario después de la ovulación. Su función principal consiste en aumentar el
grosor endometrial para que el embrión se pueda implantar y tenga lugar el
embarazo.
*
Las citologías vaginales son más exactas entre los días 9 y 20 del ciclo, tenlo
en cuenta cuando tengas que pedir una cita.
*
En los períodos del ciclo con niveles elevados de estrógenos (antes de la
ovulación y en mitad de la fase lútea) eres más resistente al dolor, por tanto,
son momentos idóneos para depilaciones, tatuajes o acudir al dentista.
El ciclo menstrual se divide en 2 fases, y a su vez, cada una de ellas en dos más, es decir, dos fases tienen lugar en los ovarios (pre-ovulación o fase folicular y pre-menstruación o fase lútea) y las otras dos en el útero (menstruación y ovulación). Cerebro, ovarios y útero trabajan en consonancia y se comunican a través de las hormonas, de modo que este ciclo no se detiene nunca.
· Menstruación
o fase menstrual, regla o período menstrual. Del día 1 al 5 del ciclo aproximadamente.
Tiene lugar en el útero. El sangrado aparece por el desprendimiento del
recubrimiento del útero. Disminuye el apetito.
· Fase
folicular o de pre-ovulación, se produce una subida de estrógenos aportando una
mayor energía. Del día 6 al 14 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en los
ovarios. Comienza a crecer de nuevo el recubrimiento uterino.
· Fase de
ovulación, aumentan los niveles de estrógeno y progesterona. Día 15 del ciclo
aproximadamente. Tiene lugar en el útero. Se produce la liberación del óvulo en
el ovario, esto ocurre a mitad de ciclo.
· Fase de
post-ovulación, lútea o premenstrual, se reducen los niveles hormonales. Del
día 16 al 28 del ciclo aproximadamente. Tiene lugar en los ovarios. El cuerpo
se prepara para un posible embarazo. Hay mujeres que sufren de hiperfagia
lútea, es decir, de un aumento exagerado del apetito, principalmente de alimentos
dulces y ricos en grasa, asociada a la disminución de la serotonina. En algunos
estudios se pone de manifiesto que sucede menos con las mujeres que toman
anticonceptivos orales.
Vamos
a profundizar un poco más en cada una de las fases del ciclo:
Luna Nueva. Menstruación.
Útero. Invierno. Arquetipo de la Bruja/Sabia/Anciana. Diosas asociadas: Hécate
y Hestia.
Es
la fase oscura por excelencia, la luna no se ve en el cielo, momento en el que
se produce la menstruación, comienza en el primer día de sangrado y puede durar
entre 3 y 8 días, dependiendo de cada mujer y sus circunstancias, lo normal se
estima entre 3 y 6. La sangre y el endometrio (el recubrimiento interno del
útero) se desprenden y son expulsados por la vagina. Durante el sangrado, no
debe haber coágulos.
¿Qué
debes conocer de esta fase para detectarla en ti?
La
energía disminuye al igual que lo hacen los niveles de estrógenos y
progesterona que se encuentran en estado basal, es decir presentan una
concentración mínima. Por tanto, te puedes sentir cansada, con el ánimo
decaído, con malestar digestivo, irritabilidad, incluso podrías padecer
cólicos. Tu olor corporal será más fuerte y tu temperatura basal más baja.
Se
trabaja con el arquetipo de la Bruja,
la Sabia o Anciana. Ella en su infinita sabiduría, nos dice que ha llegado el
momento de descansar, de viajar hacia dentro en soledad, en silencio, con
quietud. Es un momento de introspección. Si te das el espacio que necesitas, tu
cuerpo comenzará a reponerse e irá recabando energía para comenzar con gran
vitalidad la fase siguiente. Es importante que este descanso se produzca
evitando cualquier sentimiento de culpabilidad y acallándolo si se presenta.
Necesitas descansar, todo lo demás puede esperar.
Es
una fase reflexiva en la que la mujer está más receptiva a su mundo interior, a
conectar con los sueños y las intuiciones. Es un retiro para observar las
sombras limitando las actividades hacia el afuera y sembrar nuevas intenciones
para las fases sucesivas.
Momento
de silencio y vacío en el que la semilla arrojada en el útero se nutre por
dentro y se prepara para terminar su ciclo. No es recomendable tomar decisiones
importantes en este momento del mes.
Alimentación: Es un
momento de depuración en el que se producen pérdidas de agua, electrolitos y
minerales como el magnesio y el hierro, de ahí el cansancio, la falta de
motivación y la baja energía. Podría producirse un ligero aumento del apetito
debido al gran esfuerzo que el metabolismo hace en este momento del mes. Se
debe seguir una dieta sana y antiinflamatoria y con antioxidantes ricos en
polifenoles como frutos del bosque, granada y cacao puro. No abuses del café ni
del alcohol, ayúdate de infusiones que ayuden a depurar el organismo como el
cardo mariano, diente de león, boldo o alcachofa. Toma alimentos ricos en
vitamina E (avellanas, aguacate, aceite de oliva virgen) y bebe agua suficiente
para equilibrar la pérdida de electrolitos.
Aumenta
el consumo de alimentos ricos en hierro ingiriendo proteínas animales o
vegetales tales carnes, huevos, pescados, legumbres, vegetales de hoja verde,
frutos secos, etc. Acompañados de vitamina C, naranjas, kiwi, fresas, brócoli,
tomillo y perejil para su mejor absorción.
Para
prevenir el dolor menstrual es importante controlar los niveles de magnesio
incrementando la ingesta de alimentos como la quinoa, almendras o chocolate
negro de mínimo el 85% de cacao. Los alimentos ricos en potasio como el
plátano, el aguacate o infusiones antiinflamatorias de cúrcuma y jengibre
también son interesantes para aliviar las molestias. Otros antiinflamatorios
naturales se encuentran en los ácidos grasos omega3 de los pescados azules y
las semillas de lino o chía.
La
ingesta de carbohidratos ayudarán a mitigar el esfuerzo metabólico, se pueden
tomar cereales integrales, pseudocereales o tubérculos por su alto contenido en
almidón.
Para
evitar la descamación de la pared del útero, es recomendable incorporar
alimentos ricos en vitamina A que se encuentra en las vísceras, hígado,
zanahoria y remolacha, que regeneran la mucosa.
En
esta etapa del ciclo, mejor consumir alimentos cocinados, los crudos son más
difíciles de digerir.
Estamos
en invierno, en la senectud y la savia de los árboles y las plantas reside en
las raíces de los mismos.
Luna Creciente.
Pre-ovulación/Fase folicular/Fase Proliferativa. Ovario. Primavera. Arquetipo
de la Virgen/Doncella. Diosas asociadas: Venus, Afrodita y Artemisa.
Una
vez que el sangrado ha terminado, la luna comienza a atisbarse en el cielo
dando comienzo a la fase folicular en la que tiene lugar la maduración del
óvulo. Los niveles de estrógenos aumentan y el ovario se prepara para liberar
al óvulo. Esta fase puede durar entre 10 y 22 días. Comienza a aumentar la
hormona FSH.
La
Doncella está en un momento de
hacer, se siente pletórica, llena de energía, en su momento de expansión. Está
cómoda, con ganas de socializar, de iniciar y sembrar proyectos que se
materializarán en la siguiente fase. De nutrirse y recibir conocimiento. Siente
que es momento de renovarse, de analizar, concentrarse y planificar.
Durante
esta fase te sentirás con mayor claridad de pensamiento, más fuerte y con mayor
energía vital tanto a nivel mental como físico o emocional. Es momento de
comenzar proyectos nuevos, de salir a divertirte y disfrutar de esa
acción/dinamismo que encontrarás en esa energía excelsa de la que estarás
disfrutando si te diste permiso para descansar en la fase precedente. Si no hiciste
ese descanso, en lugar de tener tanta energía, seguirás arrastrando cansancio
acumulado.
Notarás
que el cabello y la piel están más resplandecientes, tu voz algo más aguda y sentirás
un mayor deseo sexual.
Alimentación: Hay
mayor actividad, el proceso de quemar grasas se ralentiza, el aumento de los
estrógenos permiten una mayor sensibilidad a la insulina, hay que reducir el
consumo de grasas y aumentar el de hidratos de carbono. Al disminuir el
metabolismo basal, se reduce el apetito. Es más fácil llevar una dieta sana.
Dependiendo
del tipo de metabolismo, se puede optar por carbohidratos complejos como
cereales, quinoa y legumbres o carbohidratos simples como arroz blanco, puré de
patata, pasta o pan, ya que el cuerpo tolera mucho mejor la glucosa.
Durante
los días fértiles del ciclo es importante la ingesta de ácido fólico y vitamina
B9, incluidas en vegetales de hoja verde, espárragos, cacahuetes y garbanzos, y
de proteínas ricas en vitamina B12, ya que se está formando el folículo y el
endometrio aumenta de tamaño. Para ello hay que aumentar el consumo de carnes,
pescado, huevos y lácteos.
Como
el cuerpo se está preparando para un posible embarazo, es interesante incluir
alimentos prebióticos como el ajo, la cebolla, el puerro, alcachofas, plátano,
brócoli y chucrut para el crecimiento de la flora intestinal, recordemos que la
microbiota es nuestro órgano olvidado y sin embargo de vital importancia para
nuestra salud.
Es
apropiado y recomendable la ingesta de alimentos en crudo para aprovechar las
vitaminas, antioxidantes, enzimas y polifenoles que estos aportan, es momento
de tomar ensaladas, frutas y verduras.
Este
es el momento del ciclo más idóneo para comenzar una dieta.
Estamos
en primavera, en la juventud y la savia de los árboles comienza a ascender, del
mismo modo que lo hace la luna en los cielos.
Luna Llena. Ovulación. Útero.
Verano. Arquetipo de la Madre. Diosas asociadas: Démeter y Gaia.
La
luna se muestra con su máximo esplendor, brillante y alta en el cielo. La mujer
comienza su fase fértil, la temperatura basal es más alta, se produce el pico
de la hormona luteinizante (LH), el moco cervical se vuelve claro y elástico,
lo que permitirá que el óvulo pueda ser fecundado por un espermatozoide.
El
óvulo es liberado en la trompa de Falopio y se prepara para ser fecundado, se
produce cada vez más estrógeno. La ovulación tiene lugar entre 13 y 15 días
antes del siguiente período.
Es
una fase llena de vitalidad y energía dado el estado de fertilidad en el que la
mujer se halla y esa fertilidad se traduce en todos los aspectos: proyectos
laborales, personales, familiares. Se produce un aumento de la autoestima y de
la seguridad en ti misma, amén de un bienestar personal.
Arquetipo
de la Madre, te sentirás más
sensual, más tolerante, más amorosa, más comprensiva, más maternal. Es momento
de ser y de expresar plenitud. Este es el momento en el que te comes el mundo
porque te sientes bella, poderosa, imparable e invencible.
Alimentación: Los
niveles de estrógenos llegan a su punto álgido, lo que indica que se debe
aumentar el consumo de frutas y legumbres para garantizar la ingesta de hierro
y ácido fólico y que el metabolismo se pueda recuperar con facilidad. Hay que
reducir, a su vez, el consumo de hidratos de carbono y grasas, dado que no hay
tanta resistencia a la insulina. Frutos secos y cereales integrales ayudan a
regular de manera natural la progesterona.
Estamos
en pleno verano, en la madurez maternal y la savia de los árboles y las plantas
se encuentra en la copa.
Luna Menguante.
Pre-menstruación/Fase Lútea/Fase Secretora. Ovario. Otoño. Arquetipo de la
Hechicera/Chamana. Diosas asociadas: Kali, Lilith e Isis.
La
luna comienza a hacerse pequeña, hasta dar paso a la luna nueva y a un final de
ciclo menstrual. Se inicia la fase Lútea en la que aumenta la progesterona y el
estrógeno, también conocida como fase pre-menstrual, es una fase fértil en la
que si no quedas embarazada, el ovocito comienza a desprenderse para dar paso a
la siguiente menstruación. Esta fase dura unos 14 días, pero podría durar entre
9 y 16.
Aumenta
la progesterona dando lugar a los síntomas premenstruales como aumento de la
irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, dolores de cabeza, agotamiento, problemas
cutáneos (acné), hinchazón, sensibilidad en el pecho, estreñimiento... El
cabello y la piel estarán más grasos. La subida de progesterona es también la
responsable de la modificación en el moco cervical que se vuelve impenetrable,
toda vez que se engrosa el endometrio.
Si
la fertilización no tiene lugar, el cuerpo lúteo se comienza a desintegrar
entre los días 9 y 11 después de la ovulación. A este momento se le conoce como
fase isquémica, se produce la caída de los niveles de estrógenos y progesterona
y la descamación en el endometrio o desprendimiento del óvulo produciéndose de
nuevo la menstruación.
Es
momento de limpiar y soltar aquello que ya no vibra contigo, de finalizar
ciclos y cerrar situaciones inconclusas. Disminuirá tu capacidad de
concentración y la memoria estará más quebradiza, te vuelves más lenta tanto de
pensamiento como físicamente.
La
Chamana vuelve a mirar hacia dentro
para indagar en sus deseos, en sus necesidades, en sus sombras dándose permiso
para liberar el estrés y la frustración, toda vez que profundiza en su
crecimiento personal para avanzar y sanar.
Es
también una etapa creativa para observar, meditar y crear.
Puede
haber un aumento del deseo sexual y también alteraciones en los ciclos del
sueño.
Es
la fase de los antojos de dulce por antonomasia, la apetencia de ingerir dulce
se debe principalmente a la bajada de estrógenos y el aumento de la serotonina,
a la vez que se eleva la liberación de progesterona, la resistencia a la
insulina está muy baja. El cuerpo se vuelve más sensible a la glucosa
provocando inflamación y retención de líquidos.
Alimentación: Tendrás
mayor sensación de apetito porque el metabolismo se acelera. Para no caer en la
tentación de no comer sano, es conveniente aumentar el consumo de grasas
saludables y proteínas que provocan sensación de saciedad. Para paliar la
alteración del estado de ánimo, la tristeza y la irritabilidad de esta fase
debido a la bajada de los niveles de serotonina, se pueden incluir en la dieta
alimentos ricos en magnesio, como son los frutos rojos que ayudan a mejorar el
estado de ánimo.
Evita
alimentos refinados, ultraprocesados, bollería y azúcares. Si eres diabética,
en esta etapa tienes que estar mucho más atenta a tu alimentación para
controlar los niveles de ansiedad por la comida. Esta ansiedad se genera porque
se produce un desbalance entre los niveles de grelina (hormona del hambre) y la
leptina (hormona de la saciedad), es decir, tarda más tiempo en llegar la
sensación de saciedad y podemos excedernos en la ingesta. Te ayudará ingerir
alimentos ricos en fibra para saciarte antes, comer despacio masticando bien
los alimentos, no distraerte mientras comes leyendo o mirando la televisión o
el móvil.
Es
interesante ingerir proteínas de alto valor biológico por sus aminoácidos
esenciales junto con vitamina B6 y magnesio, así se regulará mejor el sistema
nervioso y se mantendrá un buen equilibrio hormonal. Aumenta el consumo de
pescado (atún, salmón, sardinas), huevos, avena integral y aguacate y reduce el
de sal, sazona con especias y/o zumo de limón.
Aumentará
el apetito por alimentos como el queso, el vino o el café, precisamente porque
son más elevados en sal.
Las
infusiones diuréticas te ayudarán a no retener líquidos (diente de león, cola
de caballo, alcachofa). Bebe mucha agua.
En
cualquiera de las fases, es importante reducir el consumo de ultraprocesados y
edulcorantes ya que estos aumentan la retención de líquidos y provocan
hinchazón, dañando la microbiota o flora intestinal.
Estamos
en otoño, en la menopausia y la savia de los árboles y las plantas comienza su
descenso hacia las raíces, igual que lo hace la luna en los cielos otoñales.
Es
importante hacer ejercicio en todas las fases del ciclo menstrual, valora el
tipo de ejercicio según tu ciclo.
Tercera parte
Algunas
cosas que te pueden ayudar.
No
te agobies si no encuentras un paralelismo entre las fases lunares y tu ciclo
femenino, lo importante es detectar en qué momento del ciclo te encuentras y
empezar a trabajar a partir de ahí. Como hemos comentado, hoy en día con la
contaminación lumínica y es estrés provocado, entre otras cosas, por la
exigencia de ser “una mujer válida y notable en un mundo de hombres”, propicia
que nuestros ciclos menstruales sean más personales que nunca.
Recuerda
que tu ciclo puede variar de duración de un mes a otro y cambiar con el paso
del tiempo. Yo sufrí menorragia durante muchísimos años y con el tiempo mi
sangrado disminuyó, así como su duración.
No
te olvides que contamos con remedios naturales para ayudar a paliar los dolores
y/o molestias durante el período. La salvia, por ejemplo es muy amiga de la
mujer. Puedes mezclar hierbas que a ti te vayan bien y hacerte tu propio té
para cuando lo necesites.
¿Qué
pasa si estás en fase de climaterio o ya en la menopausia? Pues que tus ciclos
siguen actuando igual aunque ya no haya sangrado.
Quizá
te preguntes si existe alguna manera de llevar un registro de tu ciclo
menstrual. La respuesta es sí, hay varias alternativas, te cuento sobre ellas.
Puedes
trabajar cada mes con un “Diagrama lunar
o Menstrual”. Es el mejor aliado
para conocer tu ciclo hormonal. Sería como un diario visual circular donde
hacer pequeñas anotaciones plasmadas con colores, símbolos o palabras para
describir tus sensaciones de cada día.
¿Cómo
hacer y compilar el diagrama?
Puedes
confeccionarlo tú misma o imprimir alguno que te guste, hay varias páginas que
tratan sobre los ciclos menstruales que dan la opción de imprimirlo de forma
gratuita. Como verás tienes que dibujar dos círculos concéntricos, uno más
grande que el otro y dividirlo en radios para que queden 30 partes iguales, ya
que el ciclo lunar es de 29,5 días. Si tu ciclo es mayor de 30 días, divide en
más radios.
Lo
primero que tienes que saber es en qué fase está la luna en el momento en el
que inicias tu práctica, si no coincide exactamente con el día de luna nueva,
cuarto creciente, llena o cuarto menguante, calcúlalo contando los espacios
hacia delante o hacia atrás.
Si
estás menstruando, puedes comenzar a completar tu diagrama lunar coincidiendo
con el primer día de sangrado, localiza el cuadrante de la luna en el diagrama
y marca el día teniendo en cuenta los espacios que has de mover según lo
explicado en el párrafo anterior.
Si
no estás menstruando en este momento pero quieres empezar con tu diagrama lunar
igualmente, empiézalo comenzando por hoy, buscando la fase lunar y cuando
localices el día, lo marcas como día 1. Marca además en qué momento de tu ciclo
menstrual estás, contando desde el primer día de tu última menstruación. Si tu
ciclo dura más de 30 días, puedes adjuntar otro diagrama, si dura menos, te
quedarán unos espacios en blanco.
El
círculo interior del diagrama es simbólico e intuitivo, puedes utilizar colores
con los que te identifiques cada día, hacer algún símbolo o dibujo. Puedes
hacer en un margen del diagrama o por la parte de detrás una leyenda con esos
colores o símbolos si quieres escribir lo que significan para ti, así, con el
paso de los años, no te olvidarás.
En el círculo exterior puedes añadir
palabras que definan tu estado anímico, energético, emocional, salud, apetito,
sexualidad… Se trata de ir a la esencia, por eso el espacio es pequeño.
No
tienes que limitarte a tus ciclos para utilizar el diagrama, por ejemplo si
estás embarazada, puedes hacer el diagrama de los 9 meses de embarazo como un
diario para la gestación de tu bebé.
Y
si ya estás en fase de climaterio (retirada gradual de la regla), también
puedes hacerlo, ten en cuenta que esta especie de “diario” te puede ayudar a conocerte
mejor. Además, si no hiciste tu ritual de menarquía por desconocimiento, quizá
puedas hacer ahora uno para la menopausia, siempre y cuando resuene en ti hacer
algo, no importa que ya haya pasado un tiempo.
Si
tus reglas son complejas e irregulares, llevar un registro puede serte de gran
utilidad.
Hoy
en día, si te manejas bien en internet, hay Apps para el móvil que te permiten
llevar un registro menstrual complementario a tu diagrama manual.
Otra
alternativa es llevar un “Diario
menstrual” e ir anotando en él los cambios que se producen en ti cada día.
Te dejo algunas ideas: fluidos vaginales, dolores físicos, estado de ánimo,
deseo sexual y sexualidad, nivel de energía, ciclos de sueño, sueños,
creatividad, intuición, apetito, alimentos que te apetecen, otras observaciones…
Esta
práctica contribuirá a su vez a dedicarte unos minutos del día, para
reflexionar sobre tu día, sobre tus sueños, sobre cómo te encuentras.
Ambas
prácticas pueden ser complementarias. No te preocupes si no puedes hacerlo
todos los días, se trata de disfrutar de esos momentos que nos dedicamos, no de
agobiarnos y estresarnos más.
Cuando
te permites dedicarte tiempo porque tú eres lo más importante de tu vida y
aprendes a conocerte, estás más predispuesta a vivir en armonía contigo y con
tus ciclos, a estar en equilibrio y a gestionar de manera positiva la posible
ansiedad que determinadas situaciones te puedan provocar.
Como
curiosidad final, ¿sabes cuál es el origen de la palabra “regla” aplicado a la
menstruación? Los diagramas lunares no son recientes, han sido utilizados por
nuestras antepasadas desde el paleolítico. Ellas crearon los primeros
calendarios midiendo matemáticamente el tiempo, usando la sangre menstrual como
instrumento de cálculo y medición. De ahí viene la palabra “regla” en su origen
etimológico de “medir”.
Espero
que este artículo, pese a que se ha extendido bastante, te aporte ideas que te ayuden
en tu proceso de autoconocimiento y te brinde la oportunidad de atenderte como
mereces sin culpas y sin vergüenza, empujando esos límites heredados por
nuestras ancestras o la sociedad en la que vivimos y lo que nos han contado,
toda vez que puedas detectar y superar algunos mitos de los que existen unidos
a la sangre menstrual y la menstruación.
La
sangre no huele mal, la sangre no es un castigo, la sangre es una bendición. Tener
la regla no te impide asearte, no te va a pasar nada por ducharte en cualquier
momento de tu ciclo menstrual, la regla no se va a cortar. Puedes mantener
relaciones sexuales en cualquier momento del ciclo si tu pareja y tú estáis de
acuerdo u os apetece, puedes hacer deporte cuando estás con la regla. Tener la
regla no es un obstáculo para nada que quieras hacer. Puedes tocar tus plantas
cuando estás menstruando, tintarte el cabello, hacer mayonesa sin que se corte.
Si tienes una relación sexual durante la menstruación, SÍ puedes quedarte
embarazada, independientemente de que sea tu primera vez o no. Puedes comer lo
que quieras durante la menstruación. La sangre menstrual es sagrada, tocarla, jugar
con ella, pintar tu cuerpo, regar tus plantas… son cosas que pueden ayudarte a elevar
la relación con tu ciclo menstrual a otro nivel. No es necesario que hagas nada
de esto, pero si decides hacerlo, estará bien.
Una
de las cosas que más me ayudó en mi proceso de conciliación con el ciclo
menstrual fue dejar de maldecir el momento en el que llegaba mi sangrado cada
mes y en ese proceso fue muy relevante perder el asco a mi propia sangre y empezar a sentirla como algo sagrado.
Gracias
por llegar y acompañarme hasta aquí.
Agradezco también por las imágenes que completan esta publicación y toda la documentación y fuentes consultadas para la creación de parte de la redacción de este artículo.
©Paqui
Sánchez