“La
familia de almas” es un libro escrito por la canalizadora canadiense Marie Lise Labonté. Según la autora existen 12 familias de almas y todos los seres
pertenecemos a una de esas doce familias que están encarnadas en la
tierra. Cada rama familiar tiene una misión que desarrollar.
Estas Familias
de almas son: los Maestros, los Sanadores, los Guerreros Sanadores, los
Chamanes, los Guerreros, las Hadas Alquimistas, los Comunicadores, los Enseñantes, los Barqueros,
los Iniciadores de Conciencia, los Pilares y los Mecánicos.
¿A QUÉ
FAMILIA DE ALMAS PERTENECES?
Deja
simplemente que la vibración de las palabras resuenen en tu interior y observa
el movimiento de tu alma mientras lees esto. No te identifiques con la
profesión que has escogido o con la actividad emprendida hasta ahora, sino con
aquello que mueve y conmueve al alma.
Formamos
parte de una única familia y no de varias. Según la posición que ocupemos en su
seno nos puede parecer que participamos en todas. No juzgues esta sensación,
solo pertenecemos a una aunque todas las familias se conocen y se comunican
entre sí en el más allá y también en el más acá a pesar de las personalidades
de cada uno.
¡Deja
vibrar tu alma!
FAMILIA
DE LOS MAESTROS
Actualmente
existe en el planeta Tierra una familia que nosotros llamamos la de los
maestros. En su seno residen, entre otros, los Maestros Ascendidos. El objetivo
de la existencia de estas almas es iniciar el movimiento. Cuando se encarnan y
la personalidad asegura la transparencia, se convierten en dirigentes, en
iniciadores de algún movimiento, ya sea en la luz o en las tinieblas.
¿Suscita
eso alguna reacción en ti? El juicio no existe en el más allá. Vuestra alma es
libre en todo momento. A través del filtro terrestre, podéis optar por el amor
y la luz. Tenéis igualmente la posibilidad de uniros al desamor y a la
destrucción; vuestra identidad se pondrá al servicio de vuestra elección. En
ambos casos, os continuara habitando la llama divina.
La luz no
desaparece extrañada por la decisión porque como la Fuente, es incondicional.
Os acompañara hasta que transforméis esa elección. Sois libres y en esta
libertad consiste vuestra iniciación. La vibración que lleva consigo las almas
que eligen encarnarse en el seno de esta familia es la de iniciar el movimiento.
Ahora
bien, en la densidad de la encarnación tal vez el alma no deje de pedir
"por favor, permíteme iniciar el movimiento" y tope con la
resistencia de la personalidad hasta los cincuenta y cuatro años, y sea
entonces cuando suelte uno amarras y decida responder a la visión interior
iniciando un movimiento; la forma que adopte ese movimiento no tiene ninguna
importancia. Todo ello está exento de juicio.
Para
estas almas, una de las pruebas de la encarnación es el ego y las distorsiones
posibles de su condición de maestros: la atracción por el poder, por la
manipulación. Porque el maestro es aquel que dirige, que transmite, que muestra
el camino, que debe iniciar el movimiento a partir del amor y sobre todo de la
humildad.
El
maestro no necesita de ningún título porque sabe que lo es y por naturaleza, en
todas las células de su envoltura física es maestro no solo con respecto a su
vida sino con respecto a todo lo que toca, lo cual comporta una gran
responsabilidad.
Algunos
pueden vivirlo como un peso, otros pueden rechazarlo, no respetar esa energía y
distorsionarla con sus actos. A estas almas, la encarnación les exige comprometerse.
El alma sabe a qué familia pertenece, conoce su naturaleza y su identidad. Si
la personalidad decide errar, ¡el alma obligara al compromiso! La fuerza que la
anima en la encarnación puede hacerlo saltar todo por los aires, derrocar todas
las estructuras para favorecer el alineamiento total.
La fuerza
del maestro se expresa tanto en el hacer como en el no hacer. Si se mantiene en
su centro, si conserva la serenidad, su impacto es mucho mayor, ya que la
fuerza vibratoria que había en su alma es tal que bastaría con que pronunciara
una sola palabra en toda su vida, en el momento adecuado, para cumplir su
misión. Así es el maestro, el que inicia el camino.
LA
FAMILIA DE LOS SANADORES
Existe
una gran e importante familia que engloba a muchas almas. Cuenta con muchos
núcleos y se ha escindido para formar otras familias. Se trata de la familia de
los sanadores. Las almas que la componen transmiten el fluido de la sanación y
la prodigan de todas las manera posibles. Estas almas han recibido muchas
iniciaciones en sus manos, su corazón y su conciencia. La energía de la sanación
impregna todas sus células. No deben buscarla en el vecino ni en cualquier
pócima mágica, pues vive en su interior.
Algunas
técnicas la amplifican, y las iniciaciones recibidas aumentan la expansión y la
transmisión de ese fluido. Los miembros de esta familia no solo lo contienen
sino que también lo canalizan y lo esparcen. Este fluido es operativo aunque no
hagan nada; ahora bien, este don se intensifica cuando se es consciente de él.
¡Es
urgente, pues, que las almas que forman parte de esta familia abran los ojos a
esa realidad! En ocasiones, los sanadores que se acercan a nosotros con las
manos en los bolsillos obtienen respuestas algo irónicas a sus preguntas.
¡Menudos sanadores, con las manos en los bolsillos! ¡Qué despilfarro!
Cuando
estas almas colocan descuidadamente la mano sobre un amigo o una planta, por
ejemplo, el fluido de la sanación circula y surte efecto. Ya podrían argüir
todas las razones del mundo para bloquearlo que, a pesar de todo, activarían la
sanación.
Es muy
fácil reconocer a sus componentes, porque todos se resisten a la sanación. Corre
por sus venas, pero su mayor dificultad consiste en reconocerla; creen que
deberían buscarla en el exterior y les parece que el otro es mucho mejor
sanador que ellos. Una de las pruebas que acechan a las almas encarnadas de
esta familia es el ego, el ego inflado o desinflado del sanador. O se
subestiman o se sobreestiman. El fluido de la sanación es muy potente y esto
puede constituir un riesgo.
Gracias a
este fluido, sus almas vibran y son muy poderosas, y a la personalidad le
resulta fácil aprovecharse de ello. No obstante, no son víctimas de nada ni de
nadie, pues esto forma parte de su aprendizaje en la encarnación. Estas almas
no solo sanan a los seres humanos, sino también a las plantas, los animales,
los objetos que suponéis inanimados. ¡Sanan todo lo que tocan! Son las
depositarias del fluido de la sanación.
Muchos
sanadores padecen enfermedades por el hecho de no reconocer este fluido. ¡En
casa del herrero, cuchara de palo! Es necesario que estas almas reconozcan y
asuman su realidad, porque cuanto más soslayen esta cuestión, mas enfermedades
tenderán a generar. Resistirse a este fluido provoca bloqueos que en la
encarnación se manifiestan en forma de desequilibrios físicos.
¿Por qué
es tan importante esta familia?
Se ve que
muchas de las chispas divinas que nacen de la Fuente y revisten la identidad
del alma se dirigen hacia la familia de los sanadores y que muchas almas de
esta familia han elegido encarnarse en este nuevo milenio. ¿Por qué motivo?
Fácil de adivinar, ¿verdad? ¿No será que el planeta necesita ayuda?
LA
FAMILIA DE LOS GUERREROS SANADORES
Estas
almas, como todas las demás, han nacido de la Fuente. Escogieron la familia de
los sanadores y , cuando se produjo una escisión en el seno de esta familia, su
identidad se sintió intensamente llamada a reagruparse con otras almas para
crear una familia responsable de la protección del fluido de la sanación del
universo de las almas y en el resto de los universos planetarios. Se
convirtieron así en guerreros sanadores y fortalecieron su identidad. Se
encargan, en cierta medida, del alineamiento de la sanación allí donde estén,
ya sea en el universo de las almas o en el de la Tierra, Mercurio o Arturo.
Ahí donde
se encarnan alinean el fluido de la sanación, lo protegen y lo defienden de
cualquier ataque de energía incompatible. Actúan allí donde ese fluido no puede
penetrar. Tienen un gran sentido de la responsabilidad y es preciso que vayan
con cuidado porque suelen acumular mucho peso en sus hombros y pueden caer
fácilmente en la tentación de salvar a todo el mundo.
Esta es
una de las pruebas de su encarnación.
Necesitan
buenas bases y son capaces de materializarlas. Utilizan símbolos específicos,
anillos o collares con un significado determinado, por ejemplo. Se rigen por un
código común y les disgusta llevar tatuajes. Son muy sólidas porque han recibido
una iniciación de la familia de los guerreros con la finalidad de reforzar su
condición de guerreros, de guerreros al servicio de la sanación.
Los
guerreros sanadores son los protectores del fluido de la sanación en el
universo. Están presentes y actúan ahí donde se distorsiona la utilización de
este fluido, ya sea en el mas allá o en el más acá. Estas almas velan por que
el fluido sea canalizado en su máxima pureza: la energía del amor.
LA
FAMILIA DE LOS CHAMANES
De la
familia de los guerreros surge también la de los chamanes, que está todavía en
fase de evolución; no está estabilizada del todo porque aún existe la
posibilidad de una nueva división. Estas almas han decidió entre otras cosas,
acompañar al fluido del chamanismo en el planeta Tierra.
Se dedican
continuamente a equilibrar los fluidos del planeta con los fluidos
interplanetarios. No se encarnan necesaria y exclusivamente en el pueblo
amerindio: el chamán puede ser ruso o yugoslavo o chino. En el más allá los
credos brillan por su ausencia. El chamán es la vibración propia del alma, y su
misión es ayudar a que el planeta y todos sus elementos sanen y alineen sus
vibraciones.
Estas
almas son transmisoras del fluido de la transformación. Son capaces de
transformar la envoltura física, de trasmutar los órganos internos y sus
cristalizaciones o las plantas para extraer sus propiedades, siempre al
servicio del fluido de la sanación.
Como su
familia de origen es la de los guerreros es normal que incorporen este fluido y
hagan uso de él para transformar y transmutar la energía del planeta. Las almas
de esta familia son numerosas y pueden reconocerse y conversar telepáticamente
entre sí. Necesitan enraizarse en lugares precisos para activar desde ahí, la
sanación en el planeta Tierra.
Si
supieran utilizar plenamente la identidad de su alma, prescindiendo de todo
juicio, podrían desplazarse a través del tiempo y el espacio con el cuerpo
físico. Podrían por ejemplo, materializarse en el desierto de Nevada para
reunirse con otros chamanes. Disponen de esta facultad de transformación y de
transmutación en la densidad para servir al fluido de sanación y al chamanismo.
Una de
las dificultades con las que topan durante su encarnación es la de quedar
absorbidos por la fisicalidad, abrumados por su peso. No nos referimos al físico
sino a la opacidad personal. Corren el riesgo de olvidar que arde en ellos el
fuego de la transmutación, de olvidar quienes son pasando por alto el fluido de
sanación que las caracteriza, su naturaleza guerrera y su capacidad de
transformación.
Estas
almas se valen de rituales y símbolos sin saberlo siquiera. Es urgente que sean
conscientes de las señales que pueblan su camino y que muestren más respeto por
los elementos que les rodean: el agua, la tierra, el fuego, el cielo, el aire,
las nubes, etc.
El chamán
debe trabajar con ayuda de su envoltura física. Le es muy útil en su
encarnación terrestre. Negarlo provocaría fugas de energía vital: caída del
cabello, uñas y dientes, problemas de piel. Estas almas transmiten sin cesar el
fluido de la sanación, están en transformación constante y su cuerpo les sirve
de canal, de herramienta.
LA
FAMILIA DE LOS GUERREROS
Esta
familia no es originaria de la de los sanadores. La esencia propia del guerrero
es proteger, aunque eso no quiere decir que el alma se encarne con una
armadura. Los guerreros son los protectores de la energía: la energía luminosa
o de la energía oscura. Para estas almas no existen las medias tintas. Si así
lo deciden protegerán la vibración de la luz, la vibración del alma. Quizá
notéis que, en el curso de su encarnación y de su aprendizaje terrestre,
tienden a ejercer el rol de salvadores. Ahora bien, cuando el alma del guerrero
se reconoce más allá de la tercera dimensión, actúa sin pretender salvar el
mundo entero.
Estas
almas necesitan encarnarse, en el plano terrestre o en otros. Se sienten
impulsadas a sembrar la compasión a través de la densidad del planeta escogido.
La misión de esta familia consiste en defender, trabajar, actuar para frenar la
oscuridad y proteger el universo de las almas. Esta acción es magnífica, de una
entrega y un amor total y enraizado. Muchas de las almas de esta familia,
olvidando su origen celeste, se convierten en "guardaespaldas",
llevan armas y se pierden en la segunda dimensión.
Es fácil
distinguir a los guerreros porque no son muy sociables. Acostumbran a ser más
bien huraños y a encerrarse en su coraza, pero siempre están dispuestos a
defender o a salvar. Encontrareis a muchas almas de esta familia practicando
artes marciales, porque estas artes están basadas en la energía guerrera
característica de su familia.
No
obstante, tienen un gran corazón. Por eso, para los miembros de esta familia,
la encarnación es un período delicado y una gran prueba. Aunque percibáis que a
la personalidad le ha faltado tiempo para acorazarse, rebosan amor. Deben
aprender a conservar esta energía de amor aunque sean guerreros, defensores,
protectores, guardianes del umbral.
LA
FAMILIA DE LAS HADAS ALQUIMISTAS
En el
universo de las almas existe una familia especial: la de las hadas alquimistas.
Estas almas se encarnan en el planeta Tierra para espiritualizar la materia.
Algunas de ellas están muy cerca de los Ángeles porque, aunque pertenezcan al
núcleo de su familia, no son muy densas. Al contrario, son bastante ligeras y
se pasan la vida revoloteando como las mariposas. Les cuesta mucho integrar su
envoltura física y suelen resistirse a la encarnación.
En el
ámbito de la fisicalidad gozan del don de desmaterializar todo lo que tocan.
Podrían atravesar las paredes con la envoltura física lo cual explica sus
problemas con las llaves o los picaportes de las puertas, ya que olvidan que no
las necesitan. Espiritualizan todo lo que tocan y elevan automáticamente su
vibración. Ante una densidad, actúan mediante la difusión de ondas que emanan
de su cuerpo, y esto nada más encarnarse, desde la más temprana infancia.
Estas
almas dan la impresión de estar en la luna, como ausentes, igual que la imagen
que tenemos de las hadas. Han elegido encarnarse no porque les guste la densidad,
en absoluto. Han venido porque su presencia contribuye a transmutar la materia.
Podríamos decir que son auténticos transformadores vivientes. Su capacidad de
volatilizar cantidad de cosas sin siquiera darse cuenta de ello hace que tengan
la sensación de perderlo todo. Estamos bromeando, pero este ejemplo, aunque
exagerado, se aproxima bastante a su realidad.
Les
parece estar arraigadas cuando, de hecho, están volando y les cuesta delimitar
lo que va arriba y lo que va abajo. Su principal dificultad, al encarnarse,
reside precisamente en eso, en encarnarse. Si consiguen conocerse mejor y saber
quiénes son, pueden aplicar su poder y utilizarlo en la sanación, en la
comunicación, en todos los oficios y profesiones del mundo. Pueden transmutar
todo lo que está a su alrededor, lo cual significa enfocarse en un estado
vibratorio y activarlo de tal manera que pierda su identidad para fundirse con
el principio divino. El amor es la clave definida de la transmutación.
¿Por qué
motivo están presenten aquí estas almas en este cambio de milenio? Porque son
las encargadas de transmitirnos la siguiente enseñanza telepática verbal y
oralmente: "¡Despertad, queridas almas, pues podéis espiritualizar la
materia!"
Esta es
la razón de su existencia y esta es su identidad real.
LA
FAMILIA DE LA COMUNICACIÓN
Estos
mensajeros se dedican a comunicar y a transmitir el amor de muy diversas
formas: mediante el arte, la canción, la literatura, el teatro...Hay muchos en
este momento en el globo terráqueo. Los hallareis en cualquier ámbito o
profesión, como escritores, poetas, periodistas, músicos, etc.
Estas
almas se distinguen entre otras cosas, por el hecho de no estar atadas a la
fisicalidad. Esto no significa que algunas de ellas no se sientan atraídas por
los bienes materiales; ahora bien, la mayoría tienen un solo objetivo:
comunicar, hacer que el mensaje sea accesible como sea: a través del canto, el
baile, la escritura, el arte. Todo sirve para comunicar.
Esas
almas no destacan por su enraizamiento, por ello pueden introducirse con
facilidad en el mundo de las drogas. Su ligereza no las ayuda precisamente a
encarnarse. Para ellas, la fisicalidad no tiene ninguna importancia, comparada
con el arte de la comunicación y la expresión artística. Por eso, en el seno de
esta familia, hay muchos artistas que, en el periplo de la encarnación y la
personalidad, olvidan que, por encima de todo, son comunicadores y no
necesariamente de la forma que impone la sociedad.
LA
FAMILIA DE LOS ENSEÑANTES
Estas
almas enseñan todo lo que puede enseñarse, toda suerte de conocimientos y
experiencias. Enseñan el amor, la luz, la perdida de las ilusiones, la escucha,
lo importante que es vivir el ahora... Esta familia consta de dos núcleos, dos
filtros, un equilibrio y dos franjas periféricas; sin embargo, es estable. A la
larga es posible que se escinda y se creen dos familias igualmente estables.
Algunas almas decidirán experimentar esta división para ejercer una acción más
precisa y directa.
Las almas
de esta familia poseen y transmiten el fluido del conocimiento, fluido que las
identifica plenamente. En su condición de almas encarnadas, van en pos de la
verdad, del conocimiento y su anhelo de transmisión es grande. Son los
guardianes del conocimiento difundido en los distintos planetas. También se los
podría denominar "los guardianes del umbral". Esta familia administra
el cúmulo de conocimientos de todo el Universo. Su psique disfruta de la virtud
de ir a consultar los archivos akasicos, auténticos depósitos de la diversidad
de conocimientos existentes. En el planeta Tierra, se presentan como estudiosos
de la numerología, la kábala o lenguas clásicas como el sanscrito, todo ello
con el fin de transmitir toda la sabiduría que almacenan.
Si la
transmisión del conocimiento sigue un camino tortuoso y se distorsiona, puede
que esta familia sienta la necesidad de escindirse y crear otra familia cuya
intención sería la de actuar como guerreros del fluido del conocimiento, en
claro paralelo con los guerreros del fluido de la sanación.
Estas
almas son fáciles de reconocer. Enseñar las colma de una gran alegría porque
esta es su vocación sea cual sea la forma que adopte. La etiqueta de enseñantes
no les hace ninguna falta: lo son por naturaleza, pues canalizan constantemente
el fluido del conocimiento. Cuando vislumbran la identidad de su alma pueden
recibir gran cantidad de informaciones desconocidas en el planeta Tierra y
divulgarlas. No deberían dudar en canalizar el conocimiento y retransmitirlo.
Para ello, basta con que canalicen el fluido que impregna su alma.
En la
fisicalidad, estas almas sienten a veces el impulso de crear centros en
determinadas zonas geográficas para impartir sus enseñanzas. Si ese es el caso,
no lo juzguéis y materializadlo.
LA
FAMILIA DE LOS BARQUEROS
Esta
familia proviene de un desprendimiento, de una escisión de la familia de los
sanadores, aunque no se asocie con ella. Se mantiene muy estable, y esta
estabilidad es esencial para la acción. Los barqueros tienen una misión
especifica: en el más allá ayudan a las almas en tránsito por los diversos
umbrales vibratorios que deben atravesar. Están muy cerca de los umbrales
angélicos y arcangélicos, de los umbrales de los maestros ascendidos y también
de la chispa divina.
Aquí
abajo, asisten en los múltiples cambios que se dan en nuestro planeta: el paso
de la infancia a la adolescencia o de un empleo a otro, el cambio de milenio,
el tránsito de la muerte... Facilitan la experiencia del cambio, que es una
época de evolución especial.
Las almas
que la componen han pasado por un solo umbral vibratorio. Por eso su identidad
no está tan consolidada como la de otras almas, puesto que deben salvaguardar
constantemente la transparencia necesaria para asumir su función en el más
allá, es decir, ayudar a que las almas pasen de chispa divina a alma y afinen
su identidad.
Los
barqueros también ayudan a la familia de los chamanes colaborando en el
equilibrio de las transformaciones, de los cambios en el universo de almas y
están muy ocupados. Entablan a menudo comunicación con el más allá y la noche
es el momento más propicio para ello. Durante la encarnación podrían exclamar
al levantarse: "¡He trabajado duro esta noche!" y seria verdad,
porque no paran nunca. De ahí la importancia de cuidar de su envoltura física,
porque trabajan día y noche.
Sienten
con frecuencia la nostalgia del más allá y algunas, abrumadas por ese sentimiento,
se extravían recurriendo a las drogas y sustancias alucinógenas para
contrarrestar esta nostalgia, pues no saben qué hacer con ella. Otras anhelan
morir e incluso volver al estado de pura chispa divina, porque la identidad
vibratoria de su alma no les interesa demasiado. Bordean el mundo de la no
identidad, de la vacuidad divina, y eso puede mover a confusión, sobre todo
para el alma encarnada.
Como son
muy fluidas, algunas intentan que su envoltura física se vuelva pesada, para
evitar esa sensación de flotar. Necesitan enraizarse bien para actualizar al
barquero que llevan dentro. Otras, con un cuerpo físico extremadamente delgado,
por no decir casi transparente, deberán persistir en el enraizamiento a pesar
de su débil constitución.
Por su
identidad vibratoria, estas almas gozan de una gran cualidad: querer ayudar a
las almas en todo momento y lugar. En cuanto alguien las necesite, que solicite
su ayuda y acudirán sin falta. Las caracteriza una gran disponibilidad, de día
y de noche; se entiende, pues, porque algunas de ella se extravían en el papel
de salvadores. Los barqueros atraen a las almas errantes, que no tienen
identidad o que la han perdido. Esas almas se dirigen a ellos porque los
reconocen del más allá, pues fueron ellos quienes las ayudaron a afinar su
identidad vibratoria.
Son
barqueros de amor, y el amor es lo único que cuenta y los alimenta.
LA
FAMILIA DE LOS INICIADORES DE CONCIENCIA
La acción
de estas almas es fugaz. Llegan para un período de breve duración con el fin de
despertar la conciencia en el planeta donde se encarnan. No desencadenan ningún
movimiento que no sirva para concienciarse de algo. Aparecen simplemente para
despertar la conciencia y a menudo lo hacen con una muerte espectacular, para
volver y marcharse otra vez.
Están
presentes en las catástrofes colectivas, en lugares donde se producen
terremotos, accidentes, huracanes. Inician movimientos de conciencia mediante
su vida y su muerte al partir del planeta. Forman parte de aquellos episodios
trágicos en los que una gran cantidad de seres son asesinados o torturados y
abandonan la Tierra de manera busca y violenta. Estas almas escogen
manifestarse así para despertar la conciencia de los humanos.
Una mente
estrecha considerara que esto es una autentica locura, ¿verdad? Sin embargo, te
exhortamos a acrecentar tu conciencia. Estas almas vienen para ponerse al
servicio de la evolución del planeta.
LA
FAMILIA DE LOS PILARES
Cabe
mencionar a una familia cuyas almas son llamadas pilares. Son pocas las que
están encarnadas actualmente en nuestro planeta y permanecen en comunicación
constante con otros planetas. Su densidad es considerable. Cuando un pilar se
sienta al lado, se advierte su presencia de inmediato. Vienen para enraizar los
planos celestes en la profundidad de la Tierra y recrear las conexiones entre
los lugares sagrados del planeta. Y, aunque la personalidad no lo sepa, el alma
actúa.
Actúa
donde la materia o el planeta lo requieran. Están muy atareados y no dejaran de
estarlo, porque velan por el equilibrio y la unión, estabilizando las energías
y creando nuevos circuitos energéticos, sobre todo en aquellos planetas sujetos
a cambios decisivos, como el vuestro en este momento. Vayan donde vayan, enraízan
la energía del más allá en el más acá. Son los encargados de arraigar las
vibraciones de la Fuente.
Estas
almas se encarnan en lugares estratégicos del planeta con la función de ser
pilares. En su domicilio crean, canalizan y organizan los meridianos
interplanetarios. En ocasiones, les cuesta desplazarse porque deben realizar
una acción concreta allí donde han decidido encarnarse. Ahora bien, son capaces
de trasladarse a aquellos lugares que requieran su presencia y esto puede
desconcertar al ego, que quizá no entienda porqué, de repente, el alma presiona
para ir a Yucatán o al Tíbet.
Una de
las dificultades de su encarnación tiene que ver con la envoltura física. Como
su acción es muy exigente para con su cuerpo, deben cuidarse mucho en términos
de equilibrio alimentario: aporte de minerales, proteínas, vitaminas y aminoácidos.
¡Es realmente importante!
Esta
familia posee quince núcleos, lo cual implica una gran fuerza de mutación y de
transmutación. Se parece a un navío en una fase determinada se producirá una
escisión, no ahora sino cuando llegue el momento. Los pilares se pasean por las
familias de almas y vigilan los movimientos de la energía se comunican
continuamente con el universo de las chispas divinas. "Patrullan" por
la periferia del universo de todas las familias de almas. Por eso dispone de
tantos núcleos, para moverse a lo largo y ancho del Universo.
Cuando
estas almas eligen la encarnación, precisan de la densidad física. Con
frecuencia sus cuerpos son robustos, ya que necesitan una fuerza muscular y
ósea excepcional, distinta de otras envolturas físicas. Dependen de la
fisicalidad y saben cómo utilizar la materia, como manejarla y transmutarla. En
cierta medida se parecen a los chamanes y también a los sanadores, pero no lo
son.
Su
voluntad se aplica a sanar los planetas, los universos interplanetarios e interestelares.
Establecen redes gracias a las cuales pueden circular los rayos y los fluidos,
como el de la sanación o el del conocimiento, y llegar así hasta los planetas y
las estrellas. Los pilares conocen al dedillo el universo de las familias de
almas porque son capaces de recibir sus fluidos y de ayudarlos a descender
vibratoriamente, lo cual facilita su manifestación en la densidad de los
planetas.
Son los
guardianes de este Universo.
LA
FAMILIA DE LOS MECÁNICOS
Son almas
que vienen a reparar el planeta. Son reparadores, o más bien agentes de
sanación expertos en la mecánica y reparación de determinados circuitos del
tejido planetario. Les acompaña a menudo pilares o chamanes en el seno de su
familia terrenal; pueden que, por ejemplo, los padres sean mecánicos, que unos
hijos sean chamanes y otros pilares y que actúen al unísono.
Estas
almas se hacen cargo del medio ambiente, de los elementos contenidos en el
subsuelo, el aire o la atmosfera, de ahí el nombre de "mecánicos"
Aunque pueden adoptar una identidad terrenal muy poco relacionada con eso, es
fácil encontrarlos "a ras del suelo". Sienten una gran necesidad de
ocuparse de la Tierra, por ejemplo plantar árboles donde no hay. En el más
allá, los mecánicos reparan el campo energético que lo abarca todo, una especie
de velo magnético que forma parte de los universos conscientes. Las almas de
los así llamados mecánicos reparan, si se rompe, este tejido energético
compuesto de diferentes fluidos.
Esta
familia solo consta de un núcleo y es muy estable. Suele trabajar en equipo con
la de los chamanes. No tienen porque asociarse obligatoriamente, pero de todos
modos su acción será complementaria. Hay muchas almas de esta familia
encarnadas ahora en la Tierra. Hallareis a miembros de esta familia en grupos
sensibilizados por la protección del entorno medioambiental, de los acuíferos,
de los bosques. Algunas se dedican a la sanación otras a la comunicación, otras
a escribir, pero todas sienten la necesidad de implicarse para contribuir a la
regeneración del planeta.
Para
estas almas es clave la fisicalidad, no en el sentido de acaparar bienes
materiales sino de poder vivir en el hábitat del planeta. Están enamorados de
la Tierra. Día y noche reciben informaciones sobre el planeta en el que habitan
y sobre otros planetas habitados por sus hermanos y hermanas.
© Ahava Iesu