Páginas

miércoles, 13 de marzo de 2019

EMOCIONES RECONOCIDAS, LECCIONES APREHENDIDAS



Emociones reconocidas, lecciones aprehendidas.

Sé que es fácil decirte que no permitas que las cosas externas a ti te afecten y muy difícil de lograr.

Sé que es muy complicado encontrar ese punto de equilibrio en el que somos tan conscientes de nosotros mismos que nada nos pueda hacer perder nuestra paz interior.

Sé que es difícil no desilusionarse, no sentirse decepcionado por algunas personas o situaciones en determinados momentos de nuestra vida.

Sé que es difícil no sucumbir a la nostalgia y dejarse besar por la tristeza.

También sé que a veces, solo algunas veces, nos envuelve un halo destructivo hacia nosotros mismos que nos opaca el alma dejándonos desorientados, desnutridos y asolados.

Y lo sé porque vivimos en un mundo real donde no dejan de pasar cosas para hacernos perder ese equilibrio, para hacernos sentirnos decepcionados o sentir una tristeza enorme cuando las cosas no se dan como a nosotros nos gustaría.

Sin embargo, somos mucho más de todo eso que nos sucede. Todas esas emociones encontradas nos están avisando que estamos vivos, que somos seres sintientes en continua evolución y que esa espiral evolutiva de la que formamos parte sigue ascendiendo y nosotros con ella.

No rechaces tus emociones, ni lo que éstas te hacen sentir.

Te hago una propuesta para ayudarte a conocerte mejor. Cuando una emoción llegue a ti, en lugar de rechazarla, reconócela, ponle nombre y acéptala con amor. Forma parte de ti, tanto si lo aceptas como si no. Si hoy se manifiesta es porque tiene algo que contarte sobre ti mismo, sobre esa historia que vas escribiendo cada día. Siempre eres tú, siempre es sobre ti, aunque el reflejo se muestre en la persona o situación que tienes al lado o frente a ti. La historia siempre va contigo, siempre es contigo, siempre eres tú. Eres tú quien ha de reconocer lo que la persona o situación le hace sentir y permanecer en la observación intentando eludir el juicio castigador hacia el otro o hacia ti mismo. Si caemos en el juicio, estaremos desviando la atención de nuevo de nosotros mismos que es donde debe estar. Y el ego sentirá que ha ganado de nuevo la batalla, cuando ni hay batalla ni se trata de ganar, sino de equilibrar en nuestro interior los balanceos que se producen fuera.

Entiendo que a veces hemos de pasar por ese “juicio” porque es donde nos conduce de forma automática la mente, que intenta eximirse de responsabilidades y culpas al tener a otro a quien culpar. Entiendo que esto también es un proceso más que forma parte de nuestro crecimiento personal y que es donde tu mente te empujará siempre. Pero cuando eres consciente de ello, el proceso comienza a cambiar poco a poco, hasta que te das cuenta que eres tú quien controla tu mente y no al revés. Eso sucede cuando te haces consciente de que no hay que buscar las respuestas en la acusación o crítica de la actuación del otro, sino ver qué te ha movido o removido a ti ese comportamiento y cómo lo solucionas en ti.

No obstante, esto no quiere decir que permitas el abuso hacia tu persona. Si lo que pueda haber ocurrido vulnera a tu persona o a tu propia libertad, la situación te estará indicando la necesidad de poner un límite. Recuerda que los límites no tienen el porqué ser drásticos o destructivos, los límites amorosos son aquellos que elegimos poner desde nuestro propio equilibrio interior y no desde la rabia o la frustración del momento.

Creo que estamos en un momento de la historia de la humanidad en el que hay que volver la mirada hacia uno mismo y comenzar a trabajar con nuestros sentimientos y emociones para redescubrirnos, reconectarnos y amarnos.

Y cuando no puedas verte, pídele a quien más te ame que lea las señales de tu cuerpo y tu alma para que puedas verte a través de sus ojos y respirar nuevamente la paz que hallarás en ti.

El tiempo es nuestro mejor aliado, pues es él quien nos ayuda a sanar y cerrar las heridas que se van produciendo en nuestro caminar. Si al tiempo le sumamos, consciencia, la sanación será mucho más rápida pues habrá una comprensión mayor de lo sucedido. Si al tiempo y a la consciencia le sumamos amor, la sanación será instantánea, pues el amor es el bálsamo que todo lo perdona y lo cura.

Ámate tanto como puedas, cuanto más te perdones y más consciente seas de ti mismo, más rápido será tu proceso de reconocimiento y reconexión. Cuanto más te ames, más podrás amar y agradecer todo cuanto te rodea y que te hace, a su vez, recordar el amor que eres cada día.

Cuando me amo, nos amo.

©Paqui Sánchez

 ©Paqui Sánchez